La sentencia de Alves y la reparaci¨®n: una pena de cuatro a?os y medio y la dificultad de cuantificar el da?o
Cinco juristas analizan la decisi¨®n del tribunal de imponer la pena rozando el m¨ªnimo que establece la Ley de Libertad Sexual previa a la reforma, la que se ha aplicado por ser la m¨¢s favorable al reo
La sentencia de la Audiencia de Barcelona que condena a Alves por violaci¨®n considera hechos probados los siguientes: ¡±Finalmente, el procesado utilizando su fuerza f¨ªsica, venciendo con ello la oposici¨®n de la Sra. VVVVV, la coloc¨® inclinada sobre el retrete, donde la penetr¨® vaginalmente con su pene hasta eyacular dentro de ella, sin usar preservativo y sin su consentimiento¡±. Los jueces establecen que la agresi¨®n se desarroll¨® no solo sin consentimiento, sino con ¡°el uso de la violencia¡±, y lo plasman en una sentencia que desmonta prejuicios y mitos sobre la violencia sexual con una redacci¨®n que varios juristas consultados definen como ¡°clara¡± y ¡°pedag¨®gica¡±. Con ese contexto, el tribunal ha impuesto una pena de cuatro a?os y medio de prisi¨®n, pr¨¢cticamente la m¨ªnima que prev¨¦ la Ley de Libertad Sexual ¨Dla primera que entr¨® en vigor, previa a la reforma del pasado a?o¨D, que establece una horquilla para estos hechos de cuatro a doce a?os; de cuatro a ocho a?os teniendo en cuenta la atenuante de reparaci¨®n del da?o que han aplicado. La propia v¨ªctima, a trav¨¦s de su abogada, se mostr¨® satisfecha este jueves porque se le haya dado la raz¨®n, aunque descontenta por esa condena m¨ªnima. Su abogada pidi¨® 12 a?os, la Fiscal¨ªa, nueve.
Varios juristas consultados apuntan a ese amplio marco de penas que la Secci¨®n 21 de la Audiencia de Barcelona ten¨ªa, y muestran cierta sorpresa. ¡°Pod¨ªan poner hasta ocho a?os. Se infiere que el tribunal considera que con las circunstancias del caso es de lo m¨¢s leve que puede existir en el ¨¢mbito de las agresiones sexuales¡±, dice Manuel Cancio, catedr¨¢tico de Derecho Penal en la Universidad Aut¨®noma de Madrid y vocal permanente de la Comisi¨®n General de Codificaci¨®n. Luc¨ªa Avil¨¦s, experta en violencia de g¨¦nero y magistrada candidata a vocal del CGPJ, hace una comparaci¨®n: ¡°Es inferior a la que puede tener un robo con violencia, por ejemplo¡±.
?Por qu¨¦? Cancio apunta al argumento del fallo, ¡°en apenas un p¨¢rrafo¡±. Es este: ¡°Habida cuenta de la edad de la v¨ªctima, joven y al inicio de su vida laboral, las secuelas que se le han causado, la violencia ejercida, con lesiones f¨ªsicas y psicol¨®gicas pero por otra parte valorando la atenuante de reparaci¨®n del da?o que sin llegar a ser cualificada s¨ª que consta que el acusado se ha mostrado conforme a indemnizar a la v¨ªctima por encima de los par¨¢metros habituales en este tipo de delitos, se impone al acusado la pena de cuatro a?os y seis meses de prisi¨®n¡±. Una indemnizaci¨®n a la que, adem¨¢s, la v¨ªctima renunci¨® en un principio bajo la tesis err¨®nea de los estereotipos sobre c¨®mo deben ser las mujeres antes, durante y despu¨¦s de una violaci¨®n y el temor a no ser cre¨ªdas. Esa reparaci¨®n es, sin embargo, un derecho recogido por ley.
Que la reparaci¨®n econ¨®mica que establece la sentencia funcione como un atenuante tan importante en la pena, para reducirla, resulta ¡°exagerado¡± para Marisa Soleto, jurista y directora de la Fundaci¨®n Mujeres. Aunque insiste en que la sentencia es recurrible y ¡°hay que esperar a la firme¡±, ahonda en c¨®mo ¡°los tribunales, en general, en delitos contra la libertad sexual aplican las penas m¨¢s bajas posibles, incluso apreciando todos los hechos y estableci¨¦ndolos como probados¡±.
La puesta a disposici¨®n de la indemnizaci¨®n como reparaci¨®n del da?o, a?ade Soleto, ¡°viene adem¨¢s en este caso de una suficiencia sobrada de recursos y de una estrategia de la defensa, y no de la voluntad sincera, m¨¢s a¨²n, cuando parte tambi¨¦n de esa estrategia era atacar la credibilidad de la v¨ªctima¡±. La propia sentencia deja constancia de la casa de Alves en ¡°Esplugues de Llobregat, con una superficie total construida de 655 m? y un precio de compra en 2010 de cinco millones de euros¡±, y el exjugador se aferr¨®, despu¨¦s de dar tres versiones distintas durante la instrucci¨®n, a su ¨²ltimo y ¨²nico argumento posible, que el sexo hab¨ªa sido consentido e, incluso, que hab¨ªa sido la v¨ªctima quien se le ¡°abalanz¨®¡± en el ba?o.
Una reparaci¨®n a medias
El argumento judicial de la reparaci¨®n del da?o supone tambi¨¦n para la magistrada Luc¨ªa Avil¨¦s un ¡°contrasentido¡±. Explica que el fallo reconoce las repercusiones para la v¨ªctima en su vida personal, social y familiar, y tambi¨¦n en su salud f¨ªsica y mental ¡ª¡±sufre en la actualidad un trastorno de estr¨¦s postraum¨¢tico de intensidad globalmente elevada, con repercusi¨®n funcional y deterioro en varias ¨¢reas del funcionamiento¡±, se lee en la sentencia¡ª; adem¨¢s, los propios magistrados hablan de la enorme dificultad de imponer una cuant¨ªa para unos da?os que no se pueden determinar en dinero ¡ª¡°El problema para la Sala, a la hora de fijar la responsabilidad civil, es que se ve obligada a cuantificar lo que es incuantificable¡±, se lee tambi¨¦n¡ª, pero al mismo tiempo, expone Avil¨¦s, ¡°parece que se le da m¨¢s valor al hecho de que se le ha pagado mucho dinero¡±.
Sobre eso ahonda tambi¨¦n la magistrada Victoria Rosell, ex delegada del Gobierno contra la Violencia de G¨¦nero: ¡°Se le han causado da?os adicionales, se la ha menospreciado y difamado, sus datos personales se hicieron p¨²blicos. Pareciera que se pone precio a la libertad sexual de las mujeres, y un mero pago no me parece que sea una atenuante del da?o indiscutible. Reparar el da?o ha de ser un atenuante, s¨ª, pero recordando que reparar el da?o es m¨¢s que pagar dinero¡±.
Tiene, adem¨¢s, un sesgo de clase, econ¨®mico, al que apunta el catedr¨¢tico de Derecho Constitucional y miembro del Comit¨¦ Asesor del Instituto Europeo de Igualdad de G¨¦nero Octavio Salazar: ¡°La reparaci¨®n del da?o es un mecanismo que genera desigualdad. Si no hubiera tenido esos recursos, quiz¨¢s no se hubiera podido beneficiar del atenuante de esa forma. De alg¨²na modo viene a reafirmar a quien tiene poder, y poder econ¨®mico, en su posici¨®n¡±.
Quiz¨¢s sobre esta cuesti¨®n, dice, ¡°lo que habr¨ªa que plantearse es la estructura del derecho penal¡±. Es decir, si tiene sentido la reparaci¨®n econ¨®mica del da?o como atenuante en seg¨²n qu¨¦ delitos: ¡°Tiene sentido en delitos por ejemplo econ¨®micos, s¨ª. Pero nos chirr¨ªa m¨¢s en aquellos en los que est¨¢ en juego la dignidad, la libertad sexual y la libertad misma de las v¨ªctimas, m¨¢s a¨²n en casos como este, en los que queda probada la violencia, el da?o moral, las consecuencias para ella que ha tenido y tiene, y donde se multiplica la repercusi¨®n a nivel social¡±. Pero es ¡°una reflexi¨®n¡±, matiza, porque es algo que, por el momento, no est¨¢ sobre la mesa.
El debate del punitivismo
Y en medio de todo lo anterior, el debate abierto sobre si cuatro a?os y medio son muchos o pocos de prisi¨®n; con el apunte, recuerdan varias de las juristas y como anotaba de inicio Manuel Cancio, de que el tribunal ten¨ªa la posibilidad de imponer una pena de hasta ocho a?os. La respuesta depende de varias cuestiones, entre ellas, dice Cancio, que Espa?a ¡°tiene una larga tradici¨®n de penas altas, poco com¨²n en comparaci¨®n con otros pa¨ªses del entorno, la violaci¨®n ha estado siempre en el rango del homicidio, 15 a?os. En Alemania, por ejemplo, cuatro a?os y medio por violaci¨®n ser¨ªa una pena m¨¢s bien severa¡±. En ese pa¨ªs, el m¨ªnimo para una violaci¨®n es de dos a?os, y la horquilla va de 2 a 15 en violaciones en las que haya riesgo para la vida; y en Suecia, por ejemplo, con un C¨®digo Penal m¨¢s parecido al espa?ol, se establecen para este delito de 3 a 6 a?os.
Es un debate amplio y complejo que lleva a?os abierto y no termina de dirimirse, y que la entrada en vigor de la ley del solo s¨ª es s¨ª deton¨® con enorme fuerza al provocar su aplicaci¨®n la rebaja de penas y excarcelaciones de agresores sexuales. Salazar, por ejemplo, dice ¡°no confiar en que las penas sean la mejor respuesta a un problema tan profundo como la violencia sexual, m¨¢s all¨¢ de que podamos discutir los a?os que este hombre tiene que estar en prisi¨®n o los beneficios penitenciarios que pueda tener¡±.
Y Rosell, hace algo m¨¢s de un a?o, cuando esta cuesti¨®n volvi¨® a estar en el foco medi¨¢tico tras las primeras reducciones y excarcelaciones, recordaba junto a otras expertas que las peticiones de penas altas pueden suponer ¡°un punitivismo paternalista que crea gran desprotecci¨®n a las mujeres¡±. Y explicaba por qu¨¦: ¡°Unos m¨ªnimos muy altos pueden provocar una huida del derecho penal cuando quien juzga, en base a su perspectiva y sus creencias, piensa que esos m¨ªnimos no se ajustan al delito. Si el m¨ªnimo es seis a?os o la absoluci¨®n, quiz¨¢s se decida la absoluci¨®n porque seis parece demasiado, pero si es cuatro, igual se ajusta m¨¢s¡±. Cuatro y seis meses es exactamente la condena de Alves.
El tel¨¦fono 016 atiende a las v¨ªctimas de toda la violencia machista ¡ªde la f¨ªsica a la sexual, la psicol¨®gica o la econ¨®mica¡ª, a sus familias y a su entorno las 24 horas del d¨ªa, todos los d¨ªas del a?o, en 53 idiomas diferentes. El n¨²mero no queda registrado en la factura telef¨®nica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. Tambi¨¦n se puede contactar a trav¨¦s del correo electr¨®nico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el n¨²mero 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al tel¨¦fono de la Fundaci¨®n ANAR 900 20 20 10. Si es una situaci¨®n de emergencia, se puede llamar al 112 o a los tel¨¦fonos de la Polic¨ªa Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicaci¨®n ALERTCOPS, desde la que se env¨ªa una se?al de alerta a la Polic¨ªa con geolocalizaci¨®n.
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