Eduardo Garc¨ªa Llama, ingeniero de la NASA: ¡°Nadie sabe que hubo m¨¢s misiones a la Luna despu¨¦s de la de Neil Armstrong¡±
El experto espa?ol gu¨ªa la nave de la misi¨®n ¡®Artemis I¡¯, primer paso para el regreso de la humanidad a la superficie lunar en 2025
Eduardo Garc¨ªa Llama estaba un d¨ªa vaciando su vejiga en un aseo de su centro de trabajo cuando empez¨® a sentir bullicio a sus espaldas. Al terminar la tarea y darse la vuelta, todav¨ªa subi¨¦ndose la cremallera, se top¨® con Neil Armstrong, el primer terr¨ªcola que pis¨® la Luna, orinando a su lado. Muy cerca, tambi¨¦n estaba Buzz Aldrin, la segunda persona que camin¨® por otro mundo. Estupefacto, Garc¨ªa Llama sigui¨® mirando a los dem¨¢s usuarios del cuarto de ba?o, que acababan de entrar bromeando entre s¨ª y ri¨¦ndose a carcajadas. Otro de ellos era Fred Haise, milagroso superviviente del accidente del Apolo 13. Y tambi¨¦n se encontraban all¨ª Alan Bean, cuarto hombre en la Luna; John Young, el noveno; y Gene Cernan, el duod¨¦cimo y ¨²ltimo. ¡°?Estaba yo solo en el ba?o con todos los que hab¨ªan estado en la Luna!¡±, recuerda todav¨ªa asombrado Garc¨ªa Llama, un madrile?o de 50 a?os que lleva m¨¢s de dos d¨¦cadas en el Centro Espacial Johnson de la NASA, en Houston (Estados Unidos). Ahora le toca a ¨¦l participar en una misi¨®n a la Luna.
Garc¨ªa Llama, f¨ªsico e ingeniero aeroespacial, dirige el sistema de guiado y control de la nave Orion, que, si todo va bien, partir¨¢ este s¨¢bado hacia el sat¨¦lite de la Tierra con tres maniqu¨ªes a bordo. Ser¨¢ la primera misi¨®n del Programa Artemis, que en 2025 llevar¨¢ ¡°a la primera mujer y a la primera persona no blanca¡± a caminar por la Luna, seg¨²n los planes de la NASA. Garc¨ªa Llama, autor del libro Apolo 11. La apasionante historia de c¨®mo el hombre pis¨® la Luna por primera vez (editorial Cr¨ªtica), es una enciclopedia con piernas de las misiones lunares. A las dos horas del lanzamiento de Artemis I, ¨¦l tomar¨¢ el control de la nave. En el pecho de su uniforme oficial ha a?adido, bordadas, las palabras en lat¨ªn Non sufficit orbis, el lema de Felipe II, rey del descomunal imperio espa?ol en la segunda mitad del siglo XVI. Significa: ¡°El mundo no es suficiente¡±.
Pregunta. A Neil Armstrong le hicieron una pregunta filos¨®fica en una entrevista televisiva, d¨ªas antes de su viaje a la Luna en 1969: ¡°?Qu¨¦ cree que nos dice esta misi¨®n acerca del ser humano?¡±. Diga usted: ?Qu¨¦ nos dice el Programa Artemis?
Respuesta. Lo que nos dice es que somos seres exploradores. Como dec¨ªa Neil Armstrong, seguimos nuestro instinto de explorar, al igual que los salmones nadan en contra de la corriente. Explorar tiene un valor adaptativo. Si un animal conoce las rutas de escape en su entorno, tiene m¨¢s probabilidades de sobrevivir y no ser cazado. Hace cinco siglos, Espa?a y Portugal exploraban los mares. La motivaci¨®n en el siglo XVI era comercial. En la carrera espacial entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, el motivo era pol¨ªtico: hacer una demostraci¨®n de fuerza. Pero esas motivaciones son anecd¨®ticas. En el fondo est¨¢ nuestro instinto de explorar.
P. ?La Luna se va a explotar econ¨®micamente s¨ª o s¨ª? Por ejemplo, extrayendo sus minerales.
R. Todo se va a aprovechar siempre, es imposible pararlo. El Homo sapiens surgi¨® en ?frica hace unos 200.000 a?os y, hace unos 70.000 a?os, empez¨® a poblar el resto del mundo. Se le podr¨ªa preguntar a un Homo sapiens de hace 70.000 a?os: ¡°Oye, ?t¨² crees que se acabar¨¢ aprovechando todo lo que hay fuera de ?frica?¡±. Tenemos que romper las barreras espaciotemporales a las que estamos acostumbrados. En 200 a?os, a lo mejor la Luna es un lugar en el que hay gente de muchas naciones, donde existen transbordadores que van y vienen y donde se aprovechan completamente sus recursos. As¨ª que la respuesta a la pregunta es s¨ª, pero no puedo decir cu¨¢ndo. Es el destino natural de las cosas. El espacio es el siguiente nicho ecol¨®gico del ser humano y, como tal, se va a explotar, igual que hace 70.000 a?os ocurr¨ªa con el resto del mundo fuera de ?frica.
P. Los astronautas de la misi¨®n Apolo 8 hicieron la primera foto de la Tierra asomando por el horizonte de la Luna, una imagen que cambi¨® la forma en la que la humanidad se ve¨ªa a s¨ª misma. ?Usted espera que alguna de las im¨¢genes de Artemis provoque algo as¨ª en 2025?
R. El hecho de que una mujer sea el pr¨®ximo ser humano en pisar la Luna lanza un mensaje muy importante sobre la igualdad entre el hombre y la mujer. Y tambi¨¦n que alguien de color sea la segunda persona que pise el suelo lunar. Da un mensaje al mundo de igualdad, de cohesi¨®n.
En 200 a?os, a lo mejor la Luna es un lugar en el que hay gente de muchas naciones
P. Usted cuenta en su libro que en la misi¨®n Apolo 11 ¡ªla primera que aluniz¨®¡ª se calculaba que hab¨ªa un 10% de probabilidades de que los tres astronautas no regresaran con vida. ?Ustedes en el Programa Artemis manejan porcentajes de ¨¦xito de los astronautas?
R. Yo no he o¨ªdo nada de probabilidades.
P. ?Cree que la primera mujer que pise la Luna tendr¨¢ un 100% de probabilidades de regresar con vida?
R. El 100% no existe nunca. ?Existe el 100% de posibilidades de que te vayas a tomar un caf¨¦ en la oficina y no te d¨¦ un ataque al coraz¨®n y te mueras? No, hay una peque?¨ªsima probabilidad de que ocurra. Aqu¨ª pasa lo mismo.
P. El presidente estadounidense, Richard Nixon, ten¨ªa preparado incluso un discurso en caso de desastre lunar en 1969. ?Cree que esta vez se tendr¨¢ preparado un discurso similar por si la primera mujer en la Luna muere all¨ª?
R. A lo mejor se hace ese discurso. Yo creo que el mensaje fundamental es que no existe el 100% de posibilidades de que alguien no se muera en una misi¨®n lunar, pero igual que no existe un 100% en nada en la vida.
P. El astronauta Gus Grissom afirm¨® en 1966 que ¡°la conquista del espacio merece arriesgar la vida¡±. Y, efectivamente, unos meses despu¨¦s muri¨® achicharrado en un ensayo de la misi¨®n Apolo 1. Uno de los sustitutos de Grissom, Walter Cunningham, suele contar que los astronautas del Programa Apolo se sent¨ªan como gladiadores que iban a morir al circo romano. Mor¨ªan unos y sal¨ªan otros a la arena. ?Usted cree que los astronautas que vayan a la Luna en la misiones Artemis tambi¨¦n ser¨¢n gladiadores que se jugar¨¢n la vida?
R. No son gladiadores. Yo creo que los astronautas de Apolo, en general, no se ve¨ªan como gladiadores. Se ve¨ªan como personas muy capacitadas para realizar una serie de cometidos en los que existe un riesgo mayor de perder la vida que el de una persona normal. Hay muchas profesiones que asumen un riesgo mayor de perder la vida, no solo los astronautas que van a la Luna. Es gente que asume los riesgos y se prepara para conseguir algo que es mayor que ellos mismos. Volver a la Luna es un logro espectacular, no solo para ti, sino para la especie humana.
Hay muchas profesiones que asumen un riesgo mayor de perder la vida, no solo los astronautas que van a la Luna
P. Usted afirma en su libro que la misi¨®n comandada por Neil Armstrong fue ¡°una historia mitol¨®gico-heroica en directo¡±. Contrasta la imagen de aquellos pioneros del Programa Apolo y la que estamos viendo ahora en la misi¨®n Artemis I, con los mu?ecos del perro Snoopy y la oveja Shaun como tripulantes. ?Hay menos ¨¦pica en el Programa Artemis?
R. Yo creo que lo de los mu?ecos es totalmente anecd¨®tico. En cuanto a la ¨¦pica y a la mitolog¨ªa, es muy dif¨ªcil sorprender al ser humano, se acostumbra a todo. Le sorprendes al principio y luego se acostumbra. El otro d¨ªa, en la radio, alguien que estaba en Kiev dec¨ªa que la gente ya se ha acostumbrado a la guerra y hace su vida normal. Es incre¨ªble, pero sucede. Y tambi¨¦n pas¨® en el Programa Apolo. ?El Apolo 12 no lo vio nadie! [Risas] Nadie sigui¨® las misiones posteriores al Apolo 11, hasta el punto de que, si ahora preguntas cu¨¢nta gente ha estado en la Luna, muchas personas te dir¨¢n que Armstrong y ya est¨¢. Pues ha habido 12 personas. Nadie sabe que hubo m¨¢s misiones despu¨¦s. Con Artemis pasar¨¢ lo mismo. Al principio habr¨¢ un gran seguimiento, pero, cuando se alunice, la gente se acostumbrar¨¢.
P. De hecho, en la segunda misi¨®n que aluniz¨®, la Apolo 12, las primeras palabras del comandante al pisar la Luna fueron de broma. ¡°?Guau! Ser¨ªa un peque?o paso para Neil, pero para m¨ª ha sido grande¡±, dijo entre risas, porque era m¨¢s bajito que Armstrong.
R. S¨ª, ese fue Pete Conrad. Hab¨ªa periodistas que cre¨ªan que a los astronautas les marcaban lo que ten¨ªan que decir. Conrad les explic¨® que no y apost¨® con una periodista a que dir¨ªa eso. Y lo dijo.
P. Buzz Aldrin celebr¨® la eucarist¨ªa nada m¨¢s llegar a la superficie lunar y se puso a rezar all¨ª. ?Hubo demasiada religi¨®n en la llegada del ser humano a la Luna?
R. No, al rev¨¦s. De hecho, no la hubo. Aldrin lo hizo sin que nadie supiera que ¨¦l estaba tomando la comuni¨®n. Lo hizo en la cabina y envi¨® un mensaje [retransmitido en la Tierra] pidiendo que todo el mundo diera gracias de la manera que creyera oportuna. No hizo ninguna referencia a su religi¨®n ni a que estaba tomando la comuni¨®n. No hubo nada de religi¨®n.
Hay que salirse de los provincianos esquemas espaciotemporales con los que pensamos
P. La activista atea Madalyn Murray O¡¯Hair denunci¨® que se leyera el G¨¦nesis b¨ªblico desde la ¨®rbita de la Luna en la misi¨®n Apolo 8, en 1968.
R. S¨ª, pero no se puede decir que hubiera religi¨®n en el Programa Apolo. La ¨²nica referencia religiosa fue la del Apolo 8. Y hay que imaginar aquel momento: tienes a tres seres humanos que salen, por primera vez en la historia de la humanidad, de la influencia gravitacional de la Tierra, yendo a otro mundo. Ellos ten¨ªan sus creencias religiosas personales y les sali¨® del alma leer eso. Madalyn Murray O¡¯Hair lo denunci¨® porque una agencia del Gobierno tiene que ser neutral. Las agencias espaciales no promueven ideas religiosas ni pol¨ªticas. Nosotros vamos al espacio y punto.
P. Usted tambi¨¦n cuenta en su libro que hubo un debate sobre si en la Luna hab¨ªa que plantar la bandera estadounidense o la de Naciones Unidas. ?Usted cree que fue un error plantar la bandera de EE UU en lugar de una de la humanidad?
R. No creo que fuera un error. Ese debate existi¨® a cierto nivel dentro de EE UU, pero tampoco mucho. En el Programa Apolo, EE UU puso todo el trabajo y todos los recursos. Ser¨ªa il¨®gico que fueran a la Luna y pusieran la bandera de Espa?a, ?tendr¨¢n que poner la suya! [Risas]. Creo que fue un gesto de reconciliaci¨®n con el mundo que afirmasen que aquello se hac¨ªa en nombre de la humanidad.
P. Si en la misi¨®n Apolo 8 se hubiese le¨ªdo el Cor¨¢n, en vez de la Biblia, y en la Apolo 11 hubiesen plantado la bandera de Ir¨¢n en la Luna, en vez de la de EE UU, quiz¨¢ las sensaciones generadas habr¨ªan sido diferentes.
R. La bandera y todo lo que se proclame da igual, es anecd¨®tico. Hay que salirse de los provincianos esquemas espaciotemporales con los que pensamos. Lo importante es que tienes dos seres humanos viviendo en otro mundo, por primera vez en la historia de la especie. El hecho de que fueran estadounidenses, indios o japoneses da igual. Tu especie ha hecho algo incre¨ªble. Es como si te preguntas de qu¨¦ tribu eran aquellos primeros humanos que se fueron de ?frica hace 70.000 a?os. ?Eran de la tribu del lago tal o eran los del lago de al lado? ?O eran los de la parte de la sabana de un poco m¨¢s arriba? ?Qu¨¦ m¨¢s da!
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