Las series, ante el estigma del VIH
Producciones como ¡®It¡¯s a Sin¡¯, ¡®Pose¡¯ y ¡®Merl¨ª: Sapere Aude¡¯ sit¨²an a seropositivos en el centro de la ficci¨®n televisiva, pero los expertos reclaman una aproximaci¨®n m¨¢s moderna al tema
Que el VIH no ha sido tratado como deber¨ªa en la ficci¨®n televisiva es obvio. El propio Russell T. Davies (Queer As Folk, Doctor Who, Years & Years) enton¨® el mea culpa despu¨¦s de estrenar la revulsivamente necesaria It¡¯s a Sin. Durante a?os, dijo, hab¨ªa mirado hacia otro lado siempre que surg¨ªa la oportunidad de poner en el centro el virus causante del sida. De poner en el centro su devastadora irrupci¨®n en el Londres de los ochenta. C¨®mo borr¨® del mapa, en poco tiempo, a buena parte de sus amigos. C¨®mo se lidi¨® con el miedo, la culpa, y la discriminaci¨®n redoblada, el sentirse culpables de algo de lo que ninguno de ellos era culpable. ¡°Nadie deber¨ªa nunca sentirse responsable de contraer una enfermedad¡±, dice Ferran Pujol, director de BCN Checkpoint, el primer centro comunitario de Europa para la detecci¨®n del VIH.
Pol Rubio, el personaje que interpreta Carlos Cuevas en la popular¨ªsima Merl¨ª: Sapere Aude, descubre que est¨¢ infectado de VIH al principio de la segunda temporada de la serie, que puede verse en Movistar +. Eso podr¨ªa hacer pensar tambi¨¦n en Espa?a la ficci¨®n televisiva trata de dejar de mirar hacia otro lado y normalizar y desestigmatizar un virus con el que, seg¨²n datos de 2019, viven entre 140.000 y 170.000 personas solo en nuestro pa¨ªs. Pero, en realidad, es puro espejismo. Ni siquiera en el pa¨ªs que a¨²n m¨¢s televisi¨®n produce, Estados Unidos, ocurre nada parecido. Seg¨²n la GLAAD, la Alianza de Gays y Lesbianas contra la Difamaci¨®n, en la temporada televisiva de 2020-2021, de los 1.063 personajes recurrentes en series de televisi¨®n, solo tres viv¨ªan con el VIH.
Los tres est¨¢n, adem¨¢s, en la misma serie: Pose (en HBO Espa?a). Se trata de una obra de Ryan Murphy, prol¨ªfico creador y tambi¨¦n uno de los m¨¢s brillantes (American Horror Story, American Crime Story, Hollywood, The Politician, Glee). Murphy tambi¨¦n exorciza demonios del pasado, como Davies, y reivindica lo poderoso y luminoso de las comunidades drag del intolerante Nueva York de finales de los ochenta. Lo que hacen, Murphy y Davies, es reescribir una historia que no se hab¨ªa contado desde dentro ¡ªsalvo excepcionales precedentes, como Angels in America (HBO), que Mike Nichols edific¨® sobre el cl¨¢sico de Tony Kushner¡ª y, al hacerlo, arrojan una necesaria luz sobre la oscuridad del momento. Pero, ?es eso suficiente?
¡°Para ser verdaderamente audaz, una serie que pretenda tratar hoy el VIH deber¨ªa atreverse a empoderar a los que viven con el virus¡± dice Joaquim Roqueta, presidente de Gais Positius, centro que asesor¨® a H¨¦ctor Lozano, guionista de Merl¨ª: Sapere Aude, cuando este decidi¨® que el protagonista iba a infectarse. Lozano tambi¨¦n habl¨® con Ferran Pujol. ?Qu¨¦ les ha parecido el resultado? ¡°Bien, aunque la visi¨®n sigue siendo muy conservadora. Es decir, las series de televisi¨®n tienen un poder enorme para normalizar y desestigmatizar, y no deber¨ªan quedarse en el mero colocar a un personaje infectado que vuelve a vivir la infecci¨®n como una tragedia. Deber¨ªan hablar, por ejemplo, de que el VIH, en las personas en tratamiento, es indetectable e intransmisible¡±, dice Roqueta. [El cap¨ªtulo 6 de la segunda temporada de Merl¨ª: Sapere Aude incluye este asunto]
Que alguien hoy infectado, a?ade Pujol, ¡°tiene una vida normal¡± y que incluso existen formas de prevenir el contagio, como las llamadas pastillas PrEp, de uso diario, que previenen ¡°100% el contagio¡± aunque se mantengan relaciones con una persona seropositiva. ¡°El desconocimiento sigue siendo enorme, y olvidamos que hay una nueva generaci¨®n que no ha o¨ªdo hablar tanto de la enfermedad como o¨ªmos nosotros en su momento¡±, a?ade Pujol. Que una trama tratase ¡°con naturalidad¡± el hecho mismo de tomar esas pastillas, y tener una pareja seropositiva, y se dejasen ¡°claros los avances en los derechos sociales que se han hecho, desde el poder formar parte de las Fuerzas Armadas hasta pedir una hipoteca¡±, para Roqueta, ¡°ser¨ªa infinitamente m¨¢s ¨²til¡±.
M¨¢s ¨²til que volver al pasado, como ocurre en Pose o It¡¯s a Sin, porque al volver al pasado se corre el riesgo de creer que el presente tiene algo que ver con ese pasado en el que a¨²n el estigma estaba por todas partes. ¡°Lo sigue estando hoy. Al resultado de una prueba de VIH es probablemente al resultado de la ¨²nica enfermedad a la que el paciente acude solo. Eso sigue siendo as¨ª porque sigue creyendo que si es seropositivo es por su culpa. Y hay que luchar contra esto¡±, insiste Pujol. ¡°Si una serie aprovechara para transmitir todo lo que hemos avanzado, las personas seropositivas se empoderar¨ªan, y a lo mejor no tendr¨ªan miedo de contarles a sus amigos y a sus familiares que son cs, ni cuando vuelven de la prueba ni m¨¢s adelante. No tienen nada de lo que avergonzarse¡±, a?ade Roqueta.
Lo cierto es que el uso del seropositivo en la ficci¨®n televisiva ha sido desde el principio instrumental. La primera vez que un personaje con el sida apareci¨® en una serie de televisi¨®n fue en la m¨ªtica St. Elsewhere ¡ªaqu¨ª llamada simplemente Hospital¡ª. Corr¨ªa el a?o 1983. Desde entonces, ha habido de todo. Incluso una de las protagonistas de Sexo en Nueva York, Samantha (Kim Cattrall), la no casualmente m¨¢s promiscua de todas ¡ªen consonancia con el mensaje que pretend¨ªa lanzarse: si¨¦ntete libre y ver¨¢s¡ª se somet¨ªa a una prueba, de resultado negativo. ¡°Es un continuo. En la ficci¨®n, el personaje del colectivo LGTBI, tend¨ªa a torturarse y acabar mat¨¢ndose, ?y qu¨¦ le estaba diciendo eso a quien descubr¨ªa que era homosexual? ?No parec¨ªa que estaba condenado a pasarlo mal?¡±, apunta el presidente de Gais Positius. Eso, por suerte, dice, es historia. Lo dem¨¢s, a¨²n no.
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