Aquellas mujeres que dominaban el mundo
Una exposici¨®n refleja el inmenso poder que tuvieron los conventos madrile?os de las Descalzas y la Encarnaci¨®n
No demasiado lejos del desparecido?Alc¨¢zar de los Austrias, en Madrid, se levantaban en los siglos XVI y XVII -y all¨ª siguen- dos conventos, las Descalzas Reales y la Encarnaci¨®n. En ellos viv¨ªan dos congregaciones religiosas y, entre sus monjas, las mujeres m¨¢s importantes de Europa. Estas ¨²ltimas carec¨ªan de ej¨¦rcitos y de armadas, pero sus decisiones cambiaban las relaciones internacionales, las artes, la moda, el mundo¡ La otra Corte. Mujeres de la Casa de Austria en los Monasterios Reales de las Descalzas y la Encarnaci¨®n, exposici¨®n que se inaugura hoy en el Palacio Real (en el mismo lugar donde se alzaba el alc¨¢zar), centra su relato en las hijas, madres, nietas o sobrinas de monarcas y emperadores que crearon dos aut¨¦nticas cortes paralelas, con una riqueza patrimonial dif¨ªcil de creer, en ambos monasterios.
La exposici¨®n est¨¢ presidida por un retrato de Juana de Austria (Alonso S¨¢nchez Coello, 1566), hermana de Felipe II. Esta mujer, que durante seis a?os fue regente del reino, fund¨® las Descalzas, un cenobio que dividi¨® en dos: la parte conventual y la palaciega, donde ella resid¨ªa y atesoraba un centenar de retratos de los mejores pintores, obras de arte, joyas o tapices. Fernando Checa, comisario de la exposici¨®n, lo relata as¨ª. ¡°La importancia de estos conventos no era ¨²nicamente religiosa, sino que eran aut¨¦nticos centros pol¨ªticos que pod¨ªan entrar en pol¨¦mica con la mism¨ªsima Corte espa?ola o las europeas. Pose¨ªan un fuerte car¨¢cter internacional y establec¨ªan relaciones pol¨ªticas y art¨ªsticas. Mujeres del m¨¢s alto nivel¡±.
Juana coleccionaba arte flamenco, italiano y espa?ol. Se hab¨ªa casado con Juan Manuel de Portugal, al que dio un hijo. Cuando su marido y su reto?o murieron (el famoso don Sebasti¨¢n, que desapareci¨® en la batalla de Alcazarquivir), el trono pas¨® a su hermano Felipe II. As¨ª Portugal se incorpor¨® a Castilla en 1580, creando el imperio m¨¢s extenso de la historia. ¡°Mujer cult¨ªsima, pose¨ªa colecciones de pintura religiosa, profana y mitol¨®gica, adem¨¢s de una enorme biblioteca literaria y musical. Su conexi¨®n con Portugal llen¨® las Descalzas de objetos de Indias y de ?frica¡±, explica Checa. ¡°Lo mismo ocurr¨ªa gracias a su relaci¨®n con Flandes a trav¨¦s de Felipe II y don Juan de Austria, su hermano bastardo, lo que explica su gran colecci¨®n de tapices profanos. Las Descalzas era en tiempos de Felipe II un palacio paralelo¡±, insiste el historiador.
A Checa la pieza que m¨¢s le gusta es la Arqueta de San V¨ªctor: un relicario de oro tra¨ªdo por Ana de Austria (cuarta esposa y sobrina de Felipe II). La adquiri¨® en Nuremberg (Alemania) como una pieza profana, pero la convirti¨® en religiosa. Es obra de Wenzel Jamnitzer, el principal orfebre del Renacimiento. ¡°Esto no se puede ver en las Descalzas. La exposici¨®n es una ocasi¨®n ¨²nica¡±, se?ala Checa.
La arqueta es solo una de las cien piezas que se exponen en el Palacio Real, de las m¨¢s de 6.000 que acumulan ambos cenobios. ¡°Ha sido muy dif¨ªcil elegir. Francisco Bocanegra [el arquitecto que ha dise?ado la exposici¨®n] y yo hemos necesitado dos a?os de trabajo y la colaboraci¨®n decidida de las monjas¡±, a?ade Checa, exdirector del Museo del Prado.?
Catalina de Austria, nieta de los Reyes Cat¨®licos, era la suegra de Juana y su impresionante retrato, obra de Antonio Moro, preside una de las salas. Fue una de las personas m¨¢s ricas de Europa. Hija de Felipe el Hermoso y de Juana la Loca, adem¨¢s de?hermana de Carlos V, se cas¨® con Juan III de Portugal, al que dio un hijo, el rey luso Juan Manuel. ¡°Vamos a poner un ¨¢rbol geneal¨®gico al principio de la exposici¨®n, porque no es que los Austrias fueran parientes por un lado, sino por muchos, se casaban primos continuamente. Hasta yo me pierdo [es Premio Nacional de Historia y un gran especialista en barroco].? As¨ª les pas¨®¡¡±, se r¨ªe Checa.
Despu¨¦s del Museo de Escultura de Valladolid, los lugares donde m¨¢s calidad de im¨¢genes pol¨ªcromas se atesoran en Espa?a son las Descalzas y la Encarnaci¨®n, con impresionantes obras de Pedro de Mena, que se pueden admirar tambi¨¦n en la exposici¨®n como Dolorosa y Ecce Homo (1673).
La emperatriz Mar¨ªa de Austria, hermana de Juana, qued¨® viuda del emperador y se vino a Madrid en 1578. Se encerr¨® en las Descalzas. Pero como no quer¨ªa que nadie olvidase su realeza, se hizo pintar un retrato con h¨¢bito de monja (Mar¨ªa de Austria, 1600), pero junto a una impresionante corona imperial recubierta de diamantes, esmeraldas y zafiros. El pintor Juan Pantoja de la Cruz cumpli¨® sus deseos.
Pero sus planes iban m¨¢s all¨¢: casar a su hijo Alberto con Isabel Clara Eugenia de Austria, hija de Felipe II (lo de la endogamia iba m¨¢s all¨¢ de lo imaginable). Fueron nombrados gobernadores de los Pa¨ªses Bajos, pacificaron la regi¨®n y trajeron a las Descalzas numerosos tapices de Flandes, incluidos de Van Dyck y Rubens, de los que tres de este ¨²ltimo se muestran en la exposici¨®n. En La victoria de la verdad sobre la herej¨ªa (1625) se pueden observar los retratos de los protestantes Juan Calvino y Mart¨ªn Lutero aplastados por la gloriosa certeza.
Porque la Contrarreforma tambi¨¦n se plasma en la exposici¨®n en el Cristo atado a la columna (1619), obra de Gregorio Fern¨¢ndez. ¡°Es un Cristo que imita en el siglo XVII la escultura cl¨¢sica, en la ¨¦poca m¨¢s cat¨®lica del imperio. La obra es impresionante. Le ayudar¨ªa que la madre superiora del convento, que era disc¨ªpula de Santa Teresa, organizase rosarios para que Dios inspirase al escultor¡±, bromea Checa.
En una sala pr¨®xima se recrea tambi¨¦n la Sala capitular de la Encarnaci¨®n, destruida durante la Desamortizaci¨®n de Mendiz¨¢bal, con un Cristo yacente (Gregorio Fern¨¢ndez, 1615), flanqueado por San Agust¨ªn y Santa M¨®nica, tambi¨¦n salidos del cincel de Fern¨¢ndez. ¡°Estas dos ¨²ltimas tallas se han restaurado porque la exposici¨®n es un proyecto de estudio, de investigaci¨®n y de restauraci¨®n¡±, dice Chica.
La otra Corte acaba como empieza. Con la figura de Juana. Pero en esta ocasi¨®n con su catafalco cubierto por un pa?o bordado con sedas policromadas y terciopelo negro y sobre el que luce una corona de bronce. Frente a este monumento, los retratos funerarios de seis monjas rodeados de cirios. ¡°La idea es que contrasten los preparativos de una muerte en la familia real, la de Juana, con los de otras monjas. Es una iconograf¨ªa muy peculiar que muestra la dualidad de lo palaciego y de lo religioso en este mundo de los conventos. Representa la importancia de la mujer, de las mujeres de m¨¢s alta alcurnia, y de su poder¡±, concluye Checa.
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