La agenda clim¨¢tica tambi¨¦n va a las urnas este 2024 en Am¨¦rica Latina
Nuestros l¨ªderes, los que ya gobiernan y los que ir¨¢n llegando, tienen la obligaci¨®n jur¨ªdica de hacer de la acci¨®n clim¨¢tica una pol¨ªtica de desarrollo, en respuesta a sus compromisos internacionales ante Naciones Unidas
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Es por todos sabido que la agenda clim¨¢tica latinoamericana no figura en las prioridades de nuestra pol¨ªtica regional y, por ende, no es, como en otras partes del mundo, un elemento que mueva la aguja electoral o econ¨®mica.
Este a?o, en el que la mitad de la poblaci¨®n mundial va a elecciones (incluyendo EE UU, India, Indonesia, Rusia y Sud¨¢frica); Am¨¦rica Latina tendr¨¢ su propia dosis de democracia con comicios en varios pa¨ªses. En Uruguay, donde a¨²n no hay claridad sobre la sucesi¨®n, luego que la Corte Electoral aument¨® la participaci¨®n partidista -incluyendo al Partido Libertario que emula al de Milei; en Panam¨¢, se llevar¨¢n a cabo elecciones complejas tras el fallo de la Corte Suprema de cerrar la mina de cobre m¨¢s grande de Centroam¨¦rica por razones ambientales; y en M¨¦xico, con una elecci¨®n que ya tiene tintes de ser hist¨®rica al tener por primera vez a dos mujeres candidatas como punteras de los partidos y coaliciones m¨¢s importantes. Tambi¨¦n habr¨¢ varios ejercicios en los que la reelecci¨®n parece factible, incluyendo a Nayib Bukele en El Salvador, por su confrontaci¨®n directa ante la delincuencia organizada y pese a estar en una de las peores crisis de violaci¨®n de derechos humanos de su historia reciente; Luis Abinader en Rep¨²blica Dominicana, como resultado de su destacable recuperaci¨®n econ¨®mica postpandemia; y Venezuela, donde no se vislumbran relevos factibles a Maduro.
En este panorama, las mayores implicaciones de estos vientos electorales para la agenda clim¨¢tica podr¨ªan venir del cambio presidencial en M¨¦xico -pa¨ªs G20, 13¡ã emisor de gases de efecto invernadero, puesto que Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, conocido como Amlo, ha actuado como un negacionista del cambio clim¨¢tico t¨¢cito, mientras que Claudia Sheinbaum, la candidata lopezobradorista a la cabeza de las encuestas, tiene antecedentes cient¨ªficos clim¨¢ticos y se esperar¨ªan cambios en las prioridades energ¨¦ticas para dar una mayor cabida a las energ¨ªas renovables y recuperar el liderazgo del pa¨ªs en pol¨ªtica clim¨¢tica internacional.
Mientras se define el rumbo de la pol¨ªtica mexicana en las casillas electorales a mediados de a?o, la regi¨®n cuenta con ciertos liderazgos clim¨¢ticos que habr¨¢ que vigilar de cerca este a?o. Por un lado, Lula da Silva en Brasil viene dando resultados (disminuci¨®n del 61% de la deforestaci¨®n en ese pa¨ªs en 2023, en comparaci¨®n con el a?o anterior) y generando inter¨¦s al hospedar el G20 este a?o y la Cumbre Clim¨¢tica de 2025 (COP30).
Por otra parte, Colombia, en cabeza del Presidente Gustavo Petro, ha alzado la voz por la justicia clim¨¢tica en diversos foros internacionales -este a?o ser¨¢ sede de la COP16 del Convenio de Biodiversidad- buscando asegurar la eliminaci¨®n de los combustibles f¨®siles y transformar los sistemas de deuda que son insostenibles para el mundo en desarrollo. Asimismo, la gesti¨®n de Gabriel Boric en Chile avanza en asegurar la salida del carb¨®n a 2030 y ha empezado a dar pasos para gradualmente eliminar otros combustibles f¨®siles. Y, en una haza?a que se antoja b¨ªblica, la primera ministra de Barbados (una naci¨®n de 439 kil¨®metros cuadrados con el 0,003% de la poblaci¨®n mundial), Mia Amor Mottley, lleva el estandarte de los pa¨ªses m¨¢s peque?os y vulnerables ante el cambio clim¨¢tico, y ha armado coaliciones improbables (con Francia) para reformar el sistema financiero internacional, predicando adem¨¢s con el ejemplo, de que su pa¨ªs eliminar¨¢ los combustibles f¨®siles hacia 2030.
El panorama pol¨ªtico de Am¨¦rica Latina se ve permeado por situaciones que han apremiado a la regi¨®n por d¨¦cadas y que no dan tregua. La desigualdad econ¨®mica, las migraciones y la apabullante escalada de la violencia, que incluso ha alcanzado a los defensores ambientales. Estas han tenido un impacto electoral obvio, y en algunos casos redundan en que el cambio clim¨¢tico, disminuya varios puestos m¨¢s, en la lista de prioridades de desarrollo. Tal es el caso de Costa Rica, que pas¨® de ser uno de los principales l¨ªderes clim¨¢ticos, hacia un Gobierno que est¨¢ considerando invertir en f¨®siles, incluso d¨¢ndole la espalda a iniciativas que hab¨ªa ayudado a crear como Beyond Oil and Gas Alliance (BOGA) y sin haber ratificado el Acuerdo de Escaz¨² que, de hecho, lleva el nombre de una ciudad tica.
Per¨², que siempre tuvo un compromiso ambiental s¨®lido, se ha relegado a las gradas debido a su incesante crisis pol¨ªtica y social. Paraguay tiene la segunda tasa de deforestaci¨®n m¨¢s alta de Sudam¨¦rica y un ministro de Agricultura que ¡®duda¡¯ de que el cambio clim¨¢tico sea real. M¨¦xico le sigue apostando a la construcci¨®n de nuevas refiner¨ªas, ha priorizado la construcci¨®n del Tren Maya por encima de advertencias ambientales y una amplia oposici¨®n de la sociedad civil mexicana, y llev¨® a cabo importantes recortes presupuestales a las carteras ambientales. Y Argentina decidi¨® elegir a Javier Milei como residente, un negacionista del cambio clim¨¢tico y cuyo primer acto de Gobierno fue eliminar el Ministerio de Ambiente, dejando en ascuas a la comunidad internacional sobre sus compromisos clim¨¢ticos.
Lo cierto es que la urgencia clim¨¢tica requiere ir m¨¢s all¨¢ del falso dilema de que debemos decidir entre atender el cambio clim¨¢tico u otras prioridades de desarrollo. Nuestros l¨ªderes, los que ya gobiernan y los que ir¨¢n llegando, tienen la obligaci¨®n jur¨ªdica de hacer la acci¨®n clim¨¢tica una pol¨ªtica de desarrollo, en respuesta a sus compromisos internacionales ante Naciones Unidas, compromisos que adem¨¢s deber¨¢n presentarse renovados y m¨¢s ambiciosos hacia finales de a?o.
Nosotras, quienes votamos, debemos saberlo y debemos ir a las urnas a votar por las propuestas clim¨¢ticas de los postulantes, o castigar la ausencia de ellas. Debemos continuar exigiendo que los liderazgos actuales se reflejen en acciones contundentes, reales, con impacto ambiental y social, m¨¢s all¨¢ de la elocuencia de sus discursos o de buscar la mejor foto en las cumbres que se avecinan. Y de todos nuestros Gobiernos, incluso aquellos que se han quedado atr¨¢s, esperamos que ponderen las oportunidades y los beneficios de la descarbonizaci¨®n y la resiliencia de nuestra Am¨¦rica Latina, para no perder el tren de la imparable transici¨®n clim¨¢tica.
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