Valeria Schapira: ¡°A todo lo que sobra, lo que me molesta, me quita espacio o libertad, le digo adi¨®s¡±
La escritora y periodista argentina se ha fotografiado desnuda a los 52 a?os para reconocer su cuerpo y sus imperfecciones, como parte de lo que es, de su vida y de su evoluci¨®n. Reivindica la visibilidad de las mujeres pasados los 50
Acaba de llegar del gimnasio y Valeria Schapira se est¨¢ preparando un mate. Son las 11.30 en Buenos Aires, las 16.30 en Madrid. Dice que, ya que est¨¢ lejos, mejor verse que hablarse. Tambi¨¦n dice que si la videollamada va a salir en alg¨²n sitio, que se pone ¡°digna¡±. Se r¨ªe y se r¨ªe mucho, porque en realidad le da igual y porque se ha conectado a esa llamada precisamente por eso, porque lleva d¨¦cadas viviendo fuera de la l¨ªnea de puntos que se supone que ten¨ªa que seguir ¡ª¡°eso de los hijos, el matrimonio, las convenciones sociales¡ Bueno, ya todas sabemos¡±¡ª y porque ahora, el a?o que cumple 52, quiere que sus 52 tambi¨¦n importen en un mundo de filtros y apariencias y presi¨®n porque parezca que las de 52 no tienen 52, sino 40. As¨ª que en una cena con amigos, esta periodista, escritora, creadora de #ViajoSola, presentadora de televisi¨®n, radio y podcast ¡ªy eso es hoy, pero ma?ana ¡°quiz¨¢s decida hacer cualquier otra cosa¡±¡ª, decidi¨® que iba a hacer una sesi¨®n de fotos desnuda. De nuevo. Se lo pidi¨® a Germ¨¢n Romani. En el manifiesto que acompa?a a esas fotos, Schapira escribe: ¡°He hecho hermosas fotos desnuda varias veces, con bastante retoque. Donde mis imperfecciones se ve¨ªan poco. Aqu¨ª est¨¢n estas imperfecciones, que son parte de mi ser. Como mis a?os. Como mi evoluci¨®n. Como esta mujer que soy¡±. De 52, visible, justo en el lugar que quiere ocupar.
Pregunta. ?Ese es el sitio del que habla en su ¨²ltimo libro, Hola, 50 (Urano, 2020), verdad?
Respuesta. Ese. Aqu¨ª en Argentina, y en Europa, las mujeres a partir de cierta edad no estamos representadas. Incluso en el feminismo y esto es solo una observaci¨®n, las luchas est¨¢n muy focalizadas en cuestiones como el aborto, pero nosotras mismas nos hemos dejado fuera. Las mujeres de mediana edad han quedado afuera de la representaci¨®n en temas como lo laboral, lo corporal.
P. Eso de ir creciendo e ir borr¨¢ndote.
R. As¨ª. Pero tengo 52 a?os y me siento de 30 y viajo y me enamoro como cuando ten¨ªa 30. Recuerdo a mi madre como una se?ora de rodete [un mo?o trenzado] y trajecito.
P. Era otra generaci¨®n, otra forma de estar en el mundo.
R. Pero sigue pasando. Ahora de repente me escribe una chica de 35 o 40 y me dice: ¡°Estoy siguiendo tus pasos, voy a empezar a viajar sola¡±. Y pienso: pero ?no lo estabas haciendo ya? Avanzamos, avanzamos, pero todav¨ªa hay cosas que cuestan.
P. ?Qu¨¦ le cost¨® m¨¢s a la Valeria de la veintena? ?C¨®mo llego aqu¨ª?
R. Siempre hice lo que quise, siempre supe que iba a ser escritora, siempre supe que quer¨ªa ser periodista. Hace 20 a?os que vivo en Buenos Aires, pero yo crec¨ª en Rosario. En el medio se cruzaron no solo las tragedias de la vida, sino los mandatos sociales y yo iba con esta cabeza llena de libertad. Consegu¨ª una beca a los 24 para estudiar en Gran Breta?a, pero cuando regres¨¦, bueno, ya no ten¨ªa padres.
[Schapira hace una pausa].
Lo cuento porque todo es parte de c¨®mo soy hoy. Ya lo he contado m¨¢s veces, sobre todo por un tema de salud mental. Mi madre se suicid¨® y mi padre muri¨® unos meses antes que ella: leucemia. Ya no hab¨ªa madre ni padre ni nadie que me dijera que ten¨ªa que sentar la cabeza o c¨®mo hacerlo.
P. ?Qu¨¦ pas¨® cuando volvi¨® a Rosario?
R. Me pongo de novia, porque era raro no tener novio a los 27 a?os. Me caso. Y ahora lo veo as¨ª: me cas¨¦ a los 30 porque me sent¨ªa vieja y me separ¨¦ a los 34 porque era demasiado joven para estar casada. Hoy tengo esa foto m¨ªa con el vestido de novia y me recuerdo buscando un bouquet de flores con la suegra y es como si estuviese viendo a una extra?a. Pienso en eso y en c¨®mo una mujer puede pensar que no se siente realizada por no tener marido, en ese momento yo lo sent¨ª as¨ª y todav¨ªa tengo mujeres de mi generaci¨®n que me dicen: ¡°Bueno, t¨² por lo menos te casaste¡±.
P. La validaci¨®n.
R. Es como un certificado de garant¨ªa: te declaro v¨¢lida por haber tenido un se?or que se llama marido. Menos mal que no ten¨ªamos cosas para dividir en ese entonces.
P. Ni hijos.
R. Ni hijos. Y a?ado: ni inter¨¦s por tenerlos. Que era otra monstruosidad para la ¨¦poca.
Me cas¨¦ a los 30 porque me sent¨ªa vieja y me separ¨¦ a los 34 porque era demasiado joven para estar casada
P. No ha dejado de serlo del todo. ?Lo tuvo siempre clar¨ªsimo?
R. No s¨¦ si lo ten¨ªa tan, tan claro, porque tambi¨¦n ah¨ª se cruzaba el mandato. Pero claro, como decimos aqu¨ª en el mundo period¨ªstico, ahora estoy hablando con el peri¨®dico de ayer. Y as¨ª es m¨¢s f¨¢cil.
P. ?Alguna vez quiso haber hecho algo de forma distinta?
R. No. No me arrepiento, pero fui rompiendo con cosas. Decid¨ª venirme a Buenos Aires. Pasaron m¨¢s cosas y me fui a viajar por el mundo y, cuando me acercaba a los 50, muri¨® mi perro e hice otro clic. A cada tanto tengo una crisis y pego el portazo, cambio algo, viajo o me mudo de ciudad o me voy del pa¨ªs. Digo crisis en el sentido m¨¢s optimista del t¨¦rmino. Suelen acompa?ar mis cambios personales, mis cambios profesionales tambi¨¦n.
P. ?Y ahora?
R. Sigo haciendo un poco de todo y m¨¢s cuanto m¨¢s se acerca la vejez, y esto lo digo porque me criticaron mucho con la contratapa del libro [Hola, 50]. Yo escrib¨ª algo as¨ª como que despu¨¦s de la mediana edad se empieza a ver el horizonte, la finitud, y me saltaron a la yugular diciendo que qu¨¦ era eso, que si es que vamos a morir todos. Pues mira, s¨ª, vamos a morir todos. As¨ª que tengo el presente en la cabeza, la tengo en lo cotidiano. Trato de hacer siempre lo que quiero hacer porque no s¨¦ si ma?ana voy a poder.
P. ?El despegar y desapegar del que habla en el libro?
R. S¨ª, seguir movi¨¦ndome, viajando. Y desapegando; el desapego lo vengo practicando hace mucho tiempo, sobre todo en lo material, me estorban objetos. He tenido que desarmar tantas casas a lo largo de la vida que se hace m¨¢s f¨¢cil. Me he deshecho de la mitad de mi biblioteca y de mi guardarropa. No necesito tantas cosas. Ahora eso lo estoy tratando de trasladar a todos los ¨¢mbitos de mi vida, a todo lo que sobra, lo que me molesta, me quita espacio o libertad, le digo adi¨®s.
P. ?Y con las personas?
R. No s¨¦ qu¨¦ contestar... He perdido a tanta gente siempre, que creo que tengo un desapego ya incorporado. Hace cuatro a?os que muri¨® mi perro [un golden retriever llamado Joy] y lo sigo llorando todos los d¨ªas. Y hay dos personas en mi vida que s¨¦ que, si no est¨¢n, no s¨¦ bien c¨®mo saldr¨ªa adelante, aunque he salido adelante siempre con cualquier cosa. En el resto, estoy dispuesta a irme del pa¨ªs o a lo que sea. Todo es un tr¨¢nsito. Vas dejando cosas.
P. ?Y qu¨¦ ocurre cuando hace eso que llama ¡°balance emp¨¢tico¡±?
R. ?Te acuerdas de ese anuncio de los cigarrillos Virginia Slims? Los fumaba cuando estaba en Europa. Dec¨ªa: ¡°Ha recorrido un largo camino, muchacha¡±. Pues eso. Siempre he sido muy cruel conmigo, mucho m¨¢s conmigo que con los dem¨¢s. Ahora no, ahora miro ese camino y me enorgullezco de ¨¦l. Todo me lo he construido yo.
P. En esa revisi¨®n, ?de qu¨¦ es m¨¢s consciente ahora?
R. Cada minuto de mi vida, de lo que soy consciente es del tema de la muerte. Pero desde un buen lugar. Aprend¨ª a naturalizar la muerte como parte del ciclo de la vida. Digo, si muriera, todo est¨¢ ok. Esto me ha llevado a coger o dejar trabajos y a tener m¨¢s libertad. Por ejemplo, si hubiese tenido un trabajo fijo ahora mismo en Argentina no habr¨ªa acabado hace un mes en un corredor humanitario a¨¦reo de Polonia a Madrid [los vuelos que el cineasta y piloto argentino Enrique Pi?eyro flet¨® hace unas semanas para llevar a refugiados ucranianos a los centros de acogida de Madrid y Barcelona].
En una de las escalas del corredor humanitario de la ONG Solidaire y @openarms_fund a las que se sumaron @FCBarcelona_es y muchas ONG @epineyro_ok relata el objetivo de esta y otras misiones de rescate de refugiados y personas vulnerables. pic.twitter.com/XAt3dZ5qMs
— Valeria Schapira (@valeriaschapira) March 14, 2022
P. ?Eso la lleva a tener m¨¢s claro esas cuestiones que apunta que est¨¢ bien hacer en una lista: qu¨¦ no quieres, qu¨¦ deseas y qu¨¦ tienes? ?Cu¨¢les forman parte de su lista?
R. Las tengo, s¨ª, clar¨ªsimas. Tengo salud y eso para m¨ª est¨¢ como en el podio. Luego soy millonaria en amigos, tengo una familia de amigos maravillosa, son mi red, mi sost¨¦n y tengo amor, pasi¨®n, por mi profesi¨®n. No quiero malos tratos, sufrir yo o que sufran los dem¨¢s; me hace da?o el mundo en el que vivimos. Tampoco quiero ataduras. Desear deseo conocer rincones que a¨²n no conozco. Y enamorarme.
P. ?Esas cuestiones han ido cambiando? ?Cree que la educaci¨®n y la socializaci¨®n que el mundo tiene hoy prepara a las personas para identificar esas cosas, las que luego con el tiempo se convierten en las verdaderas prioridades?
R. No, no, no, no hay educaci¨®n emocional ni financiera. No hay empoderamiento econ¨®mico para las mujeres, ni afectivo. Y est¨¢n bastante unidos. A veces miro a mi alrededor y no entiendo las prioridades de los dem¨¢s.
P. ?A qu¨¦ se refiere?
R. Yo vivo en un pa¨ªs absolutamente en crisis, donde pr¨¢cticamente uno de cada dos argentinos es pobre. Y lo que veo alrededor, sin entrar en la econom¨ªa de cada quien, que es algo muy personal, pero veo gente que pasa en el mejor de los casos 15 horas trabajando al d¨ªa con un jefe que lo maltrata para tener el ¨²ltimo modelo de auto o para meterse el fin de semana en un shopping y comprarse ropa que no tiene d¨®nde usar o para tener el ¨²ltimo modelo telef¨®nico.
P. El capitalismo.
R. Hay que cambiar de paradigma. Prefiero tener la libertad de hoy, a las tres de la tarde, poder tirarme a tomar mate en una plaza si lo estoy necesitando. Puedo porque tuve un momento en mi vida que tuve que elegir. Y he trabajado y trabajo mucho. El a?o que perd¨ª a mis padres, que solo quer¨ªa llorar, ten¨ªa que tragarme mis emociones porque ten¨ªa un horario que cumplir.
P. ?Y c¨®mo quiere que sea el mundo?
R. Necesitamos m¨¢s conexi¨®n, con los dem¨¢s, con lo que nos rodea. El cuidado. Mirar alrededor y ver personas, ver a las personas. No puede ser que caminemos por la calle y veamos a una persona tirada en el piso y que le pasemos por encima.
Manifiesto a los 50
Junto a las fotografías que Germán Romani le hizo a Valeria Schapira, ella también escribió un manifesto. Aquí, extractos de ese texto.
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Algunos de los tantos “halagos” que he recibido durante mi carrera en los medios me los decían a los 40. Por entonces, tenía que ir al psicólogo para tratar de enmendar los efectos que las agresiones provocaban en mi psiquis. Ahora estoy en la mitad de la vida. Soy un alma en este cuerpo al que agradezco tanto por ser mi soporte, mi amigo, mi sostén. Lo que pienses de él no me pertenece. No lo tomo. Ojalá estas fotos y reflexiones te interpelen tanto como a mí.
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Me resisto a ser víctima de un sistema que propicia parecer joven a cualquier precio. Me resisto a estirar mi cara, a levantar mis tetas. Me resisto a cualquier intervención que no sea por motivos de salud. Me resisto a prácticas invasivas sobre mi cuerpo.
- Como tantas mujeres, he sido víctima de la impiadosa mirada social. Porque que no quise tener hijos. Porque hice humor sobre los hombres cuando a las mujeres no se les permitía. Porque era “inadecuada” socialmente por hacer cosas “de hombres”. He vivido rodeada de gente que me ha querido cambiar. Ahora que soy discriminada por “vieja” ha llegado el momento de gritar a viva voz que tengo las tetas llenas.
A través del zoom, Shapira explica que lo de "las tetas llenas" es algo que empezó a decir en lugar del "tengo las bolas llenas" que se dice en Argentina. "Yo no tengo bolas", dice con cara obvia.
¿De qué están llenas? "De que me pregunten por qué no tengo hijos, de que me cuestionen porque no tengo pareja, de que me pregunten si viajo sola porque nadie quiere viajar conmigo, de los mandatos, de los 'deberías', de los 'yo en tu lugar".
El manifiesto de Shapira acaba así: "Supongo que tengo las tetas llenas porque pasé los 50. Y así como antes filtraba algunos comentarios porque quería caer bien a todo el mundo, hoy hago pito catalán y al que no le guste, que siga su ruta. Como si no fuera suficiente el torbellino de sensaciones, emociones y sucesos que se suceden en esta etapa, se suma una mirada social despectiva y poco empática hacia la madurez".
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