Del caser¨ªo al ¡®mainstream¡¯: los lazos hist¨®ricos entre el reguet¨®n y la salsa
El nuevo disco de Bad Bunny es solo el ¨²ltimo ejemplo de c¨®mo estos dos g¨¦neros han estado conectados desde el inicio de la m¨²sica urbana latina
Si hay una canci¨®n del nuevo disco de Bad Bunny que ha arrasado en todo el mundo es BAILE InoLVIDABLE, que a los pocos d¨ªas del lanzamiento del sexto ¨¢lbum del puertorrique?o escal¨® a la cima de la lista de Apple Music en Estados Unidos. El propio artista lo celebr¨® en su cuenta de X: ¡°Riega la voz. Diles que tenemos una canci¨®n de salsa #1¡å, poste¨®. El video oficial del tema tambi¨¦n estuvo trending en YouTube tras su lanzamiento el pasado jueves. Que Bad Bunny haya grabado una salsa es solo una muestra de los lazos hist¨®ricos entre este g¨¦nero y el reguet¨®n.
En noviembre, el tambi¨¦n boricua Rauw Alejandro estren¨® Cosa Nuestra, que desde el t¨ªtulo referenciaba y reverenciaba a un motor de la historia de la m¨¢quina salsera de esa isla, el d¨²o Willie Col¨®n y H¨¦ctor Lavoe, y su disco con el mismo nombre de 1969. Rauw incluye en su disco una versi¨®n de T¨² con ¨¦l, canci¨®n popularizada por el icono salsero Frankie Ruiz, nacido y criado en Nueva Jersey, pero puertorrique?o por todo lo dem¨¢s. Y en febrero otro reguetonero boricua, Jay Wheeler, solt¨® tres de los minutos m¨¢s ¨ªntimos del 2024, La Puerta, un single para bailar llorando que produjo Sergio George, alias ¡®Ataca Sergio¡¯, pianista y arreglista que ha trabajado con grandes nombres de la industria de la salsa como Celia Cruz y Marc Anthony, entre otros.
Un arreglo oscurito casi roots, la remezcla de un cl¨¢sico ochentero y un hit brilloso y bien empaquetado en menos de un a?o. Pareciera que hay una intenci¨®n de las j¨®venes s¨²perestrellas del reguet¨®n por explotar la salsa. En las redes sociales se ha debatido al respecto. Les parece, cuanto menos, curioso. Pero esta es una conexi¨®n antigua.
Seg¨²n Hermes Ayala, escritor y estudioso del g¨¦nero urbano, ambas vertientes, en sus respectivos momentos, han servido como soundtrack de los barrios y los llamados caser¨ªos, proyectos de vivienda social para familias de bajos ingresos en Puerto Rico. ¡°Hay mucha relaci¨®n, sobre todo en la manera en que se conectan estos sonidos de muchachos que cuentan lo que pasa en la calle, lo que se vive¡±, afirma Ayala, y menciona al compositor y cantante puertorrique?o Ismael Rivera, que ¡°llev¨® mucho del idioma del sufrimiento de los negros y los pobres a los salones de baile de alta alcurnia¡±.
Aqu¨ª hay un paralelismo con el fen¨®meno del reguet¨®n y el rap de Tego Calder¨®n y su ¨¢lbum debut El Abayarde (2002), que combina los perreos intensos con una narrativa frontal y exacta, y que fue uno de los primeros discos de reguet¨®n que tuvieron ¨¦xito en Estados Unidos. Tego, de hecho, en su discograf¨ªa, ha mantenido la esencia afrolatina. Espec¨ªficamente con la salsa. Solo hay que o¨ªr Plant¨¦ Bandera, producida por Willie Sotello, director de la emblem¨¢tica orquesta El Gran Combo de Puerto Rico.
¡°Tego es un catal¨ªtico fuerte porque cuando el reguet¨®n impacta el mainstream, su figura aparece para mantener la sustancia agreg¨¢ndole fusiones, algo que subsan¨® un poco esa comercializaci¨®n del discurso lirical y sonoro¡±, opina Ayala.
Los otros dos discos que abrieron las puertas del reguet¨®n al mainstream tambi¨¦n traen coqueteos con la salsa. Estos son The Last Don (2003), de Don Omar, que rescata en Dile un coro del colombiano Joe Arroyo; y a Barrio Fino (2004), donde Daddy Yankee invita a colaborar a su compatriota Andy Monta?ez, apodado El Padrino de la Salsa, en Sabor a melao.
En estos dos casos, por cuestiones de industria, se percibe la intenci¨®n de poner al p¨²blico a bailar, con un discurso menos directo que en El Abayarde. ¡°En ese aspecto, la salsa rom¨¢ntica puede verse en el reflejo del reguet¨®n para el baile de escuela superior, m¨¢s que para el maleante, con la necesidad de que ahora todo el mundo necesitaba entenderlo¡±, argumenta Ayala.
Poco tiempo despu¨¦s, en 2006, un proyecto discogr¨¢fico llamado Los Cocorocos uni¨® a los principales exponentes de ambos g¨¦neros. De ah¨ª salieron juntes como Zion, del d¨²o reguetonero Zion & Lennox, con el vocalista y compositor nacido en Nueva Jersey Domingo Qui?ones; o el propio Tego con el exitoso salsero V¨ªctor Manuelle, El Sonero de la Juventud.
¡°Ambos g¨¦neros son expresiones de sectores subalternos que entran en procesos de transici¨®n, y que est¨¢n buscando una voz que pueda asumir su representaci¨®n social y pol¨ªtica¡±, explica a EL PA?S Hiram Guadalupe, autor del libro Historia de la salsa. Para ¨¦l, adem¨¢s, estas conexiones son un asunto de identidad, ¡°una expresi¨®n contundente de la cultura como elemento fundamental para mantener ese esp¨ªritu identitario de los pueblos, y todo esto que hemos construido a lo largo de siglos de historia, que es lo que nos define, lo que somos, y que no se puede perder¡±.
Al final, para quien crece en el Caribe, no hay forma de escapar de estos sonidos, por m¨¢s que uno se escuche m¨¢s que el otro. ?ejo, reguetonero boricua de los cl¨¢sicos, del d¨²o ?ejo y D¨¢lmata, ha dicho que su sue?o era ser salsero. ¡°Y tuve la oportunidad, pero, cabr¨®n, a m¨ª tambi¨¦n me gusta andar en carros nuevos, me gustan las prendas. Que si te pones a hacer salsa puede que no...¡±, dijo en una entrevista.
Al revisar Spotify, por ejemplo, hay cero salsa en lo m¨¢s escuchado de 2024. Sin embargo, salen Bad Bunny y el reguetonero colombiano Feid entre los 10 artistas m¨¢s reproducidos, y Ma?ana ser¨¢ bonito (2023), de la tambi¨¦n colombiana Karol G, entre los ¨¢lbumes. Hiram Guadalupe atribuye esto a diferencias generacionales. ¡°El mercado principal de la salsa hoy debe estar por encima de 40 a?os, y estas plataformas son utilizadas principalmente por gente joven. Es un cambio cultural en la forma de consumir el producto. As¨ª que no me extra?a cuando en esas estad¨ªsticas yo no encuentro la m¨²sica a la que soy asiduo con 54 a?os¡±, sostiene.
¡°Pero ninguno de estos cantantes se muere de hambre¡±, agrega. ¡°Es gente con agendas s¨²per cargadas. En Sudam¨¦rica hay muchos amantes a la salsa. Lo mismo pasa en Estados Unidos y en Europa, comunidades hispanas latinas que est¨¢n ah¨ª asentadas¡±.
En Yo soy la fama (2014), su ¨²nico LP como solista, ?ejo incluy¨® una salsa que se llama Qu¨¦ voy a hacer. Una canci¨®n sobre el desamor, con tres estrofas rapeadas en medio pero con swing. De hecho, el nombre del disco alude a H¨¦ctor Lavoe, que es su ¨ªdolo y su tatuaje del brazo. Al disco nuevo que trae anunciado para este a?o le insert¨® otra salsa que comparte con el boricua Pirulo.
Pirulo, es otro nombre en el que vale la pena detenerse. Fue director musical de la banda de Tego en vivo y desde 2009 lidera su propia orquesta, La Tribu, que combina salsa, jazz y latin soul con ritmos urbanos. Pirulo queda bien en una pista lo mismo con ¡®El Caballero de La Salsa¡¯, Gilberto Santa Rosa, que con el reguetonero Tito El Bambino. No le pasa como a esos otros featuring donde se siente qu¨¦ artista representa qu¨¦ g¨¦nero. Es una frontera borrosa entre mundos.
Volver a la ra¨ªz
En Cuba sucede algo similar con Los 4, una agrupaci¨®n fundada en 2007 cuya base sonora es justamente la mezcla del reguet¨®n con la timba. ¡°Los 4 son importantes porque conservan incluso el principio del baile de la timba. Te das cuenta de que el p¨²blico que lo baila concibe que no es tan reguet¨®n, y eso es interesante en un g¨¦nero donde los c¨®digos musicales, al menos en la ¨¦poca de auge de Los 4, 2012 o 2013, ten¨ªan muy claro qu¨¦ era reguet¨®n y qu¨¦ no¡±, explica al respecto la music¨®loga cubana Lalau Yllarramendiz.
Se refiere a que la banda logr¨® colarse en el gusto de dos sectores de p¨²blico distintos, que en alg¨²n momento rivalizaron por diferencias generacionales y por los prejuicios que, desde hace d¨¦cadas y cada vez menos, por suerte, han arrinconado al reguet¨®n. Los 4 lograron diluir estos l¨ªmites tanto musical como socialmente.
Sadot Santana, periodista boricua especializado en m¨²sica, tambi¨¦n encuentra puntos de contacto en el uso del lenguaje: La expresi¨®n ¡°ir sin yoqui¡± fue utilizada por Willie Col¨®n antes que por Daddy Yankee. Y ¡®El Sonero Mayor¡¯, el cubano Benny Mor¨¦, le cant¨® al ¡°saoco¡± d¨¦cadas antes de que naciera el reguetonero Wisin.
Sobre BAILE InoLVIDABLE y esta especie de rescate de la salsa ocurrida durante el ¨²ltimo a?o, Santana considera que hay un inter¨¦s global de volver a los sonidos de ra¨ªz, a poner el foco sobre estas tradiciones; Rosal¨ªa en Espa?a, es otro ejemplo de ello. ¡°En el caso de Bad Bunny creo que lo amplific¨® un poco m¨¢s, esa intenci¨®n de sonar puertorrique?o, de hablar de la realidad puertorrique?a, de la resistencia que se est¨¢ dando con el tema de la gentrificaci¨®n, pero tambi¨¦n en la cultura¡±, opina.
¡°Es incierto pensar si eso va a desembocar en un resurgir de la salsa, pero s¨ª puede darse un mayor inter¨¦s de la nueva generaci¨®n... Puede darse ese feeling que provoque que muchos j¨®venes se interesen, se eduquen y se empoderen con estos sonidos¡±, dice.
En ese sentido, Hermes Ayala opina que Bad Bunny entiende bien su calidad internacional y, por tanto, ¡°apret¨® hacia el sonido m¨¢s aut¨®ctono, con la conciencia que ha adquirido a la hora de asumir su responsabilidad de punta de lanza actual, pero sin miedo a que el sonido que saque no complazca a las vertientes internacionales de la industria¡±.
El reguet¨®n, despu¨¦s de tantas cr¨ªticas, va a acabar siendo el barco que devuelva las tradiciones latinas.
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