Los obst¨¢culos para abortar en La Guajira: prejuicios, desinformaci¨®n y d¨¦ficit m¨¦dico
La dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica y social que vive esta regi¨®n al norte de Colombia agrava las barreras para que las mujeres, ni?as y j¨®venes puedan acceder a la interrupci¨®n voluntaria del embarazo
Andrea (nombre ficticio) es oriunda del sur de la Guajira y con 21 a?os se enter¨® de que estaba embarazada. No lo deseaba. No sab¨ªa qu¨¦ hacer o a qui¨¦n recurrir. El municipio donde vive es peque?o y todos se conocen. Los m¨¦dicos, las enfermeras, los vecinos, todos saben qui¨¦n es qui¨¦n. Con el temor de que le negaran la atenci¨®n o que su familia se enterara del embarazo no deseado fue a su empresa prestadora de salud (EPS). All¨ª no le contaron que pod¨ªa acceder a una interrupci¨®n voluntaria del embarazo (IVE), pero esa es apenas una de las m¨²ltiples barreras que encuentran las mujeres para abortar de manera segura. La deficiente infraestructura hospitalaria y el fuerte estigma sigue empujando a las mujeres a hacerse intervenciones en la clandestinidad; un secreto a voces e historias que se repiten y agudizan la ya densa crisis social que anunci¨® el presidente Petro hace una semana.
¡°En la EPS la m¨¦dica me dijo que un hijo era una bendici¨®n, que no importaba que estuviera joven, que lo dem¨¢s se resolv¨ªa y que deb¨ªa ser un motivo de alegr¨ªa para m¨ª¡±, le cuenta Andrea a EL PA?S. Tras no encontrar una soluci¨®n en el m¨¦dico, su primo le ofreci¨® unas pastillas abortivas que costaban alrededor de 35 d¨®lares en el mercado ilegal. Sus amigas le hab¨ªan hablado del medicamento y le dijeron que iba a sangrar mucho pero que eso ¡®se le pasaba¡¯, aunque pod¨ªa ser muy riesgoso. ¡°Me gener¨® miedo. Sin embargo, yo no me sent¨ªa lista para traer un beb¨¦ al mundo¡±, subraya. Sin indicaciones precisas, se las tom¨® y los dolores se tornaron insoportables. En sus palabras, tuvo la peor noche de su vida.
Luego de la interrupci¨®n con pastillas, con la preocupaci¨®n de saber si hab¨ªa sido exitosa la intervenci¨®n y con la seguridad de no volver a su EPS, Andrea por medio de algunos contactos lleg¨® a la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, que la asesoraron y apoyaron para que pudiera trasladarse a un lugar donde pudiese recibir atenci¨®n eficaz. Seg¨²n la resoluci¨®n 051 de 2023 expedida por el Ministerio de Salud en cumplimiento de la sentencia C-055/22, que despenaliz¨® el aborto hasta los seis meses, esta informaci¨®n en detalle debi¨® d¨¢rsela en principio el personal m¨¦dico de su EPS, de modo que tanto la m¨¦dica como la psic¨®loga ejercieron violencia de g¨¦nero al intentar ¡°coaccionar a la persona gestante en la toma de la decisi¨®n¡±.
En muchos centros de salud la coacci¨®n viene de la mano de una fuerte estigmatizaci¨®n, se?alan varias lideresas sociales. Entre ellas Loana Brito G¨®mez, de Guajira Fem, una plataforma digital feminista: ¡°No es un secreto para nadie que aqu¨ª enga?an a las mujeres que no poseen mucha informaci¨®n. Les dicen que no pueden acceder a una IVE porque necesitan permiso de los padres o simplemente cuando vas al psic¨®logo de la EPS te juzgan y te lavan el cerebro para que no te realices el procedimiento legalmente. Son generaciones que no se han tomado el tiempo de aprender para cambiar el paradigma¡±, explica.
En ese mismo sentido apunta Viviana Boh¨®rquez, de la l¨ªnea Jacarandas, una fundaci¨®n que acompa?a abortos en toda Colombia. Conforme a sus cifras, han atendido 12 casos en la Guajira en el ¨²ltimo a?o y todos fueron consultas sobre IVE. Para la abogada, el principal obst¨¢culo en la regi¨®n es la desinformaci¨®n. ¡°Ese es un territorio dif¨ªcil para difundir informaci¨®n en comparaci¨®n con otros lugares del pa¨ªs donde recibimos miles de casos. Eso demuestra que hay un trabajo pendiente de formar a las mujeres. Si no saben que abortar es un derecho, no lo van a exigir¡±, agrega.
En sinton¨ªa con los testimonios de las lideresas, en d¨ªas pasados dos magistrados de la Corte Constitucional expusieron p¨²blicamente el caso de una presunta violencia obst¨¦trica ejercida por la caja de compensaci¨®n de la Guajira (COMFAGUAJIRA), la cual le neg¨® la interrupci¨®n voluntaria del embarazo a una joven y viol¨® la confidencialidad de la historia cl¨ªnica al llamar a su familia para contarle la petici¨®n de la paciente. Al riesgoso panorama para la garant¨ªa de los derechos sexuales y reproductivos de las guajiras se le suma una deficiente infraestructura m¨¦dica.
Uno de los pocos hospitales que se ha capacitado en este tema est¨¢ en la capital, Riohacha, una ciudad lejana para quienes viven en la zona alta del departamento que pueden estar a m¨¢s de cinco horas de viaje por v¨ªas en p¨¦simo estado, como lo expone Brito G¨®mez: ¡°Aqu¨ª las mujeres ind¨ªgenas son una gran parte de la poblaci¨®n y est¨¢n en la ruralidad, alejadas de las EPS o de un centro de salud donde puedan realizarse una IVE. Y las de barrios en extrema pobreza dependen econ¨®micamente de sus padres o esposos y esto les dificulta un poco m¨¢s el acceso por gastos en pasaje en transporte¡±. Seg¨²n la Fundaci¨®n Ori¨¦ntame, La Guajira, el Choc¨® y C¨®rdoba son algunos de los departamentos con una tasa de mortalidad materna significativa y a la vez con mayor cantidad de habitantes con necesidades b¨¢sicas insatisfechas.
La tensi¨®n entre la autonom¨ªa ind¨ªgena y los derechos de la mujer
Otra arista medular en la Guajira es el componente ¨¦tnico. En este departamento alrededor del 20% de la poblaci¨®n es ind¨ªgena, en su mayor¨ªa pertenecientes a los Pueblos Way¨²u, Wiwa o Kogui. En estas culturas el aborto es un tema sumamente complejo y muchas veces prohibido por su cosmogon¨ªa. Aun as¨ª, mujeres way¨²u como Jazm¨ªn Romero Epiay¨² vienen liderando una revoluci¨®n por sus derechos al interior de las comunidades ind¨ªgenas. Romero es fundadora del Movimiento Feminista de Mujeres y Ni?as Way¨²us y junto con Causa Justa fue parte de las organizaciones sociales que le pidieron a la Corte Constitucional despenalizar esta pr¨¢ctica en Colombia.
La lideresa es clara y acepta que su cultura tiene rasgos patriarcales: ¡°Nuestro esquema normativo es muy patriarcal, dentro de la justicia propia no hay un enfoque de g¨¦nero que nos permita avanzar en la garant¨ªa de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y ni?as¡±, afirma. El a?o pasado, la Superintendencia Nacional de Salud (Supersalud) sancion¨® a varias Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS) ind¨ªgenas por fallas en la atenci¨®n relacionadas, entre otras, con un fuerte fen¨®meno de mortalidad materna. Romero Epiy¨², adem¨¢s, sostiene que en ocasiones cuando ind¨ªgenas v¨ªctimas de violencia sexual buscan una IVE los m¨¦dicos les exigen una autorizaci¨®n de las autoridades tradicionales way¨²u.
Hace algunas semanas esa disputa entre la autonom¨ªa ind¨ªgena y los derechos sexuales fue protagonista de serios debates jur¨ªdicos al interior de la Corte Constitucional. Tanto as¨ª que una sentencia derivada del caso ha sido objeto de preocupaci¨®n para activistas y movimientos feministas. ¡°Esta tensi¨®n siempre deber¨ªa resolverse a favor de las mujeres porque al final son ellas quienes asumen la maternidad. Es muy preocupante que la Corte haya tomado esa decisi¨®n¡±, sostiene Boh¨®rquez de Jacarandas.
Esta semana Gustavo Petro mud¨® su gabinete a la Guajira y despach¨® desde ese departamento en una estrategia que denomin¨® ¡°Gobierno con el Pueblo¡±. En el marco de esa iniciativa este mi¨¦rcoles Francia M¨¢rquez se posesion¨® como ministra de la Igualdad y la Equidad. Pese a eso, las expectativas para lideresas como Romero Epiy¨²a no mejoraron, pues para ella esa apuesta est¨¢ incompleta si no se incluye de manera integral una agenda de g¨¦nero durante su estancia en la regi¨®n. ¡°No he visto el componente de g¨¦nero en el paso del presidente por aqu¨ª y eso es urgente. Su visita ha estado m¨¢s enfocada en lo empresarial¡±, cuenta al tel¨¦fono.
Para otras, como Brito G¨®mez, hay mucho que hacer en su regi¨®n donde las mujeres, j¨®venes y ni?as no han logrado todav¨ªa una garant¨ªa plena de su autonom¨ªa. ¡°Lastimosamente, la gente cree que no somos sujetas de derechos sobre nuestro propio cuerpo y que son ellos los que deben decidir si traemos personas al mundo o no¡±. Ambas esperan que se salde pronto la deuda del Estado con las guajiras, un gran desaf¨ªo para la nueva cartera de M¨¢rquez y un asunto hasta ahora desapercibido para el mandatario en su ambicioso itinerario en la Guajira.
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