C¨®mo metabolizar el dolor
El ¨¢lbum del cantante australiano recibe una calificaci¨®n de 7 sobre 10
Este ¨¢lbum doble ofrece la destilaci¨®n de una tragedia: Arthur Cave, hijo de Nick, falleci¨® a los 15 a?os, durante lo que se supone fue su primer viaje de LSD. Ah¨®rrense los sarcasmos f¨¢ciles: la vida puede obsequiarte con estas bromas crueles. Encerrado en su casa, Nick convirti¨® en canciones todo lo que se le pasaba por la cabeza y (supongo) lo que compart¨ªa con su esposa Susie y con el hermano gemelo de Arthur, Earl.
As¨ª que Ghosteen funciona como catarsis, la exploraci¨®n de un dolor personal que tambi¨¦n se revela como universal. Son m¨²sicas majestuosas, donde Nick explota sus recursos como vocalista. Se acumulan recuerdos, fantas¨ªas, la panoplia de respuestas con la que los humanos se enfrentan a la brutal irrupci¨®n de la muerte. Sugiere la posibilidad del consuelo de la religi¨®n, con referencias al Se?or y a Jesucristo. S¨ª, estamos en los bosques del pensamiento m¨¢gico pero todo ayuda; Nick tambi¨¦n cita la f¨¢bula budista de Kisa, que enfatiza que, a pesar de sentir la p¨¦rdida como algo ¨²nico, todos pasamos por id¨¦ntica desolaci¨®n.
Artista: Nick Cave
Disco: Ghosteen
Sello: Ghosteen Ltd.
Calificaci¨®n: 7 sobre 10
El oyente que consagre 70 minutos de su tiempo a sumergirse en Ghosteen va a quedar noqueado, conmovido, aplanado; en posteriores escuchas, puede brotar cierta frustraci¨®n. De forma m¨¢s evidente que en las dos anteriores entregas, resulta imposible reconocer aqu¨ª el sonido volc¨¢nico de los Bad Seeds: ya no cuentan con la toma a tierra que supon¨ªan Mick Harvey o Blixa Bargeld.
Cuesti¨®n de nomenclatura: en verdad, Ghosteen es obra conjunta de Nick y Warren Ellis. El teclista firma como coautor de todos los temas y est¨¢ omnipresente. Sus sintetizadores tejen un clima que llega a lo abrumador, sin el esp¨ªritu juguet¨®n que cabr¨ªa atribuir al ghosteen, literalmente el ¡°fantasma diminuto¡±. Se agradecen infinitamente las m¨ªnimas rupturas: los exquisitos coros, la entrada del bajo, las subidas de ritmo.
No siempre la m¨²sica funeral ha sido solemne. Existi¨® una tradici¨®n transgresora que fue asfixiada por la Iglesia. Imagino que Cave conoce la existencia de las danzas de la muerte, la Totentanz germana, la danse macabre francesa; relativizaban el duelo al celebrar el poder nivelador de la Parca. Un disco doble como Ghosteen le hubiera permitido conjugar lo mayest¨¢tico con lo canalla, aparte de comprobar si los Bad Seeds todav¨ªa tienen pulso creativo, m¨¢s all¨¢ del ritual del directo.
Necesitamos nuevas maneras de metabolizar el desconsuelo. Nick, un ateo que utiliza las posibilidades narrativas de la experiencia religiosa, seguramente se apuntar¨ªa a la apocat¨¢stasis, la herej¨ªa de Or¨ªgenes que rechazaba la existencia del infierno, con la muerte como paso previo a la restauraci¨®n de la inocencia original. Un proceso que Cave ha logrado esbozar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.