Yo en casa y t¨² de bares: ?por qu¨¦ nos comportamos tan distinto ante el riesgo de contagio?
Unos reh¨²san abandonar la seguridad del hogar, otros disfrutan con alegr¨ªa de las opciones de cada fase y los hay que incumplen las normas sin temor alguno. Se ve que no todos somos iguales ante el peligro...
Ya se ve solo con salir a la calle en una gran ciudad como Madrid: hombre de mediana edad con mascarilla; grupo de tres adolescentes con mascarilla-bufanda, esto es, la que se lleva en la papada; mujer mayor con mascarilla y mirada recelosa al pr¨®jimo; embarazada con mascarilla y a?adido de visera protectora para los ojos. Se ve claramente que, en esta ¨¦poca de necesaria precauci¨®n, cada quien entiende el concepto de riesgo a su manera... ?Por qu¨¦ tantas diferencias ante una amenaza tan clara? ?Qu¨¦ hace que algunas personas vean peligros por todas partes y otras apenas se den por aludidas?
La observaci¨®n contin¨²a en un paseo por El Retiro, donde dos j¨®venes charlan en un banco: han sacado sus piernas por los laterales y se sientan a horcajadas para poder mirarse frente a frente. Se entrelazan las manos, ella llora. Solo unos cent¨ªmetros separan sus bocas sin mascarilla. En el banco contiguo, dos chicas tambi¨¦n conversan, solo que cada una desde un extremo y detr¨¢s de sendas mascarillas, que le dan eco a sus voces. ?Por qu¨¦ viven de forma tan distinta la desescalada? ?Por qu¨¦ hay quien no se despega su mascarilla, incluso cuando est¨¢ con sus allegados, y otros la reh¨²san? ?Por qu¨¦ unos se han arrojado a las terrazas en cuanto han podido y otros no las han visto m¨¢s que por televisi¨®n?
¡°Reaccionamos seg¨²n nuestro sistema de percepci¨®n, y seg¨²n este nos dividimos, generalmente, en dos grupos: los que perciben la realidad con miedo a contagiarse y morirse (y a contagiar a otros), cuya reacci¨®n es la precauci¨®n, la evitaci¨®n y el control y, por otra parte, aquellos cuya percepci¨®n es m¨¢s ¡®me siento estafado por el estado, siento que esto es una mentira, nos han enga?ado¡¡¯. Para ellos, la reacci¨®n es no tomar en serio las normas que se est¨¢n dictando¡±, explica J¨²lia Pascual, psic¨®loga y directora del Centro de Terapia Breve Estrat¨¦gica de Barcelona, especializado en fobias y miedos. Y a?ade: ¡°A ojos del otro grupo unos son imprudentes y ego¨ªstas. Y los otros creen de los primeros que son unos miedosos¡±.
Los cinco factores de la discordia
¡°La tendencia a percibir la situaci¨®n de la covid-19 depende de tus experiencias previas, de tus valores y de la educaci¨®n emocional recibida frente a la muerte o la enfermedad¡±, afirma Pascual. ¡°As¨ª, por ejemplo, los hijos que han sido sobreprotegidos por sus padres son m¨¢s tendentes a ser f¨®bicos, ya que con la sobreprotecci¨®n tenemos m¨¢s miedo a caernos, a hacernos da?o¡¡±. Esas personas, explica la psic¨®loga, ser¨¢n mucho m¨¢s prudentes a la hora de enfrentar un peligro, como el que nos plantea la situaci¨®n actual, pero tienen que tratar de encontrar el equilibrio que les permita vivir con precauci¨®n pero sin un temor excesivo. Respecto a los valores, la experta recomienda hablar con los hijos con naturalidad de lo que est¨¢ sucediendo, para darles as¨ª herramientas para afrontar la realidad: ¡°Los ni?os en cuya casa se habla de la muerte y se trabaja el tema desde la sinceridad dicen frases como la de mi hijo, de seis a?os, que el otro d¨ªa me solt¨®: ¡®Mam¨¢, morir da pena, pero no da miedo¡±.
Tambi¨¦n la edad es un factor determinante que influye en c¨®mo actuamos en estos momentos. ¡°En el tramo de m¨¢s de 60 a?os la prudencia ser¨¢ una de las caracter¨ªsticas principales, por experiencia y sobre todo por los valores que han guiado y seguir¨¢n guiando la vida, de ah¨ª que puedan ser el colectivo m¨¢s combativo, m¨¢s solidario y m¨¢s responsable. Tambi¨¦n el colectivo mayor de 80 a?os afronta la desescalada con prudencia, pero en muchos casos tambi¨¦n con miedo a que les consideren personas no incluidas en la posibilidad de que se les pueda ofrecer un tratamiento que alargue su vida, tanto si est¨¢n en casa como si est¨¢n en residencias¡±, explica la soci¨®loga Mar¨ªa Rodr¨ªguez. ¡°En cuanto al resto de colectivos, donde quiz¨¢s influye menos el temor a la desescalada es en la franja comprendida entre los 20 y los 50 a?os, y el ¡®target¡¯ de entre 50 y 60 girar¨¢ hacia el anterior bloque de edad o el posterior, en funci¨®n de su situaci¨®n personal y de salud¡±, a?ade.
En cuanto a la experiencia personal de cada uno, el mayor o menor contacto que hayamos tenido con la enfermedad puede determinar tambi¨¦n nuestra actuaci¨®n ante la desescalada. Un claro ejemplo es Jorge Garc¨ªa Criado, urgenci¨®logo del Hospital Universitario de Salamanca. Durante varias semanas, en las que apenas hubo tiempo para el descanso, sus compa?eros y ¨¦l libraron una batalla cuerpo a cuerpo contra el virus. ?l mismo result¨® infectado y estuvo de baja trece d¨ªas: ¡°Fui afortunado porque solo tuve un cuadro leve, con un poco de fiebre, sensaci¨®n de cansancio y una tos inc¨®moda¡±. No corrieron la misma suerte muchos de los pacientes a los que ha visto morir: ¡°Han fallecido muchas personas de 60 y 70 a?os a los que les quedaba mucha vida por delante, y lo que m¨¢s me impactaba era ver el miedo de la gente. Cuando a un paciente le dec¨ªas que hab¨ªa salido positivo en coronavirus (y encima al dec¨ªrselo solo te ve¨ªan los ojos por los trajes que llev¨¢bamos, no ve¨ªan a una persona como tal), su cara era tremenda y algunos te contestaban: ¡®Bueno, pues si ha llegado el momento¡¡±, recuerda el m¨¦dico, quien necesitaba el trayecto en coche a su casa para desahogarse y llorar antes de ver a su familia, a quienes no quer¨ªa hacer sufrir.
Ahora, el m¨¦dico sigue manteniendo las mismas rutinas de precauci¨®n, como la de lavar su ropa y lavarse ¨¦l a conciencia al terminar cada turno. Tampoco besa a¨²n a su familia. Y, en cuanto a los encuentros, afirma: ¡°La gente que hemos vivido esto en primera l¨ªnea todav¨ªa somos muy prudentes¡ Muchos compa?eros no se han atrevido todav¨ªa a ir a ver a sus padres. Yo procuro minimizar las salidas, voy a la compra o a dar un pase¨ªto por una zona donde no haya mucha gente, pero no he ido a tomar una ca?a a una terraza ni a ver a los amigos¡±.
Adem¨¢s de la educaci¨®n que hayamos recibido, de nuestros valores, edad y experiencia personal, la soci¨®loga plantea un quinto elemento que puede influir en c¨®mo respondemos ante esta crisis: nuestra situaci¨®n econ¨®mica. ¡°Las personas de ingresos superiores a la media, o directamente altos, que tengan la posibilidad de complementar la sanidad p¨²blica con la privada, pensar¨¢n que est¨¢n en mejores condiciones para poder salir de una situaci¨®n de enfermedad grave¡±, desarrolla Mar¨ªa Rodr¨ªguez, que observa comportamientos m¨¢s prudentes en los barrios m¨¢s populares.
?C¨®mo se alcanza el entendimiento? ¡°Lo mejor es no hacer nada¡±
Ana¨ª L¨®pez es profesora de espa?ol para extranjeros en una c¨¦ntrica academia de Madrid, y estuvo trabajando con personas de diversas nacionalidades hasta la declaraci¨®n del estado de alarma. Durante los primeros quince d¨ªas de confinamiento, vigilaba sus s¨ªntomas por temor a haberse contagiado, algo que no sucedi¨®, y mantuvo una rigurosa cuarentena que pr¨¢cticamente ha extendido hasta ahora. Ella pertenece al grupo de los que afrontan la desescalada con suma precauci¨®n: ¡°He visto a algunos familiares, pero muy pocos, y en la calle, no en casa. De momento, no tengo intenci¨®n de ir a ninguna casa (ni siquiera de familiares) ni de que vengan a la m¨ªa. Tampoco he ido, por el momento, a ninguna terraza porque no me quedo tranquila estando tan cerca de la gente y sin mascarilla¡±, cuenta.
La gente que hemos vivido esto en primera l¨ªnea todav¨ªa somos muy prudentes¡ Muchos compa?eros no se han atrevido todav¨ªa a ir a ver a sus padres.Jorge Garc¨ªa Criado, urgenci¨®logo del Hospital Universitario de Salamanca
¡°Hasta hace poco me sent¨ªa m¨¢s reacia a salir a pasear, pero ahora la verdad es que ya me parece bien porque casi todo el mundo lleva mascarilla, aunque s¨ª me sienta bastante mal ver a gente sin ella pasando cerca de m¨ª y sin mantener la distancia¡±, dice. Como a la profesora, a muchas personas les enciende ver a conciudadanos que no guardan las mismas precauciones que ellos, lo que ha dado lugar a ¨¢speras recriminaciones. Las diferentes actitudes que mantenemos unos y otros ante la desescalada provocan no pocas tensiones. ?Qu¨¦ podemos hacer para llegar a un entendimiento?
La psic¨®loga nos da una recomendaci¨®n sorprendente: ¡°La mejor estrategia es no hacer nada, no intentar luchar con estas personas que son opositoras a las normas del Gobierno y a las recomendaciones de la OMS. Son como adolescentes, m¨¢s les dices que no pueden hacer algo, que les vas a re?ir, y m¨¢s te contradicen: su emoci¨®n principal es la ira, as¨ª que si les das el castigo les est¨¢s dando m¨¢s razones para que sigan enfadados¡±. Por eso, desarrolla la experta, donde debemos centrar nuestra atenci¨®n es en las personas que s¨ª cumplen con lo establecido y sentar as¨ª este modelo social, compartiendo mayoritariamente el bienestar de cumplir las medidas que nos protegen en conjunto.
As¨ª, dice Pascual, habr¨¢ m¨¢s posibilidades de que quienes se salen de la norma terminen cumpli¨¦ndola por imitaci¨®n. Y, en el caso de dirigirse directamente a ellos, lo mejor es hacerlo despu¨¦s de haber respirado profundamente. ¡°El ¡®polic¨ªa de balc¨®n¡¯ es contraproducente, la mejor manera para desbancar a estas personas es con el amor y la amabilidad. Si nos acercamos a ellas diciendo ¡®oiga, yo tengo miedo al contagio, ?podr¨ªa ponerse la mascarilla?¡¯, el 99% se la pondr¨ªa¡±.
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