Tres ¡®alba?ilas¡¯ para levantar un pueblo ladrillo a ladrillo
Paredes de Nava, que ha perdido 3.000 habitantes desde 1950, apuesta por rehabilitar el patrimonio para fijar la poblaci¨®n
Desde la calle se ve a una mujer en cada ventana. Ropa y botas de faena. Mascarillas. Brochas. Son alba?ilas. Se abren paso en un sector donde m¨¢s del 90% de los trabajadores son hombres. En una tierra que en 1950 superaba los 5.000 vecinos y ahora tiene 1.930. Viven en Paredes de Nava (Palencia). Desde abril est¨¢n haciendo pr¨¢cticas, contratadas por el Ayuntamiento, rehabilitando edificios que forman parte del patrimonio del municipio. Antes estaban en paro. Ahora sue?an con estabilizarse en un empleo que les permita llevar el pan a casa y seguir en el pueblo.
La visita es en verano. El olor al tratamiento contra la carcoma impregna el ambiente. En la residencia San Marcos, donde viven 49 ancianos, es f¨¢cil seguir el rastro de estas tres mujeres. La mitad de las vigas del techo de la entrada est¨¢n ya restauradas. A¨²n les queda tarea. Trabajan la madera en cuatro fases. Lo aprendieron en un curso de alba?iler¨ªa y carpinter¨ªa del Ayuntamiento, financiado por la Junta de Castilla y Le¨®n. Adem¨¢s de las tareas b¨¢sicas, tambi¨¦n estudian t¨¦cnicas de construcci¨®n tradicional y restauraci¨®n, cruciales para este pueblo que est¨¢ hecho de madera y tierra, de arcilla y adobe. En cuatro a?os del programa, 32 participantes, 10 de ellos mujeres.
¡°Solo he visto que una de ellas consiguiera un contrato al finalizar el curso. Y en una empresa de su familia. Ellos lo tienen mucho m¨¢s f¨¢cil¡±, cuenta Pilar D¨ªez, la arquitecta que supervisa el programa, que han llamado taller de mantenimiento. Se puso en marcha este a?o y ha durado seis meses que terminaron ayer lunes. Han contado con 80.800 euros del presupuesto municipal para los materiales m¨¢s los sueldos. Inmaculada Osorno, de 37 a?os; Pilar Ad¨¢n, de 48, y Emiliya Ojnianova, tambi¨¦n de 48, son la mitad de una cuadrilla paritaria. La forman tres hombres y tres mujeres que destacaron en los cursos y estaban en paro.
¡°Ahora, al finalizar las pr¨¢cticas, el Ayuntamiento evaluar¨¢ el proyecto. Pero yo apuesto por renovarlo con un equipo solo de mujeres rehabilitando el patrimonio del pueblo, que es mucho¡±, sostiene D¨ªez. El alcalde, Luis Calder¨®n (PP), se compromete, de momento, a la paridad. ¡°Ellas despuntan en su trabajo¡±, insiste la arquitecta, que conf¨ªa en que el programa se retome la pr¨®xima primavera. ¡°Y ayudan a fijar poblaci¨®n. Todos sabemos que sin mujeres es imposible¡±, afirma la concejal de Familia, Servicios Sociales y Mujer, Yolanda D¨ªaz.
En Paredes de Nava viven 1930 personas, seg¨²n datos del INE de 2018. Son siete m¨¢s que el a?o anterior. ¡°Crecimos porque tenemos servicios. Aunque es posible que este a?o s¨ª perdamos alg¨²n habitante¡±, adelanta el alcalde, en su segundo mandato. ¡°Estamos cerca de Palencia. Tenemos colegio e instituto, centro de salud con servicio de urgencias 24 horas, la Junta rebaj¨® mucho el precio de las parcelas de un pol¨ªgono industrial donde se est¨¢n asentando vecinos del pueblo¡¡±. As¨ª explica las iniciativas que les han hecho mantenerse. La fundaci¨®n Edades del Hombre est¨¢ trabajando en la apertura de un museo que compartir¨¢n cuatro pueblos que, en el radio de 10 kil¨®metros, ¡°tienen la mayor concentraci¨®n de arte sacro de Espa?a¡±.
Una oportunidad
Este municipio, que vive mayoritariamente de la agricultura y la ganader¨ªa, cuna del poeta Jorge Manrique y del pintor Pedro Berruguete, busca explotar lo que les haga diferentes. Por ello la rehabilitaci¨®n del patrimonio es atractiva. ¡°Es una joya. A poco que escarbas, encuentras elementos originales que vale la pena conservar¡±, cuenta D¨ªez, presidenta del colegio de arquitectos de Palencia. ¡°Hay muchos edificios del Ayuntamiento que hace falta rehabilitar¡±, dice la concejal. ¡°El taller tiene futuro¡±, insiste D¨ªez.
A Inmaculada, Pilar y Emiliya es lo mejor que les podr¨ªa pasar. ¡°As¨ª es mucho m¨¢s f¨¢cil¡±, cuenta Pilar, la primera que hizo el curso de formaci¨®n, en 2014. Desde entonces no ha encontrado empleo. ¡°Hay sobre todo empresas peque?as, que ya lo tienen dif¨ªcil para contratar. Encima, de gente mayor. Y hombres, claro. Con m¨¢s prejuicios¡±, lamenta Inmaculada. Las tres saben que no lo tienen f¨¢cil. Por ello miran a la concejal cuando se habla de extender el programa. ¡°Que nos contraten otros seis meses¡±, sugiere Inmaculada. ¡°Yo soy de aqu¨ª, pero crec¨ª en Palencia. Luego volv¨ª, al casarme. Al principio me cost¨®. Pero ya no podr¨ªa vivir en una ciudad¡±, a?ade. Quiere seguir en Paredes de Nava. Y trabajar, claro.
Como Emiliya, que naci¨® en Bulgaria pero se siente del pueblo, donde vive con su marido, cuatro hijos y tres nietos. Tener trabajo es importante en esta casa de nueve. A mediod¨ªa, cuando el sol aprieta tanto que aplasta, una vecina dice que eso es justo lo que falta: trabajo. ¡°Aqu¨ª no hay nada, los j¨®venes tienen que irse¡±, se queja, desesperanzada, esta octogenaria. Ella, que vivi¨® los buenos tiempos, dice que el goteo no cesa.
Las tres alba?ilas apuestan por el pueblo. A Pilar le gusta trabajar en altura. Emiliya prefiere enfoscar paredes, lo aprendi¨® a base de ensayo y error en el curso, en ¡°el muro de las lamentaciones¡±, como lo bautiz¨® el profesor. Inmaculada prefiere labores de detalle, como pavimentar con cantos. Quieren seguir dando el callo, aunque no las tengan todas consigo. No saben qu¨¦ pasar¨¢ ahora, que ha finalizado el taller. La arquitecta es optimista: ¡°Lo veo claro. Aqu¨ª hay mucho por hacer y ellas est¨¢n capacitadas. Restaurar el patrimonio es una oportunidad¡±.
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