?D¨®nde est¨¢ el pacto constitucional?
Con otro tono y otras formas, el principal error en la forma de enfrentar la deliberaci¨®n constitucional en 2022 se repite: el atrincheramiento en ideas r¨ªgidas y la ausencia de voluntad de construir consensos que incorporen las miradas distintas

En octubre de 2020, en plena pandemia, una s¨®lida mayor¨ªa ciudadana se pronunci¨® a favor de un cambio constitucional que fuese debatido y elaborado en un proceso participativo y representativo de la sociedad. Ese veredicto fue la llave para un proceso pol¨ªtico y social que nos ha tomado los ¨²ltimos tres a?os y que, lejos de mostrar resultados, nos tiene en un momento de emociones encontradas, entre la expectativa y la decepci¨®n, por no arribar al tan mencionado pacto constitucional.
En 2019, el dise?o para el cambio constitucional establecido mediante el Acuerdo por la paz y la Nueva Constituci¨®n se visualizaba como el camino institucional para canalizar el descontento social y la violencia expresada en el estallido social de octubre de 2019. Se valor¨® ampliamente la capacidad de las fuerzas pol¨ªticas para lograr este relevante acuerdo, que se cristaliz¨® en una reforma constitucional aprobada por 2/3 del Congreso. Se estableci¨® un itinerario iniciado en octubre de 2020, y el cual termin¨® en el rechazo ciudadano al texto presentado por el ¨®rgano constituyente el 4 de septiembre de 2022. Un proceso fracasado.
Luego de tres meses de negociaciones entre los partidos pol¨ªticos y en sede parlamentaria, se fragu¨® un nuevo acuerdo pol¨ªtico en materias constitucionales, el Acuerdo por Chile, en diciembre de 2022. Esta vez, al anterior acuerdo sobre el mecanismo democr¨¢tico y participativo de cambio constitucional, se adiciona uno nuevo, m¨¢s sustantivo, sobre los contenidos constitucionales expresados en las llamadas 12 bases.
En el actual procedimiento de cambio constitucional, que surge desde el Acuerdo por Chile, un grupo de expertos de confianza de los partidos pol¨ªticos con representaci¨®n en el Congreso elabor¨® un texto que se propon¨ªa representar a los diversos sectores de la sociedad chilena, para subsanar lo que algunos vieron como debilidad t¨¦cnica del texto elaborado por la Convenci¨®n Constitucional en 2022, elaborando un anteproyecto de texto constitucional, para luego someterlo a deliberaci¨®n del Consejo Constitucional.
Mientras esto suced¨ªa, la ciudadan¨ªa eligi¨® a sus representantes ante el Consejo Constitucional. As¨ª como en 2021 la sorpresa fue la elecci¨®n de la Lista del Pueblo, que agrup¨® a movimientos sociales y sectores de izquierda, en 2023 la sorpresa fue la elecci¨®n de un n¨²mero importante de representantes del Partido Republicano, un total de 22 Consejeros de los 50 integrantes del ¨®rgano constituyente, que establece como el partido mayoritario. El partido Republicano fue constituido en enero del 2020, y eligieron 11 diputados en las elecciones parlamentarias de 2021, y los principios declarados en su constituci¨®n han sido los rectores en su participaci¨®n en los distintos espacios de representaci¨®n pol¨ªtica.
Con otro tono y otras formas, el principal error en la forma de enfrentar la deliberaci¨®n constitucional en 2022 se repite: el atrincheramiento en ideas r¨ªgidas y la ausencia de voluntad de construir consensos que incorporen las miradas distintas. La ilusi¨®n de imponer ideas propias, en base a una mayor¨ªa relativa en la representaci¨®n en el ¨®rgano constituyente, nubla la visi¨®n de que una Constituci¨®n pol¨ªtica es un pacto pol¨ªtico y social que debe perdurar para dar la estabilidad necesaria para las deliberaciones democr¨¢ticas.
La importancia de la estabilidad y el anclaje de las instituciones est¨¢ en que nos permiten abordar los conflictos que permanentemente tenemos como sociedad, con reglas claras y la posibilidad de que todas las ideas de los diversos grupos de la sociedad puedan desarrollarse. Eso no se est¨¢ logrando hasta ahora. La gran cantidad de enmiendas propuestas para modificar, adicionar y desarmar el texto del anteproyecto propuesto por los expertos dio la primera se?al de la dificultad de cimentar el acuerdo pol¨ªtico necesario.
Hay temas que son clave, como la posibilidad de implementar las pol¨ªticas que implica un Estado Social y Democr¨¢tico, uno de los acuerdos transversales alcanzados en diciembre de 2022 y que nos permitir¨ªa dar un paso en abordar los problemas de desigualdad de la sociedad chilena. As¨ª tambi¨¦n lo relativo a los derechos de las mujeres, los que han ido avanzando consistentemente en los ¨²ltimos a?os, y pareciera que ahora se dan pasos hacia atr¨¢s en materias de representaci¨®n pol¨ªtica y derechos sexuales y reproductivos, tan relevantes para lograr la autonom¨ªa de las mujeres con los importantes aportes que eso implica para el desarrollo de nuestro pa¨ªs. Es as¨ª que las mujeres transversalmente han se?alado que incluso est¨¢n dispuestas a salir a marchar nuevamente para no permitir estos retrocesos, como es el caso de la alcaldesa Evelyn Matthei y de la expresidenta Michelle Bachelet.
Otra arista es lo relativo a la arquitectura del poder pol¨ªtico, de la que tanto se ha se?alado que es necesario fortalecer y democratizar. M¨¢s all¨¢ del aumento de umbrales para la representaci¨®n de los partidos pol¨ªticos en el Congreso, regla que incluso se ha matizado en los art¨ªculos transitorios aprobados, y de incluir mecanismos de participaci¨®n ciudadana, no hay a¨²n claridad de c¨®mo fortaleceremos los mecanismos democr¨¢ticos tanto para resolver nuestros conflictos como para mejorar nuestra convivencia, para encontrarnos en el espacio p¨²blico y colaborar para un futuro com¨²n.
Los llamados a la unidad del pa¨ªs y a mejorar la convivencia se hicieron o¨ªr con claridad en las pasadas fiestas patrias, en las distintas actividades oficiales de celebraci¨®n de Chile independiente. Desde los sectores de la derecha tradicional han salido voces claras respecto a la baja adhesi¨®n al texto constitucional, considerando los art¨ªculos aprobados hasta ahora. As¨ª tambi¨¦n desde los sectores de centroizquierda. Se ha hablado de l¨ªneas rojas, y se han prendido luces amarillas sobre por d¨®nde avanza el contenido constitucional.
En los ¨²ltimos d¨ªas los principales dirigentes de los partidos pol¨ªticos han vuelto al ruedo, enhorabuena. Conversaciones entre la presidenta del Partido Socialista, y dirigentes de Renovaci¨®n Naci¨®n y la Uni¨®n Dem¨®crata Independiente se han propuesto buscar el anhelado acuerdo/pacto constitucional. En el mismo camino se han manifestado dirigentes de los otros partidos del arco pol¨ªtico, haciendo un llamado al partido mayoritario del Consejo, el Partido Republicano, a tener disposici¨®n al di¨¢logo. Las votaciones en el pleno del Consejo hasta ahora no han mostrado esa voluntad, y es as¨ª como los partidos de centroizquierda han se?alado que se sienten excluidos del texto.
Quedan pocos espacios del proceso constitucional para lograr el buscado acuerdo transversal. Y el problema constitucional persiste. Se han ensayado diversas modalidades de representaci¨®n y deliberaci¨®n, la ciudadan¨ªa ha sido clara en sus prioridades: lograr un acuerdo amplio que aborde los problemas de nuestra sociedad mirando al largo plazo. Para eso, un Estado Social y Democr¨¢tico que logre implementar pol¨ªticas p¨²blicas inclusivas, y un sistema pol¨ªtico democr¨¢tico e inclusivo que nos permita fortalecer nuestra convivencia son temas de la mayor relevancia.
Los partidos pol¨ªticos cumplen hoy un rol muy importante. Las decisiones que se tomen ser¨¢n significativas para abordar el proceso constituyente y reimpulsar la tradici¨®n democr¨¢tica de Chile. Es una oportunidad tambi¨¦n para los propios partidos de reconectar con la ciudadan¨ªa, construyendo un pacto pol¨ªtico y social, que en esta coyuntura se expresa en un texto constitucional.
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