¡°El presupuesto es el mejor instrumento de los pa¨ªses para conseguir la igualdad¡±
El exdirector del Grupo de Indicadores Globales del Banco Mundial habla sobre c¨®mo la desigualdad de g¨¦nero empeora la econom¨ªa, contribuye a la inestabilidad pol¨ªtica y ralentiza la lucha contra la pobreza
Augusto L¨®pez-Claros (La Paz, Bolivia, 1955), ahora asesor en la Escuela de Servicios Exteriores de la Universidad de Georgetown, ha ocupado a lo largo de su extensa trayectoria cargos que le han permitido escrudi?ar decenas de econom¨ªas y Gobiernos. Ha sido director del Grupo de Indicadores Globales del Banco Mundial, economista jefe y director del programa de competitividad global en el Foro Econ¨®mico Mundial en Ginebra y tambi¨¦n representante del Fondo Monetario Internacional en Mosc¨². De su experiencia concluye que la desigualdad de g¨¦nero empeora la econom¨ªa, contribuye a la inestabilidad pol¨ªtica y ralentiza la lucha contra la pobreza. La posibilidad de cambio, sostiene, est¨¢ en la voluntad pol¨ªtica de los Gobiernos. L¨®pez-Claros ha estado recientemente en Madrid para presentar Igualdad para las Mujeres = Prosperidad para Todos (St. Martin¡¯s Press, 2018), en un encuentro organizado por la comunidad bah¨¢'¨ª de Madrid. "Lo escrib¨ª junto a la novelista iran¨ª Bahiyyih Nakhjavani", dice.
Pregunta. En el libro se establece un nexo entre igualdad y pobreza y lo relaciona con el ¨¢mbito legislativo, ?c¨®mo convergen?
Respuesta. Una de las inspiraciones para este libro fue el Portal de datos de g¨¦nero que el Banco Mundial ha hecho en los ¨²ltimos diez a?os. Es un listado de todas las restricciones y discriminaciones contra la mujer contenidas de forma espec¨ªfica en las legislaciones de 189 pa¨ªses, que engloba alrededor del 99% de la econom¨ªa global, y demuestra de forma clara que las desigualdades tienen efectos adversos en la econom¨ªa. Son muchas m¨¢s de las que jam¨¢s imaginamos y est¨¢n en multitud de instrumentos legales, como las Constituciones, las leyes laborales o los C¨®digos Civiles.
P. ?Tambi¨¦n en Espa?a?
R. Espa?a es uno de los 18 pa¨ªses en los que no identificamos una discriminaci¨®n en la ley, es parte de un grupo privilegiado que mayoritariamente est¨¢ en la Uni¨®n Europea, con los ¨ªndices de desigualdad econ¨®mica m¨¢s bajos del mundo.
P. En el resto, ?puede decirse que esta inequidad est¨¢ regulada por ley?
R. S¨ª, por eso es tan importante mencionarlo de forma expl¨ªcita e intentar contribuir a empoderar a la sociedad civil para que haya presi¨®n sobre los pol¨ªticos y eso vaya elimin¨¢ndose, o al menos, si no, que se genere debate.
P. ?Cu¨¢les son estas restricciones y qu¨¦ consecuencias tienen?
R. Hay todav¨ªa pa¨ªses en los que las mujeres son catalogadas como ciudadanas de segunda, necesitan permisos para abrir cuentas bancarias o negocios, viajar o simplemente salir a la calle, se quedan cuidando a la familia¡ Esto lleva a tasas m¨¢s bajas de escolarizaci¨®n, lo que deprime la calidad futura del capital humano, se reduce la tasa de participaci¨®n de la mujer en el mercado laboral y desincentiva el emprendimiento. Todo eso suma y acrecienta la desigualdad econ¨®mica. En Naciones Unidas, por ejemplo, solo hay nueve jefas de Gobierno [de 193 pa¨ªses]. Los directores de bancos y organizaciones mundiales son hombres. Cuando hay que tomar decisiones, la voz de las mujeres no est¨¢, por lo general.
P. ?Y en el ¨¢mbito privado?
R. Toda la evidencia va tambi¨¦n en ese sentido. Cuando la mujer se educa, trabaja y contribuye al ingreso de la familia, hay una nueva distribuci¨®n de poder dentro de la famiia y un cambio en el reparto del gasto: hay m¨¢s en educaci¨®n y salud, m¨¢s ahorro y un mayor fortalecimiento del capital humano. Si hay m¨¢s eficiencia en los hogares, la hay tambi¨¦n en el entorno, en la sociedad.
P. Por c¨®mo lo ha explicado, la educaci¨®n es el punto inicial en este desequilibrio.
R. Hay 800 millones de personas viviendo con menos de 1,7 euros al d¨ªa y 760 millones sin alfabetizar, de las que alrededor de dos tercios son mujeres. Ellas se enfrentan a mayores dificultades para salir de ah¨ª y la educaci¨®n es la herramienta b¨¢sica para desarrollarse en esta globalizaci¨®n. Una buena educaci¨®n conlleva tambi¨¦n un descenso en las tasas de fertilidad, porque se tiene m¨¢s conocimiento sobre salud reproductiva y planificaci¨®n familiar. Esto reduce la mortalidad infantil en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, abre el camino a las futuras generaciones y crecen las oportunidades laborales para las mujeres. Eso repercute de forma positiva en la econom¨ªa de los pa¨ªses y en la renta per c¨¢pita.
P. Para esto hacen falta pol¨ªticas p¨²blicas.
R. Los pa¨ªses tienen que repensar mucho c¨®mo gastan sus recursos y cu¨¢les son sus prioridades. Seg¨²n datos del FMI, se gastan 5,2 billones de d¨®lares anuales en subsidios a la energ¨ªa [4.642 millones de euros]. Esto no solo contribuye a acelerar el cambio clim¨¢tico, empeora la desigualdad: resta recursos para pol¨ªticas sociales y el 60% de los beneficios de estas subvenciones van a parar al 20% m¨¢s rico de la poblaci¨®n.
P. Tambi¨¦n apunta en el libro al gasto p¨²blico en defensa.
R. Al dispendio anterior podemos a?adir el gasto en defensa de los 193 pa¨ªses miembros de la ONU, s¨ª. Presupuestos militares sobredimensionados que el FMI, diplom¨¢ticamente, llama gastos no productivos. Una p¨¦rdida total de recursos.
P. Una previsi¨®n de conflicto que, dice, sucede con m¨¢s frecuencia en aquellos pa¨ªses con m¨¢s desequilibrio.
R. Las democracias con m¨¢s desigualdad econ¨®mica son mas inestables, hay m¨¢s probabilidad de que se rompa esa democracia, por ejemplo con golpes militares. Ha quedado ampliamente demostrado que la discriminaci¨®n contra la mujer tambi¨¦n tiene implicaciones para la seguridad, su ausencia ha hecho que paguemos un alto precio en t¨¦rminos de guerras y conflictos.
P. ?El presupuesto es entonces una herramienta pol¨ªtica clave?
R. Es el mejor instrumento de los pa¨ªses para redistribuir la riqueza y conseguir la igualdad y ah¨ª tambi¨¦n faltan mujeres, en la toma de decisiones sobre el gasto p¨²blico. La gesti¨®n de la desigualdad est¨¢ generando muchos ciudadanos descontentos, sienten que sus gobiernos los est¨¢n dejando atr¨¢s. As¨ª surge el populismo y la extrema derecha. Si seguimos ignorando a toda esa poblaci¨®n que cree que sus representantes no defienden sus intereses, el problema de la ultraderecha empeorar¨¢. Si tuvi¨¦semos un sistema equitativo, con pol¨ªticas p¨²blicas e igualitarias que empoderaran a la mujer, tal vez no habr¨ªa resentimiento en todos esos segmentos de la poblaci¨®n que se ven desprotegidos por el sistema y no ser¨ªan tan vulnerables a la demagogia.
La misma tarde de aquella entrevista, L¨®pez-Claros env¨ªa un email con una frase: "Mientras se impida a las mujeres alcanzar sus mas elevadas posibilidades, los hombres ser¨¢n incapaces de lograr la grandeza que podr¨ªa ser suya". Apunta que fue pronunciada en Par¨ªs, en 1912, por Abdu'l Baha, el hijo mayor del fundador del baha¨ªsmo. "Esta frase fue la otra parte de la inspiraci¨®n para el libro", dice. "Me gustar¨ªa que quedara claro que la igualdad no es solo positiva para las mujeres, para la econom¨ªa de los pa¨ªses o para las finanzas mundiales. Lo es tambi¨¦n para los hombres, porque la discriminaci¨®n afecta a aquellas que la sufren, pero tambi¨¦n a los que la ejercen".?
Por qu¨¦ las cuotas s¨ª funcionan
El debate sobre las cuotas de g¨¦nero sigue despertando intermitentemente tanto en el ¨¢mbito p¨²blico como en el privado, sin embargo, el economista Augusto L¨®pez-Claros alega que la discusi¨®n deber¨ªa estar m¨¢s que cerrada. "Y no solo porque produce modelos de referencia para las generaciones m¨¢s j¨®venes, sino por la evidencia emp¨ªrica sobre un mejor rendimiento econ¨®mico". Explica que aquellos pa¨ªses que han empoderado a la mujer a trav¨¦s de cuotas tanto en la pol¨ªtica como en la econom¨ªa, en lugar de esperar 200 a?os a que esto suceda de forma natural, tienen las tasas de igualdad m¨¢s altas. Se refiere a los pa¨ªses escandinavos y, de forma espec¨ªfica, a la historia de Noruega, que lider¨® la introducci¨®n de cuotas en las direcciones de las empresas. Fue en 2003, cuando se aprob¨® una ley de cuotas que impon¨ªa (e impone) sanciones a las compa?¨ªas que no alcanzaran un porcentaje del 40% en los ¨®rganos de decisi¨®n.
Cuenta que al principio, m¨¢s all¨¢ del revuelo y la cr¨ªtica, no exist¨ªa una gran bolsa de profesionales femeninas en los ¨¢mbitos en los que quiso imponerse esta medida. "Pero no por eso dejaron de lado la idea, esto provoc¨® que surgiera un instituto de capacitaci¨®n que se dedicara a educar a esas profesionales. En un corto periodo de tiempo pudo llevarse a cabo". Una vez que se analizaron resultados, se percibi¨® m¨¢s rentabilidad y menos corrupci¨®n, fraude y conflictos. "Esto ocurre en cualquier sitio que ha incorporado las cuotas". Y hace referencia a un estudio publicado en 2015 en Reino Unido: "Demostr¨® que las empresas que ten¨ªan m¨¢s mujeres en altos cargos, tend¨ªan a tener menos esc¨¢ndalos por corrupci¨®n y fraude".
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