Una ingenua petici¨®n para la izquierda
P¨®ngannoslo f¨¢cil a quienes queremos votar. No fomenten el abstencionismo ni el voto ¨²til en un electorado agotado de tener que hacer, antes de votar, la cuenta de la vieja
Es escritora. Desde 1995, fecha de publicaci¨®n de 'El fr¨ªo', ha escrito narrativa, poes¨ªa y ensayo, y obtenido numerosos premios. Actualmente publica con la editorial Anagrama. Sus dos ¨²ltimos t¨ªtulos son 'peque?as mujeres rojas' y 'Parte de m¨ª'. Colabora con EL PA?S, Hoy por hoy y da clase en la Escuela de escritores de Madrid.
P¨®ngannoslo f¨¢cil a quienes queremos votar. No fomenten el abstencionismo ni el voto ¨²til en un electorado agotado de tener que hacer, antes de votar, la cuenta de la vieja
Desconfiamos de nuestra vecindad como metonimia del g¨¦nero humano
Ahora que la educaci¨®n est¨¢ devaluada, quiz¨¢ deber¨ªamos utilizarla para extinguir el ardor de las privilegiadas lenguas del odio que no se sienten responsables de ninguno de nuestros males
La ¡°ideologizaci¨®n¡± usada como insulto por la ultraderecha es una estrategia para desactivar luchas
La chilena Mercedes Valdivieso escribi¨® en 1961 un texto de enorme modernidad y valent¨ªa sobre la pulsi¨®n emancipatoria de las mujeres
Colegios, urbanizaciones y v¨ªas de tren son invadidos por roedores comestibles que quieren dejar de ser muslo, espectacular animal de chistera o mascota
Vivimos en tiempos de ¡®posmemoria¡¯, desprestigio del hecho real, fe en lo virtual y ausente, defenestraciones autobiogr¨¢ficas. Como si las autobiograf¨ªas no fuesen representaciones de la precariedad y del miedo
Protejamos a la juventud de algodoncillos demag¨®gicos y vayamos al tu¨¦tano: no hay progreso sin inversi¨®n ¨Dde dinero, imaginaci¨®n, todo tipo de capitales¨D en la ense?anza p¨²blica
Mar¨ªa Step¨¢nova recorre la historia rusa desde el siglo XIX hasta el fin de la Uni¨®n sovi¨¦tica a trav¨¦s de la trayectoria vital de sus ascendentes maternos y paternos
A veces, la representaci¨®n de qui¨¦nes somos, que se infiere de nuestros libros, difiere de la que proyectamos en p¨²blico, con el denominador com¨²n del deseo de complacer a la clientela
Con la pel¨ªcula ¡®En los m¨¢rgenes¡¯ sentimos un pellizco que nos mueve a resolver lo urgente y, despu¨¦s, si a¨²n tenemos energ¨ªa, a intentar cambiar el mundo
Estamos hasta el mo?o de vivir dentro de un pasodoble. Y no nos confundamos: este cuestionamiento de da?inas costumbres p¨²blicas no rebaja la felicidad cuando personas cercanas te dicen lo guapa que est¨¢s y lo mucho que te quieren
Asistimos a esta peculiar expatriaci¨®n econ¨®mica que amenaza con dejar a la ciudadan¨ªa sin posibilidades de ser clase media
La francesa escribe sobre el cuerpo para contar la fiereza, la curiosidad, la necesidad de una caricia cuando la memoria se pierde y todo el mundo es el enemigo
El pron¨®stico de una realidad dif¨ªcil no siempre invita a bajar los brazos
Nos llaman para vendernos mercanc¨ªas importantes para nuestra supervivencia como especie: agua, luz, gas, comunicaciones. En mi casa ya no cogemos el tel¨¦fono
La cotizaci¨®n no llega para jubilarse o lo que queda no alcanza para garantizar a la progenie cierta ilusi¨®n de juventud
Con ¡®Hermanas¡¯, Daisy Johnson se inscribe en la tradici¨®n de la mejor literatura anglosajona de fantasmas
Lo fundamental ser¨ªa que, para cubrir tr¨¢gicas fallas econ¨®micas y garantizar el buen funcionamiento de lo p¨²blico, quienes m¨¢s ganan paguen a su Estado lo que deben y es justo y proporcional respecto a sus ganancias
Nos vamos sin irnos y, cuando volvemos, resulta que nos hemos quedado en otro sitio que es el de siempre
Las historias de Vanessa Londo?o leen la huella de la violencia y la crueldad que se ceba en los hombres y en much¨ªsimas mujeres
El v¨ªnculo entre estatura, estudios y clase social me lleva a deducir que el punto de partida de mi familia deb¨ªa de estar muy abajo, porque estudiar, hemos estudiado como fieras
Hoy se atenta contra la conversaci¨®n por la rabia leg¨ªtima de quienes sistem¨¢ticamente han sufrido la expulsi¨®n del templo, y recuerdan el cinismo y la condescendencia del todo para el pueblo, pero sin el pueblo
La superstici¨®n proporciona fetiches y esperanzas m¨¢s asequibles que la ciencia; las supersticiones se multiplican exponencialmente gracias a las redes y al impacto demag¨®gico de colocar los discursos en la misma escala jer¨¢rquica
C¨®mo acabar¨¢ a largo plazo la luna y, si habr¨¢ un d¨ªa en el que, como efecto secundario de las excavaciones y el incumplimiento de la normativa contra el gamberrismo, la luna y el cielo se desplomar¨¢n sobre nuestras cabezas
El centrismo se radicaliza ante la narrativa cojitranca de una izquierda que hace cosas, pero no las sabe contar. Mientras, la derecha normaliza conductas que coinciden con los postulados del conservadurismo neoliberal
La educaci¨®n cambia un sistema, pero no se puede apostar todo al rojo educaci¨®n: en las aulas se proyectan las injusticias del modelo econ¨®mico
Con su sensible capacidad de observaci¨®n y su dominio del oficio de escribir, la escritora habl¨® sobre su ciudad desde la doble perspectiva del conocimiento casi cient¨ªfico y la curiosidad por comprender
Hoy me desazonan las noticias sobre algoritmos capaces de diagnosticar enfermedades mentales a trav¨¦s del uso de las redes
Hay una renuncia medular arraigada a siglos de historia en desventaja que, sin necesidad de gritarlo, considera ego¨ªstas ¡ªtambi¨¦n locas¡ª a las mujeres que escriben
Maurice Maeterlinck dota de car¨¢cter humano a las plantas en un ensayo en el que la ciencia y la imaginaci¨®n verbal se presentan como aliadas
Como la historia se desliza vertiginosamente sobre sus ra¨ªles algor¨ªtmicos y yo ya estoy en otro corte de la loncha espacio-tiempo, he flipado con ¡®Exit¡¯, una serie noruega, basada en el testimonio de corredores de Bolsa de Oslo en 2019
Buenos Aires, pese al brote de renovadas especies trumpistas y a los estragos pand¨¦micos, sigue siendo una de las ciudades m¨¢s hermosas del mundo
No quiero comer alimentos que me gui?an el ojo ni discutir con los restos de canelones que se me han quedado en los molares
La escritora turca Tezer ?zl¨¹, autora, narradora y protagonista de este libro glorioso, cuenta una existencia amenazada por la locura y que no supo vivir o, al menos, vivi¨® con extra?eza
Desenterrar huesos de personas asesinadas, catalogarlos, mostrarles el respeto que merecen no es lo mismo que convocar un concurso p¨²blico para desatascar un pozo
En un sistema democr¨¢tico ¨Dno capitalista a la fuerza¨D, habr¨ªa que cuestionar el papel de una clase superior definida hoy por privilegios de cuna, juerga privada, picaresca del negociete ¨Dcon el ejemplo legitimador del em¨¦rito¨D y posado en ¡®photo-call¡¯ como¡¯ influencer¡¯ de lujo
Cu¨¢nta hipocres¨ªa con la clase trabajadora. Cu¨¢nta condescendencia con la derecha de siempre
Art¨ªculo seleccionado por EL PA?S Audio para sus lectores (y oyentes)
Mis pesadillas se hicieron realidad. La alianza de Ma?ueco con Vox excede los peores pron¨®sticos: inmigraci¨®n ordenada, ley de violencia intrafamiliar y ley de concordia