¡°Mi padre muri¨® de covid. Pens¨¦ en ¨¦l al vacunarme¡±
Estados Unidos, epicentro mundial de la pandemia, ha arrancado esta semana una campa?a de inmunizaci¨®n sin precedentes
Un peque?o pinchazo en el deltoides marca el principio del fin de un infierno que conocen muy bien quienes esta semana han recibido las ansiadas primeras dosis de la vacuna contra la covid en Estados Unidos. A Daisy Solares, terapeuta respiratoria, la segunda persona vacunada en el Estado de Maryland, le recorri¨® el cuerpo este lunes, junto con el ARN mensajero introducido en su sangre, un aut¨¦ntico c¨®ctel de emociones. Lleva meses ayudando a los enfermos m¨¢s graves de covid. La misma enfermedad que, en el mes de mayo, se llev¨® a su padre, Juan Gabriel Solares, a los 65 a?os. ¡°Estaba nerviosa¡±, recuerda. ¡°Mi coraz¨®n estaba yendo bien r¨¢pido. Quer¨ªa llorar, pero de alegr¨ªa. Mi padre falleci¨® de covid. Nada lo va a traer de vuelta, pero esto me da esperanza de que haya menos pacientes sufriendo. En el hospital, cuidando de enfermos con covid, veo a personas morir, sufrir, y ya no quiero ver eso. Por eso me dio mucha alegr¨ªa. Pens¨¦ en mi padre, cerr¨¦ los ojos y me dije: ¡®Guau, lo he hecho¡±.
Junto a Solares, la primera de las dos dosis que requiere la vacuna les fue administrada el lunes a otros cuatro trabajadores del Centro M¨¦dico de la Universidad de Maryland. El hospital, el principal de la ciudad de Baltimore, de algo menos de 600.000 habitantes, recibi¨® 975 dosis que repartir¨¢ siguiendo las directrices del ¡°marco de distribuci¨®n equitativa de la vacuna de la covid-19¡±, un plan en cuatro fases elaborado por la Academia de Ciencias, Ingenier¨ªa y Medicina por encargo de los Institutos Nacionales de Salud y los Centros para el Control y Prevenci¨®n de Enfermedades.
De Maryland a California, de Texas a Nueva York, la esperanza de inmunidad ya corre por la sangre de unos selectos trabajadores sanitarios de todo Estados Unidos. El primer eslab¨®n en una operaci¨®n log¨ªstica sin precedentes para lograr la inmunidad de un vast¨ªsimo pa¨ªs de 328 millones de habitantes, dividido en 50 Estados con competencias en sanidad, en medio de una transici¨®n de Gobierno y convertido, igual que durante el primer azote del virus en primavera, en epicentro mundial de una pandemia que ya se ha cobrado all¨ª 313.000 vidas y que estos d¨ªas desborda las unidades de cuidados intensivos de hospitales por todo el territorio.
Los primeros lotes de la vacuna de Pfizer y BioNTech fueron enviados a los diferentes Estados la madrugada del pasado domingo, menos de 24 horas despu¨¦s de que la Administraci¨®n de Alimentos y Medicamentos (FDA) autorizara su uso de emergencia. Para el mediod¨ªa del lunes, m¨¢s de la mitad de los Estados hab¨ªan recibido sus cargamentos. Antes de la medianoche, se hab¨ªan distribuido medio mill¨®n de dosis a 142 lugares de todo el pa¨ªs. Estaba previsto que, en la primera semana de la operaci¨®n, se repartieran 2,9 millones de dosis a 600 localizaciones, la mayor¨ªa hospitales.
La campa?a de inmunizaci¨®n se ha ampliado para incluir a las residencias de mayores, uno de los focos de la pandemia, donde se han producido m¨¢s de 106.000 muertes. Empleados de las grandes cadenas de farmacias llegar¨¢n a decenas de miles de residencias por todo el pa¨ªs, con peque?as neveras port¨¢tiles, para vacunar a los trabajadores y los residentes. Tambi¨¦n un reducido grupo de autoridades pol¨ªticas y militares recibe estos d¨ªas la inyecci¨®n. El pasado lunes le fue administrada al secretario de Defensa interino, Christopher Miller. El vicepresidente Mike Pence, as¨ª como la congresista dem¨®crata Nancy Pelosi y el senador republicano Mitch McConnell, l¨ªderes de las mayor¨ªas de ambas c¨¢maras del Capitolio, fueron vacunados el viernes. Y este lunes est¨¢ previsto que reciban sus dosis el presidente electo Joe Biden y su esposa.
Las autoridades federales encargadas de la operaci¨®n, coordinada por el general Gustave Perna, aseguraron el lunes que esperan que 20 millones de personas reciban la primera de dosis de la vacuna antes del final del a?o, y otros 30 millones en enero. Estados Unidos ha adquirido 100 millones de dosis de la vacuna de Pfizer y otros 200 millones de la de Moderna, que recibi¨® la autorizaci¨®n de la FDA el viernes por la noche y est¨¢ empezando a distribuirse este fin de semana.
¡°El Gobierno federal es el que compra y distribuye entre los Estados, nosotros recibimos nuestras primeras vacunas el lunes¡±, explica por tel¨¦fono Marvin Figueroa, subsecretario de Salud y Recursos Humanos de Virginia. ¡°Llegan a los hospitales y estos, en funci¨®n de la cantidad recibida, los env¨ªan a los diferentes centros. Hay una definici¨®n clara de cada fase, y en esta primera se contacta directamente a quienes se les va a administrar. En las siguientes fases habr¨¢ que comunic¨¢rselo a los diferentes grupos. Tambi¨¦n es importante trasladar que esto se est¨¢ llevando a cabo cuando los contagios y las muertes crecen en el conjunto de Estados Unidos, y tambi¨¦n en Virginia, por lo que es importante seguir utilizando mascarillas y respetando la distancia social¡±.
Primera l¨ªnea
La primera vacuna en Estados Unidos, fuera de un ensayo cl¨ªnico, la recibi¨® Sandra Lindsay, enfermera de cuidados intensivos. El lugar donde se administr¨® posee una poderosa carga simb¨®lica. Se trata del Centro M¨¦dico Jud¨ªo de Long Island, en Queens, en la ciudad de Nueva York, que estuvo en la primera l¨ªnea de la guerra contra el virus en primavera y donde se ha tratado a m¨¢s de 100.000 pacientes de covid. El martes, en la otra punta del pa¨ªs, recib¨ªa sus dosis el Centro M¨¦dico UC Davis de Sacramento, California, para vacunar al personal que atendi¨®, hace ya casi 10 meses, el primer caso conocido de transmisi¨®n comunitaria en Estados Unidos.
En los hospitales de medio pa¨ªs se segu¨ªan con impaciencia las aplicaciones de rastreo de env¨ªos. Algunos gobernadores acudieron a los muelles de carga de los hospitales a presenciar, entre los v¨ªtores y aplausos del personal sanitario, la recepci¨®n de las vacunas que, para garantizar su conservaci¨®n a menos de 70 grados bajo cero, viajaban enterradas en nieve carb¨®nica.
Fue otra nieve la que amenaz¨® la operaci¨®n en una parte del pa¨ªs. Una violenta tormenta invernal que sacudi¨® el mi¨¦rcoles la costa noreste, de Virginia a Nueva Inglaterra. Un percance habitual para UPS y FedEx, los dos gigantes de la distribuci¨®n rivales que trabajan ahora codo con codo para llevar las vacunas a todo el pa¨ªs desde las plantas de Pfizer en Michigan y Wisconsin. UPS, encargada de entregar las vacunas en la costa Este, asegur¨® en un comunicado que cuenta con ¡°un equipo de meteor¨®logos que monitoriza el tiempo las 24 horas del d¨ªa¡±. La compa?¨ªa cuenta con un nuevo centro de operaciones de sanidad en Louisville, Kentucky, que rastrea cada cargamento de vacunas. ¡°Sabemos literalmente d¨®nde est¨¢ cada cami¨®n, d¨®nde est¨¢ cada caja¡±, asegur¨® el mi¨¦rcoles en Fox News Alex Azar, secretario de Sanidad. ¡°Esto es FedEx, esto es UPS, saben manejar la nieve y el mal tiempo¡±.
M¨¢s dif¨ªcil de manejar ser¨¢n las reticencias a la vacuna en parte de la poblaci¨®n, una potencial amenaza al objetivo de alcanzar una inmunizaci¨®n suficientemente amplia para derrotar al virus. Solo la mitad de la poblaci¨®n asegura que quiere ser vacunada, seg¨²n una encuesta publicada por Associated Press la semana pasada, mientras que una cuarta parte dice que no se vacunar¨¢ y la cuarta parte restante no est¨¢ segura. Lo preocupante es que los resultados no difieren mucho de los que arroj¨® la misma encuesta en mayo, cuando a¨²n no se conoc¨ªan los muy positivos resultados de los ensayos cl¨ªnicos de las vacunas. Pero las autoridades conf¨ªan en que los reparos remitan a medida que avance la operaci¨®n.
Daisy Solares, que asegura sentirse estupendamente y no haber tenido m¨¢s que un leve dolor en el hombre en el que le fue administrada la vacuna el lunes, conf¨ªa en que su ejemplo sirva para convencer a aquellos que a¨²n tienen dudas. ¡°Les dir¨ªa que tengan fe, que tengan confianza, porque ya no queremos estar sufriendo¡±, explica. ¡°No queremos ver a nuestros familiares agarrar este virus. Tenemos que parar esto¡±.
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