?Es posible regular el porno? La batalla por cerrar a los menores una puerta peligrosa al sexo
Los expertos apuntan a la pornograf¨ªa violenta como un elemento problem¨¢tico en la educaci¨®n afectiva y un factor en el aumento de violencia sexual entre adolescentes
Poner puertas al campo, tapar el sol con un dedo, vaciar el Atl¨¢ntico con un cubito de playa. Cualquiera de esas frases hechas vale para explicar c¨®mo de posible es restringir completamente el porno en internet para los menores. Hay m¨¢s de 47 millones de espa?oles y el 94,9% tiene acceso a la red, seg¨²n el ¨²ltimo informe de We Are Social, de febrero: m¨®viles, tabletas, ordenadores, videojuegos, televisiones. Est¨¢ en todas partes. Y donde hay conexi¨®n, hay porno. Espa?a ocupa el puesto 11? en consumo de pornograf¨ªa en la mayor plataforma del mundo, Pornhub, con m¨¢s de 120 millones de visitas diarias globales. Pero el porno tambi¨¦n est¨¢ si no se busca: salta en ventanas emergentes, aparece en los resultados de los buscadores con las palabras clave m¨¢s inveros¨ªmiles, en publicidades que no se han pedido, en redes sociales. ?El problema? Hay varios. Que la mayor¨ªa de esos clips muestran un sexo violento ¡ªen su pr¨¢ctica totalidad hacia las mujeres¡ª, en lo f¨ªsico y lo verbal, carente de toda empat¨ªa, consentimiento, reciprocidad y, obviamente, afecto. Que es eso y pr¨¢cticamente ninguna otra cosa lo que sirve de educaci¨®n sexual a muchos ni?os, ni?as y adolescentes: bofetones, mujeres arrastradas por el pelo, asfixia, simulaciones de violaci¨®n, y a veces, tambi¨¦n, violaciones reales. Y que ya, desde hace varios a?os, los especialistas apuntan a ese tipo de porno ¡ªel llamado mainstream, no toda la pornograf¨ªa es igual¡ª como uno de los factores a tener en cuenta en el aumento de la violencia sexual entre los menores.
La propia Fiscal¨ªa General del Estado (FGE), en su ¨²ltima memoria anual, con datos de 2021, apunt¨®: ¡°Las cifras de causas iniciadas [por delitos sexuales] son elocuentes y las explicaciones de las/os delegadas/os, aunque con diferentes e interesantes matices, se mueven en parecidas l¨ªneas. Sin incurrir en moralismo alguno, se alerta contra la despreocupaci¨®n y banalidad con que se afrontan las relaciones sexuales entre adolescentes. [¡] Se sigue haciendo hincapi¨¦ en los comportamientos altamente sexualizados a edades muy tempranas [¡]. Ese inicio precoz se vincula, fundamentalmente, al acceso a la pornograf¨ªa en dispositivos m¨®viles desde edades imp¨²beres¡±. Tan imp¨²beres como los ocho, o los seis a?os, como apuntan estudios recientes.
Y alud¨ªa el ministerio p¨²blico en esa memoria a la fiscal delegada de Granada, que ¡°profundizando en el tema, comenta la contradicci¨®n que supone dictar normas reguladoras de los contenidos de esta clase en los mass media, mientras que, a la par, no existen protocolos para tratar de impedir el acceso de los menores a p¨¢ginas web pornogr¨¢ficas¡±.
Esa fiscal se refiere a la Ley General de Comunicaci¨®n Audiovisual, aprobada el pasado verano, que introdujo medidas para la protecci¨®n de los usuarios y de los menores frente a determinados contenidos audiovisuales ¡ªadapt¨¢ndose a la directiva europea de este ¨¢mbito aprobada en 2018 que a¨²n, sin embargo, no tiene instrucciones precisas¡ª, entre ellas, ¡°establecer y operar sistemas de verificaci¨®n de edad para los usuarios con respecto a los contenidos que puedan perjudicar el desarrollo f¨ªsico, mental o moral de los menores que, en todo caso, impidan el acceso de estos a los contenidos audiovisuales m¨¢s nocivos, como la violencia gratuita o la pornograf¨ªa¡± o ¡°proporcionar mecanismos de control parental o sistemas de codificaci¨®n digital¡±. Pero esas cuestiones operan para televisiones, o canales y plataformas a demanda. Y que est¨¦n ubicadas en Espa?a, o en otros pa¨ªses europeos, pero operen en territorio espa?ol.
?Qu¨¦ pasa con los cientos de miles de webs porno, registradas en cualquier punto del mundo? Si se abre cualquiera de ellas por primera vez, aparece una ventana con una advertencia: ¡°Solo para adultos¡±. Y un bot¨®n: ¡°Aceptar¡±. Con pulsarlo basta para tener delante millones de v¨ªdeos. Cuando vuelve a haber acceso desde el mismo dispositivo, la advertencia ni siquiera saltar¨¢, la memoria (las cookies) de la p¨¢gina reconoce que ya se entr¨® antes y da v¨ªa libre.
Legislaciones e intentos que chocan con la privacidad
En Espa?a, la cuesti¨®n de c¨®mo regular la pornograf¨ªa ha aparecido en los ¨²ltimos a?os. En las pasadas elecciones generales, el PSOE fue el ¨²nico partido que lo llev¨® en su programa electoral: ¡±Perseguiremos la trata y explotaci¨®n sexual, especialmente de menores, y los protegeremos de la creaci¨®n, difusi¨®n y exposici¨®n de pornograf¨ªa¡± e ¡°impulsaremos una protecci¨®n reforzada de los menores para evitar el acceso a la pornograf¨ªa¡±. El partido confirma que mantendr¨¢ el compromiso para los pr¨®ximos comicios. El compromiso form¨® despu¨¦s parte del acuerdo de coalici¨®n del actual Gobierno, en los mismos t¨¦rminos.
La legislatura est¨¢ a unos meses de acabar y nada se ha movido en ese ¨¢mbito. S¨ª se introdujo, en la Ley de Infancia y Adolescencia y de forma general, el acceso no solicitado a pornograf¨ªa como una de las formas de violencia contra los menores, adem¨¢s de algunas medidas de educaci¨®n y sensibilizaci¨®n respecto al asunto. Pero nada espec¨ªfico, ni concreto, que pueda restringir el acceso.
La idea que sobrevuela es la de verificar la edad de quienes acceden a estos contenidos. Ahora, la Ley de Protecci¨®n de Datos Personales y Garant¨ªa de los Derechos Digitales establece en 14 a?os la edad de consentimiento para el tratamiento de los datos personales, y recoge como infracci¨®n muy grave ¡°no acreditar la realizaci¨®n de esfuerzos razonables para verificar la validez del consentimiento prestado por un menor de edad¡±. Pero, seg¨²n el informe Protecci¨®n del menor en Internet, de la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos, ¡°hasta el momento, no hay constancia de que editores y publicadores de contenido para adultos en Espa?a utilicen alg¨²n m¨¦todo efectivo para verificar la mayor¨ªa de edad de los usuarios¡±.
En el Estado de Luisiana, en Estados Unidos, desde el 1 de enero se necesita un documento de identidad para acceder a cualquier p¨¢gina que tenga en su contenido, al menos, un tercio de pornograf¨ªa. Eso, seg¨²n las legislaciones europeas, no ser¨ªa posible precisamente por protecci¨®n de datos del usuario. Pero ¡°otros pa¨ªses [con leyes similares a las espa?olas en este sentido] lo est¨¢n intentando o lo han intentado ya¡±, apunta Ana Valero, profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Castilla-La Mancha y autora del libro La libertad de la pornograf¨ªa (Athenaica, 2022).
Se refiere al Reino Unido, que quiso aprobar una ¡°legislaci¨®n muy problem¨¢tica¡± en cuanto a privacidad: se basaba en el env¨ªo de informaci¨®n que verificaran la edad a los sites, y estos ten¨ªan que enviarlos a su vez al Gobierno. Desistieron en 2019 y dirigieron los esfuerzos a la educaci¨®n sexual en colegios e institutos. Tambi¨¦n a Australia, ¡°que quiere usar el reconocimiento facial y puede tener los mismos problemas de privacidad¡±. Y a Francia, que trabaja, seg¨²n explic¨® el ministro franc¨¦s de Transici¨®n Digital y Telecomunicaciones, Jean-No?l Barrot, en febrero en la Asamblea Nacional, ¡°en una soluci¨®n de verificaci¨®n de edad que respete el principio del doble anonimato¡±, es decir, que la operadora de telefon¨ªa o cualquier otra plataforma a trav¨¦s de la cual se proporcione esa verificaci¨®n no sepa para qu¨¦ se usar¨¢, y que la web en la que se use para tener acceso no conozca la identidad de quien entra.
¡°No sabemos cu¨¢l ser¨¢ m¨¢s eficaz, o si alguna lo ser¨¢, pero habr¨¢ que ver en qu¨¦ medida deban ponderarse ambos bienes jur¨ªdicos: por un lado, la protecci¨®n de datos, pero tambi¨¦n la protecci¨®n de la juventud y la infancia. Ponderar en qu¨¦ momento s¨ª podr¨ªa ser necesario ceder los datos para proteger a los menores¡±, a?ade Valero, que cree que ¡°deber¨ªa poder involucrarse a las plataformas¡±, para que colaboren de manera proactiva en implementar los sistemas de verificaci¨®n, sean cuales sean. ¡°Pero la gran industria es conocedora de que los adolescentes son su nuevo nicho y trabajan de manera muy masiva para captarlos¡±, puntualiza tambi¨¦n.
Una multa de 525.000 euros por vulneraci¨®n de datos personales
?Cu¨¢l es, entonces, la soluci¨®n? En el contexto legislativo actual, no es sencillo. Fuentes de la Agencia de Protecci¨®n de Datos recuerdan que sus competencias se ci?en justo a eso, a la protecci¨®n de la informaci¨®n personal, que son ¡°muy conscientes de que el acceso por menores de edad a contenidos online para adultos y el uso adictivo de las nuevas tecnolog¨ªas son h¨¢bitos que pueden comportar graves riesgos para su desarrollo y salud mental y serias consecuencias en su ¨¢mbito familiar, educativo y social¡±. Y que trabajan en esa direcci¨®n.
La agencia tambi¨¦n explica que el Reglamento General de Protecci¨®n de Datos (RGPD) ¡°otorga a las autoridades de supervisi¨®n la capacidad de aplicar una serie de poderes correctivos, de los que la imposici¨®n de una multa administrativa es solo una de las opciones, junto con otras medidas, como por ejemplo, la advertencia, el apercibimiento, o la adopci¨®n de medidas para que los tratamientos de datos personales se ajusten al reglamento¡±.
Lo explican porque, por esa capacidad, la AEPD inici¨® de oficio actuaciones previas de investigaci¨®n a una empresa, titular de varias webs porno, por presuntas vulneraciones de la normativa de protecci¨®n de datos ¡ªentre ellas, el posible tratamiento de datos personales de menores de 14 a?os obtenidos durante la navegaci¨®n por las p¨¢ginas web¡ª, que acab¨® con ¡°una sanci¨®n econ¨®mica de 525.000 euros por vulneraci¨®n de varios preceptos del RGPD e impuso a la empresa la obligaci¨®n de aplicar medidas de seguridad efectivas y adecuadas para verificar la edad de los usuarios, garantizando que ¨²nicamente puedan acceder a las p¨¢ginas web con contenido para adultos las personas mayores de edad¡±.
Pero no siempre la AEPD tiene capacidad para actuar. Ocurre, por ejemplo, cuando las empresas no est¨¢n ubicadas en Espa?a. Pero el debate sobre c¨®mo seguir el camino para proteger a los menores de cierto tipo de pornograf¨ªa es para el doctor en Sociolog¨ªa Llu¨ªs Ballester, experto en la relaci¨®n entre juventud y pornograf¨ªa, necesario: ¡°Ese mismo debate lo tuvimos respecto de otros productos que se identificaban con la libertad, como el tabaco. Socialmente, hemos llegado a aceptar fuertes restricciones al acceso y consumo porque la investigaci¨®n demostr¨® los efectos que produc¨ªa. Ahora mismo, la evidencia en relaci¨®n al consumo habitual de pornograf¨ªa es casi del mismo nivel que la que ten¨ªamos antes de las restricciones al tabaco¡±.
¡°La educaci¨®n de las emociones, las relaciones, la sexualidad¡±
Ballester cree que en este sentido hay medidas posibles, y urgentes, que podr¨ªan tomarse, como ¡°establecer por ley que todos los dispositivos con conexi¨®n a internet que se pongan a la venta en Espa?a tengan activados por defecto controles parentales y establecer l¨ªneas telef¨®nicas de denuncia y asesoramiento a menores y familias [algo que tambi¨¦n ha hecho Francia con la llamada ley Studer y el tel¨¦fono 3018], fijar un consejo asesor de expertos sobre menores y riesgos del entorno audiovisual de la Comisi¨®n Nacional de los Mercados y la Competencia, o poner en funcionamiento el Consejo Audiovisual en todas las comunidades aut¨®nomas, con el encargo de trabajar sobre este tema¡±, entre otras.
M¨¢s all¨¢ de las medidas concretas, tanto Valero como Ballester y otros especialistas apuntan hacia un objetivo claro: la prevenci¨®n. Para este ¨²ltimo, ¡°el mejor enfoque es el de la educaci¨®n de las emociones, los afectos, las relaciones, la sexualidad; as¨ª como la educaci¨®n digital¡±. Adem¨¢s, dice que hay que activar mecanismos de protecci¨®n para las personas que est¨¢n en riesgo y las que ya han sufrido da?os, y ¡°procesos de participaci¨®n e investigaciones que permitan entender mejor qu¨¦ est¨¢ pasando, por ejemplo, con el riesgo en redes sociales y videojuegos [adonde tambi¨¦n llega la pornograf¨ªa]¡±.
Y propone que desde el ¨¢mbito auton¨®mico se pudieran hacer ¡°filmaciones de la sexualidad sin mostrar violencia, sumisi¨®n, etc., bien guionizadas y realizadas, que pudieran servir para contestar la curiosidad sexual que tenemos los humanos. En un contexto al margen del mercado del porno¡±. Contenidos que podr¨ªan desarrollarse, por ejemplo, a trav¨¦s de la educaci¨®n afectivo-sexual que se ha incluido como obligatoria para todas las etapas educativas tanto en la ¨²ltima reforma de la ley del aborto como en la ley del solo s¨ª es s¨ª, pero que a¨²n no han empezado a desarrollarse por parte de las autonom¨ªas, que son las que tienen las competencias en Educaci¨®n.
Para el Ministerio de Igualdad ¡°la pornograf¨ªa no consentida y violenta requiere de una respuesta integral que no se sustente ¨²nicamente sobre el C¨®digo Penal. Se trata de que la educaci¨®n sexual sea algo transversal y en todos los ¨¢mbitos de la vida¡±, apuntan fuentes de este departamento aludiendo a esas dos normas, de las que fueron impulsoras, y a otras pol¨ªticas p¨²blicas como la Estrategia Estatal para combatir las violencias machistas 2022-2025, ¡°para que la educaci¨®n sexual, especialmente entre los menores, no sea a trav¨¦s de la pornograf¨ªa¡±, porque, insisten siempre, ¡°la educaci¨®n sexual de ni?os y ni?as adolescentes es la medida m¨¢s eficaz para prevenir y desincentivar el consumo de pornograf¨ªa¡±.
A eso alude Jos¨¦ Luis Garc¨ªa, doctor en Psicolog¨ªa y codirector del primer curso universitario de experto en prevenci¨®n de los efectos de la pornograf¨ªa, en la Universidad Rey Juan Carlos. Dice que por su experiencia, 45 a?os de trabajo, es ¡°m¨¢s partidario de capacitar a chicos o chicas desde muy pronto para que aprendan a tomar decisiones, de forma argumentada, y que sepan qu¨¦ y d¨®nde buscar si tienen inquietudes o necesidades de est¨ªmulos er¨®ticos¡±.
Sin eso, sin educaci¨®n, en las aulas y en casa, coincide el director de la asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro Dale Una Vuelta, Jorge Guti¨¦rrez, ni?os y adolescentes est¨¢n expuestos a efectos en su salud sexual, mental y emocional. Este experto asegura que notan ¡°c¨®mo se ven favorecidas las conductas sexuales de riesgo [como el no uso del cond¨®n] y una tendencia a m¨¢s insatisfacci¨®n que satisfacci¨®n al intentar emular las pr¨¢cticas que ven, ya que distorsionan el sexo; y donde adem¨¢s la mujer siempre es la m¨¢s perjudicada, a veces llegando a la violencia¡±. Sobre la salud mental, afirma que ¡°puede suponer una puerta de entrada a comportamientos adictivos¡±.
¡°Y la m¨¢s importante, la [salud] emocional¡±, se ve afectada en la medida en que ¡°un consumo abusivo puede provocar que se dejen de lado las relaciones, haya un aislamiento progresivo y se acabe encerrado en el consumo de porno¡±. Adem¨¢s de estar relacionado, a veces, con ¡°una gesti¨®n emocional desadaptativa de muchos chicos para evitar estados emocionales como la soledad, la ansiedad o la ira, y acuden a su consumo para huir de eso, y obtener placer inmediato¡±. Para ¨¦l, ¡°los menores circulan por internet como por una autopista de cinco carriles, y se trata de poner alguna carretera comarcal. ?No se va a poder evitar el acceso a muchos lugares? No, pero alguna dificultad se puede poner, y alguna barrera de prevenci¨®n¡±.
No se pueden hacer desaparecer los miles de millones de resultados que aparecen en menos de un segundo si se introduce solo la palabra ¡°porno¡± en el buscador, pero, como m¨ªnimo, se puede ense?ar a ni?os, ni?as y adolescentes qu¨¦ se van a encontrar entre esos miles de millones de resultados. Que sepan por qu¨¦ nada tienen que ver con la realidad. Y con qu¨¦ s¨ª tiene que ver el sexo. ¡°Con lo que no aparece en el porno mainstream¡±, dice Ana Valero, ¡°el cuidado, la reciprocidad, el consentimiento, la empat¨ªa¡±.
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