¡®Lecciones¡¯: Ian McEwan en su m¨¢ximo esplendor
El autor brit¨¢nico vuelve a deslumbrar con una novela en la que retrata a un individuo desde diversas perspectivas con la historia del siglo XX de fondo

En m¨¢s de un sentido el germen de esta prodigiosa novela de Ian McEwan es el ep¨ªgrafe con el que inicia su andadura, ¡°Primero sentimos. Luego caemos¡±, espigado del Finnegans Wake de Joyce. Presagia los claroscuros de la vida que despliega ante el lector y el desenga?o que llegar¨¢ sin remisi¨®n, y marca su talante inequ¨ªvocamente literario.
Al desdichado Roland Baines le es dado aprender que ning¨²n amor es perdurable, que no conviene ser el inocente y que al placer del viajero de la vida hay que sumarle el dolor. Fue acosado por la se?orita Miriam Cornell cuando estudiaba piano en el internado y, con el tiempo, qued¨® persuadido de que su atracci¨®n fatal nac¨ªa en buena medida del trastorno que la desquiciaba. A ese trauma infantil que arrastrar¨¢ toda su vida (el recuerdo indeleble de una profesora, como en Elizabeth Finch, de Barnes) le suma m¨¢s tarde el desvalimiento que un d¨ªa aciago le produce el abandono del hogar de su esposa alemana, Alissa Eberhardt, que dice haber estado viviendo una vida equivocada y que, sin m¨¢s, se marcha para tratar de cumplir su deseo de escribir una novela. Se derrumba entonces la vida de Roland, su sentido queda en entredicho y la l¨®gica interna del discurso de su existencia se quiebra en mil pedazos como una delicada pieza de porcelana. Una vez m¨¢s en la narrativa de McEwan, la vida cotidiana alterada por una disrupci¨®n y convertida en una suerte de enigma que el protagonista deber¨¢ ir resolviendo conforme afronta las contingencias que toda vida presenta.
A la hora de reconstruir para entender, de recordar para tratar de razonar y evitar as¨ª la desoladora idea de que el sentido de la vida no es sino aleatorio, la memoria de Roland adquiere protagonismo y la novela deviene entonces el recuerdo de toda una vida, memorias de un personaje que le gui?a un ojo a su creador ¡ªcon el que comparte edad, disfunciones familiares y un pu?ado de datos biogr¨¢ficos que el lector curioso descubrir¨¢ con gusto en esta novela de tintes autobiogr¨¢ficos¡ª y la historia del mundo desde los a?os cincuenta: la sordidez del tel¨®n de acero, los misiles de Cuba, la ca¨ªda del muro, la pesadilla de Chern¨®bil, el error del Brexit y la dist¨®pica pandemia. McEwan a sus anchas retratando otra vez a un individuo en varios encuadres y conforme discurre la convulsa historia colectiva. ¡°En la vida no habr¨ªa que reconocer demasiadas derrotas¡±, piensa McEwan, pero dice Roland, un tipo vulnerable que no comprende su vida, que precisa unas instrucciones de uso que no encuentra, que busca consuelo in¨²til en el amor y la poes¨ªa y cuya indolencia ante las fortuitas vicisitudes de la existencia le hace suscribir aquella idea del poeta Robert Frost de que lo que se aprende de la vida se resume en que contin¨²a.
La novela deviene tambi¨¦n en la historia del mundo desde los a?os cincuenta: la sordidez del tel¨®n de acero, los misiles de Cuba, la ca¨ªda del muro, la pesadilla de Chern¨®bil, el error del Brexit y la dist¨®pica pandemia
Y s¨ª, Lecciones es una novela que juega con la literatura y se alimenta de ella. Alissa desea ser escritora como Briony Tallis en Expiaci¨®n, ?y su novela El viaje la eleva a la altura de G¨¹nter Grass!; Roland decidi¨® en vano durante el confinamiento llevar a cabo la proeza de ¡°leer a Proust de cabo a rabo¡± y la de leer El hombre sin atributos, de Musil, en alem¨¢n; con impagable iron¨ªa escribe sobre el Premio Booker (¡°un mont¨®n de t¨ªmidas mediocridades al servicio de los tiempos¡±) y el talento ¡°de verdad¡± de John Banville, Will Self y otros colegas de profesi¨®n; deja ir alg¨²n estupendo comentario de teor¨ªa literaria como ¡°la autoconsciencia era la muerte de un cuaderno¡±; la poes¨ªa de Byron y de Robert Lowell (al que utiliza para condenar el plagio y reanudar la bizantina discusi¨®n sobre ¨¦tica y calidad art¨ªstica, ¡°?somos m¨¢s tolerantes cuanto m¨¢s grande es el arte?) merodean por el texto como Camus o La educaci¨®n sentimental, de Flaubert, que se menciona porque la novela versa sobre la de Roland y porque el narrador se divierte convirtiendo a Mme. Cornell en Mme. Bovary; la broma del saqueo de las literaturas del mundo en busca de obras libres de derechos; el divertimento de inventarse la rese?a en el Frankfurter Allgemeine Zeitung de una novela de su esposa; un ejemplar de Rebeli¨®n en la granja, de Orwell, con la cubierta de una novela de Dickens y as¨ª franquear el Checkpoint Charlie; alusiones a la dichosa ansiedad de la influencia (¡±le preocupaba que su poema le debiera m¨¢s de la cuenta a Castigo de Seamus Heaney¡±); la construcci¨®n de c¨¢nones alternativos del modernism; se divierte hablando del oficio ¡ªlos escritores ¡°deben contemplar el abismo y contarle al mundo lo que hab¨ªa all¨ª abajo¡±¡ª; como en Expiaci¨®n, se cita a Woolf sin desperdicio, y Aldous Huxley o Forster acuden tambi¨¦n a esta fiesta de la literatura anglosajona que tambi¨¦n es Lecciones y de la que un invitado de honor es sin duda Joyce, al que McEwan rinde homenaje escribiendo un soberbio pastiche del collage verbal o la polifon¨ªa que el irland¨¦s ejercita en varios cap¨ªtulos de Ulises.
McEwan se permite hasta el lujo de re?ir a ¡°los editores literarios¡± que ¡°encargaban a novelistas en lugar de a cr¨ªticos rese?ar el trabajo de otros escritores¡±. Lo sublime y lo grotesco, el empleo de la lengua de Goethe afirmando el cosmopolitismo propio de su narrativa, el sexo y la muerte tras el ag¨®nico deterioro por enfermedad, como en Ams?terdam, desorden y supervivencia, el universo entero de McEwan en 500 p¨¢ginas de sabidur¨ªa que incitan al divino acto de leer.
Su arquitectura magistral, su dominio del tiempo narrativo, tantas son sus virtudes que se nos antoja ardua la tarea de tratar de argumentar que esta no es una de las mejores obras de su autor, que con Lecciones supera con creces los felices experimentos con la fantas¨ªa, la ciencia-ficci¨®n y la f¨¢bula pol¨ªtica de C¨¢scara de nuez, M¨¢quinas como yo y La cucaracha y regresa a la complejidad narrativa y a la densidad de Amor perdurable o Expiaci¨®n. Ha querido McEwan volver a sentir la tensi¨®n de urdir una trama intrincada y atestada de resonancias para alcanzar su m¨¢ximo esplendor.

Lecciones
Traducci¨®n de Eduardo Iriarte Go?i
Anagrama, 2023
584 p¨¢ginas. 24, 90 euros
Se publica el 6 de septiembre
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