C¨®mo el virus va a mutar nuestras ciudades
Tendr¨¢n menos tr¨¢fico, m¨¢s peatones y bicis, turismo m¨¢s controlado, pero un problema: miedo al transporte p¨²blico
La cuarentena ha hecho emerger una ciudad nueva y m¨¢s agradable: sin contaminaci¨®n, sin ruido, donde se redescubre el barrio y el vecino, se valoran las tiendas cercanas, podemos teletrabajar. Pero muchas personas han sufrido viviendas estrechas y, con el desconfinamiento, la gente no cabe en las aceras, echa de menos m¨¢s parques y tiene miedo del transporte p¨²blico. Hace falta una ciudad m¨¢s humana y m¨¢s cercana. Muchas cosas ya est¨¢n cambiando ¡ªBarcelona y Madrid est¨¢n cortando calles y ganando carriles a los coches¡ª y otras deber¨¢n cambiar a largo plazo. ¡°La ciudad se ha ido adaptando a todo siempre. Resurgen de terremotos, incendios. No hay que verlo de forma pesimista, es una oportunidad de cambio, y el mayor va a ser en el espacio p¨²blico¡±, dice Ester Higueras, profesora del Departamento de Urban¨ªstica y Ordenaci¨®n del Territorio en la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid (UPM) y parte del grupo de Arquitectura Bioclim¨¢tica en un entorno Sostenible (Abio).
Esto se deber¨ªa traducir en calles con muchos menos coches, o ninguno en m¨¢s zonas peatonales, m¨¢s bicicletas con m¨¢s carriles bici seguros y m¨¢s desplazamientos a pie. ¡°Ya hay mucho pensado y escrito sobre los objetivos de desarrollo sostenible, para una ciudad densa, compleja, diversa, equitativa, y ahora se cruza otra variable: el contagio. Espacio no falta, hay que reestructurar las calles. Nuestros padres vivieron el cambio de la ciudad sin coches a la invasi¨®n del coche, nosotros podemos hacer al rev¨¦s¡±, opina Higueras. Se abre una gran ocasi¨®n para acelerar medidas que hubieran llevado a?os.
¡°Hay un gran consenso entre los alcaldes de las grandes ciudades en cambiar, m¨¢s all¨¢ de ideolog¨ªas¡±, opina Leire Paj¨ªn, directora de Desarrollo Global del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), impulsado por la Fundaci¨®n La Caixa. Esta entidad es una de las organizadoras de los foros diadespues.org, para analizar el mundo que viene, y la semana pasada en un debate telem¨¢tico con 22 ciudades, entre ellas Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia, costaba diferenciar de qu¨¦ partido era cada alcalde. Ya dec¨ªan todos lo mismo.
Madrid y Barcelona ya tienen equipos pensando en c¨®mo cambiar la ciudad tras el virus. En Barcelona, el nombre es significativo: Reset. Ya ha ganado 12 kil¨®metros de calles para peatones. Quiere acelerar las supermanzanas, los grupos de bloques cerrados al tr¨¢fico, y recuperar pisos tur¨ªsticos para convertirlos en viviendas de alquiler asequible. Muchas medidas son del llamado urbanismo t¨¢ctico, probar soluciones baratas y r¨¢pidas, reversibles, sin grandes obras. Barcelona ya caminaba por esa senda. Pero en Madrid, donde Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida lleg¨® anulando Madrid Central, es un cambio total. ¡°El espacio del coche tiene que reducirse en favor del peat¨®n, no hay vuelta atr¨¢s, las calles deben ser m¨¢s repensadas para los peatones. Hemos visto las ventajas de poder hacer lo m¨¢ximo posible andando, cosas que se hab¨ªan perdido en la ciudad, conocer al vecino, ver a los ni?os jugar en la calle, es emocionante¡±, reflexiona Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga, exdecano del colegio de arquitectos de Madrid y miembro de su equipo asesor.
El primer gran obst¨¢culo ser¨¢ evitar que el ciudadano se lance de nuevo al coche, por miedo al contagio. Ezquiaga apunta que es necesario un esfuerzo enorme de transporte metropolitano y de cercan¨ªas, aumentar la frecuencia y hacer muy visible la limpieza. ¡°De esta tiene que salir el mejor modelo posible¡±, afirma. Cree que se deben escalonar los horarios, fomentar el teletrabajo. ¡°Es clave para achatar la curva de uso del transporte. La gente no puede volver a coger el coche porque sencillamente ya no caben en la ciudad. Llevo toda mi vida trabajando en urbanismo y nunca he visto esta situaci¨®n. Nos ha faltado desde hace d¨¦cadas una visi¨®n micro del urbanismo¡±.
¡°Ahora las ciudades pueden actuar muy r¨¢pido, porque hay pocos coches. Se pueden pintar carriles, poner vallas, hacer buenas redes de carriles bici que conecten toda la ciudad¡±, se?ala Mark Nieuwenhuijsen, Director de la Iniciativa de Planificaci¨®n Urbana, Medio Ambiente y Salud del ISGlobal. Recuerda que hasta el 50% de viajes en coche cubren menos de cinco kil¨®metros de distancia y podr¨ªan recorrerse f¨¢cilmente en bicicleta. ¡°Un estudio reciente en 167 ciudades de Europa determin¨® que podr¨ªan evitarse m¨¢s de 10.000 muertes prematuras anualmente por problemas de salud si el uso de bicicletas compartidas creciera un 25%¡±. Fomentar la bici significa tambi¨¦n m¨¢s aparcamientos para ellas y espacio en portales y oficinas.
Para Mikel Landabaso, director de Crecimiento e Innovaci¨®n en el Joint Research Center de la Comisi¨®n Europea, en Sevilla, en las ciudades se concentran los mayores problemas de la pandemia y de ah¨ª tienen que salir las soluciones: ¡°Acogen los sectores que m¨¢s van a sufrir: comercio, hosteler¨ªa, cultura, ocio, construcci¨®n¡ Pero el gobierno local no tiene todas las herramientas, debe colaborar con otros niveles de la administraci¨®n y es fundamental la coordinaci¨®n, hacerlo todos a la vez, porque mi soluci¨®n no es soluci¨®n sin ti, hemos descubierto la interdependencia. Hay que evitar que la crisis multiplique la desigualdad, mantener vivas las empresas, usar dinero p¨²blico con el m¨¢ximo de impacto¡±.
En los debates todos los alcaldes piensan igual, no se distinguen partidos
Conviviremos, no se sabe por cu¨¢nto tiempo, con una higiene meticulosa en tiendas, bares y restaurantes. El camarero limpiar¨¢ la silla cada vez que se levante un cliente. Luis Vidal, uno de los arquitectos espa?oles m¨¢s reconocidos y autor, entre otros muchos proyectos, de la segunda terminal del aeropuerto de Heathrow, en Londres, acaba de ver en Boston un ascensor con botones seguros contra el virus, as¨ª dec¨ªa el cartel. ¡°Crecer¨¢ el uso de nuevos materiales antibacterianos, como el cobre, la plata y el di¨®xido de titanio¡±, apunta. Esto significa cambiar mobiliario urbano y dom¨¦stico, barandillas, bolardos, manillas. Su estudio ya est¨¢ revisitando todos sus proyectos en aeropuertos, museos, hospitales, para ver si se pueden aportar mejoras, hacerlos m¨¢s seguros, m¨¢s flexibles, m¨¢s sostenibles. Uno de ellos es la operaci¨®n Chamart¨ªn, del norte de Madrid, realizado junto a Richard Rogers. Est¨¢ convencido de que la crisis influir¨¢ en c¨®mo se dise?an las viviendas. ¡°Mira ahora la importancia de los balcones. Antes se hac¨ªan, la gente los empez¨® a cerrar, comenzaron a computar como metros cuadrados y dejaron de construirse. Ahora los queremos y, por ejemplo, se podr¨ªan colgar en los edificios existentes, bastar¨ªa abrir un di¨¢logo con la Administraci¨®n¡±. Vidal apuesta por un futuro basado en cuatro ces: ¡°Las ciudades tendr¨¢n que adaptarse para competir, convivir, compartir y estar conectadas¡±.
Las ciudades van a cambiar tambi¨¦n porque el virus quiz¨¢ se lleve por delante algunos tipos de negocio. Por ejemplo, todo lo que implica compartir cosas, que estaba en auge: coches para viajes o de alquiler r¨¢pido en la ciudad. Lo relacionado con el turismo, de tiendas de recuerdos a segways. Mercados tradicionales convertidos en atracci¨®n tur¨ªstica (San Miguel en Madrid, La Boquer¨ªa en Barcelona) ahora est¨¢n vac¨ªos. ¡°La ciudad est¨¢ mal distribuida. Es una oportunidad para reducir plazas tur¨ªsticas en hoteles y pisos, y solo es posible con intervenci¨®n p¨²blica¡±, cree Andrea Kruithof, investigadora de la universidad de Valencia y consultora pol¨ªtica.
Esas tiendas que cierran pueden dejar sitio al regreso de las de toda la vida, al menos en alimentaci¨®n. ¡°Ahora somos conscientes de la dependencia de sistemas lejanos y con gran impacto ambiental. Ha habido una reacci¨®n positiva de las ciudades, un esfuerzo por facilitar la alimentaci¨®n de proximidad. Hay que replantear la relaci¨®n entre el campo y la ciudad¡±, considera Marian Sim¨®n, de la Escuela T¨¦cnica Superior de Arquitectura de Madrid (Etsam), especializada en alimentaci¨®n de proximidad. Se ha avanzado mucho, pero no dejaba de ser algo de consumidores militantes. ¡°Ahora todo esto puede cuajar. Valencia y su huerta son un ejemplo". En Riba-roja de T¨²ria, 22.000 vecinos, el Ayuntamiento ha creado un ¡°Amazon del pueblo¡± para reducir la brecha digital del peque?o comercio. Una veintena de ciudades espa?olas han firmado el Pacto de Mil¨¢n de 2015, que re¨²ne a m¨¢s de 200 urbes del mundo, para impulsar la producci¨®n local y buscar sistemas alimentarios sostenibles. Que la gente se preocupe de qu¨¦ comemos, de d¨®nde viene y d¨®nde lo compramos. En zonas como el Pa¨ªs Vasco, por ejemplo, el etiquetado y la actitud del consumidor es muy marcada, pero en otras zonas no. "Hay que hacer campa?as para concienciar a la gente y trabajar en los precios de producci¨®n y en la distribuci¨®n. Menos del 5% de lo que entra en Mercamadrid llega de la Comunidad de Madrid¡±.
Los modelos son urbes con todo a 15 minutos a pie y para todas las edades
El regreso a que todo est¨¦ a una distancia c¨®moda a pie se resume en la ciudad de los 15 minutos, modelo en marcha en Par¨ªs del urbanista franco-colombiano Carlos Moreno, de la Universidad de la Sorbona. Bebe de las teor¨ªas de la estadounidense-canadiense Jane Jacobs y su concepto de ?ciudad viva?, expuestas en el libro La muerte y la vida de las grandes ciudades americanas, publicado en 1961. ¡°No es cuesti¨®n de construir, sino de reorganizar lo que hay. Con edificios p¨²blicos multifuncionales, por ejemplo. Un colegio puede ser un hogar de ancianos por la tarde¡±, explica Rosa Jim¨¦nez, experta en innovaci¨®n y dise?o social, del colectivo La Escalera.
Otro modelo es la ciudad 8-80, que incluya mejor a todas las edades. Ahora los ni?os vuelven a jugar en la calle y se redescubre el sentido de comunidad. ¡°En las grandes ciudades me obsesiona el arraigo, el v¨ªnculo con el lugar en el que se vive, que crea resiliencia comunitaria y ante una cat¨¢strofe resiste e incluso se transforma a mejor¡±, dice Jim¨¦nez. ¡°Es claro en c¨®mo han fallado las residencias de ancianos, en el extrarradio como un pol¨ªgono, en vez de ser peque?as e integradas en el barrio¡±. Reforzar la comunidad cercana, propone, pasa por facilitar el acceso y la permanencia en la vivienda, ayudar al empleo local y darle prioridad en los proyectos p¨²blicos.
Se debe pensar ya que las ciudades espa?olas tendr¨¢n una poblaci¨®n cada vez m¨¢s envejecida. Las calles deben ser m¨¢s amables, menos ruidosas, con bancos, con fuentes, con aseos p¨²blicos. Mar¨ªa Tom¨¦, arquitecta de Oficina de Innovaci¨®n C¨ªvica y parte de la red internacional Civicwise, subraya que ¡°el envejecimiento en Espa?a no est¨¢ planificado¡±. ¡°Las residencias son car¨ªsimas o en las p¨²blicas no hay plazas. Para toda la zona intermedia de la poblaci¨®n no hay soluci¨®n f¨¢cil¡±. Ella apunta al cohousing, grupos que compran terrenos o un edificio para vivir en comunidad su vejez, una alternativa en auge con experiencias de ¨¦xito como La Borda, en Catalu?a. Seg¨²n los datos de la web Movicoma, en Espa?a ahora hay 12 viviendas de ecohousing, m¨¢s otras 27 ya en distintas fases de preparaci¨®n. Para Tom¨¦, ¡°el descubrimiento de esta crisis es que somos seres ecodependientes e interdependientes¡±. En ese sentido llama a concebir la movilidad ¡°no solo desde el punto de vista de siempre, el productivo, el de un hombre que atraviesa la ciudad en coche para trabajar, sino el reproductivo, vinculado a las tareas de cuidados, como ir a hacer la compra, cuidado de ni?os, de ancianos, cuidar de la casa, participar en una asociaci¨®n vecinal, gente que se mueve m¨¢s en transporte p¨²blico, bicicleta o caminando¡±.
El mercado de la vivienda tambi¨¦n se va alterar. Jacobo Armero, experto del sector y autor de Historias de un agente inmobiliario (Lumen), cree que el escenario es imprevisible, pero hay una cosa clara: aumentar¨¢ la oferta y bajar¨¢ la demanda. Prev¨¦ una avalancha de oferta: pisos acumulados estos meses, los tur¨ªsticos que ya no se alquilan, los de herencias de miles de fallecidos¡ Recuerda que en 2008 el precio medio en Madrid baj¨® hasta un 50%.
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