Dennis Lehane: ¡°La realidad est¨¢ formada por la televisi¨®n y el cine¡±
El escritor, maestro de la novela negra bostoniana, vuelve con un 'thriller' psicol¨®gico en el que adopta por primera vez el punto de vista de una mujer
El maestro de los bajos fondos bostonianos, de la mugre, el fr¨ªo, el indomable acento irland¨¦s y el ¨²ltimo pitillo, resulta que vive en Los ?ngeles a dos pasos de la playa y trabaja en Hollywood. Dennis Lehane (Dorchester, Massachusetts, 1965) abandon¨® hace cinco a?os el escenario de todas sus novelas para instalarse ¡°donde est¨¢ el trabajo¡±, convertido en un cotizado guionista de televisi¨®n. ¡°Es un buen trabajo, es m¨¢s colaborativo. Te cansas de estar solo en una habitaci¨®n sin gente alrededor¡±, argumenta. Pero olvidemos que hemos o¨ªdo esto y que hace un d¨ªa estupendo en Santa M¨®nica; hemos venido a hablar de novelas, de crimen y de Boston.
En su ¨²ltima novela, Despu¨¦s de la ca¨ªda (Salamandra), Lehane insiste en la ciudad de su vida. No sabr¨ªa ni parece querer saber si podr¨ªa desarrollar una historia en otro sitio. ¡°Cuando escribo novelas, y he escrito dos desde que estoy en Los ?ngeles, solo escribo de Boston. Lo echo mucho de menos. Venir aqu¨ª no estaba en mis planes. Ahora mis hijos, que tienen nueve y seis a?os, se han hecho a esto y ya no me los puedo llevar de vuelta¡±. Pero literariamente no hay duda. ¡°Boston es mi pantalla. Es lo que estoy mirando. Es un mundo que conozco de forma tan intuitiva que cuando he escrito cosas que suceden en otros sitios creo que lo he hecho mal¡±.
Ah¨ª encontramos a Rachel Childs, una mujer joven que tiene una madre monstruosa y trata de buscar a su verdadero padre. A trav¨¦s de esa b¨²squeda, Lehane hace una profunda exploraci¨®n psicol¨®gica de esta mujer. Despu¨¦s, ese paisaje mental de la protagonista justifica una acci¨®n de pura novela negra. Lehane admite que mucha gente le ha dicho que parece que la novela tuviera dos partes. ¡°Es una forma de homenaje a la estructura de muchas pel¨ªculas de Hitchcock. La primera parte (de la novela) es mi homenaje al principio de Psicosis. Ves la primera media hora de Psicosis y no te imaginas de qu¨¦ va la pel¨ªcula. Es una pel¨ªcula sobre un robo y sobre una mujer atrapada de muchas maneras, en su trabajo y en una relaci¨®n. De pronto, se va a ese motel, y ?bum! Me apetec¨ªa hacer ese tipo de comienzo, que es muy seductor y diferente¡±.
Despu¨¦s de la ca¨ªda es la primera vez que Lehane pone todo el peso de una novela sobre una mujer y la primera vez que sale de los bajos fondos para escribir de personajes privilegiados, para los que el dinero no es un problema. Rachel no muere acuchillada en una ducha, pero s¨ª sufre una serie de golpes y enga?os que acaban definiendo su comportamiento en la novela. ¡°Uno de mis personajes dec¨ªa: ¡®La felicidad no nos ense?a nada, solo que nos gusta ser felices¡±, razona Lehane. ¡°Las cosas que recuerdas en la vida, las que te hacen quien eres, normalmente no son las buenas. Nadie se acuerda de que tuvo una fiesta de cumplea?os estupenda. Esa no suele ser la historia. La historia es que pas¨¦ de largo en un accidente. La historia es que he perdido a mi padre. Eso es lo que te hace quien eres. Y Rachel pasa por varias cosas as¨ª. Ese es el viaje en la mayor¨ªa de los libros: ?qui¨¦n soy yo?¡±.
¡°Yo escribo novela policiaca¡±, responde Lehane cuando se le pregunta con qu¨¦ etiqueta se siente m¨¢s c¨®modo. ¡°Cormac McCarthy suele hablar de ¡®ficci¨®n de hechos mortales¡¯. Como lector, o como espectador, quiero que pasen cosas. No me va mucho el drama en la cocina, lo que un escritor llamaba ¡®la vaga insatisfacci¨®n en Connecticut¡¯. Realmente no me interesa. Puedo apreciar una obra maestra de ese g¨¦nero, como Revolutionary Road, que es eso, pero ya he le¨ªdo esa y la mayor¨ªa no me interesa. Para bien o para mal, me gusta la acci¨®n, eso es lo que me lleva a la novela negra. Ficci¨®n en la que pasan cosas. No es mejor ni peor que las dem¨¢s, es la que me gusta leer y escribir¡±.
Lehane advierte, sin embargo, contra la acci¨®n sin freno, ¡°sin profundidad¡±, en la que no hay una evoluci¨®n de los personajes ¡°m¨¢s all¨¢ de la monta?a rusa¡±. ¡°El entretenimiento de palomitas me interesa menos que los vagamente insatisfechos de Connecticut, porque esos, de vez en cuando, te dan una obra maestra como Revolutionary Road o Mad Men¡±. En lo que Lehane considera una buena historia hay un balance entre la psicolog¨ªa y la acci¨®n. ¡°Si se hace bien, tienes No es pa¨ªs para viejos, Sentido y sensibilidad o Cien a?os de soledad, lo tienes todo. Hace falta mucho para una buena historia. No hace falta tanto para una simple trama, y tampoco para que los personajes est¨¦n ah¨ª sentados pensando, vagamente insatisfechos¡±.
La ficci¨®n de Lehane parece tener un equilibrio que le abri¨® las puertas de Hollywood hace 15 a?os con la adaptaci¨®n de su novela Mystic River, convertida por Clint Eastwood en un taquillazo en 2003. Despu¨¦s llegaron trabajos en The Wire y Boardwalk Empire y dos adaptaciones m¨¢s de sus novelas, Adi¨®s, peque?a, adi¨®s (Ben Affleck, 2007) y Shutter Island (Martin Scorsese, 2010). El ¨²ltimo a?o ha ejercido como escritor y productor ejecutivo de la serie Mr. Mercedes.
Lehane cita a Michael Connelly, Harlan Coben, George Pelecanos o Laura Lippman para definir a los que ¨¦l considera la ¨²ltima gran generaci¨®n de la novela negra, la suya. Una generaci¨®n que ahora ha sido captada por Hollywood para proveerle de historias para televisi¨®n, como el cine de los a?os 30 se nutri¨® de los cl¨¢sicos de este g¨¦nero. ¡°Creo que hemos tenido mucho m¨¢s ¨¦xito que aquellos¡±, afirma. ¡°Chandler, Hammett, Fitzgerald o Faulkner fueron destrozados por Hollywood. Nosotros hemos podido trabajar. Pelecanos est¨¢ haciendo The Deuce en HBO, Connelly tiene Bosch en Amazon¡±.
A pesar del enorme talento de su generaci¨®n que est¨¢ escribiendo para la pantalla, el cine negro no va a volver, explica, porque ¡°los adultos no van al cine¡±. ¡°Ya no hacen pel¨ªculas para adultos. LA Confidential fue hace 20 a?os, y es una buena pel¨ªcula, pero la gente se olvida de que no hizo dinero. As¨ª que Hollywood no est¨¢ buscando precisamente hacer cine negro. Mire, es culpa nuestra tambi¨¦n. A los adultos, en cuanto se compran televisiones s¨²per grandes, ya no les apetece ir al cine. Ya solo van chavales a ver Avengers 4. Yo fui a ver Deadpool 2. Me lo pas¨¦ en grande, pero no me dijo nada. ?Me explico?¡±.
Lehane niega que tenga ninguna tentaci¨®n de pensar en escenas o actores cuando est¨¢ escribiendo un libro. ¡°Odio cuando alguien me dice: ¡®Tus libros son muy cinematogr¨¢ficos¡¯. Para nada. El cine es literario. Lo que t¨² llamas cinematogr¨¢fico yo lo llamo evocador. Trato de evocar cosas, no intento ser cinematogr¨¢fico, eso est¨¢ en tu cerebro, eso es lo que t¨² aportas, el mill¨®n de pel¨ªculas que has visto. Lo que yo estoy haciendo es meterte en ese libro. Ni te conozco. Es una relaci¨®n m¨ªstica y rara. Mientras que cuando escribo un guion estoy escribiendo para el director, el dise?ador del decorado y el director de fotograf¨ªa. A veces ves cosas muy perezosas, como una vez un libro que dec¨ªa: ¡®Ten¨ªa el pelo casta?o y se parec¨ªa mucho a Julia Roberts¡¯. Esa es una escritura de mierda. Eso es ser un vago de mierda. Porqu¨¦ no lo transmites, en vez de escribir para el tipo que va a producir la pel¨ªcula¡±.
Hablar de cine lleva a Lehane a una reflexi¨®n m¨¢s amplia sobre la cultura audiovisual y la capacidad de la gente, como ocurre en la novela, de interpretar una versi¨®n de s¨ª misma ante los dem¨¢s. El cine y la televisi¨®n han acabado por definir nuestras fantas¨ªas, opina, y la forma en que nos vemos a nosotros mismos. ¡°Creo que es algo muy particular de la segunda mitad del siglo XX y el XXI. Una vez que el cine y la televisi¨®n se nos meten en la sangre, vivimos rodeados de mitos todo el rato, incluido el mito de nosotros mismos. Ya no sabemos lo que es la realidad. La realidad est¨¢ formada por la televisi¨®n y el cine, por la exposici¨®n constante a la ficci¨®n. Yo soy un proveedor, soy uno de los camellos de esas drogas¡±. La fantas¨ªa ya solo evoca im¨¢genes que han sido manufacturadas por otros. ¡°No creo que podamos sentir lo mismo que a mediados del XIX, cuando tu vida era b¨¢sicamente tu mujer. No obten¨ªas conocimiento de ning¨²n sitio a no ser que leyeras libros, y la mayor¨ªa del mundo era analfabeta, as¨ª que solo ve¨ªan lo que estaba delante de ellos. Ahora esa gente nos mirar¨ªa y se preguntar¨ªa en qu¨¦ planeta vivimos, porque todos vivimos en fantas¨ªa en cierta forma¡±.
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