Alimentos buenos y malos: por qu¨¦ categorizar moralmente la comida no es una buena idea
Listamos alimentos a los que nos supeditamos de manera estoica para modificar nuestro cuerpo, y nos sentimos d¨¦biles o culpables si consumimos los ¡®malos¡¯, pero en una alimentaci¨®n sana y flexible tiene cabida todo
Si algo abunda en estas fechas son los listados de alimentos para perder cinco kilos, para mejorar el colesterol, para perder barriga, para borrar los excesos de la navidad o, directamente, morirse de hambre y llamarlo ¡°d¨¦tox¡±. Listamos alimentos que s¨ª comer, a los que nos supeditamos de manera estoica para modificar nuestro cuerpo o mejorar nuestra salud. A estas alturas creo que no hace falta que diga que no funcionan, son listados pretenciosos y con poca evidencia cient¨ªfica, pero a¨²n nos cuesta ser conscientes de que la salud no solo es la alimentaci¨®n. De hecho, la OMS define salud como ¡°el estado completo de bienestar f¨ªsico y social de una persona¡±, y no solo la ausencia de enfermedad.
La nutrici¨®n es una ciencia relativamente nueva y la formaci¨®n que se nos ha dado a la mayor parte de dietistas y dietistas-nutricionistas est¨¢ basada en la p¨¦rdida de peso, en restricciones y un modelo pesocentrista. Salimos del m¨®dulo o de la carrera con poca nutrici¨®n cl¨ªnica, que est¨¢ casi exclusivamente destinada a la p¨¦rdida de peso, sin patolog¨ªa asociada o muy b¨¢sica, y pocos recursos para adaptarnos a las necesidades de los pacientes. Yo misma he cambiado mucho desde que me diplom¨¦, no tiene nada que ver c¨®mo empec¨¦ trabajando a como trabajo ahora. En mi caso, me di cuenta de lo que ofrec¨ªa era arcaico y obsoleto, que ¨²nicamente se centraba en perder peso. El paciente ten¨ªa un papel pasivo basado en la obediencia a mis instrucciones, sin ser ¨¦l realmente el protagonista de su salud.
Con esta manera de trabajar solo se crea una relaci¨®n de desigualdad entre paciente y nutricionista, en la que yo, en mi papel de sanitaria, s¨¦ m¨¢s de su hambre, sus gustos o sus h¨¢bitos que ¨¦l mismo. Y, por otra parte, el paciente pone en m¨ª toda la responsabilidad y confianza, y a veces incluso acude a consulta con miedo o con la idea de que les eche la bronca para as¨ª ponerse las pilas. Haces las veces de muro de contenci¨®n, en vez de faro de gu¨ªa.
Categorizar moralmente a los alimentos es una pr¨¢ctica habitual que nos da unas directrices sobre lo que es recomendable comer y lo que no. Es una manera de posicionarnos en los extremos, de ir del blanco al negro, sin ni siquiera pasar de puntillas por los grises. Tradicionalmente, y por desgracia sigue de actualidad, ha sido una forma de informar por parte del personal sanitario, y no sanitario (que ahora en redes sociales el intrusismo es brutal), y de generar control sobre los pacientes o usuarios: si eliges estos alimentos lo haces bien y est¨¢s en el camino de la salud, pero si eliges estos otros vas a enfermar, no te cuidas y no tienes fuerza de voluntad.
En esta dicotom¨ªa es muy sencillo ¡°ense?ar¡± nutrici¨®n a los pacientes o divulgar. Es o ¡°s¨ª¡± o ¡°no¡±, no hay medias tintas, no hay circunstancias personales, ni diferentes etapas del desarrollo, edad, sexo, o enfermedades. Te doy una lista de alimentos permitidos, otra de consumo libre y sobre eso te alimentas, y si no puedes seguir es porque no te esfuerzas demasiado o porque no te responsabilizas de ti mismo.
Esta forma de ¡°informar¡± lleva impl¨ªcita la promesa de que si te esfuerzas suficiente puedes conseguir el cuerpo que quieras, con una alimentaci¨®n saludable y deporte puedes ser Beyonc¨¦. Y mira, no, esas promesas de cuerpo ideal solo llevan al fracaso, a la frustraci¨®n.
Y a todo esto, ?hay alimentos buenos y alimentos malos? Creo que todos sabemos que hay alimentos m¨¢s nutritivos que otros, que son m¨¢s ricos en nutrientes, y por ello se recomienda un consumo habitual, mientras que hay otros de menor calidad nutricional y, por tanto, su consumo es espor¨¢dico. Adem¨¢s, si calificamos as¨ª a los alimentos, cuando consumimos uno de los ¡°malos¡± nos vamos a sentir d¨¦biles o culpables, cuando en una alimentaci¨®n sana y flexible tiene cabida todo, dependiendo de cantidades, frecuencias y del resto de la alimentaci¨®n.
Ning¨²n alimento, por muy sano que sea, va a mejorar sustancialmente nuestra salud, ya que la salud es un conjunto de factores que no solo tienen que ver con a la alimentaci¨®n. Por la misma raz¨®n, un alimento no tan nutritivo no va a hacer que nuestra salud empeore. Todo es mucho m¨¢s complejo, requiere de flexibilidad y equilibrio.
Es muy curioso que haya alimentos que se considera que es mejor no consumir nunca, pero los alimentos saludables tambi¨¦n est¨¢n llenos de mitos y reglas alimentarias. Por ejemplo: el pl¨¢tano engorda mucho, mejor solo tomar medio; los huevos producen colesterol; la pasta, el arroz y los hidratos de carbono en general no se deben tomar en la noche; la fruta despu¨¦s de las seis de la tarde no es recomendable; no se debe beber agua en las comidas, solo antes o despu¨¦s de las mismas; las aceitunas engordan mucho, la leche es imprescindible para los huesos y a la vez no es recomendable despu¨¦s de la lactancia, ya que somos los ¨²nicos omn¨ªvoros que la toman despu¨¦s de este periodo¡ y as¨ª podr¨ªa seguir con miles de ejemplos, todos mitos, que se repiten y al final parecen un axioma.
Por tanto, m¨¢s que poner el foco en alimentos que s¨ª y en alimentos que no, deber¨ªamos valorar nuestra alimentaci¨®n en conjunto, adem¨¢s de la calidad del sue?o, la actividad f¨ªsica y el nivel de estr¨¦s, y dejar de vivir en blanco y negro, que la vida y la nutrici¨®n son en tecnicolor.
NUTRIR CON CIENCIA es una secci¨®n sobre alimentaci¨®n basada en evidencias cient¨ªficas y en el conocimiento contrastado por especialistas. Comer es mucho m¨¢s que un placer y una necesidad: la dieta y los h¨¢bitos alimenticios son ahora mismo el factor de salud p¨²blica que m¨¢s puede ayudarnos a prevenir numerosas enfermedades, desde muchos tipos de c¨¢ncer hasta la diabetes. Un equipo de dietistas-nutricionistas nos ayudar¨¢ a conocer mejor la importancia de la alimentaci¨®n y a derribar, gracias a la ciencia, los mitos que nos llevan a comer mal.
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