J¨®venes atrapados en el efecto cicatriz
Ya es grave que durante un tiempo lo pasen mal, pero el problema es que muchos de ellos sufrir¨¢n de por vida una merma de sus posibilidades de progreso
En la cultura del rendimiento en la que estamos instalados, la vida se convierte, como dej¨® escrito Zygmunt Bauman, en ¡°algo muy parecido a un persistente juego de las sillas, en el que un momento de distracci¨®n puede comportar una derrota irreversible, una exclusi¨®n inapelable¡±. En este juego de las sillas, tan importante como saber moverse r¨¢pido es la posici¨®n de partida. Los primeros pasos son fundamentales. Cuando impera la m¨¢xima de que ¡°nunca tendr¨¢s una segunda oportunidad de... dar una primera impresi¨®n favorable¡±, una entrevista de trabajo puede convertirse en una derrota inapelable. Del mismo modo, para los j¨®venes que empiezan su vida laboral con un empleo precario, la m¨¢xima pasa a ser: ¡°Cuidado con el trabajo que aceptas, porque nunca tendr¨¢s una segunda oportunidad de tener un buen comienzo¡±.
En una situaci¨®n de crisis econ¨®mica y una din¨¢mica laboral en la que opera una especie de determinismo laboral de corte darwiniano, empezar mal puede convertirse en una losa de por vida. Es lo que en la teor¨ªa social se denomina el efecto cicatriz. Quienes empiezan su carrera profesional encadenando contratos temporales o a tiempo parcial, en puestos de alta rotaci¨®n y baja remuneraci¨®n, tienen muchas posibilidades de quedar atrapados en el suelo pegajoso de la precariedad laboral.
Cuando hay crisis econ¨®mica, el empleo se resiente, la competencia por cada puesto de trabajo aumenta y las condiciones laborales se deterioran. Si las crisis se suceden, los efectos se multiplican y no hay tiempo para una recuperaci¨®n. Los menores de 35 a?os han encadenado en Espa?a tres graves crisis seguidas: la financiera de 2008, la provocada por la pandemia en 2020 y ahora, la amenaza de una nueva recesi¨®n por el impacto de la guerra de Ucrania. Ya es grave que durante un tiempo muchos j¨®venes lo pasen mal, no puedan emanciparse o tengan que renunciar a formar una familia y tener los hijos que querr¨ªan. El problema es que, como consecuencia del efecto cicatriz, muchos de ellos sufrir¨¢n de por vida una merma de sus posibilidades de progreso justamente por ese mal comienzo.
Un estudio de la Fundaci¨®n ISEAK, realizado por Luc¨ªa Gorj¨®n, Ainhoa Os¨¦s, Sara de la Rica y Antonio Villar, ha demostrado que entre 1997 y 2013, dos tercios de los j¨®venes accedieron al mercado laboral con empleos precarios. Lo normal hubiera sido que al acabar la crisis y con el paso del tiempo, la mayor¨ªa de ellos mejorara su situaci¨®n laboral. Pero la mitad segu¨ªa en las mismas condiciones cinco a?os despu¨¦s de empezar a trabajar y a los 10 a?os, ya en plena recuperaci¨®n, alrededor del 25%, hab¨ªa quedado atrapado en una situaci¨®n enquistada de precariedad laboral, lo que lleva aparejada una importante precariedad vital. Un 40% recib¨ªa una remuneraci¨®n inferior a 8,7 euros por hora 10 a?os despu¨¦s de empezar su vida laboral. Si adem¨¢s la mitad de los j¨®venes, seg¨²n la Encuesta de la Poblaci¨®n Activa, trabaja en empleos por debajo de su cualificaci¨®n, se entiende que el nivel de frustraci¨®n e impotencia sean elevados.
?Qu¨¦ efectos pol¨ªticos tendr¨¢ este malestar en los pr¨®ximos a?os? ?C¨®mo se canalizar¨¢? Si los j¨®venes llegan a la conclusi¨®n de que el sistema laboral los trata como una mercanc¨ªa m¨¢s de usar y tirar y que ni el esfuerzo ni el m¨¦rito son suficientes para progresar, ?qu¨¦ camino tomar¨¢n? Algunos intentan escapar buscando un golpe de suerte y acaban en una adicci¨®n a los juegos en l¨ªnea o perdiendo lo poco que tienen en una pir¨¢mide de criptomonedas. Lo grave es que, despu¨¦s de a?os de precariedad sin expectativas, para muchos el futuro se presenta exactamente como Zygmunt Bauman lo describi¨®: ¡°En lugar de grandes expectativas y sue?os agradables, el progreso evoca un insomnio lleno de pesadillas en el que uno sue?a que se queda atr¨¢s, pierde el tren o cae por la ventana de un coche que va a toda velocidad y no para de acelerar¡±.
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