La vicepresidencia de Francia M¨¢rquez, un a?o siendo porque somos
Tras un a?o de labor vicepresidencial, Francia nos est¨¢ quedando grande porque su confianza en tiempos mejores se lee como soberbia
Se cumple un a?o de la llegada de Francia M¨¢rquez a la Vicepresidencia y Colombia parece todav¨ªa no entender la importancia de su labor y de que sea precisamente ella quien ejerce el segundo cargo m¨¢s importante del pa¨ªs.
Tan pronto comunic¨® su aspiraci¨®n presidencial en 2021, Francia se configur¨® como un caso particular en la pol¨ªtica colombiana. El pa¨ªs ya la conoc¨ªa, en 2018 hab¨ªa recibido el Premio Goldman, conocido como el Nobel medioambiental, por defender los territorios de La Toma de la acci¨®n de las transnacionales mineras. Gracias a la gran cobertura medi¨¢tica de ese reconocimiento, Francia fue celebrada. Su nombre fue usado como s¨ªmbolo de la vida arm¨®nica entre la gente y el paisaje, entre comunidades y naturaleza.
Lejos de ser un miembro privilegiado de alg¨²n partido pol¨ªtico tradicional, ella hab¨ªa construido su camino desde el activismo social y el Proceso de Comunidades Negras (PCN). Con el anuncio de su candidatura presidencial, muchos de los aplausos se convirtieron en reproche. Que defendiera la naturaleza y la vida en territorios alejados estaba bien, pero tratar de acceder al poder institucional era m¨¢s de lo que este pa¨ªs estaba dispuesto a concederle.
Sin embargo, la fuerza de su mensaje en defensa de la dignidad, legitimado por su historia de vida que transit¨® todos los c¨ªrculos de exclusi¨®n, se convirti¨® en una esperanza que logr¨® unificar a la Colombia que siempre ha estado por fuera de los ejercicios del poder.
Su adhesi¨®n al Pacto Hist¨®rico y el segundo lugar alcanzado en las consultas del partido le concedieron ser la f¨®rmula vicepresidencial de Petro y hacerse luego al poder en las primeras elecciones presidenciales conquistadas por la izquierda en Colombia.
Francia lleg¨® a la vicepresidencia con una agenda por cumplir en favor de la igualdad y la dignidad para los pueblos marginados. Pero, como era de esperarse, su postura poco complaciente con las estructuras del poder pol¨ªtico la ha mantenido en el centro de los debates medi¨¢ticos y los ataques de sus detractores.
Durante este primer a?o en el Gobierno, Francia ha sido constantemente acusada de malgastar los recursos p¨²blicos para su propio beneficio. Mucho se ha hablado del costo de su transporte y su esquema de seguridad, desconociendo el riesgo permanente en el que ha estado su vida, incluso antes de sus aspiraciones presidenciales. Desconociendo tambi¨¦n que, como a cualquiera que haya ocupado su cargo antes, se le deben garantizar condiciones de seguridad para el ejercicio de su misi¨®n constitucional de reemplazar al presidente, quien puede adem¨¢s encomendarle ¡°misiones o encargos especiales y designarlo en cualquier cargo de la rama ejecutiva¡±. Hacer su trabajo es imposible sin las condiciones de seguridad que algunos sectores le echan en cara como privilegios.
Recientemente se cre¨® el Ministerio de la Igualdad y la Equidad, dando forma a una de las apuestas con las que Francia se uni¨® al Pacto Hist¨®rico durante la campa?a presidencial. Este ministerio ha sido duramente criticado y se le hacen exigencias de austeridad. Sus detractores se niegan a comprender que su creaci¨®n no responde a una oportunidad burocr¨¢tica sino a una agenda coordinada desde el Estado para cohesionar las acciones dirigidas a los sectores sociales que requieren especial protecci¨®n, los nadie de la campa?a de Francia, aquellos que no viven en plena garant¨ªa de derechos.
Una de sus acciones m¨¢s poderosas desde el Gobierno ha sido el acercamiento con ?frica, un continente que aqu¨ª solo se evoca desde la pol¨ªtica de extracci¨®n y muerte que fue la esclavitud. Como mujer negra, Francia fue acusada de viajar a ?frica por motivos personales y se le tach¨® de antojadiza y despilfarradora de los dineros p¨²blicos. Este pa¨ªs que se declara pluri¨¦tnico y multicultural no encontraba raz¨®n para un acercamiento con el continente de donde desciende el 10% de su poblaci¨®n, seg¨²n los registros oficiales.
Durante este viaje logr¨® la firma de importantes acuerdos con Kenia, Sud¨¢frica y Etiopia en materia de paz, memoria, intercambio econ¨®mico y educaci¨®n. Aun as¨ª, se cuestion¨® la utilidad de este viaje. Nunca se cuestion¨®, sin embargo, la utilidad o labor de M¨®nica De Greiff como embajadora en Kenia durante el gobierno Duque, ni la de Claudia Turbay tras ocho a?os en la embajada de Ghana. Pero a Francia se le ped¨ªa rendir cuentas, dar explicaciones, justificarse, pedir permiso.
La raz¨®n de los cuestionamientos se halla en el vergonzoso pensamiento colonial de nuestra naci¨®n, seg¨²n el cual nada tiene Colombia que aprender de pa¨ªses africanos y nada tiene Francia que aportar a la reconstrucci¨®n de esta sociedad. Pero la vicepresidenta sabe que la posici¨®n geopol¨ªtica de ?frica, sus riquezas y su potencial, han movilizado a China, Europa y Estados Unidos hacia este continente con claras intenciones econ¨®micas. Aunque Colombia llega tarde, lo hace gracias a la visi¨®n de una mujer que no representa a las ¨¦lites que han planeado y ejercido la institucionalidad, una mujer que defiende la cooperaci¨®n y la agenda Sur-Sur, una mujer que celebr¨® estas alianzas en nombre de Colombia y de quienes salieron hace cinco siglos como esclavos y, representados en ella, regresaron en condici¨®n de libertad. Eso parece incomodar.
Los esc¨¢ndalos y la descalificaci¨®n constante poco han logrado distraer a Francia. Ella sigue cumpliendo su agenda por la justicia social. Se habla bajo de su trabajo desde el grupo de proyectos especiales de la Vicepresidencia que lider¨® las mesas t¨¦cnicas que hacen seguimiento a los acuerdos del paro c¨ªvico de Buenaventura, una de las regiones m¨¢s importantes y con mayor deuda social del pa¨ªs. Su participaci¨®n materializ¨® destinaciones presupuestales desde ministerios y agencias estatales para dar cumplimiento a los acuerdos.
Francia sigue contando con el apoyo de quienes pusimos nuestra confianza en su capacidad de sacudir las estructuras excluyentes de este pa¨ªs, crece de la mano de las mujeres, los pueblos ¨¦tnicos y campesinos, la comunidad LGBTIQ+ y las clases menos favorecidas. Siempre ha tenido claro que representa a las periferias y que en su camino va tejiendo con otros sectores para cohesionar una naci¨®n.
En el ¨¢mbito internacional, tanto la trayectoria de Francia como su trabajo en el Gobierno han sido valorados como un ejercicio pol¨ªtico de impacto mundial. Cuesta entender que una figura como ella sea tan maltratada e incomprendida en su propio pa¨ªs. Como nos sucede casi siempre, parece que tardaremos en ponernos a tono con el mundo y entender lo que Francia M¨¢rquez representa para el ejercicio pol¨ªtico latinoamericano. En este pa¨ªs de guerras, estamos en deuda de desarmar nuestros esp¨ªritus y rodear a este gobierno, a Francia y a quienes la acompa?an en el cumplimiento de su tarea.
Tras un a?o de labor vicepresidencial, Francia nos est¨¢ quedando grande porque su confianza en tiempos mejores se lee como soberbia, porque el pensamiento racista de este pa¨ªs distorsiona sus acciones, porque honra la historia de lucha de los excluidos del relato nacional, y porque en una sociedad de egos nos cuesta asumirnos como ella, que se sabe ¡°un eslab¨®n de la cadena, y la cadena no se rompe aqu¨ª¡±.
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