Los hermanos Vonnegut y las nubes
Transformar el clima alterando el equilibrio interno de las nubes no es asunto de novelas de ciencia-ficci¨®n, tal y como demostr¨® el departamento de Investigaci¨®n de la General Electric a mediados de los a?os cuarenta
El 13 de noviembre de 1946, el cient¨ªfico atmosf¨¦rico Vincent Schaefer subi¨® a un avi¨®n Fairchild con el objetivo de atravesar una nube que se extend¨ªa sobre Greylock, Massachusetts. Una vez dentro de la nube, el piloto Curtis Talbot puso en funcionamiento el dispensador del avi¨®n, arrojando mas de un kilo de part¨ªculas de hielo seco.
Fue entonces, seg¨²n cont¨® Schaefer, cuando se vieron ¡°largas serpentinas de nieve cayendo desde la base de la nube¡±. Con tal experimento se puso en marcha el proyecto Cirrus, inaugurado meses despu¨¦s, en febrero de 1947, cuyo prop¨®sito ser¨ªa el de transformar el tiempo clim¨¢tico.
El jefe del laboratorio que llev¨® a cabo el proyecto era el cient¨ªfico Irving Langmuir, (1881-1957) premio Nobel de qu¨ªmica en 1932 que, por aquel entonces, trabajaba para la General Electric. Entre sus colaboradores se encontraban los hermanos Vonnegut. El mayor, Bernard, era cient¨ªfico, mientras el peque?o, Kurt, ten¨ªa aficiones literarias y trabajaba como periodista interno dentro de la compa?¨ªa, es decir, un relaciones p¨²blicas encargado de la propaganda de la Casa de la Magia, sobrenombre con el que se conoc¨ªa al departamento de Investigaci¨®n de la General Electric.
Con el resultado de la descarga de hielo seco sobre la nube de Greylock, el mayor de los Vonnegut pens¨® que, si los cristales de hielo seco (di¨®xido de carbono congelado) alteraban el equilibrio interno de las nubes, activando la formaci¨®n de nieve, tambi¨¦n deber¨ªan funcionar otras sustancias con una forma similar a la de dichos cristales. Despu¨¦s de estudiar la estructura cristalina de miles de sustancias, dio con la clave. Se trataba del yoduro de plata; el mismo compuesto qu¨ªmico que se usaba en el revelado de fotograf¨ªa y tambi¨¦n como antis¨¦ptico para desinfectar heridas.
Para el yoduro de plata no hac¨ªa falta aparato alguno. Tan solo hab¨ªa que situarse bajo la nube y provocar humo con el yoduro para que la nube descargara
La diferencia entre el yoduro y el hielo era significativa, ya que, si para utilizar el hielo seco se necesitaba un avi¨®n, para el yoduro de plata no hac¨ªa falta aparato alguno. Tan solo hab¨ªa que situarse bajo la nube y provocar humo con el yoduro para que la nube descargara.
De todas estas cosas tomaba nota el Vonnegut m¨¢s joven, a sabiendas de que alg¨²n d¨ªa las iba a utilizar en sus ficciones. As¨ª surgi¨® la novela Cuna de gato, donde Kurt Vonnegut nos cuenta la disparatada historia de Felix Hoenikker, un cient¨ªfico cuya invenci¨®n del Hielo-9 puede acabar con la vida en la Tierra, debido a la glaciaci¨®n de los oc¨¦anos del mundo, aunque, en realidad, la historia que cuenta Kurt Vonnegut tiene su arranque mucho m¨¢s atr¨¢s, de cuando el escritor H. G Wells visit¨® la compa?¨ªa a principios de los a?os treinta, buscando inspiraci¨®n para un relato. Pero como no la encontr¨®, Vonnegut se puso a escribirla tiempo despu¨¦s, una vez fuera de la compa?¨ªa.
Los hermanos Vonnegut salieron de General Electric en 1952, cuando el proyecto Cirrus se qued¨® sin fondos
Hay que apuntar que los hermanos Vonnegut salieron de General Electric en 1952, cuando el proyecto Cirrus se qued¨® sin fondos. Esta apasionante historia, donde literatura y ciencia se cruzan con el disparate, la podemos leer en uno de los libros m¨¢s jugosos publicados este a?o. Se trata de Los hermanos Vonnegut, de Ginger Strand, editado en castellano por Es Pop Ediciones.
Un libro de cerca de 400 p¨¢ginas que nos lleva al encuentro de un joven Kurt Vonnegut escribiendo por las noches sus relatos, mientras su hermano sue?a con controlar el clima para as¨ª ayudar a los granjeros y convertir los desiertos en vergeles. Sin embargo, el sue?o ut¨®pico se ver¨ªa ensombrecido por la pesadilla de que sus invenciones podr¨ªan ser utilizadas con fines negativos para la humanidad.
Se trata de una jugosa biograf¨ªa que penetra en las grandes cuestiones morales con las que Bernard se tuvo que enfrentar, mientras su hermano Kurt las iba poniendo sobre el papel, demostrando lo que ya hemos apuntado muchas veces, que la imaginaci¨®n siempre es m¨¢s grande que la realidad entera.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter e Instagram, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.