Diccionario Franz Kafka: el universo del escritor de la A a la Z
El escritor de Praga, explorador del lado oscuro de la identidad y la sociedad occidental del siglo XX, ilumina el presente en el centenario de su muerte
Es uno de los pocos escritores que ha conseguido que, desde su obra, se inventara un t¨¦rmino para describir el mundo que habitan quienes viven un presente inquietante y absurdo: kafkiano. Pero no todo en la obra de Franz Kafka, que muri¨® hace 100 a?os el 3 de junio de 1924, es kafkiano. ¡°Todo mi ser se centra en la literatura¡±, le explic¨® al padre de su prometida Felice, ¡°y hasta los treinta a?os he mantenido ese rumbo a rajatabla; si alguna vez lo abandono, dejar¨¦ de vivir¡±. Lo hizo a todas horas, todo el tiempo hasta el final, y casi siempre con un punto de humor.
A: ¡®Am¨¦rica¡¯
Fue el t¨ªtulo que Max Brod le dio a El desaparecido, la primera novela de Franz Kafka. Karl Rossmann, un joven de 16 a?os, llega a Nueva York despu¨¦s de ser expulsado por sus padres de su casa por seducir a la criada y dejarla embarazada. En el barco conoce a un fogonero y poco a poco se ve empujado a vivir situaciones que lo desbordan. Kafka no termin¨® la novela, la mayor¨ªa de los cap¨ªtulos que se han conservado los termin¨® en el oto?o de 1912, aunque volvi¨® sobre ella en 1914.
B: Max Brod
Fue el gran amigo de Kafka. ¡°Todo lo que se encuentre de mis escritos cuando yo muera, debe ser quemado de forma inmediata, sin ser le¨ªdo¡±, le escribi¨® en una de las dos cartas que se consideran su testamento. Afortunadamente, Brod desobedeci¨®.
C: ¡®El castillo¡¯
Es la ¨²ltima novela que empez¨® a escribir Kafka. Tampoco la termin¨®. Trabaj¨® en ella en 1922. El agrimensor K. llega a un pueblo para ponerse bajo las ¨®rdenes de las autoridades del castillo y realizar una tarea que todav¨ªa desconoce. Pronto se da cuenta de que las cosas no van a resultar f¨¢ciles. ¡°En esta novela, las ¡®part¨ªculas de realidad¡¯ son m¨¢s visibles que en ninguna otra¡±, ha escrito Klaus Wagenbach, un gran conocedor de Kafka, y habla de que ¡°el agrimensor intenta aposentarse por medio de Frieda, la cual a su vez nunca consigue soltarse por completo de Klamm¡±. Se refiere a su relaci¨®n con Milena y al matrimonio de esta con Ernst Pollak.
D: Dora Diamant
En el verano de 1923, Kafka fue de vacaciones con su hermana Elli a M¨¹ritz, en el B¨¢ltico, y all¨ª conoci¨® a Dora Diamant, una jud¨ªa de 25 a?os. Fue la ¨²nica mujer con la que logr¨® vivir ¡ªen Berl¨ªn¡ª durante unos meses. Estaba ya muy enfermo y ella estuvo con ¨¦l hasta el ¨²ltimo momento. Lo ingresaron en abril de 1924 y, tras pasar por un par de centros m¨¦dicos, termin¨® en el sanatorio privado del doctor Hoffmann, en Kierling, cerca de Klostenburg, una ciudad al norte de Viena. Los m¨¦dicos le prohibieron hablar, as¨ª que se comunicaba escribiendo notas en peque?os papeles. El 3 de junio muri¨® a mediod¨ªa.
E: Escarabajo
Al despertarse una ma?ana, Gregor Samsa descubri¨® que se hab¨ªa convertido en un monstruoso bicho. Le dol¨ªa el costado. Kafka es profundamente convincente: sea lo que sea de lo que est¨¦ hablando, te atrapa y te arrastra. En sus narraciones, la normalidad se mezcla con lo irreal, las situaciones pueden ser exasperantes, absurdas, hay veces que parecen leyendas o resuena entre l¨ªneas una advertencia, una lecci¨®n, un aviso. Hay muchos animales en sus cuentos ¡ªel escarabajo, perros, ratones, ratas, caballos, un mono, topos, chacales¡ª y protagonistas poco habituales ¡ªlos ¨¢rabes, un trapecista, una cantante, n¨®madas, emperadores, un indio¡ª, y tambi¨¦n gente corriente: el pobre Samsa. Se ocupa de aeroplanos, de la muralla china, de un aparato para matar, de un artilugio que en realidad es un ser vivo: Odradek.
F: Felice
Kafka conoci¨® a Felice Bauer el 13 de agosto de 1912. Ten¨ªa entonces 29 a?os; ella, 25. Tard¨® poco en enviarle la primera carta, el 20 de septiembre, aunque no volvi¨® a verla hasta nueves meses despu¨¦s. Su relaci¨®n fue sobre todo epistolar ¡ªlas cartas que le mand¨® Kafka, las ¨²nicas que se conservan, dan para un volumen de m¨¢s de 800 p¨¢ginas¡ª . Estuvieron prometidos dos veces, se separaron definitivamente en diciembre de 1917. La relaci¨®n fue tormentosa ¡ªKafka tem¨ªa que el matrimonio le impidiera dedicarse a escribir¡ª, y solo pudo romper del todo con ella cuando enferm¨® de tuberculosis. En 1913, Kafka tuvo una historia amorosa con G. M. y, en 1914, cortej¨® tambi¨¦n a Grete Bloch, una amiga de Felice. En noviembre de 1918 conoci¨® a Julia Wohryzek: se prometieron, y un a?os despu¨¦s Kafka rompi¨® el compromiso.
G: Primera Guerra Mundial
El 2 de agosto de 1914, Kafka apunt¨® en su diario: ¡°Alemania ha declarado la guerra a Rusia. ¡ª Por la tarde, Escuela de Nataci¨®n¡±. El 4 de diciembre de 1917, escribi¨®: ¡°Noche tormentosa, por la ma?ana telegrama de Max, armisticio con Rusia¡±. No hay mucho m¨¢s entre sus muchos papeles.
H: Hijo
Franz fue el primog¨¦nito de Hermann Kafka y Julie L?wy, una pareja de jud¨ªos que se casaron en septiembre de 1882. El padre proced¨ªa de una familia humilde y, tras grandes esfuerzos, pudo abrir la tienda que les permiti¨® alcanzar el reconocimiento social que tanto anhelaba. Kafka no se llev¨® bien con su padre y, en 1919, le escribi¨® una carta ¡ªpara ¡°tranquilizarnos un poco a ambos y hacernos m¨¢s f¨¢ciles la vida y la muerte¡±¡ª en la que le comentaba: ¡°Lo que yo escrib¨ªa trataba de ti, s¨®lo me lamentaba all¨ª de lo que no pod¨ªa lamentarme reclinado en tu pecho¡±.
I: Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo
Obtuvo su doctorado en Derecho el 18 de junio de 1906, en octubre de 1907 entr¨® como auxiliar en la compa?¨ªa Assicurazioni Generali y, en agosto de 1908, empez¨® a trabajar en el Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo del Reino de Bohemia, donde permaneci¨® hasta su jubilaci¨®n anticipada en julio de 1922. Se ocup¨® sobre todo de la gesti¨®n jur¨ªdica de las indemnizaciones por accidente y de la propaganda a favor de la prevenci¨®n.
J: Gustav Janouch
En 1920, un muchacho de 17 a?os que escrib¨ªa poemas conoci¨® a Kafka. Se lo present¨® su padre, que trabajaba con ¨¦l en el Instituto de Seguros. Gustav Janocuh empez¨® a verlo con frecuencia, daban largos paseos y termin¨® publicando un libro que recoge sus conversaciones. Es de los pocos escritores que dan cuenta del Kafka de carne y hueso, ¡°un hombre alto y delgado¡±, as¨ª lo describi¨®. Luego han sido muchos los que han reflexionado sobre su obra: Elias Canetti, Roberto Calasso, Walter Benjamin, Theodor W. Adorno, Hannah Arendt, Maurice Blanchot, George Bataille, Ivan Klima, Tzvetan Todorov, Milan Kundera, Gilles Deleuze y Felix Guattari, Massimo Cacciari, Claudio Magris, Jacques Derrida, W. G. Sebald, J. M. Coetzee o Alberto Manguel, entre otros muchos.
K: Kafkiano
La k podr¨ªa servir para Kleist, uno de sus autores favoritos, o para Kierkegaard, a quien ley¨® por su concepto de angustia, o para Los hermanos Karamazov ¡ªDostoievski lo influy¨® profundamente¡ª, pero quiz¨¢ lo correcto sea dedicarla a kafkiano, el adjetivo que procede de su obra y que acepta la Real Academia. Se refiere a esa situaci¨®n absurda y angustiosa e incomprensible a la que se ven arrastrados algunos de sus personajes, superados por una burocracia laber¨ªntica que los ahoga, por un poder que los ignora y machaca, por momentos que los desbordan y que los alienan y apartan de sus verdaderos asuntos y preocupaciones.
L: Literatura
¡°A mi juicio, solo deber¨ªamos leer libros que nos muerden y nos pican. Si el libro que estamos leyendo no nos despierta de un pu?etazo en la crisma, ?para qu¨¦ lo leemos?¡±, le escribi¨® Kafka a su amigo Oskar Pollak el 27 de enero de 1904, y a?adi¨®: ¡°Necesitamos libros que surtan sobre nosotros el efecto de una desgracia muy dolorosa, como la muerte de alguien al que quer¨ªamos m¨¢s que a nosotros, como un destierro en bosques alejados de todo ser humano, como un suicidio; un libro ha de ser un hacha para clavarla en el mar congelado que hay dentro de nosotros. Eso creo yo¡±.
M: Milena
Milena Jesensk¨¢ era una mujer moderna, llena de energ¨ªa, que estuvo casada pero que procur¨® siempre vivir a su manera. Conoci¨® a Kafka cuando empez¨® a traducir algunas de sus piezas en 1920 y conectaron. Se escribieron durante dos a?os, aunque solo se vieron en una par de ocasiones, y mantuvieron una intensa relaci¨®n, que se prolong¨® de manera fragmentaria hasta la muerte del escritor. Milena termin¨® sus d¨ªas, tras ser detenida por la Gestapo, en el campo de concentraci¨®n de Ravensbr¨¹ck.
N: Nada
La vida como una nada. ¡°Una vez, hace muchos a?os, me sent¨¦, sin duda bastante triste, en la ladera del Laurenziberg, y me puse a examinar lo que esperaba de la vida. El deseo m¨¢s importante o m¨¢s atractivo result¨® ser el de obtener una visi¨®n de la vida (y ¡ªcondici¨®n indispensable¡ª poder convencer de ella a los dem¨¢s por escrito) en la que la existencia mantuviese sus altibajos naturales, pero al mismo tiempo apareciera, con no menor claridad como una nada, como un sue?o, como algo flotante¡±.
O: Ottla
Fue su hermana peque?a (naci¨® en 1892) y con la que congeni¨® mejor; fue asesinada en Auschwitz. Las otras dos fueron Elli (1889) y Valli (1892); a ambas las mataron los nazis en el gueto de Lodz.
P: ¡®El proceso¡¯
¡°Alguien deb¨ªa de haber calumniado a Josef K., porque, sin haber hecho nada malo, fue detenido una ma?ana¡±, as¨ª empieza la m¨¢s c¨¦lebre de las novelas de Kafka (tambi¨¦n inconclusa). La empez¨® en agosto de 1914 y estuvo trabajando en ella hasta enero de 1915. Cuenta la historia del apoderado de un banco que cae bajo el peso de la ley y que no tarda en convertirse en alguien desamparado y perdido, incapaz de entender lo que ocurre, ni de conseguir la manera de defenderse, ni descifrar la l¨®gica de un sistema que opera de manera implacable.
Q: Querido, querida
Kafka escribi¨® centenares de cartas, no dej¨® de hacerlo a lo largo de toda su vida, y las que dirigi¨® a Felice Bauer, Milena Jesenska, Max Brod o su padre son obras maestras, acaso lo mejor de su obra. ¡°Qu¨¦ poco sirve el encuentro epistolar; es como si dos personas separadas por un lago chapotear¨¢n en las orillas¡±, le coment¨® a una muchacha, Hedwig Weiler, con la que flirte¨® en 1907. Mas que chapoteos, las suyas ten¨ªan algo de sofisticados artefactos que le serv¨ªan para construir su literatura, su manera de ver las cosas. Llenas de humor, de ocurrencias, desgarradoras a veces, precisas como un tajo, y tambi¨¦n desmesuradas, exploraron todos los rincones y las sombras del alma humana.
R: Reino de Bohemia
Franz Kafka naci¨® el 3 de julio de 1883 en Praga, capital del reino de Bohemia, que formaba en ese momento parte del imperio austroh¨²ngaro. Pas¨® all¨ª la mayor de sus 41 a?os de vida y fue enterrado en el cementerio local de Strasnice. Fue educado en la lengua alemana, aunque hablaba tambi¨¦n checo. No tuvo mucha simpat¨ªa por el fuerte movimiento nacionalista que adquiri¨® entonces mucha fuerza en el reino de Bohemia. ¡°En estos mismos momentos, se est¨¢ hablando de patria, cuando en realidad ya hace mucho que las ra¨ªces de los hombres fueron arrancadas de la tierra¡±, le coment¨® a su joven amigo Gustav Janouch.
S: Sanatorios
Los visit¨® con frecuencia, y desde muy pronto. En 1905 estuvo en uno de Zuckmantel, por ejemplo, donde le trataron su insomnio y su neurastenia con hidroterapia. Pero su verdadera crisis de salud se produjo la noche del 12 al 13 de agosto de 1917. Kafka vomit¨® sangre. Le diagnosticaron tuberculosis pulmonar. En diciembre de 1920 se instal¨® en el sanatorio para tuberculosos de Matliary, en el Alto Tara: fue la primera vez que quer¨ªa curarse de verdad. Despu¨¦s estuvo en otros, hasta que muri¨® en uno de ellos.
T: Traductores
Han sido muchos los que han traducido a Kafka al espa?ol, y muchos lo han hecho de manera brillante. La lista es seguramente provisional: Jorge Luis Borges, Miguel S¨¢enz, Juan Jos¨¦ del Solar, Andr¨¦s S¨¢nchez Pascual, Adan Kovacsis, Joan Parra Contreras, Carmen Gauger, Luis Fernando Moreno Claros, Alberto Gordo, Claudia Cabrera, Feliu Formosa, J. R. Wilcock, Alfredo Pippig, Marcelo Cohen, Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde, Joaqu¨ªn Fern¨¢ndez-Vald¨¦s, Vladimir Raitz¡
U. ?ltima
Para escuchar la ¨²ltima pregunta que necesita hacerle aquel hombre de campo ante la puerta a la que acudi¨® un d¨ªa para ser admitido en la Ley, el guardi¨¢n que la cuida tiene que inclinarse. ¡°Todos aspiran a entrar en la Ley¡±, le dice, ¡°?c¨®mo es que en tantos a?os nadie m¨¢s que yo ha solicitado entrar?¡±. Y el guardi¨¢n, para llegar a¨²n a su desfalleciente o¨ªdo, tiene que rugirle: ¡°Nadie m¨¢s pod¨ªa conseguir aqu¨ª el permiso, pues esta entrada s¨®lo estaba destinada a ti. Ahora me ir¨¦ y la cerrar¨¦¡±. Este episodio est¨¢ recogido en Ante la ley. Es el Kafka que seguramente m¨¢s ha dado que hablar.
V: Viajes
¡°Fui yo mismo a la cuadra, ensill¨¦ mi caballo y mont¨¦¡±, dice el personaje de una de las narraciones de Kafka. ¡°?Ad¨®nde vas, se?or?¡±, le pregunt¨® su criado. ¡°No lo s¨¦, solo quiero irme de aqu¨ª, irme de aqu¨ª¡±, le contest¨®. ¡°Marcharme siempre, s¨®lo as¨ª puedo alcanzar mi meta¡¯. El criado: ¡°?As¨ª que conoces tu meta?¡±. ¡°S¨ª¡±, le respondi¨®, ¡°ya lo he dicho: Irme-de-aqu¨ª, ¨¦sa es mi meta¡±. Kafka no pas¨® mucho tiempo fuera de Praga, pero de joven sal¨ªa bastante de vacaciones: Norderney, Liboch, Triesch, Spitzberg¡ Y viaj¨® tambi¨¦n por el norte de Italia, M¨²nich, Par¨ªs, Viena, Berl¨ªn, Weimar¡ Escribi¨® algunos diarios de viaje, algunos de ellos con su ¡°garabatos¡±, esos dibujos que iba haciendo en cualquier papel, de cualquier manera.
W: Kurt Wolff
Fue el editor que dio a la luz la mayor¨ªa de los libros que public¨® en vida y con quien Kafka tuvo complicidades y desavenencias. Wolff compr¨® la editorial Rowohlt, donde sali¨® Contemplaci¨®n, la primera reuni¨®n de sus textos. Luego Kafka publicar¨ªa otros seis t¨ªtulos m¨¢s entre 1913 y 1924, todos con Wolff, salvo el ¨²ltimo, Un artista del hambre. Cuatro historias (Die Schmiede). En Espa?a sus libros han aparecido en diferentes sellos, y su obras completas han estado en manos de Jordi Llovet, que ha hecho un trabajo impresionante con la colaboraci¨®n de Ignacio Echevarr¨ªa.
Y: Yidis
¡°?Qu¨¦ tengo yo en com¨²n con los jud¨ªos? Apenas tengo algo en com¨²n conmigo y deber¨ªa quedarme completamente quieto en un rinc¨®n, contento de poder respirar¡±, escribi¨® el 8 de enero de 1914 en su diario. Se interes¨®, sin embargo, por la religiosidad de los jud¨ªos que ven¨ªan de Europa del Este cuando conoci¨® a la compa?¨ªa de teatro yidis que dirig¨ªa Yitsak L?wy, de quien se hizo amigo y al que apoy¨® mucho. Conect¨® tambi¨¦n con las historias jas¨ªdicas. Reiner Stach, autor de una monumental biograf¨ªa de Kafka, cuenta que se pon¨ªa nervioso con los sermones que le dirig¨ªa su amigo Max Brod sobre la ¡°comunidad¡± y la ¡°naci¨®n jud¨ªa¡±.
Z: Z¨¹rau
Kafka se instal¨® en septiembre de 1917 en Z¨¹rau, donde viv¨ªa su hermana Ottla dedicada a tareas agr¨ªcolas, poco despu¨¦s de que le diagnosticaran una tuberculosis pulmonar. All¨ª escribi¨® algunos de sus aforismos, un tipo de escritura que llevaba ya ensayando desde un poco antes y en la que lleg¨® a pulir peque?as joyas y a sugerir inquietantes salidas: ¡°A partir de un punto determinado ya no hay retroceso posible. Hay que alcanzar ese punto¡±.
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