Los 50 a?os del golpe de Estado reviven el debate sobre Punta Peuco, la c¨¢rcel para violadores a los derechos humanos
Sus dos primeros presos fueron en 1995 los ex jefes de la polic¨ªa secreta de Pinochet, Manuel Contreras y Pedro Espinoza. Hoy tiene 134 exagentes, el 80% de m¨¢s de 70 a?os
La conmemoraci¨®n de los 50 a?os del golpe de Estado que derroc¨® al mandatario socialista Salvador Allende (1970-1973), el pr¨®ximo 11 de septiembre, ha reactivado en Chile el debate sobre el penal de Punta Peuco, una c¨¢rcel especial para militares condenados por violaciones a los derechos humanos cometidas en la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) que hoy aloja a 134 exuniformados. La mayor¨ªa de los reclusos -el 80% de ellos supera los 70 a?os- fueron agentes de inteligencia y de seguridad del r¨¦gimen autoritario que pertenecieron a la DINA y la CNI, organismos responsables de ejecuciones, desapariciones y torturas, entre otros cr¨ªmenes de lesa humanidad.
Parlamentarios del oficialismo han iniciado una ofensiva y han pedido al Gobierno de Gabriel Boric -en particular a su ministro de Justicia, Luis Cordero- una se?al en la v¨ªspera de la conmemoraci¨®n del golpe para que la c¨¢rcel especial sea reacondicionada como centro de detenci¨®n de reclusas embarazadas o con hijos peque?os, y que los exuniformados sean trasladados a Colina 1, un penal para delitos comunes donde tambi¨¦n cumplen condenas otros 129 exagentes luego que Punta Peuco superara su capacidad.
Ubicada en la comuna de Tit Til, a 44 kil¨®metros de Santiago, desde su creaci¨®n en 1995 durante la presidencia del democristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), la c¨¢rcel de Punta Peuco, como es conocida en Chile, ha provocado siempre un agitado debate entre la izquierda y la centroizquierda chilena. Adem¨¢s, ha contado hist¨®ricamente con la oposici¨®n de los familiares de las v¨ªctimas de la dictadura, que consideran que los exmilitares deben estar privados de libertad en penales comunes y no especiales. Incluso, en marzo de 2018, cuando la presidenta socialista Michelle Bachelet (2014-2018) termin¨® su segunda Administraci¨®n y entreg¨® el poder a Sebasti¨¢n Pi?era (2018-2022), de la derecha tradicional, orden¨® su cierre. Pero su ministro de Justicia, Jaime Campos, se neg¨® a hacerlo pues, seg¨²n ha dicho, ¡°habr¨ªa implicado una transgresi¨®n a la Constituci¨®n¡±.
Cinco a?os despu¨¦s, nuevamente la mantenci¨®n de Punta Peuco est¨¢ en entredicho. El domingo, Boric fue consultado en Canal 13 respecto de si cerrar¨¢ Punta Peuco. ¡°Ese tipo de cosas se hacen, no se anuncian¡±, contest¨®. Fue una frase que la vocera de Gobierno, Camila Vallejo, reiter¨®: ¡°Como dijo el presidente, son cosas que no se anuncian, sino que se hacen. No es un tema sencillo, tiene sus complejidades. Por eso siempre se est¨¢ mirando, estudiando y observando c¨®mo resolver este tema¡±. Sin embargo, Vallejo fue m¨¢s all¨¢ y dijo que el penal de Punta Peuco ¡°significa el desigual trato a personas que cometen delito¡± y que tiene ¡°privilegios intolerables¡±.
Ambas frases generaron expectativas de un eventual cierre de la c¨¢rcel, pues hay un precedente: en 2013, durante su primer gobierno, el presidente Pi?era sorprendi¨® con el cierre del penal Cordillera, en Santiago, en el que tambi¨¦n estaban privados de libertad exmilitares implicados en violaciones a los derechos humanos. Fue una determinaci¨®n que tom¨® pocos d¨ªas despu¨¦s de la conmemoraci¨®n de los 40 a?os del golpe de Estado.
Sin embargo, el ministro de Justicia de Boric, Luis Cordero, de cuya cartera depende Gendarmer¨ªa, el organismo a cargo de las c¨¢rceles en Chile, record¨® que en el pa¨ªs sudamericano hay sobrepoblaci¨®n penal, ¡°de modo que cualquier decisi¨®n que se adopte sobre Punta Peuco se va a hacer en el contexto general de la pol¨ªtica penitenciaria del pa¨ªs¡±.
Los primeros tres reclusos
Punta Peuco ha sido, desde sus or¨ªgenes, una c¨¢rcel controvertida. De hecho, cuando el expresidente Frei impuls¨® su creaci¨®n, en 1994, quien era ministro de Obras P¨²blicas, Ricardo Lagos -en el 2000 asumi¨® como el primer presidente socialista despu¨¦s de Allende-, se neg¨® a firmar el decreto que permit¨ªa la construcci¨®n del penal.
Hoy la mayor¨ªa de los internos tiene un dormitorio privado, pero desde que su capacidad -de 130 personas- fue sobrepasada, hay algunos que comparten habitaciones. El patio adem¨¢s es usado por algunos exagentes como cancha de tenis. Y, ante la falta de cupos, otros 129 exuniformados hoy est¨¢n Colina 1, una c¨¢rcel com¨²n.
Punta Peuco fue creada para los primeros militares de alto rango que fueron sentenciados por cr¨ªmenes de la dictadura: el director de la DINA y exbrazo derecho de Pinochet, el general Manuel Contreras y el segundo jefe de ese organismo, el brigadier Pedro Espinoza. Ambos fueron condenados en 1995 por el asesinato en Washington, en 1976, del excanciller de Allende, Orlando Letelier, quien muri¨® en un atentando cuando la DINA puso una bomba en su autom¨®vil.
Espinoza -hoy condenado por cientos de causas- fue el primer recluso en llegar a Punta Peuco. Hoy tiene 93 a?os y es el interno de mayor edad del penal. Luego ingres¨® Contreras (fallecido en 2015 y con sentencias que sumaban 520 a?os de c¨¢rcel), quien se negaba a entrar, por lo que el Gobierno de Frei debi¨® realizar un complejo operativo para encerrarlo.
En sus inicios, Punta Peuco era manejada en el interior por el Ej¨¦rcito, mientras que el per¨ªmetro exterior era custodiado por Gendarmer¨ªa, que depend¨ªa del Ministerio de Justicia. Aquel sistema tambi¨¦n fue controvertido, pues Contreras y Espinoza, por sus altos rangos, eran atendidos por subalternos del Ej¨¦rcito y tratados de acuerdo con su jerarqu¨ªa. A fines de los noventa, ese r¨¦gimen cambi¨®.
Durante los primeros a?os, los exjefes de la DINA estuvieron solos en Punta Peuco, y sin hablarse. Incluso, eran los dos ¨²nicos asistentes a misa dentro del penal, sin mirarse entre s¨ª. Tambi¨¦n tuvieron varios conflictos dom¨¦sticos. Mientras Contreras se quejaba de ruidos molestos pues Espinoza aprovechaba un muro como front¨®n para jugar tenis y ten¨ªa una jaula con varios p¨¢jaros como mascotas, el brigadier denunci¨® en los a?os noventa que el jefe de la DINA ten¨ªa privilegios, como acceso a un fax, a tel¨¦fono y a internet.
El tercer preso en esta c¨¢rcel fue el mayor Carlos Herrera Jim¨¦nez, alias Bocaccio, condenado en ese entonces solo por el crimen del transportista Mario Fern¨¢ndez, ocurrido en 1987. Herrera fue parte de la CNI y de la Direcci¨®n de Inteligencia del Ej¨¦rcito (DINE), pero en 2000 fue sentenciado por otros dos cr¨ªmenes perpetrados en 1982: el asesinato del dirigente sindical Tucapel Jim¨¦nez y del carpintero Juan Alegr¨ªa, a quien la CNI asesin¨® para encubrir el homicidio de Jim¨¦nez.
El exagente -quien sigue en Punta Peuco- pas¨® sus primeros a?os de c¨¢rcel dedicado a entrenar a Kaz¨¢n, el pastor alem¨¢n de Manuel Contreras.
Con los a?os, y a medida fueron avanzando los juicios por violaciones a los derechos humanos, Punta Peuco comenz¨® a tener cada vez m¨¢s internos. Entre ellos, los carabineros -y un civil, Miguel Estay Reyno, alias El Fanta- condenados por degollar, en 1985, a tres profesionales comunistas. Adem¨¢s, en su larga lista se encuentran dos exagentes emblem¨¢ticos por sus cr¨ªmenes: el brigadier Miguel Krassnoff Martchenko, de la DINA, quien acumula m¨¢s de 1.000 a?os de condenas, y el ex jefe operativo de la CNI, ?lvaro Corbal¨¢n Castilla.
Corbal¨¢n est¨¢ condenado por decenas de delitos, entre ellos por a pena perpetua por el crimen del carpintero Alegr¨ªa en 1983; por el asesinato en 1986 del periodista Jos¨¦ Carrasco y otros tres opositores a Pinochet y, adem¨¢s, por el homicidio de doce exintegrantes del Frente Patri¨®tico Manuel Rodr¨ªguez en 1987. En la c¨¢rcel mantiene una guitarra, ha compuesto canciones e, incluso, en 2018 public¨® un libro, Las respuestas de Corbal¨¢n.
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