¡®El C¨ªrculo S¨¢fico¡¯, de Paula Villanueva: ensayo sobre las artistas y escritoras espa?olas que salieron de la heteronorma
El libro indaga en las vidas y las obras de un pu?ado de mujeres de cultura del Madrid de comienzos del siglo XX que sufrieron el rechazo y la violencia por su lesbianismo o bisexualidad
Una lectora es, en parte, el libro que lee, pero tambi¨¦n la circunstancia en la que lo devora. Por eso debo contarles que, nada m¨¢s llegar al final de El c¨ªrculo s¨¢fico, y consciente de estar acumulando dentro de m¨ª un trocito de cada una de las protagonistas del ensayo firmado por Paula Villanueva, la circunstancia en la que me encontraba se ti?¨® de rabia, pues al levantar la vista del texto, me top¨¦ con la noticia de que la genial poeta de 27 a?os Perla Z¨²?iga acababa de morir a causa de un c¨¢ncer.
No piensen que quiero desviarme del tema o forzar una casualidad. Mentar en estas l¨ªneas a Z¨²?iga, recordar su activismo y su literatura, decir adi¨®s a su cuerpo ¡ªese que reivindic¨® como fruto de m¨²ltiples metamorfosis y v¨ªnculos con otras poetas queer de la capital¡ª, y poner su nombre en el centro, me parece la mejor manera de honrar las ideas aprendidas de El c¨ªrculo s¨¢fico.
A saber: este ensayo es una investigaci¨®n sobre c¨®mo se trenzaron las vidas y obras de un pu?ado de artistas que vivieron en el Madrid de comienzos del siglo XX y que sufrieron en sus carnes rechazo y violencia por el hecho de salirse de la heteronorma. Paula Villanueva, fil¨®loga e investigadora, estaba inmersa en su trabajo de fin de m¨¢ster cuando se encontr¨® con el nombre de Victorina Dur¨¢n, una escen¨®grafa lesbiana cuya historia ¡ªla de su sexualidad, pero tambi¨¦n la de sus amistades¡ª le abri¨® las puertas de un club inesperado: ¡°?Era posible que a principios del siglo pasado hubiera existido en Madrid un espacio de reuni¨®n intelectual para mujeres lesbianas o bisexuales?¡±, se pregunta Villanueva, ¡°?un lugar en el que estas mantuvieran discusiones acerca del mundo cultural, pero en el que tambi¨¦n hubiera espacio para el disfrute y los placeres?¡±.
Siguiendo los pasos de Gloria Laguna, Elena Fort¨²n, ?ngeles Vicente, Rosa Chacel, Carmen Conde, Victoria Kent y de la propia Dur¨¢n, e hilando sus vidas con las de muchas otras voces com¨²nmente asociadas a los m¨¢rgenes m¨¢s rec¨®nditos de las generaciones del 14 y del 27, Villanueva encuentra los lugares y v¨ªnculos exactos que le permitir¨¢n afirmar que s¨ª, que en Espa?a tambi¨¦n tuvimos algo parecido a un Templo de la Amistad, pues no faltaron en nuestra historia veneradoras de Safo, por mucho que hubiera quien se empe?ase en censurar sus versos, quemar sus fotos, ridiculizar sus amores y apartarlas de las listas generacionales que hoy seguimos dando por ¨²nicas.
Paula Villanueva se plantea si el Lyceum Club Femenino fue un centro equivalente a los c¨ªrculos s¨¢ficos de Par¨ªs o Londres
Siguiendo el m¨¦todo de Eugenia Tenenbaum, para quien ¡°la falta de inter¨¦s mostrada hacia las contribuciones femeninas se extrapola tambi¨¦n a la falta de inter¨¦s por investigar la historia desde el punto de vista de las mujeres¡±, Villanueva decide ir directamente al an¨¢lisis del legado escrito por estas mujeres, para impedir que sus descubrimientos signifiquen poco m¨¢s que una miope etiqueta comercial. M¨¢s all¨¢ de la lectura de sus libros y ep¨ªstolas, para Villanueva fue fundamental conocer su relaci¨®n con la pol¨ªtica, con el dinero y con el sistema editorial antes, durante y despu¨¦s de la guerra. Adem¨¢s de los hallazgos sobre lo que se debat¨ªa en las reuniones del exclusivo Lyceum Club Femenino ¡ªespacio que da cimientos a esa defensa de que en Madrid hubo un centro de dinamizaci¨®n cultural equivalente a los c¨ªrculos s¨¢ficos de Par¨ªs o Londres, ?y qui¨¦n ser¨ªa, entonces, la Natalie Clifford Barney patria?¡ª, quiz¨¢ el cap¨ªtulo m¨¢s interesante sea el dedicado a las biograf¨ªas de sus protagonistas, contrastando el relato oficial de sus vidas con la literatura de cada una, para dar con conclusiones arriesgadas y valientes ¡ªque no ser¨¢n del gusto del fil¨®logo macho¡ª como las que se arrojan en los p¨¢rrafos dedicados a la vida amorosa y sexoafectiva de Chacel o de Conde.
El c¨ªrculo s¨¢fico, en sus conclusiones, se me antoja una ampliaci¨®n de filosof¨ªas bien dispares, como las abiertas por Sara Torres en Lo que hay, donde expone su teor¨ªa de las amigas-amantes; por Elisa Coll en Resistencia bisexual, donde busca una genealog¨ªa bi para nuestra literatura; por Antonio Orihuela en Las sin amo, donde analiza la novela pol¨ªtica escrita por mujeres de los a?os treinta, de las que nunca se habla por no estar ligadas a un hombre, o por Herminia Luque en Escritoras ilustradas: literatura y amistad, donde defiende la amistad femenina como mecanismo contra el olvido.
Es entonces cuando el libro y la circunstancia vuelven a alimentarse. Los m¨¢rgenes resisten cuando no dejamos de hablar de ellos. Los cuerpos propensos a desaparecer se quedan si seguimos ley¨¦ndolos, celebrando su valent¨ªa. Los poemas que se salen de la norma son todav¨ªa m¨¢s bellos que la norma misma. En un momento de El c¨ªrculo s¨¢fico, la autora cita una carta que Carmen Conde le envi¨® a su amante Amanda Junquera. Es una carta de amor, de amistad y de lamento. Inevitablemente, con el ¨²ltimo verso, me acuerdo de Perla Z¨²?iga: ¡°?Hay derecho a estar sin ti?¡±.
El C¨ªrculo S¨¢fico
Levanta Fuego, 2024
288 p¨¢ginas. 18 euros
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