Cientos de historias de pederastia que la Iglesia no se cree: ¡°Lo que m¨¢s me duele es quedar como un mentiroso¡±
Medio centenar de v¨ªctimas relata su indignaci¨®n al ver c¨®mo se han tratado sus denuncias. La mayor¨ªa se han desechado como ¡°no probadas¡± en la lista de casos interna del informe de la Conferencia Episcopal
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce alg¨²n caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en Am¨¦rica Latina, la direcci¨®n es: abusosamerica@elpais.es.
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La frustraci¨®n y la indignaci¨®n son un¨¢nimes en muchas de las v¨ªctimas que aportaron su testimonio a EL PA?S y luego se dirigieron a la Iglesia para corroborarlo, pero ahora descubren que no fueron cre¨ªdas, seg¨²n revela la lista interna de la gesti¨®n de cada caso publicada por este diario, que se puede consultar tambi¨¦n al final de este art¨ªculo. Otras cuentan incluso que nunca les atendieron o se hizo de forma decepcionante. El informe Para dar luz de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), publicado en diciembre, contabiliza por el momento solo 1.057 acusados ¨Da¨²n deja fuera cerca de 400 casos conocidos, seg¨²n la base de datos de este diario, que recoge todos los conocidos¨D y, de ellos, considera probados o veros¨ªmiles ¨²nicamente 358. Agust¨ªn Jos¨¦ Llop relata que contact¨® con los mercedarios para denunciar los abusos que sufri¨® en los a?os setenta en el internado de Reus, ¡°como catarsis, y para sumar, pero convencido de que de nada servir¨ªa¡±. Pero ahora su tristeza es mayor al ver la lista revelada por EL PA?S: ¡°Lo que m¨¢s me duele es quedar como un mentiroso, con el da?o que me ha producido de por vida. En fin, la Iglesia es como la banca, nunca pierde¡±. Los mercedarios no aparecen en la contabilidad de la Iglesia y este caso, oficialmente, no existe.
Llop es una de las v¨ªctimas del medio centenar que este peri¨®dico ha vuelto a contactar estos d¨ªas para saber su experiencia con la Iglesia. Refiere que se reuni¨® con un superior de la orden y dos frailes: ¡°Escribieron la denuncia, me dijeron que ser¨ªa enviada al Vaticano y hasta ahora. Nunca m¨¢s supe de ello, de eso hace m¨¢s de dos a?os. Evidentemente no me ofrecieron nada m¨¢s que el perd¨®n y la recomendaci¨®n de que, como oveja descarriada, volviera al redil del cristianismo¡±.
Las v¨ªctimas siguen esperando que el Gobierno act¨²e y aplique las recomendaciones del Defensor del Pueblo, como crear una oficina de atenci¨®n para que sea una instituci¨®n p¨²blica quien documente y contabilice los casos de abuso y luego gestione posibles indemnizaciones. En su opini¨®n, lo ocurrido no hace m¨¢s que resaltar esta necesidad, pues desconf¨ªan totalmente de la Iglesia. La ¨²ltima prueba es ese informe de los obispos, Para dar luz, que la CEE present¨® como el definitivo sobre el esc¨¢ndalo, pero que ha resultado ser una controvertida maniobra para intentar reducir el n¨²mero oficial de casos y contrarrestar la auditor¨ªa que los propios obispos encargaron al despacho de abogados Cremades & Calvo-Sotelo. Para ello, la CEE utiliz¨® un informe provisional e incompleto que les filtr¨® su topo en el bufete, Alfredo Dagnino, luego despedido por ello. Pese a que el despacho advirti¨® que era un listado de casos deficiente que deb¨ªa ser desechado, la CEE lo asumi¨® tal cual y lo hizo oficial. Realiz¨® un copia y pega del documento, erratas incluidas, y secund¨® su pol¨¦mica clasificaci¨®n de casos, que distingu¨ªa entre probados y no probados, algo in¨¦dito en los trabajos de este tipo, y m¨¢s a¨²n porque es obra de una sola persona. De hecho, muchas di¨®cesis y ¨®rdenes protestaron a la CEE porque esa catalogaci¨®n de sus casos se hizo a sus espaldas.
La di¨®cesis de Bilbao, que ha hecho un esfuerzo de atenci¨®n a las v¨ªctimas, es un buen ejemplo. En esa lista interna, refrendada por la CEE en su informe, registra 32 denuncias y oficialmente solo se cree dos (una probada y otra veros¨ªmil), aunque este obispado ha precisado a EL PA?S que nunca clasific¨® as¨ª sus casos. K. Zubeldia, por ejemplo, habl¨® con la di¨®cesis de Bilbao para denunciar abusos en los a?os sesenta de un sacrist¨¢n de la parroquia de Nuestra Se?ora de los Reyes y San Fernando. Ahora ve que su caso, el n¨²mero 32 de la lista de Bilbao, figura como ¡°no probado¡± y que ¨¦l, ¡°supuestamente¡± era menor de edad. ¡°Me parece inveros¨ªmil. Esto es una afrenta a mi integridad. Adem¨¢s el uso de ¡®supuestamente¡¯ marca claramente el sesgo de la persona que compila el reporte. Yo era menor de edad y el abusador fue el sacrist¨¢n. No hay ¡®supuestos¡¯ en esto. Me parece insultante que me traten de esta manera¡±. Leonor Garc¨ªa, que denunci¨® abusos del cura Mart¨ªn Valle Garc¨ªa en los a?os setenta en el hospital de Santa Marina de la capital vizca¨ªna, tambi¨¦n est¨¢ desolada. El suyo es el caso n¨²mero 10, ¡°no probado¡±, donde se concluye: ¡°No hay conocimiento alguno de los hechos¡±. ¡°Mi experiencia con la comisi¨®n de v¨ªctima de la di¨®cesis no es buena, nunca hicieron nada, no me dieron informaci¨®n que ten¨ªan, jugaron al despiste conmigo, solo me ayud¨® el obispo¡±.
La CEE a¨²n no ha rectificado p¨²blicamente esta controvertida clasificaci¨®n de casos, ni ha aclarado si va a continuar aplic¨¢ndola o renunciar¨¢ a ella. El informe Para dar luz de los obispos reflej¨® literalmente la contabilidad de la lista de Dagnino y su clasificaci¨®n, pero de forma gen¨¦rica, sin detallar cada caso. Al ser revelado por EL PA?S el desglose de la lista, denuncia por denuncia, y sus numerosas carencias, la CEE ha tenido que admitir ¡°errores muy significativos¡±, sin especificar cu¨¢les. El documento est¨¢ siendo corregido en la web silenciosamente y van cambiando las cifras, aunque sigue lleno de lagunas.
La situaci¨®n ahora es de caos y a¨²n m¨¢s desconcierto de las v¨ªctimas. Este confuso y pol¨¦mico informe aspiraba a ser la ¨²ltima palabra de la Iglesia y en realidad ha retrocedido al principio, pues tambi¨¦n ha renegado de la auditor¨ªa de Cremades, que le cost¨® 1,2 millones de euros. La CEE a¨²n no ha explicado qu¨¦ va a hacer.
En la propia di¨®cesis de Valladolid, que es la del presidente de la CEE, Luis Arg¨¹ello, hay un caso clasificado como ¡°no probado¡±, a pesar de que el obispado pidi¨® perd¨®n a la v¨ªctima, seg¨²n relata. El afectado escribi¨® en 2022 a la oficina diocesana para denunciar abusos de un sacerdote en el seminario menor de la ciudad entre 1960 y 1961. Un psic¨®logo del obispado, explica la v¨ªctima, le contest¨® que no pod¨ªa tramitar ninguna denuncia porque el acusado hab¨ªa fallecido ¡°y tampoco les constaban m¨¢s v¨ªctimas¡±. La di¨®cesis le proporcion¨® ayuda psicol¨®gica y le pidi¨® perd¨®n, pero el caso es ¡°no probado¡±. ¡°En 2023 me contact¨® de nuevo el psic¨®logo interes¨¢ndose por mi salud y ofreciendo su ayuda nuevamente. Al decirle, o quiz¨¢s a causa de ello, que la oficina del Defensor del Pueblo me hab¨ªa solicitado informaci¨®n, no me ha vuelto a contactar¡±, explica.
Otro caso registrado en la di¨®cesis de Valladolid es el de Agust¨ªn Romero, que acus¨® de abusos en los a?os sesenta a un hermano de los Operarios Diocesanos, Terencio Mart¨ªn P¨¦rez, de los 11 a los 14 a?os en el colegio P¨ªo XII de Valencia, aunque este religioso, nacido en 1933, estaba incardinado en la capital castellana. A lo largo de su carrera, tambi¨¦n fue profesor en los seminarios de Burgos, Linares de Riofr¨ªo (Salamanca), Tarragona, Valladolid, y en la escuela de formaci¨®n profesional Juan XXIII de Bonavista, Tarragona, y el colegio San Jos¨¦ de Tortosa. Luego vivi¨® en la residencia Maestro ?vila de Salamanca de 2003 a 2010, hasta que falleci¨® en 2012. La v¨ªctima no se puso en contacto con la di¨®cesis de Valladolid, pero la orden s¨ª contact¨® con ¨¦l tras conocer su denuncia a trav¨¦s de EL PA?S: ¡°Hace dos a?os me llam¨® un superior y me pidi¨® perd¨®n¡±. Pero el caso figura como ¡°no probado¡± en la di¨®cesis de Valladolid. Romero ha escrito a la CEE para que rectifiquen la informaci¨®n de su caso. Por otro lado, la orden de los Operarios Diocesanos es una de las muchas que no aparecen en el informe Para dar luz. La descoordinaci¨®n entre di¨®cesis y congregaciones a la hora de comunicarse sobre los casos que no son de su competencia es otro de los aspectos que emerge en la contabilidad de denuncias de la CEE.
En la lista oficial de casos de la Iglesia hay tres que han sido declarados ¡°falsos¡±. Uno de ellos, registrado como ¡°caso 1¡å de la di¨®cesis de Oviedo, fue revelado por EL PA?S: es el de V. C., una de las primeras v¨ªctimas que escribi¨® a este diario para acusar de abusos al sacerdote Eustasio S¨¢nchez Fonseca en una comunidad cristiana en Villaviciosa (Asturias) en los a?os ochenta. Relat¨® que en 2002 su madre llam¨® al ahora cardenal Carlos Osoro, entonces arzobispo de Oviedo, para pedir ayuda y que no le hizo caso, algo que el propio Osoro admiti¨® luego a este diario como un error. En 2015, tambi¨¦n escribi¨® una carta al actual arzobispo, Jes¨²s Sanz, y este, despu¨¦s de reunirse con ella, le cerr¨® las puertas de la di¨®cesis. ¡°Me dijo que era mi palabra contra la suya¡±, asegur¨® V. C. a EL PA?S. La di¨®cesis nunca apart¨® a S¨¢nchez ni abri¨® un proceso can¨®nico contra ¨¦l. En la lista interna est¨¢ clasificado como denuncia falsa. ¡°Es tremendamente doloroso. Siguen ocultando todo lo que pas¨®¡±, lamenta V. C.
El informe de la CEE tambi¨¦n es muy confuso sobre c¨®mo ha gestionado los cientos de casos que le ha remitido EL PA?S. Entre 2021 y 2023, este diario entreg¨® a los obispos y al Vaticano cuatro informes con m¨¢s de 700 testimonios contra 545 cl¨¦rigos y laicos, pero la Iglesia siempre ha argumentado que si las v¨ªctimas no se ponen luego en contacto con la instituci¨®n no pueden investigar su caso. Sin embargo, son muchas las que lo hicieron y no obtuvieron respuesta o fueron ninguneadas. Por ejemplo, S. L., que denuncia abusos en el colegio salesiano Santo Domingo Savio de Valencia del profesor E. L. en los a?os sesenta, escribi¨® al correo electr¨®nico que abri¨® la CEE en junio de 2022. ¡°La contestaci¨®n de la Iglesia me dej¨® pasmado¡±, relata. Explica que fue un mensaje autom¨¢tico: ¡°Buenos d¨ªas: Acusamos recibo y agradecemos el env¨ªo de esta informaci¨®n. Sentimos el dolor que haya podido sufrir. Saludos cordiales¡±. Fue la ¨²nica respuesta, no le llam¨® nadie nunca. Carolina Bed¨®s, que denunci¨® que su padre sufri¨® abusos en colegio de los maristas Valldemia de Matar¨® (Barcelona), asegura que le pas¨® lo mismo, nunca le contestaron.
La revisi¨®n de la lista indica que no aparecen registrados al menos 284 casos enviados por EL PA?S, m¨¢s de la mitad de los comunicados. M¨¢laga es un caso extremo de negacionismo, pues afirma conocer solo tres, ninguno de EL PA?S, pero tiene cinco casos en los informes de este diario. En todo caso, el listado revela que varios testimonios comunicados por este peri¨®dico han llevado a confirmar acusaciones y condenas. Por ejemplo, en Pamplona, Tarragona, ?vila, Bilbao, Cuenca, Guadix, Santander y Tenerife. Tambi¨¦n en los claretianos, La Salle o agustinos. Pero ninguna de estas instituciones lo ha admitido nunca. En otros casos, la Iglesia ya reconoci¨® los abusos en su d¨ªa y pidi¨® perd¨®n, pero luego ha registrado el caso como ¡°no probado¡±. Como en el caso de Teresa Conde, que denunci¨® abusos de Domingo Ciordia Azcona, un fraile de los trinitarios en Salamanca, en los a?os ochenta. ¡°La orden le pidi¨® perd¨®n a mis padres, a ¨¦l luego lo trasladaron y hasta aparece mencionado en la sentencia de mi nulidad matrimonial eclesi¨¢stica, pero a m¨ª siempre me han despreciado¡±, resume Conde.
En otros casos la Iglesia respondi¨®, pero para hacer lo m¨ªnimo. Como a Vicente Cort¨¦s, que acus¨® de abusos en 1965 al p¨¢rroco de Higueruelas (Valencia), Enrique Cogollos. ¡°Denunci¨¦ ante el obispado mi caso y no dijeron nada sobre la credibilidad que daban a mi testimonio, solo que ese sacerdote se hab¨ªa secularizado hac¨ªa tiempo y no pidieron perd¨®n. Fueron de lo m¨¢s as¨¦ptico y hasta la fecha no he tenido noticias suyas¡±. Se ha enterado ahora, por la lista revelada por EL PA?S, de que la Iglesia considera su caso, el n¨²mero 4 de Valencia, como ¡°no probado¡±.
Lo mismo le ha pasado a J. M. Y., que denunci¨® abusos del director del coro de la catedral de Palencia en 1963. Escribi¨® al obispo de Palencia hace m¨¢s de siete a?os, pero nunca le contest¨®. Finalmente, consigui¨® ver al siguiente, Manuel Herrero, jubilado este a?o, a trav¨¦s de la asociaci¨®n de atenci¨®n a v¨ªctimas Betania. ¡°Me pidi¨® perd¨®n, pero me dijo que no sab¨ªa nada de nada y cuando se habl¨® de indemnizaci¨®n se acab¨® la conversaci¨®n¡±. Su caso est¨¢ registrado en la di¨®cesis de Palencia como el n¨²mero 1, ¡°no probado¡±.
O el caso de M. C., que acusa en los noventa en Orihuela, Alicante, a un profesor laico, de iniciales G. A. A. del colegio diocesano Santo Domingo. Cuenta que tuvo una entrevista telef¨®nica con un cura encargado de la atenci¨®n a las v¨ªctimas. ¡°?Resultado de la investigaci¨®n de la Iglesia? Ni idea, nadie se volvi¨® a poner en contacto conmigo. Mi experiencia fue neutra. S¨®lo le cont¨¦ mi historia y ¨¦l me escuch¨®. Dijo que lo ten¨ªan en cuenta. Sin m¨¢s. Nunca tuve mucha fe, nunca mejor dicho¡±. Aparece como ¡°caso 7¡å de esta di¨®cesis, ¡°no probado¡±, aunque EL PA?S ha remitido dos testimonios contra la misma persona.
La lista secreta de la Iglesia sobre c¨®mo gestiona sus casos pone en evidencia que en la mayor¨ªa de las ocasiones el testimonio de la v¨ªctima no tiene ning¨²n valor, m¨¢s a¨²n si el acusado ha fallecido. En esos casos pasa directamente a ser ¡°no probado¡±. Esto lleva a una llamativa contradicci¨®n en muchas ocasiones porque no se cree, pero se produce una petici¨®n de perd¨®n, acompa?amiento o ayuda con terapia psicol¨®gica. En realidad hay un doble juego, porque a la v¨ªctima nunca se le dice que no se le ha cre¨ªdo, solo figura en este documento interno. Por ejemplo, el caso n¨²mero 2 de la di¨®cesis de Lleida, considerado ¡°no probado¡±, relata acusaciones a un sacerdote fallecido en 2002. Explica as¨ª la gesti¨®n: ¡°No se tiene conocimiento de los hechos. No se pudo contrastar la versi¨®n del denunciante por el fallecimiento del sacerdote¡±. Aun as¨ª, se destaca el ¡°acompa?amiento en todo momento a la supuesta v¨ªctima¡± del obispo, y su petici¨®n de perd¨®n. Incluso detalla que ¡°no hubo reparaci¨®n econ¨®mica, si bien consta el ofrecimiento personal del obispo a cederle la mitad de su sueldo en caso de necesidad¡±. Pero para la contabilidad oficial de la Iglesia es un caso ¡°no probado¡± y a la v¨ªctima nunca se le dice.
Igual en Calahorra, caso 3, ¡°no probado¡±. Son hechos recientes, de 2011, y el sacerdote acusado ha fallecido. Las v¨ªctimas, que eran varias, no ped¨ªan ninguna compensaci¨®n, solo comunicar el caso, pero a¨²n as¨ª no han sido cre¨ªdas. Se resume as¨ª: ¡°Las supuestas v¨ªctimas no quer¨ªan m¨¢s que dejar constancia de su testimonio y de su dolor. (¡) Noticia de que el sacerdote pudo tener relaci¨®n con hombres, pero no hay constancia de la verosimilitud de la denuncia, ni certeza¡±.
Es a¨²n m¨¢s llamativa la percepci¨®n que tiene la Iglesia de la v¨ªctima en algunos casos que incluso han llevado a condenas de c¨¢rcel, como el conocido proceso en Lugo al fraile de O Cebreiro. Anota la di¨®cesis de Lugo: ¡°Se hace constar la veracidad de los hechos y las dudas sobre si los actos fueron consentidos. Se alude al conocimiento notorio de ciertos comportamientos de la v¨ªctima¡±.
En otros casos, la lista secreta refleja con claridad que el obispado no cree a las v¨ªctimas. Es lo que ocurre en Ourense, con un duro testimonio revelado por EL PA?S, de dos sobrinas que acusan a su t¨ªo sacerdote y que finalmente desemboc¨® en 2023 en una investigaci¨®n judicial, a¨²n bajo instrucci¨®n. La di¨®cesis abri¨® un proceso can¨®nico sin ni siquiera escuchar a la v¨ªctima y se posicion¨® contra ella, tal como refleja el documento: ¡°No se adoptan medidas cautelares ante la convicci¨®n y certeza moral del obispo sobre la falsedad de las imputaciones.¡± Y m¨¢s adelante: ¡°El obispo postula de manera clara y terminante la inocencia del sacerdote¡±. La intervenci¨®n de un juez oblig¨® finalmente a la di¨®cesis en marzo de 2023 a apartarlo de forma cautelar.
Cristina Sans apareci¨® en 2023 en EL PA?S contando la terrible historia de su familia: cuatro hermanos abusados por el mismo cura, el claretiano Hilario Apodaca, de la parroquia del Inmaculado Coraz¨®n de Mar¨ªa, en la calle madrile?a de Ferraz. No quer¨ªa saber nada de la Iglesia espa?ola, pero como vive en Francia s¨ª se puso en contacto en 2021 con la comisi¨®n que investiga los abusos del clero en ese pa¨ªs. Habl¨® con ellos por tel¨¦fono y mandaron la informaci¨®n a un responsable de la Iglesia, pero nunca se pusieron en contacto con ella. ¡°Nosotros las v¨ªctimas nos sentimos siempre muy solos y abandonados. Nadie vino hacia nosotros¡±.
Algunas v¨ªctimas, cansadas de la indiferencia de la Iglesia espa?ola, deciden ir directamente al Papa, para ver si en Roma s¨ª les escuchan. Como ha hecho B. M., que denuncia abusos en el colegio Europa de M¨¢laga de un sacerdote que incluso apareci¨® en Intervi¨² en 1987, Antonio Mu?oz Rivero, con cinco hijos secretos y cuyas tres hijas le acusaban de abusos. Cuando sali¨® en la revista despareci¨® del colegio, pero no se tom¨® ninguna medida, salvo enviarlo a Venezuela. Fue este diario quien identific¨® al sacerdote, porque ella no recordaba el nombre y el obispado nunca le dio informaci¨®n. Salvo unos meses despu¨¦s, cuando le escribi¨® un mail: ¡°Me escribieron diciendo que con motivo de la defunci¨®n del sacerdote se archivaba mi caso. Se lavaron las manos¡±. Este caso no figura entre los cuatro que dice tener registrados este obispado, donde en realidad la base de datos de EL PA?S se?ala 11. De la Iglesia espa?ola ya no espera nada, solo le queda el Papa.
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