¡®Chaco¡¯, la supervivencia, el extrav¨ªo y el deterioro de un territorio sin guerra
El cineasta boliviano Diego Mondaca propone en su primera pel¨ªcula de ficci¨®n una mirada alternativa al conflicto b¨¦lico entre Bolivia y Paraguay
El cineasta boliviano Diego Mondaca (Oruro, Bolivia; 1980) recuerda que cuando ten¨ªa seis a?os una m¨²sica lo impresion¨®. Ven¨ªa de un viejo meg¨¢fono instalado en lo alto de un cerro de su barrio y emit¨ªa una tonada ronca y extra?a. Era un bolero de caballer¨ªa, un g¨¦nero musical boliviano relacionado con la guerra y la muerte. El realizador ten¨ªa 14 a?os cuando volvi¨® a escuchar esa pieza. En esa ocasi¨®n, la melod¨ªa daba el ¨²ltimo adi¨®s en el cementerio de Oruro a su abuelo, un excombatiente de la Guerra del Chaco, el conflicto b¨¦lico entre Bolivia y Paraguay por el control del Chaco Boreal, un territorio boscoso, que se extendi¨® desde 1932 a 1935. Ese d¨ªa naci¨® la inquietud en el director sobre esa contienda y como su consangu¨ªneo, junto con sus camaradas, enfrent¨® la muerte en ese territorio des¨¦rtico, fantasmag¨®rico y fronterizo entre ambos pa¨ªses. As¨ª fue, hace seis a?os, la concepci¨®n de Chaco, su primera pel¨ªcula de ficci¨®n en el que propone una mirada alternativa a la supervivencia, el extrav¨ªo y el deterioro de un territorio sin guerra frente a un enemigo imaginario.
Un grupo de soldados ind¨ªgenas bolivianos, quechuas y aymaras, son comandados por el general Hans Krueger, militar retirado en el ej¨¦rcito de su Alemania natal y convocado por la milicia boliviana. Divididos, delirantes y solitarios, los miembros de la tropa deambulan por el desierto del Chaco en busca del enemigo paraguayo que nunca encontrar¨¢n. El mon¨®tono paisaje gris del bosque, las hostiles condiciones del terreno, la falta de agua y sus miedos ser¨¢n sus verdaderos enemigos. Para armar esta historia, el realizador se vali¨® de la memoria oral que pudo ir recuperando en conversaciones con amigos, familiares, abuelos y abuelas que iba conociendo en el camino. En los silencios de esos testimonios hall¨® el dolor y horror de la guerra.
¡°Revis¨¦ muchas cartas, diarios y bit¨¢coras. Y me fijaba mucho en lo que no dec¨ªan, en lo que callaban o distra¨ªan. Ah¨ª me di cuenta de aquellos soldados de los que no hay registro ni memoria en la historia de la guerra y del pa¨ªs, aquel ind¨ªgena aymara o quechua analfabeto, y que no pudo dejar relatos escritos. En aquella ¨¦poca se les negaba todo acceso a la educaci¨®n, entonces ese su testimonio siempre nos va a faltar, y ah¨ª seguramente hubiera estado la verdad de lo que sucedi¨®¡±, cuenta Mondaca a EL PA?S.
El cineasta da a conocer que si bien su pel¨ªcula tiene de trasfondo a la Guerra del Chaco, esta no se puede clasificar dentro del g¨¦nero b¨¦lico. Explica que m¨¢s que un enemigo al que nunca encuentran, que parece imaginario, esta tropa est¨¢ diezmada por la constante sed y hambre. Adem¨¢s, debe enfrentarse a problemas m¨¢s grandes, como la soledad, la desolaci¨®n, el temor a la muerte por las terribles condiciones geogr¨¢ficas del Chaco e, incluso, sus propios demonios. ¡°La calidad humana y estructuras militares de los protagonistas se desvanecen. Es ah¨ª tambi¨¦n que el Chaco, como terreno y paisaje, cobra una figura protag¨®nica, apoder¨¢ndose del hombre, consumi¨¦ndolo y anul¨¢ndolo. Lo que nos proponemos contar en nuestra pel¨ªcula son precisamente esos espacios de no-guerra. Imaginar el c¨®mo sobreviv¨ªan a ese territorio y a ellos mismos. No se ve al enemigo, no hay un enemigo concreto, por tanto, no hay guerra¡±, afirma Mondaca.
Terminar el montaje final
Pensar estas ideas para el desarrollo de la pel¨ªcula result¨® en el proceso m¨¢s largo para la creaci¨®n de la est¨¦tica que se propone en Chaco. Literatura boliviana de autoras como Hilda Mundy o escritores como Augusto C¨¦spedes; adem¨¢s de Pedro P¨¢ramo, del mexicano Juan Rulfo, junto a la serie pict¨®rica Pinturas negras y Fusilamientos del 3 de Mayo, de Francisco De Goya, sirvieron como inspiraci¨®n y alimento creativo para Mondaca. ¡°Me acerc¨® a autores y obras que de otra manera quiz¨¢s no los hubiera llegado a conocer¡±, precisa el realizador. El rodaje dur¨® tres semanas y se realiz¨® con actores de teatro, que en su mayor¨ªa ten¨ªan el quechua o el aymara como lengua materna. ¡°El plantear as¨ª la pel¨ªcula con idiomas atravesados, es una denuncia a ese relato ¨²nico, oficialista, de la Guerra del Chaco que ha aportado tan poco y perjudicado mucho¡±, complementa Mondaca.
El guionista admite que su primer trabajo desde la ficci¨®n fue ¡°muy interesante¡±. La experiencia previa de Mondaca con el documental?La chirola (2008) y?Ciudadela (2012)¨Cpremiada por el World Cinema Fund de la Berlinale¨C, le ayud¨® a poder estar atento y libre a los cambios que la realidad ¡°les propon¨ªa o impon¨ªa¡±. ¡°Filmar en el Chaco, en la misma zona donde sucedi¨® la guerra, fue muy importante para todos nosotros. Esto enriqueci¨® mucho nuestra propuesta, adem¨¢s que el propio paisaje propon¨ªa cambios inesperados que nos retaban constantemente¡±, agrega.
La pel¨ªcula a¨²n debe terminar su montaje final. A pesar de que a Chaco le falta dar algunos pasos antes de poder ver la luz en la pantalla grande, con su primer corte ya se ha hecho con un par de galardones que le permitir¨¢n lograr este cometido. El primer trimestre de este a?o, la cinta gan¨® uno de los premios de postproducci¨®n de imagen en el Festival Internacional de Cine de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico. Mientras que el pasado mes de abril, en el Buenos Aires Lab, la plataforma de desarrollo y coproducci¨®n del Buenos Aires Festival Internacional de Cine, el filme accedi¨® a un galard¨®n que le permitir¨¢ ser estrenada en Brasil y que se realice el trabajo de postproducci¨®n de sonido, adem¨¢s de la traducci¨®n y subt¨ªtulos en distintos idiomas.
¡°Lo que viene inmediatamente para nosotros es postular a dos fondos concursables disponibles actualmente en Bolivia, que nos permitir¨ªan pagar lo que nos falta para terminar la pel¨ªcula. Este tipo de pol¨ªticas de fomento tambi¨¦n ayuda a que se generen redes dentro de las productoras y empresas de servicios en Bolivia, por tanto, fortalecen toda la cadena productiva del cine¡±, finaliza el director.
Babelia
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