La generaci¨®n Z se parte en extremos: ellos son los m¨¢s machistas y ellas, las m¨¢s feministas
Los varones entre los 18 y los 26 a?os son los que menos perciben la desigualdad de g¨¦nero frente a los de cualquier otro grupo de edad
La foto es n¨ªtida y se parece a tantas otras fotos que se vienen haciendo en los ¨²ltimos a?os: los j¨®venes se parten en extremos y ellos son, entre todas las generaciones, los m¨¢s machistas. ?Ellas? Las m¨¢s feministas. Hay una enorme distancia que separa a mujeres y hombres de 18 a 26 a?os (generaci¨®n Z) en torno a la igualdad. Es lo que revela la ¨²ltima encuesta de 40dB. para EL PA?S y la SER, Radiograf¨ªa intergeneracional de la desigualdad de g¨¦nero. Y esa diferencia no se produce solo entre sexos, es tambi¨¦n entre generaciones. Cuanto m¨¢s j¨®venes, m¨¢s alejados de la igualdad. Entre los que tienen 59 o m¨¢s a?os (baby boomers y generaci¨®n silenciosa), el 46,8% de ellos y el 55,3% de ellas se consideran muy o bastante feministas. En la Z, esa horquilla se abre de manera amplia: solo el 35,1% de j¨®venes entre los 18 y los 26 se considera feminista, mientras que en ellas ese porcentaje asciende al 66%. Todos los datos internos de la encuesta podr¨¢n consultarse en la web de EL PA?S a partir del lunes (ya puede descargarse la presentaci¨®n de los datos de 40dB.).
Ese informe, con 2.000 entrevistas online a mayores de 18 a?os realizadas entre el 1 y el 3 de marzo, refleja que la mitad de la poblaci¨®n espa?ola se considera feminista, pero que ellas lo hacen m¨¢s (casi 6 de cada 10) y ellos, menos (4 de cada 10), pero, sobre todo, lo que deja ver es c¨®mo los hombres j¨®venes se ¡°desenganchan¡± del conjunto, sintetiza Bel¨¦n Barreiro, la directora de la agencia de investigaci¨®n 40dB.: ¡°Mientras que las mujeres de la [generaci¨®n] Z piensan muy parecido a las de otras generaciones, ellos no, hay visiones contrapuestas en ese grupo de edad¡±.
Es un choque ideol¨®gico que no solo est¨¢ en considerarse o no feminista, sino que se repite, de distintas formas, en las respuestas a lo largo de toda la encuesta. ?Qui¨¦nes son los que menos piensan que la vida es m¨¢s dif¨ªcil para las mujeres? Los j¨®venes: solo el 14,8% de los Z lo piensa. ?Los que menos creen que hay machismo en la sociedad? Ellos tambi¨¦n (35,2%). Y tambi¨¦n quienes menos perciben la desigualdad de las mujeres en el trabajo (24,7%), mientras que m¨¢s de la mitad de los hombres de m¨¢s de 59 a?os (el 55,2%) afirma que ese desequilibrio existe.
Una diferencia de percepci¨®n por edad que salta a lo largo de cualquier asunto de la encuesta. Incluso en aquellas cuestiones en las que el porcentaje no es peque?o, sigue siendo menor que el de las generaciones m¨¢s mayores. Por ejemplo, son los que menos consideran necesario garantizar la igualdad salarial entre hombres y mujeres (65,6%), obligar a que ambos progenitores disfruten del mismo tiempo de permiso de paternidad y maternidad (61,9%) o que haya que facilitar el acceso a la vivienda para mujeres sin pareja con hijos e hijas a su cargo (53,1%), frente a la percepci¨®n de los hombres m¨¢s mayores, que ronda el 80% en esas tres cuestiones. Si se compara con las mujeres, la diferencia es a¨²n m¨¢s acusada; en ellas, de cualquier generaci¨®n, ese porcentaje oscila entre el 80% y el 90%.
Aunque la mayor parte de la ciudadan¨ªa cree que los mayores (las generaciones baby boomer y silenciosa) son las m¨¢s machistas (57,2%), seguida de la Z (un 27,3%), es, sin embargo, en esta ¨²ltima donde los indicadores m¨¢s alejados del feminismo se disparan. ¡°Todos¡±, dice Barreiro, ¡°mires donde mires, los j¨®venes son los que menos creen en la igualdad, y esto significa que esa idea es absolutamente transversal a todos los ¨¢mbitos de su vida¡±.
?Por qu¨¦? ?Qu¨¦ est¨¢ sucediendo? Barreiro pronuncia la palabra backlash: una reacci¨®n negativa contra avances sociales o pol¨ªticos. Es una ola reaccionaria, como ha ocurrido en los ¨²ltimos a?os en aquellos pa¨ªses en los que se han producido avances, de Estados Unidos a Argentina o Suecia. ¡°Y el voto cuelga de esta cuesti¨®n, del feminismo¡±, dice la directora de 40dB. Cuenta que en todas las aproximaciones que hacen desde hace unos a?os se desprende la relaci¨®n directa entre igualdad e ideolog¨ªa.
Brecha ideol¨®gica
Seg¨²n la encuesta, uno de cada cuatro votantes de Vox son muy o bastantes feministas (24%), del PP lo son el 35,2%, el 62,6% del PSOE y el 74,8% de Sumar. Y es entre ellos donde m¨¢s polarizaci¨®n pol¨ªtica hay: ¡°Ellas son abrumadoramente de izquierdas y entre ellos est¨¢ empatada la izquierda y la derecha, pero el segundo partido pol¨ªtico al que votan los j¨®venes despu¨¦s del PSOE es Vox. Sin embargo, la ultraderecha es para ellas el cuarto partido, es minoritario. Esta es la ¨²nica generaci¨®n con tanta brecha¡±.
Son diferencias que emergieron con la entrada de Vox en el Congreso. Barreiro asegura que el ¨¦xito de la ultraderecha no se debe tanto a los j¨®venes, ¡°sino a que estos han sido seducidos por los discursos de Vox¡±. Anota, adem¨¢s, que ¡°de alguna forma se han visto acorralados por una generaci¨®n de chicas muy feministas y reaccionan y¨¦ndose en la direcci¨®n opuesta¡±. Berta Barbet, doctora en Ciencias Pol¨ªticas y Relaciones Internacionales por la Universidad de Leicester, cree que esto puede deberse tambi¨¦n a c¨®mo han crecido: ¡°Se han socializado con este debate en primera plana de la pol¨ªtica, y eso hace que est¨¦n mucho m¨¢s polarizados respecto al feminismo que otras generaciones a los que este tema lleg¨® cuando ya estaban m¨¢s politizados¡±.
Lo ¡°preocupante¡± de la polarizaci¨®n es el ¡°componente clar¨ªsimo de g¨¦nero¡±, a?ade Barbet. Ellas en una orilla y ellos en la otra. Y en ellos, con una identidad pol¨ªtica concreta que han desarrollado al ¡°amparo de lugares pol¨ªticos y medi¨¢ticos que les han dado cobertura moral, por lo que para ellos hay cuestiones que no son incorrectas, han crecido pol¨ªticamente mientras hab¨ªa quienes les dec¨ªa ¡°esta norma social es absurda¡±, y esa norma social es la igualdad.
Hay ejemplos concretos en la encuesta que hablan tambi¨¦n de esto. De izquierda a derecha, la percepci¨®n de que la vida es m¨¢s dif¨ªcil para las mujeres va en orden: mientras que en Sumar casi siete de cada diez lo piensan, en el PSOE es el 53,4%, en el PP el 41,2%, y en Vox el 19,5%.
La doctora en Ciencias Pol¨ªticas y profesora en la Universidad de Santiago de Compostela Cristina Ares suma algo m¨¢s que puede explicar ese salto: ¡°Quiz¨¢s los m¨¢s j¨®venes perciban m¨¢s competencia o que tienen menos oportunidades, l¨®gico porque tienen menos privilegios, y porque son conscientes de que con ello crecen las responsabilidades, por ejemplo en el cuidado, y no les gusta¡±.
En todas las generaciones, seg¨²n el informe, una gran mayor¨ªa de mujeres de todas las edades (en torno al 80%) considera que las renuncias laborales recaen sobre ellas; entre los hombres esta afirmaci¨®n es menos compartida cuanto m¨¢s j¨®venes son: un 56,6% de los Z y un 76,1% de los boomers. Que ellas sean conscientes de que el feminismo puede hacer que lleguen a estar en una mejor posici¨®n tambi¨¦n habla de la reacci¨®n que pueden estar teniendo ellos, seg¨²n Ares.
Posibilidades de cambio
?Hay algo por lo que podr¨ªa cambiar esa situaci¨®n? Barreiro apunta al futuro m¨¢s inmediato de esa generaci¨®n: ¡°Podemos pensar que si tienen una pareja y si forman una familia, cuando la formen, revisen sus posiciones desde una perspectiva m¨¢s humana, desde lo cotidiano, siempre y cuando ellas sean capaces de llevarlos a sus posiciones¡±. Sobre todo cuando se tienen hijos, dice la soci¨®loga, perciben que hay ¡°un clic¡± respecto a infinidad de cuestiones, pero puede no ser f¨¢cil ¡°porque las posiciones de partida son tremendas¡±.
Tanto en ideolog¨ªa como en la pr¨¢ctica, los resultados del an¨¢lisis hablan de que ellas cargan m¨¢s que los hombres con las tareas del hogar y los cuidados, con la ¨²nica excepci¨®n de las gestiones bancarias. Pero son los cuidados, y sobre todo aquel de las personas dependientes, el porcentaje m¨¢s diferenciado: el 47,1% de ellas dice hacerlo siempre, y un 27,5% dedicarle m¨¢s tiempo que su pareja. Ellos dicen hacerlo siempre en 1,2% de los casos, y un 5,9% afirma que le dedica m¨¢s tiempo que su pareja.
Ocurre con el cuidado de dependientes y ocurre con el de los hijos e hijas cuando se tienen: el 62,3% de ellos piensa que lo hacen por igual, mientras que entre ellas piensan eso un 39,3%. ¡°Hay una percepci¨®n claramente sesgada por la diferencia de porcentajes¡±, apunta Barreiro.
Pero tambi¨¦n podr¨ªa no ocurrir. Barbet, la polit¨®loga, afirma que con ese contexto ¡°hay dos dudas que pueden asaltar¡±. Una es si ¡°ese contexto social va a seguir siendo el mismo¡±, y la otra es si se va a producir ese emparejamiento: ¡°Cuando la gente se casa, tiende a moderar sus posiciones ideol¨®gicas para parecerse m¨¢s y eso har¨¢ que la polarizaci¨®n disminuya, pero tambi¨¦n puede ser que precisamente por esas diferencias les cueste mucho emparejarse y esa brecha la vayan alargando a lo largo de todo el ciclo vital. ?Puede pasar? Como posible, es posible, y si lo hace, tendr¨¢ consecuencias a nivel sociol¨®gico como est¨¢ teniendo ahora la polarizaci¨®n¡±.
Ares conf¨ªa en que esas diferencias acaben ¡°suaviz¨¢ndose¡± a medida que ¡°vayan ganando madurez¡±. En cualquier caso, apunta, ¡°es necesario buscar discursos apropiados y encontrar medidas y pol¨ªticas de igualdad para ayudar a reducir estas percepciones¡± que, dice, guardan relaci¨®n con la ideolog¨ªa. ¡°La izquierda es m¨¢s igualitaria que la derecha, es un hecho, y aunque ahora entre los m¨¢s j¨®venes la ultraderecha este arrastrando, la evoluci¨®n del voto tambi¨¦n se puede moderar, porque lo que s¨ª encontramos ahora es volatilidad en ese voto¡±, explica.
Ares asegura que en el pasado, en general, se manten¨ªa la orientaci¨®n sobre lo que se hab¨ªa elegido en las urnas la primera vez, ¡°pero ahora hay mucha m¨¢s variaci¨®n entre votos y expectativas en funci¨®n de qui¨¦n est¨¦ en el gobierno y en la oposici¨®n¡±. La clave de este contexto pol¨ªtico, en el presente y a futuro, es el feminismo. Lo dice Barreiro: ¡°De eso depende todo lo dem¨¢s¡±.
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