De Reagan a Trump, sesi¨®n de cine ante las elecciones estadounidenses
El pa¨ªs triunfante y desquiciado que cuaj¨® en los ochenta es interpretado hoy por una serie de pel¨ªculas que lidian con una identidad hecha de valores perdidos
En uno de los planos m¨¢s famosos de El ¨²ltimo hurra (1958), cl¨¢sico de John Ford sobre el fin de la vieja pol¨ªtica, el veterano alcalde vencido que interpreta Spencer Tracy (Frank Skeffington, un l¨ªder erosionado por el exceso de poder) camina solitario a contracorriente de una masa que celebra el triunfo de su joven rival, el fantoche Kevin McCluskey, un tonto ¨²til que responde a un nuevo orden y a un nuevo espect¨¢culo: el del naciente populismo televisivo. Con aquel travelling, Ford mostraba distancia y desencanto con un pa¨ªs que, como ¨¦l mismo imprimi¨® cuatro a?os despu¨¦s en una de sus obras capitales, la tr¨¢gica El hombre que mat¨® Liberty Valance (1962), prefiri¨® elegir las mentiras de la leyenda antes que la verdad.
Recurrir a Ford nunca es gratuito, pero esta vez lo justifica el hecho de que su legado reviva en una de las pel¨ªculas fundamentales para entender las elecciones del pr¨®ximo 5 de noviembre, Henry Fonda for President, indispensable ensayo del historiador del cine austriaco Alexander Horwath que tendr¨¢ su estreno en Espa?a los pr¨®ximos 22 y 24 octubre en la Seminci de Valladolid. Horwath logra una apasionante radiograf¨ªa hist¨®rica de Estados Unidos a trav¨¦s del actor que mejor evoc¨® al buen ciudadano norteamericano, cuya anciana voz recorre la pel¨ªcula a trav¨¦s del audio de su ¨²ltima entrevista, concedida poco tiempo despu¨¦s de la llegada al poder de Ronald Reagan, a quien Fonda despreciaba.
El protagonista de El joven Lincoln (1939) y Las uvas de la ira (1940) ¡ªadaptaci¨®n de Ford que consagr¨® el cine social en Hollywood, principal m¨¢quina de propaganda del sue?o americano¡ª lo tuvo claro: con Reagan en la Casa Blanca, se abr¨ªa un camino oscuro e impredecible para su pa¨ªs. Y ah¨ª seguimos, en la senda que abri¨® un actor de cuarta que encontr¨® el papel de su vida liderando una cruzada en nombre de Dios y del mercado gracias a sus dotes de telecomunicador. Como dice Fonda en la pel¨ªcula de Horwath, Reagan sab¨ªa decirle a la gente lo que quer¨ªa escuchar y eso siempre resulta peligroso.
El ideario ultracapitalista del expresidente, centro del mediocre biopic de Sean McNamara Reagan ¡ªun mero recuento de su vida y de su obsesi¨®n anticomunista con Dennis Quaid de protagonista¡ª impregna tambi¨¦n The Apprentice, el pol¨¦mico acercamiento de Ali Abbasi a la forja de Donald Trump. La pel¨ªcula, reci¨¦n estrenada en Espa?a y EE UU, destaca por sus interpretaciones, con Sebastian Stan en la piel del magnate y Jeremy Strong en la del corrupto abogado homosexual y hom¨®fobo Roy Cohn, un amigo ¨ªntimo de Nixon que lo aprendi¨® todo al abrigo del senador Joseph McCarthy y su Caza de Brujas.
Sin ser una gran pel¨ªcula, The Apprentice apunta a la semilla del monstruo: el racismo familiar, las sucias artima?as que propiciaron su fortuna inmobiliaria, su megaloman¨ªa y la alargada sombra de un mentor del que acab¨® renegando. Trump ha arremetido con su habitual estilo grueso y en may¨²sculas contra sus creadores, sobre todo contra su guionista, Gabriel Sherman, escud¨¢ndose en la memoria de su difunta esposa, Ivana Trump. Pero lo esencial del guion de Sherman (seg¨²n Abbasi, rechazado en su d¨ªa por Clint Eastwood y por Paul Thomas Anderson) es que se?ala a Cohn como la persona que inici¨® al joven Trump con tres reglas de oro: ¡°Atacar, atacar y atacar¡±, ¡°No admitir nada, negarlo todo siempre¡± y ¡°Reclamar la victoria, nunca admitir la derrota¡±.
El retrato de Abbasi, con un final que parece querer equiparar al candidato que se cre¨ªa Robert Redford con Frankenstein, resulta con todo menos incisivo que la caricatura que en 2016 hizo Johnny Depp en The Art of the Deal, dirigida por Jeremy Konner. Esta loca s¨¢tira, hecha de sketches en los que aparecen desde el telemu?eco alien¨ªgena Alf hasta el Doc de Regreso al Futuro, rescata un supuesto v¨ªdeo casero perdido, hecho de principio a fin por el propio magnate quien, el d¨ªa de su 40 cumplea?os, repasa a unos ni?os los mismos inicios que rememora The Apprentice. La historia de Trump. Curiosamente, el maestro de ceremonias de The Art of the Deal es Ron Howard, director a su vez de Hillbilly, una eleg¨ªa rural (2020) adaptaci¨®n hollywoodiense de las memorias del actual candidato a la vicepresidencia de Trump, JD Vance, orgulloso heredero de las lecciones de superaci¨®n personal de una familia disfuncional de los Apalaches.
El pa¨ªs triunfante y desquiciado que cuaj¨® en los ochenta es interpretado hoy por una serie de pel¨ªculas que lidian con una identidad hecha de valores perdidos. Francis Ford Coppola, quien, como tantos de la generaci¨®n del Nuevo Hollywood, ha construido su filmograf¨ªa sobre la esquizofrenia del sue?o americano, ha buscado una salida del laberinto en una obra a su vez laber¨ªntica, Megal¨®polis. Al veterano cineasta se le puede achacar un exceso de candidez en su ut¨®pica receta, asentada adem¨¢s en una paradoja: su protagonista, un arquitecto visionario e incomprendido, est¨¢ anclado en El manantial (1949), cl¨¢sico de King Vidor escrito por Ayn Rand sobre su propia novela, cuyas ideas individualistas hallaron precisamente en los a?os ochenta y en personajes como Trump sus mejores int¨¦rpretes.
Frente a Coppola, el debutante Sean Price Williams conduce a otro tipo de caos, el del exceso de cinismo ante el panorama pol¨ªtico de su pa¨ªs en The Sweet East. La pel¨ªcula es un recuento en clave ir¨®nica del dislate de las teor¨ªas conspiranoicas que invaden hoy EE UU a trav¨¦s del viaje inici¨¢tico de una impasible y oportunista adolescente interpretada por Talia Ryder. The Sweet East es especialmente interesante en el retrato que hace de un supremacista blanco e ilustrado (Simon Rex), que, en un momento del filme, se queja ¡°de ese lugar com¨²n perpetuado por la condescendencia europea que nos retrata como un pa¨ªs joven lleno de gente naif¡±.
Resulta una reflexi¨®n curiosa a la luz de la ¨²nica pel¨ªcula reciente que se atreve a nombrar el fantasma de un enfrentamiento fratricida en la Casa Blanca. Se llama Civil War y es obra del brit¨¢nico Alex Garland, quien, en su faceta de novelista, guionista o director, le gusta jugar a desconciertos del primer mundo. Se trata de una road movie de periodistas ¡ªentre ellos, una veterana fot¨®grafa de guerra en la piel de una gran Kirsten Dunst¡ª con momentos escalofriantes, como el que protagoniza el actor Jesse Plemons en la piel del jefe de una milicia supremacista que ejecuta a asi¨¢ticos, negros y latinos.
El discurso antiinmigrante (asunto medular en la campa?a de Trump) centra tambi¨¦n el nuevo documental del veterano Errol Morris, Separated. Basado en el libro de Jacob Soboroff, se present¨® en el ¨²ltimo festival de Venecia y se ha estrenado a pocas semanas de las elecciones como clara advertencia de las inconcebibles pol¨ªticas del candidato republicano. Morris, una voz fundamental para comprender su pa¨ªs ¡ªen American Dharma (2018) manten¨ªa una escalofriante entrevista con Steve Bannon sobre las claves de su ¡°populismo nacionalista¡± y su estrategia en la construcci¨®n del movimiento MAGA a trav¨¦s de una serie de cl¨¢sicos del cine¡ª se adentra esta vez en un episodio atroz del mandato del expresidente. El documental cuenta, a trav¨¦s de una investigaci¨®n que incluye el testimonio de funcionarios arrepentidos, c¨®mo a partir de 2017 m¨¢s de 4.000 ni?os fueron separados de sus padres bajo cuerda y sin registro cuando cruzaban la frontera de M¨¦xico. Una estrategia ilegal y traum¨¢tica que a d¨ªa de hoy sigue provocando dolor: todav¨ªa quedan 1.300 ¡°hu¨¦rfanos¡± que por falta de datos ha sido imposible devolver a sus familias.
Una de las grandes inc¨®gnitas de estas elecciones es si, como ha prometido, Trump cumplir¨¢ la amenaza de una deportaci¨®n masiva. Tambi¨¦n, si visto lo visto en 2020, admitir¨¢ los resultados si pierde el pr¨®ximo 5 noviembre. Por desgracia, la idea fordiana del triunfo en la derrota no parece que vaya con ¨¦l. Ojal¨¢ mostrase la entereza de Spencer Tracy cuando pierde en El ¨²ltimo hurra y le pide calma a su fiel escudero Ditto, que reacciona con gritos y amenazas ante los resultados. Le coge de los hombros y le dice: ¡°Ditto, venga ya, comp¨®rtate y recuerda: todo es justo en el amor y la guerra¡±. Y es entonces cuando Tracy echa a andar contra la corriente de entusiastas de su rival.
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