Un error positivo
Percival Lowell ech¨® a volar su imaginaci¨®n cuando observ¨® los numerosos canales que cubr¨ªan la superficie de Marte, llegando a afirmar que el planeta estaba habitado por una antigua civilizaci¨®n
Hay errores que cuestan vidas. Lo estamos viviendo. Pero no vamos a entrar ahora a hacer juicios de valor sobre la manera de manejar una crisis de dimensiones virulentas. Y no porque nuestros representantes pol¨ªticos no merezcan tales juicios, sino porque hace falta un poco m¨¢s de aire entre tanta contaminaci¨®n medi¨¢tica.
Con tales principios, vamos a contar c¨®mo un error de traducci¨®n dio lugar a un conjunto de libros de astronom¨ªa popular que, a su vez, inspirar¨ªan algunas de las novelas de ciencia ficci¨®n m¨¢s importantes de todos los tiempos.
Lowell aseguraba que en Marte exist¨ªa vida inteligente pues, sin ella, no se habr¨ªa podido construir toda aquella red de acequias para transportar agua
Nos referimos a los episodios escritos por Percival Lowell (1855-1916), un exc¨¦ntrico millonario norteamericano con vicios de astr¨®nomo que afirmaba que exist¨ªan canales artificiales en Marte y, por lo tanto, vida extraterrestre. Para demostrarlo, construy¨® un observatorio privado en Arizona que hoy permanece en activo. Se trata del Observatorio Lowell, desde el cual en 1930 se descubrir¨ªa un planeta enano que recibi¨® el nombre de Plut¨®n.
Pero volvamos a la Tierra donde, en vida de Lowell, el astr¨®nomo italiano Giovanni Virginio Schiaparelli observ¨® con su telescopio el planeta Marte. Ten¨ªa la intenci¨®n de estudiarlo a fondo y, detallando el planeta rojo, pudo comprobar c¨®mo una densa capa de l¨ªneas se extend¨ªa sobre la superficie. Schiaparelli las denomin¨® ¡°canali¡± y con ello, public¨® el mapa del planeta Marte en 1888. Fue un trabajo pionero de la astronom¨ªa que despert¨® la curiosidad de muchos aficionados entre los que se encontraba el exc¨¦ntrico Percival Lowell.
Debido a un error en la traducci¨®n del trabajo de Schiaparelli, se inici¨® sin querer todo un g¨¦nero de novelas. Los ¡°canali¡± que observ¨® Schiaparelli fueron vertidos en ingl¨¦s como ¡°canals¡± en vez de como ¡°channels¡±, tal y como hubiese sido lo correcto. De esta manera, la palabra ¡°canals¡± implica una construcci¨®n artificial mientras que la palabra ¡°channels¡± se refiere a un accidente natural.
A partir de este error, Percival Lowell se dispuso a encontrar huellas extraterrestres en el planeta rojo. Hay que recordar que un planeta es una forma espont¨¢nea y lo que Lowell pretend¨ªa era encontrar formas vivas que lo habitasen. Aunque no las encontr¨®, las imagin¨® hasta convertirlas en certezas cient¨ªficas. Ajustando su ojo al telescopio, ech¨® a volar su imaginaci¨®n cuando observ¨® los numerosos canales que cubr¨ªan la superficie de Marte, llegando a afirmar que el planeta estaba habitado por una antigua civilizaci¨®n.
Aseguraba que en Marte exist¨ªa vida inteligente pues, sin ella, no se habr¨ªa podido construir toda aquella red de acequias para transportar agua. Con estas cosas publicar¨ªa Mars (1895), Mars and Its Canals (1906) y The Genesis of the Planets (1916). Su serie sobre el planeta rojo inspirar¨ªa a H.G Wells para escribir La guerra de los mundos y posteriormente, cuando ya se desvel¨® que los estudios de Percival carec¨ªan de rigor cient¨ªfico, Ray Bradbury se sirvi¨® de ellos para sus Cr¨®nicas marcianas. De esta manera, tratando las contradicciones a partir de un error, se consigui¨® la coherencia en la ficci¨®n.
Percival Lowell se dispuso a encontrar huellas extraterrestres en el planeta rojo. Percival Lowell se dispuso a encontrar huellas extraterrestres en el planeta rojo
Si esto lo trasladamos al momento tr¨¢gico que vivimos, donde nuestros representantes pol¨ªticos se contradicen, primero a s¨ª mismos y luego unos a otros, podemos afirmar, sin duda alguna, que no est¨¢n reconciliando sus propias contradicciones, lo que nos lleva tambi¨¦n a afirmar que no saben tratar la realidad con coherencia.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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