Steve Brusatte, paleont¨®logo: ¡°Lo m¨¢s terrible del tiranosaurio no eran sus fauces sino su inteligencia¡±
El cient¨ªfico estadounidense, estrella en ascenso en el estudio de los dinosaurios, subraya que estos ten¨ªan ¡°malas cartas¡± para afrontar la ca¨ªda del asteroide que los extingui¨®
Steve Brusatte (Otawa, Illinois, Estados Unidos, 39 a?os) es la estrella en ascenso de la paleontolog¨ªa mundial, aunque dado su car¨¢cter vitalista, su entusiasmo desbordante y contagioso y su fogosa pasi¨®n (y que su tema favorito son los dinosaurios, claro), cabr¨ªa verlo como un verdadero asteroide. En este caso no un cuerpo celeste devastador como el que provoc¨® la extinci¨®n de los dinosaurios, sino uno rutilante y simp¨¢tico que nos los trae de regreso, envueltos en sorpresas. Brusatte, autor de ...
Steve Brusatte (Otawa, Illinois, Estados Unidos, 39 a?os) es la estrella en ascenso de la paleontolog¨ªa mundial, aunque dado su car¨¢cter vitalista, su entusiasmo desbordante y contagioso y su fogosa pasi¨®n (y que su tema favorito son los dinosaurios, claro), cabr¨ªa verlo como un verdadero asteroide. En este caso no un cuerpo celeste devastador como el que provoc¨® la extinci¨®n de los dinosaurios, sino uno rutilante y simp¨¢tico que nos los trae de regreso, envueltos en sorpresas. Brusatte, autor de uno de los libros m¨¢s interesantes de los ¨²ltimos tiempos sobre aquellas extraordinarias criaturas, Auge y ca¨ªda de los dinosaurios (Debate, 2019, la edici¨®n original en ingl¨¦s es de 2018), ha visitado Barcelona para participar en el ciclo de actividades en torno a la exposici¨®n de CosmoCaixa Dinosaurios de la Patagonia. Doctor en Ciencias Ambientales y de la Tierra por la Universidad de Columbia y licenciado en Ciencias de la Tierra y Paleobiolog¨ªa por la de Bristol, Brusatte, que aprendi¨® con Paul Sereno, es actualmente profesor de Paleontolog¨ªa en la Universidad de Edimburgo. Ha descrito 15 nuevas especies de f¨®siles (como el Zhenyuanlong suni) y es autor de una decena de libros y m¨¢s de 110 publicaciones cient¨ªficas. Tambi¨¦n ha hecho de asesor en documentales de la BBC, como Caminando con dinosaurios, y de la ¨²ltima pel¨ªcula de la saga de Jurassic Park, Jurassic World: Dominion ¡ªcuando se estren¨® la primera entrega, ¨¦l solo contaba nueve a?os¡ª. Tiene una verdadera obsesi¨®n con los tiranosaurios, en los que es un experto.
Pregunta. ?Qu¨¦ impresi¨®n nos causar¨ªa estar frente a un Tyrannosaurus rex, un ic¨®nico T. rex?
Respuesta. ?Terror¨ªfica!, ?no podr¨ªamos dejar de temblar de pavor! Podemos sentir algo parecido al ver uno de los esqueletos del rey que se conservan. Nos proporciona algo de la sensaci¨®n de tama?o, poder y ferocidad de ese animal. Con esa cabeza enorme y esas mand¨ªbulas en las que cabes entero dentro. Lo m¨¢s incre¨ªble es que T. rex, el rey de los dinosaurios, el mayor depredador que ha vivido en tierra firme en el planeta, no era un monstruo, o no solo, sino un animal real, magn¨ªfico, para nada una bestia bruta, sino una criatura muy compleja con tanta potencia como cerebro. Un animal bastante inteligente. Eso lo hace a¨²n m¨¢s terror¨ªfico: m¨¢s que las fauces que trituraban huesos con sus dientes como escarpias de v¨ªas f¨¦rreas del tama?o de bananas, la inteligencia. De hecho, lo que mostraba el primer Parque Jur¨¢sico, que si te quedabas quieto, el Tyrannosaurius rex no pod¨ªa percibirte, es una solemne tonter¨ªa. ?Quedarte quieto ante un T. rex habr¨ªa sido suicida!
P. Qu¨¦ importante es estar informado, desde luego. Compara usted al T. rex por lo listo con un chimpanc¨¦.
R. Lo que quise decir es que por su inteligencia, era la versi¨®n dinosaurio de un chimpanc¨¦, no que fuera tan inteligente como un chimpanc¨¦. Sin embargo, los tiranosaurios, de los que hemos descubierto casi 20 especies nuevas en los ¨²ltimos 15 a?os, est¨¢n sin duda entre los dinosaurios m¨¢s inteligentes, como los raptores y las aves. Algunas de las aves actuales son extraordinariamente inteligentes, como los cuervos o los periquitos. Podemos comparar la inteligencia de esas aves con las de los tiranosaurios. He visto pruebas asombrosas con esos p¨¢jaros, la forma en que reaccionan...
P. ?Sabemos ya a ciencia cierta por qu¨¦ ten¨ªan esos bracitos tan peque?os los T. rex?
R. No s¨¦ si tenemos la respuesta completa, pero trabajamos en ello. B¨¢sicamente, parece que los T. rex pasaron de tener unos ancestros del tama?o de un humano a algo enorme. A medida que su cabeza creci¨® de manera gigantesca, sus brazos se hicieron m¨¢s peque?os. Las mand¨ªbulas desempe?aban el papel de las manos y los brazos no ten¨ªan que ser grandes. Pero siguieron ah¨ª, no desaparecieron. Las ballenas han perdido los brazos, pero ellos no lo hicieron. Si hubieran sido completamente in¨²tiles, esos miembros habr¨ªan desaparecido, y sin embargo est¨¢n ah¨ª, y son muy musculosos, como brazos humanos pero mucho m¨¢s fuertes. Tan fuertes que les permit¨ªan agarrar. Pensamos que hac¨ªan algo con ellos. Quiz¨¢ cog¨ªan la presa para estabilizarla mientras la mord¨ªan, o los usaban de alguna manera en el apareamiento.
P. Usted sostiene que los dinosaurios estaban en plena forma cuando se produjo su extinci¨®n al final del Cret¨¢cico, hace 66 millones de a?os. ?C¨®mo habr¨ªan evolucionado de no ser por el asteroide?
R. En el momento del impacto, equivalente a mil millones de bombas nucleares, hab¨ªa muchos dinosaurios, reg¨ªan el mundo desde hac¨ªa 150 millones de a?os, hab¨ªan sobrevivido a muchos eventos, de calor y fr¨ªo, a volcanes, al ascenso de los mares, la fragmentaci¨®n del continente Pangea, parec¨ªan capaces de gestionar todo lo que la naturaleza les echaba. No eran para nada los seres pat¨¦ticos, lentos y est¨²pidos que se nos hizo creer hace a?os, un callej¨®n sin salida de la evoluci¨®n. As¨ª que si no hubiera sido por el asteroide ser¨ªan los dominantes hoy en d¨ªa, no me cabe duda. Habr¨ªan continuado evolucionando. El T. rex no ser¨ªa el mismo, se habr¨ªa seguido adaptando. No hay ninguna raz¨®n para que no hubiera seguido creciendo. ?Hasta d¨®nde? Bueno, hay limitaciones f¨ªsicas, biomec¨¢nicas, claro, pero sin duda hab¨ªa ya algunos m¨¢s grandes que los que hemos encontrado de 13 metros de largo y 8 toneladas de peso. Podr¨ªan haber seguido aumentando su masa. La imaginaci¨®n es libre, ?y nuestras pesadillas tambi¨¦n!
P. No se ha encontrado a¨²n un huevo de T. rex...
R. Ah, si pudiera pedir un deseo, si pudiera escoger encontrar algo, ser¨ªa hallar un huevo de T. rex. Es casi seguro que los pon¨ªan, porque todos los animales que est¨¢n en su l¨ªnea filogen¨¦tica lo hac¨ªan. ?Por qu¨¦ no los hemos encontrado? Un f¨®sil es un milagro. Simplemente, no los hemos hallado. Quiz¨¢ anidaban en zonas que no eran buenas para fosilizar. Los huevos se suelen conservar en zonas arenosas, quiz¨¢ los T. rex anidaban en las monta?as. Otra posibilidad es que pusieran huevos blandos, como algunos reptiles, y resultaran dif¨ªciles de fosilizar.
P. Crec¨ªan muy deprisa.
R. S¨ª. Como no tenemos huevos no sabemos de qu¨¦ tama?o part¨ªan, pero seguramente no eran m¨¢s grandes que los de un avestruz, quiz¨¢ como una pelota de f¨²tbol, pero no mucho m¨¢s. Un beb¨¦ T. rex era peque?o, y crec¨ªa deprisa, muy deprisa. Y se aceleraba, ganaba dos o tres kilos al d¨ªa. Lo sabemos por los anillos de crecimiento de sus huesos. Pasaban de ser un beb¨¦ que te cab¨ªa en la mano a un monstruo. Curiosamente nunca encontramos ejemplares m¨¢s viejos de 30 a?os. De ser un T. rex, yo ya habr¨ªa muerto hace una d¨¦cada.
P. ?Por qu¨¦ mor¨ªan tan pronto?
R. ?Viv¨ªan peligrosamente?, ?c¨®mo James Dean del Cret¨¢cico?, no lo s¨¦. Normalmente, los animales m¨¢s grandes, como pasa entre los mam¨ªferos, viven m¨¢s. Pero es probable que la vida de los T. rex fuera muy dura. ?Era muy dif¨ªcil cazar triceratops!, aunque lo hicieras en manada, en equipo, como al parecer cazaban ellos.
P. ?Est¨¢ en declive el mito del T. rex? Surgen tantos competidores, los carcarodontosaurios¡
R. ?Para nada, es un mito al alza! Pas¨® un momento malo cuando se lo trat¨® de mostrar como un simple carro?ero est¨²pido, ?bobadas! Desde luego cazaba, hemos encontrado dientes suyos en v¨ªctimas que sobrevivieron. Era un hito de la evoluci¨®n, inteligente, con sentido del olfato, o¨ªdo y visi¨®n sofisticad¨ªsimos. El T. rex era en¨¦rgico, din¨¢mico, listo. Aunaba fuerza y cerebro. Se merece toda la hip¨¦rbole y la fama. Es mi favorito. La forma extraordinaria en que los tiranosaurios evolucionaron para sustituir donde ellos estaban a los carcarodontosaurios (en puridad m¨¢s livianos) hace 84 millones de a?os y llegar al T. rex es apasionante, y uno de los cap¨ªtulos de mi libro.
P. Se ha se?alado que es un gran s¨ªmbolo estadounidense.
R. Dios, bueno, algo hay, tenemos el ¨¢guila calva tambi¨¦n. El descubrimiento del T. rex forma parte del mito de la naci¨®n. Y sus atributos de fuerza y tama?o se corresponden con los arquet¨ªpicos de EE UU, seg¨²n algunos. Es un dinosaurio muy caracter¨ªstico de Norteam¨¦rica. En Espa?a tambi¨¦n hab¨ªa dinosaurios muy grandes, esos titanosaurios que vivieron en el Pirineo muy poco antes de la ca¨ªda del asteroide y de la extinci¨®n.
P. El registro f¨®sil es frustrantemente escaso para resolver tantos enigmas.
R. Nos faltan muchas cosas, la mayor parte. Piense que la probabilidad de convertirse en f¨®sil es baj¨ªsima. Ninguno de nosotros lo seremos, me temo. Es un milagro, como le dec¨ªa. Pero tenemos algunos, y eso es mejor que nada. Ser paleont¨®logo es como ser detective. No eres testigo nunca del crimen, pero puedes encontrar indicios para reconstruir el escenario en que se produjo.
P. ?Qu¨¦ otros f¨®siles le gustar¨ªa hallar?
R. El huevo de ave m¨¢s antigua, el ¨¢rbol familiar que tenemos nos coloca a las primeras aves aut¨¦nticas, capaces de realizar vuelos batidos y no solo planear, en unos 170 millones de a?os, en medio del Jur¨¢sico. Sabemos que ocasionalmente se han conservado en el registro f¨®sil cosas muy peque?as, as¨ª que¡
P. Sabemos que muchos dinosaurios ten¨ªan plumas.
R. S¨ª, entre ellos los tiranosaurios, incluido con toda probabilidad el T. rex, pero por lo que vemos no aparecieron para el vuelo sino probablemente como aislante para mantenerse calientes, para el cortejo o para intimidar. No es tan raro tener plumas y no volar, ah¨ª est¨¢n los avestruces y los pavos dom¨¦sticos. Algunos dinosaurios desarrollaron esas plumas primitivas, protoplumas, que eran como mechones, hacia plumas verdaderas y otras caracter¨ªsticas del vuelo. Creo que las alas aparecieron tambi¨¦n en los dinosaurios, unos ter¨®podos peque?os, las paraves, un subgrupo de los manirraptores, inicialmente para la exhibici¨®n y no para volar.
P. Usted es muy concluyente en cuanto a la causa de la extinci¨®n, pero hay controversia sobre si el asteroide fue tan definitivo.
R. Siempre hay controversia, la ciencia se basa en el debate para avanzar y hablamos de sucesos de hace 60 millones de a?os, siempre habr¨¢ un grado de incertidumbre. Algunos achacan a la actividad volc¨¢nica la extinci¨®n y para ellos el meteorito ser¨ªa ¡°el culpable inocente¡±. Pero la evidencia apunta a que a los dinosaurios les iba bastante bien (con alg¨²n matiz en el caso de los grandes herb¨ªvoros) y desaparecieron muy de repente, de manera abrupta, no incinerados todos en el acto, pero s¨ª muertos muy r¨¢pidamente, en cientos o miles de a?os, que es un lapso muy breve en t¨¦rminos geol¨®gicos. Y el asteroide fue la raz¨®n, sin ¨¦l los dinosaurios no se hubieran extinguido. Fue un acontecimiento catastr¨®fico repentino y espectacular.
P. Parece que vivimos un boom de dinosaurios (f¨®siles); aparecen continuamente nuevas especies. ?Cu¨¢ntas pudo haber?
R. Se encuentran m¨¢s que nunca, estamos en la edad de oro de la investigaci¨®n, hallamos 50 nuevas especies cada a?o, ?una nueva especie a la semana! En el tiempo que yo llevo investigando se han descubierto m¨¢s de 500 nuevas especies de dinosaurios. Una raz¨®n es, obviamente, porque hay m¨¢s gente busc¨¢ndolos, m¨¢s paleont¨®logos que nunca. Muchos de ellos inspirados de ni?os por Parque Jur¨¢sico. Antes era una profesi¨®n oscura, un campo muy cerrado. Pero ahora se ha producido un avance inmenso en China, en Mongolia, en Argentina, en Brasil, en Transilvania¡ Hay muchos dinosaurios ah¨ª que esperan ser descubiertos. ?Cu¨¢ntos? Bueno, hay m¨¢s de 10.000 especies de aves, as¨ª que podemos inferir que los otros dinosaurios ser¨ªan muchos m¨¢s, y en 150 millones de a?os¡ Habr¨ªa centenares de miles, si no millones de especies.
P. De las halladas recientemente, ?cu¨¢les son m¨¢s sorprendentes?
R. La paleontolog¨ªa es una ciencia del descubrimiento y nunca puedes predecir cu¨¢l ser¨¢ el siguiente f¨®sil, y c¨®mo ser¨¢ de asombroso. En la ¨²ltima d¨¦cada hemos encontrado dinosaurios completamente distintos de los que conoc¨ªamos, sin precedentes. Por ejemplo, el extravagante y peque?ito ter¨®podo Yi qi, ¡°ala extra?a¡±, en mandar¨ªn, con alas de membrana de piel como las de los murci¨¦lagos, pero desarrolladas por un camino distinto: evoluci¨®n convergente. Eran dinosaurios que experimentaban con el vuelo independientemente de las aves. No ten¨ªamos ni idea de que pudieran existir dinosaurios as¨ª.
P. Y hay tambi¨¦n los que tienen cuatro alas.
R. S¨ª, algo que no se conoce en las aves actuales, el Microraptor; dos en los brazos y dos en las patas, con plumas. A todos esos dinosaurios voladores los borr¨® el asteroide, menos a las aves m¨¢s avanzadas.
P. Si las aves son dinosaurios, ?por qu¨¦ no se extinguieron ellas tambi¨¦n?
R. Deb¨ªan de tener caracter¨ªsticas de las aves modernas que no pose¨ªan otros dinosaurios. Como el pico, que les permit¨ªa comer semillas aunque desaparecieran las plantas. Y el vuelo completo, que les ofrec¨ªa la posibilidad de escapar de las zonas de m¨¢s peligro.
P. ?Por qu¨¦ no hubo dinosaurios marinos, aunque al parecer algunos nadaban?
R. Ah, es un gran misterio. Mam¨ªferos como las ballenas se especializaron en el agua, y otros reptiles, ictiosaurios, plesiosaurios, tambi¨¦n, pero los dinosaurios no. Quiz¨¢ porque el nicho estaba ya ocupado, otros hab¨ªan llegado primero. No lo s¨¦. Y la verdad es que est¨¢ muy bien que haya enigmas, incitan la curiosidad; si no te aburres.
P. ?Qu¨¦ lecci¨®n nos ofrecen los dinosaurios, extinguidos en pleno ¨¦xito como usted dice?
R. Esos f¨®siles que encontramos eran seres reales, que una vez estuvieron vivos y afrontaron crisis clim¨¢ticas. Los dinosaurios se adaptaron, y si los estudiamos, vemos c¨®mo se enfrentaron a cambios como los que nos afectan a nosotros. Puede ser muy ¨²til. Por otro lado, los dinosaurios dominaron nuestro planeta durante m¨¢s de 150 millones de a?os, superaron tiempos de fr¨ªo y de calor, el movimiento de los continentes, gestionaron todo eso, pero el asteroide cambi¨® el mundo tanto que su ¨¦xito anterior no pudo salvarlos. Eso nos dice que incluso el animal m¨¢s exitoso puede entrar en una crisis insalvable en un momento. Tambi¨¦n es una lecci¨®n.
P. ?C¨®mo habr¨ªan evolucionado los dinosaurios sin asteroide?
R. Hubieran seguido cambiando y adapt¨¢ndose. Los tendr¨ªamos aqu¨ª. Quiz¨¢ no hubi¨¦ramos tenido la oportunidad nosotros. ?Habr¨ªan desarrollado ellos tecnolog¨ªa? Algunas aves lo han hecho. Los cuervos usan herramientas. ?Llegar¨¢n a ser inteligentes como los humanos? Algunos dicen que no, pero yo creo que la evoluci¨®n puede hacer de todo.
P. ?De coexistir humanos y dinosaurios, los extinguir¨ªamos nosotros?
R. Animales poderosos con los que convivimos alguna vez, como el mamut o los tigres dientes de sable, desaparecieron. Probablemente ayudamos a ello. Si hubi¨¦ramos vivido en la ¨¦poca del T. rex, posiblemente habr¨ªamos encontrado una manera de hacerlos desaparecer. Hemos hecho cosas peores.
P. ?Por qu¨¦ no se salv¨® ning¨²n dinosaurio, aparte de las aves?
R. Cuando el asteroide impact¨®, de repente, se produjo el caos absoluto y la Tierra se convirti¨® en un casino enloquecido. Ya no val¨ªa la selecci¨®n natural, sino qu¨¦ cartas ten¨ªas para sobrevivir. Deb¨ªas enfrentarte al cataclismo con las cartas que te hab¨ªa dado la evoluci¨®n, y, o eran buenas para esa situaci¨®n inesperada o estabas perdido. Los dinosaurios ten¨ªan buenas cartas en general pero no para ese juego en concreto. Muchos de ellos eran grandes y muy grandes, ten¨ªan una dieta especializada, necesitaban mucho alimento¡ Caracter¨ªsticas malas para el asteroide, mala mano de cartas, ll¨¢male la mano del muerto. Perecieron el 75% de las especies de animales (en la extinci¨®n de finales del P¨¦rmico, hace 250 millones de a?os, fueron alrededor del 90%). Sobrevivieron los animales peque?os, omn¨ªvoros, que se escond¨ªan en madrigueras, como nuestros ancestros. Tenemos antepasados directos que estaban all¨ª y se salvaron. Mi pr¨®ximo libro, Auge y reinado de los mam¨ªferos, que publicar¨¢ en castellano la editorial Debate este febrero, habla de ellos.
P. ?Qu¨¦ tal fue para usted, que creci¨® con Alan Grant, hacer de asesor en Jurasic World: Dominion?
R. Fue superdivertido. El director ley¨® mi libro. Yo sab¨ªa que no siempre ser¨ªa todo correcto, porque la narraci¨®n cinematogr¨¢fica tiene sus reglas, pero contribu¨ª en lo posible a que los dinosaurios fueran correctos. Estoy muy satisfecho de que salgan dinosaurios emplumados como Piroraptor o Moros intrepidus, que no son perfectos pero se acercan a la apariencia real.
P. ?Podremos replicar dinosaurios alg¨²n d¨ªa?
R. Como cient¨ªfico no puedo decir que nunca pasar¨¢ algo, pero jam¨¢s se ha encontrado ADN de dinosaurio, se descompone muy r¨¢pido. En fin, qui¨¦n sabe. Pero hay que consolarse pensando que tenemos dinosaurios: los avestruces lo son tanto como el T. rex.
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