Cuando Bosnia particip¨® en Eurovisi¨®n en guerra: una conexi¨®n bajo asedio, una huida nocturna y un reproche a Europa
El representante del pa¨ªs en el certamen de 1993, Muhamed Fazlagic, recuerda su odisea para llegar a Irlanda y da un consejo art¨ªstico a la delegaci¨®n ucrania de este a?o
¨D Ahora vamos a Sarajevo, en Bosnia-Herzegovina. Buenas noches, Sarajevo. ?Podr¨ªamos tener sus votos, por favor?
Otro a?o y con otro pa¨ªs, la respuesta a la presentadora de Eurovisi¨®n¨Dun largo pitido con voces superpuestas¨D habr¨ªa sido interpretado como un fallo t¨¦cnico dif¨ªcilmente evitable en un certamen en directo. Pero ese 1993, con Bosnia inmersa en una guerra que no inici¨® y Sarajevo cercada y bombardeada por las fuerzas serbobosnias, significaba mucho m¨¢s. En su primera participaci¨®n en el concurso (un a?o despu¨¦s de independizarse de Yugoslavia), solo pudo conectar con la localidad irlandesa anfitriona, Millstreet, a trav¨¦s de una antigua estaci¨®n radiof¨®nica, tras fallar su plan A de hacerlo por tel¨¦fono sat¨¦lite.
Pocos segundos despu¨¦s de comenzar el pitido se oy¨® con dificultad una frase hoy ic¨®nica en Bosnia: ¡°Hello Millstreet, Sarajevo calling¡± (Hola, Millstreet, Sarajevo llamando) mientras el p¨²blico se arrancaba espont¨¢neamente a aplaudir con fuerza y la presentadora respond¨ªa: ¡°Hello Sarajevo, we are hearing you¡± (Hola, Sarajevo, te estamos oyendo). Ese ¡°Sarajevo llamando¡± pronunciado ante millones de espectadores era casi una met¨¢fora del ruego bosnio a Occidente para que interviniese en un conflicto que acab¨® dos a?os m¨¢s tarde con decenas de miles de muertos, m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n bosnia desplazada y un genocidio, Srebrenica.
¡°Todav¨ªa se me pone la piel de gallina al recordar el momento¡±, admite a sus 55 a?os Muhamed Fazlagic, representante de Bosnia en aquel certamen, que logr¨® escapar de la sitiada capital corriendo descalzo por la pista del aeropuerto mientras la televisi¨®n nacional emit¨ªa su actuaci¨®n ¨Dgrabada en la v¨ªspera¨D para que las fuerzas serbobosnias pensasen que era en directo y que a¨²n hab¨ªa varios candidatos en liza.
Las autoridades bosnias hab¨ªan apostado por enviar delegaciones a competiciones deportivas o art¨ªsticas en el extranjero como herramienta diplom¨¢tica. Buscaban el potente s¨ªmbolo de la nueva bandera ondeando junto al resto pese a las dificultades. En 1993, la radiotelevisi¨®n bosnia organiz¨® su primer concurso para elegir representante en Eurovisi¨®n. Se presentaron 47 candidatos, entre ellos varios artistas consagrados. Fazlagic era, en cambio, un joven cantante con solo una canci¨®n publicada, pero un compositor y un letrista conocidos, Dino Merlin y Fahrudin Pecikoza, vieron en ¨¦l un int¨¦rprete con buena voz y le hicieron un tema a medida: Sva bol svijeta (Todo el dolor en el mundo). La letra est¨¢ dirigida a los seres queridos que escaparon de la guerra. Era el caso de la entonces novia de Fazlagic y de la de Merlin, que estaba embarazada y tuvo que dar a la luz en Suecia. ¡°Todo el dolor en el mundo est¨¢ esta noche en Bosnia. Sigo desafiando el dolor. Y no tengo miedo. S¨¦ c¨®mo cantar, s¨¦ c¨®mo ganar¡±, reza la letra.
¡°Para nosotros, ir a Eurovisi¨®n era una forma de deber patri¨®tico. Tambi¨¦n quer¨ªamos mandar un mensaje al mundo sobre c¨®mo ve¨ªamos las cosas, pero de forma art¨ªstica, siempre de forma art¨ªstica. No quer¨ªamos poner odio en la letra, aunque ten¨ªamos muchos motivos para odiar¡±, matiza Fazlagic por videoconferencia desde su Sarajevo natal, donde hoy ejerce de asesor senior del ministro de Defensa, Sifet Podzic.
Grabaron la demo en una habitaci¨®n del ¨²nico hotel de Sarajevo con suficiente electricidad durante la guerra, el Holiday Inn (famoso porque alojaba a los periodistas internacionales), y pasaron el primer corte. En la final se impusieron de largo a los otros once aspirantes.
¡°Entonces empez¨® el verdadero problema: c¨®mo romper el cerco¡±, sentencia Fazla (su nombre art¨ªstico y el de la banda con la que particip¨®). La ¨²nica forma era cruzar una avenida aterrorizada por los francotiradores serbobosnios y atravesar, de noche y corriendo, la pista del aeropuerto hasta llegar a territorio controlado por las fuerzas bosnias. El aeropuerto estaba patrullado por cascos azules de la ONU, que devolv¨ªan a quien pillaban, y a¨²n no estaba concluido el famoso ¡°t¨²nel de la vida¡± que hoy se puede visitar. ¡°En el primer intento nos devolvieron a todos al punto de partida, pero sab¨ªamos que regresar a Sarajevo no era una opci¨®n. Yo lo logr¨¦ a la segunda; algunos, a la tercera o cuarta. Llevaba un tipo de zapatos sin cordones y, como hab¨ªa mucho barro por el deshielo de la nieve, la segunda vez se me quedaron en el barro, as¨ª que segu¨ª corriendo descalzo. Hice as¨ª unos diez kil¨®metros, hasta la cima de la monta?a ol¨ªmpica. Ten¨ªa tal subid¨®n de adrenalina que creo que tard¨¦ unos 20 minutos en darme cuenta de que iba descalzo. Esa misma noche algunas personas murieron all¨ª y otras resultaron heridas [por fuego serbobosnio]¡±, rememora.
Prosiguieron, ¡°sobre todo a pie¡±, hasta Konjic, una localidad unos 30 kil¨®metros al suroeste de la monta?a, donde una camioneta les llev¨® hasta la ciudad de Mostar, entonces en manos del Consejo Croata de Defensa. Era la principal formaci¨®n militar de Herzeg-Bosnia, la rep¨²blica independiente no reconocida que hab¨ªan declarado los bosniocroatas, y que les mantuvo dos d¨ªas cautivos. ¡°No estaban contentos con que fu¨¦semos a representar a Bosnia-Herzegovina. Nos insultaban y dec¨ªan: ¡®El pa¨ªs que intent¨¢is representar no existe¡±, recuerda. Era febrero de 1993 y, aunque bosniacos y croatas combat¨ªan a los serbios, ya estaban enfrentados en una suerte de guerra dentro de la propia guerra. Una negociaci¨®n a alto nivel les permiti¨® continuar y alcanzar la frontera con Croacia en un peque?o autob¨²s. Como el pa¨ªs vecino estaba en guerra con Serbia, tuvieron que bordear la costa adri¨¢tica para alcanzar Zagreb. ¡°Un rodeo de unas 24 horas¡±, calcula Fazlagic.
El destino no era a¨²n Irlanda, sino Liubliana, la capital de la vecina Eslovenia, donde se celebraban por primera vez unas semifinales, creadas precisamente por la inflaci¨®n de nuevos pa¨ªses a ra¨ªz de las disoluciones de la URSS y Yugoslavia. Quedaron segundos (pasaban los tres mejores de siete) y pusieron rumbo a Millstreet, justo con Eslovenia y Croacia, sus excompa?eras en Yugoslavia.
Como su director de orquesta hab¨ªa vuelto a Bosnia y ya no pudo salir de nuevo, la anfitriona les prest¨® al irland¨¦s Noel Kelehan, con quien ensayaron un par de veces. ¡°Al llegar a Irlanda fui consciente por primera vez de que estaba representando a toda una naci¨®n. Fue una experiencia alegre, pero era una enorme responsabilidad. As¨ª que estaba tratando de hacer dos cosas: la primera, no decepcionarlos [a sus compatriotas], hacer una actuaci¨®n de la que pudieran estar orgullosos. La segunda, llevar nuestra historia a los salones de la gente. Eurovisi¨®n es una plataforma medi¨¢tica tan enorme que era una oportunidad para contarla no solo a trav¨¦s de los medios, sino directamente a quienes nos estaban viendo. Creo que conseguimos ambas¡±, afirma.
La historia era la canci¨®n ¨Dcon su letra sobre el sufrimiento¨D y un gesto. Fazlagic estaba sobre todo concentrado en cantar afinado, en no irse de tono, pero dej¨® hueco para un detalle extramusical: girarse a mitad de la actuaci¨®n, levantar los brazos y cerrar los pu?os. ¡°Dar la espalda a Europa como Europa nos hab¨ªa dado la espalda en esos primeros 365 d¨ªas de guerra¡±, explica.
¨D?De d¨®nde salieron los zapatos que llevabas?
¨DUn soldado bosnio me dio sus botas en lo alto de la ma?ana ol¨ªmpica, en un hotel hoy destruido. Con ellas llegu¨¦ a Zagreb, donde ya pude comprar zapatos y ropa.
Bosnia acab¨® decimosexta, con 27 puntos. Como siempre, la geopol¨ªtica pes¨®: el ¨²nico pa¨ªs que le dio m¨¢s de cuatro puntos (los doce m¨¢ximos, de hecho) fue su aliada Turqu¨ªa. Sarajevo dedic¨® seis puntos a la espa?ola Hombres, de Eva Santamar¨ªa, que acab¨® und¨¦cima.
Una nueva vida y un consejo para Ucrania
Acabado el certamen, Fazlagic aprovech¨® que estaba en el extranjero para grabar su primer disco y dar varios conciertos humanitarios. Medio a?o despu¨¦s, regres¨® a una Bosnia a¨²n en guerra. ¡°Quer¨ªa estar con mi gente, que adem¨¢s esperaba que volviese. No quer¨ªa abandonar el pa¨ªs. Y mi madre a¨²n estaba en Sarajevo¡±, explica. Dio algunos conciertos en la zona controlada por las fuerzas bosnias y en 1995, ocho d¨ªas despu¨¦s de la firma de los Acuerdos de paz de Dayton, puso rumbo a Estados Unidos para empezar una nueva vida. ¡°Estaba exhausto. Y en Bosnia no habr¨ªa podido vivir de la m¨²sica porque estaba destrozada¡±, justifica.
Vivi¨® all¨ª dos d¨¦cadas, en las que dej¨® de lado la m¨²sica profesional ¡ª¡±con mi fuerte acento [en ingl¨¦s] no pod¨ªa cantar¡±, asegura¡ª y curs¨® estudios universitarios de Sociolog¨ªa Aplicada, Administraci¨®n y Gesti¨®n de Empresas y Administraci¨®n y Desarrollo Internacional. Tambi¨¦n fund¨® una escuela de f¨²tbol: su t¨ªo Mirsad hab¨ªa sido el capit¨¢n de la selecci¨®n yugoslava que alcanz¨® la final de la Eurocopa en 1968. Hace tres a?os, regres¨® a su Sarajevo natal, donde ha perdido el anonimato: en la cafeter¨ªa desde la que habla por videoconferencia la gente se acerca cada tanto a estrecharle la mano, incluso en medio de la entrevista.
?Alg¨²n consejo para Ucrania? ¡°Tiene una situaci¨®n similar, pero dos ventajas: no est¨¢ bajo embargo armament¨ªstico y Kiev no est¨¢ sitiada, as¨ª que les ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil llegar¡±, responde. ¡°No s¨¦ qu¨¦ tipo de canci¨®n tienen [Stefania, de Kalush Orchestra, una de las favoritas], pero lo m¨¢s importante, desde un punto de vista de relaciones p¨²blicas, es que, aunque lleven su historia a los salones de la gente y eso est¨¢ bien, sean profesionales. Que sigan siendo artistas¡±.
Al igual que en 1993, Eurovisi¨®n sigue siendo un espejo de la situaci¨®n de Bosnia, que tampoco podr¨¢ participar este a?o. Disfuncional, reh¨¦n de una estructura basada en criterios ¨¦tnicos y bajo la amenaza recurrente de la secesi¨®n, el pa¨ªs lleva desde 2017 excluido por la deuda que la radiotelevisi¨®n p¨²blica acumula con la organizadora, la Uni¨®n Europea de Radiodifusi¨®n.
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