Fritz Breithaupt: ¡°La empat¨ªa es muy mala para resolver conflictos¡±
El catedr¨¢tico de la Universidad de Indiana ha publicado un libro que explica c¨®mo las historias facilitaron el desarrollo de la humanidad, de la cooperaci¨®n y la planificaci¨®n de la vida
Fritz Breithaupt (Meesburg, Alemania, 56 a?os) cree que contar la vida est¨¢ en el centro de nuestra humanidad. Las historias nos sirven para organizar el mundo, para recordar lo que ha sucedido y compartirlo con los dem¨¢s y para poder planificar mejor el futuro. Y tambi¨¦n son herramientas que nos ponen en la piel de otros o nos sirven para meterlos a ellos en la nuestra. La sorprendente capacidad humana para cooperar se construy¨® a base de relatos. Breithaupt, catedr¨¢tico de Estudios Germ¨¢nicos y Ciencias Cognitivas de la Universidad de Indiana (EE UU), se imagina adem¨¢s que las narraciones ocuparon el centro de las tribus, con una categor¨ªa casi ritual, en escenarios que sirvieron para entrenar la capacidad del relato, la empat¨ªa y la organizaci¨®n del universo con historias.
¡°Estas personas, en estos lugares de reuni¨®n, se pod¨ªan centrar en un individuo que intenta comunicarles algo, que ha visto un animal peligroso o comida, o que cuenta que hay alg¨²n miembro del grupo herido en alg¨²n lugar. No asumo que tuviesen lenguaje, quiz¨¢ hac¨ªan una pantomima, pero eran capaces de hacer presente para el grupo algo que no estaba presente¡±, explica el investigador. ¡°Una vez que has logrado ese efecto, estos pueblos empiezan a desvincularse del aqu¨ª y el ahora, pueden recordar un suceso del pasado o imaginar y planificar el futuro, y eso te abre un mundo de posibilidades¡±, especula. Breithaup acaba de publicar El cerebro narrativo (Sexto Piso), un profundo ensayo en el que trata de explicar por qu¨¦ son tan importantes las historias.
Pregunta. En el libro habla de c¨®mo hay quien enfrenta las narraciones al pensamiento cient¨ªfico, de c¨®mo el segundo puede ser fuente de un conocimiento fiable mientras en las historias se cuelan enga?os, y recuerda c¨®mo Plat¨®n quer¨ªa echar a los poetas de su rep¨²blica ideal porque difund¨ªan desinformaci¨®n. Pero el fil¨®sofo tambi¨¦n se dej¨® llevar por el atractivo de sus propias historias que no eran ciertas.
Respuesta. Nosotros vivimos nuestras narrativas y no nos damos cuenta, aunque cuando juzgamos las historias de otros podemos ser muy esc¨¦pticos y decir que son simple propaganda. Nuestras narrativas somos nosotros mientras las de los otros son solo historias, palabras, enga?os.
P. Habla tambi¨¦n del valor de las historias para entrenar la empat¨ªa, para compartir vivencias y construir identidad y valores. Esto es positivo, pero tambi¨¦n puede ser negativo, ?no? Muchas historias que refuerzan nuestros v¨ªnculos con el grupo o los valores compartidos lo hacen enfrent¨¢ndolos a los de otro grupo.
R. S¨ª. En principio, la empat¨ªa es maravillosa porque funciona con todo el mundo, y las narrativas tambi¨¦n. Me puedes contar la historia de alguien que est¨¢ lejos de m¨ª, geogr¨¢fica o pol¨ªticamente, y aun as¨ª puedo coexperimentar su situaci¨®n. Esto es lo maravilloso de las narrativas y la empat¨ªa. Nosotros desarrollamos un gran cerebro no solo para resolver problemas t¨¦cnicos y tener una gran inteligencia en general, sino para tener la habilidad de coexperimentar. Muchos de los bi¨®logos de la evoluci¨®n humana coinciden en que nuestro cerebro es un cerebro para la empat¨ªa.
Pero aqu¨ª viene la trampa. Las narrativas nos empujan a empatizar con otros, pero uno de los desencadenantes de la empat¨ªa tiene que ver con tomar partido. Ves una pareja en un bar, comienzan a discutir y aunque no les conozcas, tomas partido. Pasa cuando ves un partido de f¨²tbol, aunque no seas de ning¨²n equipo. Tomas partido y el otro pasa a ser el enemigo, no nos gustan. As¨ª que la empat¨ªa es genial para las experiencias individuales porque nos permite trascender nuestra experiencia, no estamos atrapados solos en nuestro cerebro. Pero cuando hay conflicto nos lleva a tomar partido y por eso la empat¨ªa es muy mala para resolver conflictos, pese a que la gente cree lo contrario. La empat¨ªa los empeora. Para resolver un conflicto hay que dar un paso atr¨¢s y dejar la empat¨ªa fuera, porque la empat¨ªa nos deja atrapados dentro de una narrativa y fuera de la otra.
Muchos de los bi¨®logos de la evoluci¨®n humana coinciden en que nuestro cerebro es un cerebro para la empat¨ªa
P. La capacidad de las narrativas para recordar el pasado y predecir el futuro ?puede estar tambi¨¦n detr¨¢s de muchos de nuestros problemas mentales, de la depresi¨®n que provoca quedar atrapado por tu pasado o la ansiedad de la incertidumbre ante el futuro?
R. Las narrativas son muy poderosas porque contienen la promesa de una recompensa emocional. Muchos imaginamos un final positivo, triunfo, amor, lo que sea. Para muchos esto puede ser positivo, pero hay personas que sufren ansiedad pensando en lo que puede pasar, porque tienen demasiadas versiones narrativas en su mente, o regresan siempre a una mala memoria. Esos son problemas de las narrativas que muchas veces tienen una soluci¨®n narrativa. T¨² puedes cambiar tu narrativa, contar tu propia historia. Es algo que hacen los terapeutas y tambi¨¦n se hace en pol¨ªtica. Una buena estrategia es centrar la atenci¨®n en un peque?o detalle de la historia que permita mirar para otro lado, lejos de lo malo, y a partir de ah¨ª emergen alternativas.
P. Estamos rodeados de historias, de novelas, de pel¨ªculas y series que nos cuentan narradores profesionales. ?Es posible que cada vez contemos menos nuestras propias historias?
R. Veo como un gran peligro que perdamos nuestras narraciones individuales. Uno de los lugares donde se cuentan m¨¢s historias es en la escuela. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, ha habido mucho ¨¦nfasis en adquirir habilidades como las matem¨¢ticas, pero los ni?os no tienen oportunidad de contar sus historias. En las escuelas hay mucha presi¨®n por el rendimiento de los ni?os y que un ni?o cuente lo que hizo el fin de semana no suena muy productivo. Pero es importante para su crecimiento.
Otro factor son las redes sociales, que tienen mucho que ver con contar historias, pero es distinto porque no las cuentas en directo. No estoy en contra de las redes sociales, pueden ser muy buenas para que las personas cuenten sus historias y conecten con gente con experiencias similares, pero el problema es el tiempo que pasamos con el tel¨¦fono, lejos del contacto en la vida real con personas reales, compartiendo experiencias. Hay algo diferente en estar en el mismo espacio y decir ?c¨®mo est¨¢s? ?Qu¨¦ pas¨® ayer? Creo que deber¨ªamos cultivar esos espacios donde sucede esta comunicaci¨®n.
T¨² puedes cambiar tu narrativa, contar tu propia historia. Es algo que hacen los terapeutas y tambi¨¦n se hace en pol¨ªtica
P. ?Hay algunas historias m¨¢s naturales que otras, historias universales que podr¨ªan aparecer en distintos momentos en grupos humanos separados, de forma independiente?
R. No creo que haya una historia universal, aunque sabemos que, en t¨¦rminos de folclore, hay historias que llevan mucho tiempo con la humanidad, historias que se han contado una y otra vez en regiones distintas. Creo que no son independientes, sino que se remontan a narraciones tempranas. Esto es especulativo, pero creo que nuestros ancestros, antes de tener un lenguaje como lo entendemos ahora, hac¨ªan algunas presentaciones teatrales con m¨ªmica, con las que compart¨ªan algunas historias, de caza, de muerte¡ Hay una raz¨®n por la que muchas historias se parecen. Hay un n¨²cleo original que despu¨¦s, con los viajes de los n¨®madas y sus encuentros, se difundieron. La mejor forma de crear v¨ªnculos es compartir historias, incluso entre personas que no ten¨ªan un idioma compartido. Una vez que escuchas la historia del otro grupo ya no es necesario matarse, puedes comerciar y hacer otros intercambios.
Un segundo punto es el recuento de historias. Ha habido estudiosos que planteaban que todas las historias son una, el h¨¦roe que parte hacia una aventura y regresa. Una historia b¨¢sica. Nosotros quisimos ponerlo a prueba con el juego del tel¨¦fono estropeado, con decenas de miles de personas. Quer¨ªamos ver qu¨¦ cambian las personas cuando escuchan una historia y tienen que volver a contarla. Nuestra idea es que al final de ese proceso tendr¨ªamos las narrativas b¨¢sicas. Si hay una narraci¨®n universal, todas las historias deber¨ªan ir en esa direcci¨®n. Hicimos el experimento y pienso que, en ¨²ltimo t¨¦rmino, no hay una historia nuclear b¨¢sica. Un elemento constante es que las historias tienen que tener un final. Tienes expectativas y necesitas este punto final, que tiene mucho que ver con las emociones. Puede ser un final feliz o una historia embarazosa o una sorpresa, que tambi¨¦n es una emoci¨®n. Y son emociones que no est¨¢n al principio, necesitas un cambio, un arco en la historia que te lleve hasta ese final. Otro elemento necesario es que haya m¨²ltiples versiones, que puedan pasar otras cosas, porque si no, es aburrido.
Puedes seguir a EL PA?S Salud y Bienestar en Facebook, Twitter e Instagram.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.