Pasiones desbocadas
La matanza de Bucha recuerda otras canalladas vistas en la tele: ¡°Les ?advertimos de la dureza de las im¨¢genes¡±, avisan antes de dar paso al?horror y, enseguida, a la publicidad
1. N¨²cleo
Lo cierto es que este a?o la Pasi¨®n se adelant¨®: ah¨ª tienen, sin ir m¨¢s lejos, los repugnantes asesinatos y sevicias perpetrados por militares o mercenarios en Bucha: cad¨¢veres con las manos atadas y abandonados entre los humeantes cascotes de una ciudad desierta, violaciones, mutilaciones, el viej¨ªsimo recurso de aterrorizar al enemigo forzando la crueldad. Franco, entre otros, tambi¨¦n emple¨® en su momento la t¨¢ctica del ¡°terror saludable¡± para desmoralizar; como le funcion¨® bien y obtuvo el bendito aval de la Iglesia, la mantuvo en vigor mucho tiempo despu¨¦s de su victoria. Tambi¨¦n puede recordarse la estrategia de otro general todo ternura, el japon¨¦s Yasuji Okamura: ¡°T¨®malo todo, qu¨¦malo todo, m¨¢talos a todos¡±, cuya consigna seguida escrupulosamente redujo la poblaci¨®n china en varios millones. Las im¨¢genes de Bucha recuerdan otras canalladas (todas las guerras las generan) vistas en las televisiones: ¡°Les advertimos de la dureza de las im¨¢genes¡±, nos avisan antes de dar paso al horror y, enseguida, a los anuncios de refrescos, tampones, autom¨®viles o esencias. Hay m¨¢s estaciones en este viacrucis de 2022: la reelecci¨®n con mayor¨ªa absoluta (?qui¨¦n dijo que los pueblos nunca son culpables?) del carrancudo Orb¨¢n, el astuto y m¨¢s fiel aliado de Putin en la UE, es un hito m¨¢s de esa pasi¨®n ultraderechista que, poco a poco, va infectando las democracias europeas. Tiemblo al pensar en Marine Le Pen y en Zemmour, aqu¨ª, a la vuelta. Y, por supuesto, en la deriva europea de los posfascismos de nuevo cu?o: con Abascal, el anfitri¨®n ascendente, sacando pecho y coreado por multitud de terminales medi¨¢ticas que aprovechan las posibilidades que les brinda la libertad de expresi¨®n que anhelan destruir (hay quien pide por las ondas que se supriman este y otros medios). Quiz¨¢s estos d¨ªas de Pasi¨®n que invitan al recogimiento de los creyentes o al camanduleo de quienes no lo son tanto sean una buena ocasi¨®n para (re)leer sin mistificaciones un cl¨¢sico que, sostenido en una tradici¨®n de m¨¢s de 3.500 a?os de antig¨¹edad que se inici¨® en las lejanas, fragmentarias y ecl¨¦cticas mitolog¨ªas del Creciente F¨¦rtil, ha permeado los libros sagrados de los tres monote¨ªsmos y lleva casi 2.000 configurando especialmente el imaginario cristiano. Trotta acaba de publicar, en excelente edici¨®n comentada de Antonio Pi?ero y sus colaboradores, Los libros del Nuevo Testamento, una propuesta de lectura rigurosa, hist¨®rica, literaria y religiosa del principal n¨²cleo literario (compuesto por 27 libros, cartas y otros textos can¨®nicos) del que irradia el sistema de creencias, y por tanto de representaciones, en los que se basa buena parte de nuestra cultura. Acercarse a los Evangelios, de forma libre y madura, releyendo con esp¨ªritu abierto y sin prejuicios ideol¨®gicos lo que ya sabemos, lo que nos han dicho y remachado, lo que hemos le¨ªdo, lo que nos han contado las im¨¢genes de los templos y el arte religioso desde hace dos milenios: esa es la importante tarea a la que nos invita esta ya imprescindible edici¨®n de referencia en castellano. Y a lo mejor hasta entendemos mejor c¨®mo hemos llegado a ser lo que culturalmente somos, que falta nos hace.
2. Sinergias
Algunos de los suplementos culturales europeos que m¨¢s estimaba han perdido fuelle. Algunos desaparecen en verano; otros, como el de Le Monde, ni siquiera forman siempre un cuaderno aparte e integrado, sino que, dependiendo de las ¡°exigencias¡± de impresi¨®n, integran sus ya reducidas p¨¢ginas en el cuerpo del diario, como otra secci¨®n m¨¢s. Los suplementos han perdido influencia y auctoritas: muchos profesionales del sector ¡°leen¡± no el contenido de las cr¨ªticas y rese?as, sino el espacio que ocupan, la impresi¨®n que dan de su ¡°importancia¡± (el tama?o cuenta) o de su potencial como mercanc¨ªa. Hace a?os que me ca¨ª del guindo: descubr¨ª en el bolet¨ªn de prensa interno de un gran grupo editorial que junto a la fotocopia de cada cr¨ªtica de uno de sus libros se adjuntaban una serie de datos mercadot¨¦cnicos: la p¨¢gina en la que hab¨ªa aparecido (par, impar), la disposici¨®n de la rese?a, los cent¨ªmetros cuadrados que ocupaba y la valoraci¨®n de los mismos si ese mismo espacio hubiera correspondido a una publicidad pagada por la editorial. Claro que como reclamo publicitario poco tiene que hacer la cr¨ªtica comparado con el boca a boca de las redes sociales o, menos a¨²n, con la tele. Miren: anteayer, en el telediario de m¨¢s audiencia de Antena 3 (la cadena m¨¢s vista, propiedad del conglomerado al que pertenece Planeta), sus conductores, Mat¨ªas Prats y M¨®nica Carrillo, destinaron 1 minuto y 27 segundos (una enormidad de tiempo no contemplada por Bergson en su an¨¢lisis de la duraci¨®n) a la promoci¨®n de Cuando ¨¦ramos ayer, de la periodista y novelista Pilar Eyre, publicado, claro, por Planeta. Apuesto a que se encarama a las listas muy pronto. Las sinergias, ya se sabe, funcionan, sobre todo si son millonarias. Y hasta yo les estoy ayudando al cont¨¢rselo a ustedes, inevitablemente. Y es que en este lado del planeta, quien m¨¢s, quien menos, todo el mundo anda pringao.
3. Gr¨¢ficos
Sustituyo las estaciones del viacrucis por novelas gr¨¢ficas. Hay para elegir, pero perm¨ªtanme recomendarles las que m¨¢s me han interesado. El mundillo literario (Salamandra), de la gran Posy Simmonds (autora de Gemma Bovery y Cassandra Drake); Flores rojas (Gallo Nero), que incluye 14 relatos gr¨¢ficos del vanguardista e influyente Yoshiharu Tsuge publicados en la m¨ªtica revista Garo en los a?os sesenta, y el ya cl¨¢sico George Sprott 1894-1975 (tambi¨¦n en Salamandra), del muy venerado historietista canadiense Seth (Gregory Gallant). En el apartado gr¨¢fico destaca tambi¨¦n el volumen Caricaturistas de profesi¨®n (N¨®rdica), un aut¨¦ntico homenaje a 14 artistas de peri¨®dico (de Sciammarella a Iv¨¢n Mata, pasando por Mar¨ªa Picass¨®) capaces de bordar, deform¨¢ndolo, lo m¨¢s caracter¨ªstico de tu rostro (y, a veces, de tu alma).
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