Ficciones para sentirse insignificante
Olviden la ciencia ficci¨®n de fuegos artificiales y personajes que lanzan rayos por los ojos y avent¨²rense a buscar pel¨ªculas de verdadera ciencia ficci¨®n
El cine no ha hecho nada bueno por la ciencia ficci¨®n. El cine es ¡ªsol¨ªa ser¡ª un lienzo para traducir el mundo en fantas¨ªas que eliminaban lo triste, feo, repetitivo y absurdo de la vida. Por supuesto, se ha retratado la cotidianeidad, se ha retratado el aburrimiento, y por supuesto, se ha retratado el absurdo.
Y con toda una maquinaria dedicada a poner en im¨¢genes y sonidos todo aquello que se encuentre dentro los l¨ªmites de nuestra imaginaci¨®n, la ciencia ficci¨®n (el g¨¦nero m¨¢s cerebral de cuantos hay) ha sufrido en su mayor¨ªa torpes intentos de igualar lo que la literatura logr¨® hace d¨¦cadas. Si bien hay filmes ejemplares en cuanto al tratamiento del g¨¦nero, son muchos menos de los que podemos encontrar, por ejemplo, en el musical o en el w¨¦stern.
Esta semana vi Vivarium, largometraje del 2019 (disponible en Prime Video) que sufri¨® las consecuencias de llegar con la pandemia de la covid. Rodado con cuatro millones de d¨®lares, me recuerda a la fabulosa adaptaci¨®n del Rascacielos de Ballard que hizo Ben Wheatley en High-Rise. En ambos casos, las cr¨ªticas del p¨²blico no son halag¨¹e?as. Nunca se f¨ªe usted de las medias que se hacen en las pel¨ªculas de g¨¦neros fant¨¢sticos. Parece que si no hay edificios explotando y coches en llamas, la pel¨ªcula no mereciera la pena. Un caso similar es el de The Box de Richard Kelley, que tras el ¨¦xito de Donnie Darko no ha logrado volver a esas cotas de aceptaci¨®n. Y es una pena, porque es de los poqu¨ªsimos directores que sabe de lo que habla cuando toca la parte de la ciencia.
El visionado de Vivarium me hizo recordar la entrevista que en el fanzine Mondo Bruto se le hizo al escritor Robert Sheckley donde se hablaba largo y tendido del sentido de la maravilla, uno de los mimbres que precisa la ciencia ficci¨®n. El p¨²blico parece ansioso por tragar cualquier met¨¢fora sonrojante siempre y cuando le haga sentir inteligente (casi todo Nolan, por ejemplo), pero se sulfura cuando la met¨¢fora es lo de menos y la historia va m¨¢s all¨¢. La ficci¨®n m¨¢s valiosa es la que nos habla de nuestro insignificante papel en el mundo.
Con esto, les quiero invitar a que olviden la ciencia ficci¨®n de fuegos artificiales y personajes que lanzan rayos por los ojos, y avent¨²rense a buscar pel¨ªculas de verdadera ciencia ficci¨®n. Las hay muy buenas, y son un alivio frente al imparable rodillo de simpleza que nos va a convertir en gusanos de seda en semivida para deleite de tecnos¨¢trapas y oligarcas.
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