Tendencias de maquillaje del siglo I
Investigadores hallan en M¨¦rida un contenedor de cosm¨¦ticos con un colorete de hace 2.000 a?os
A la mujer de la fosa A6 del recinto funerario sobre el que hoy se alza el pol¨ªgono industrial Princesa Sof¨ªa de M¨¦rida (Badajoz) le interesaba mucho la est¨¦tica. Por placer personal o por profesi¨®n, eso no lo sabemos, pero los restos que acompa?an su sepultura delatan ese inter¨¦s. A esta mujer la incineraron en alg¨²n momento del siglo I. A su muerte, la pusieron en una fosa abierta en la tierra, sin ata¨²d, aunque probablemente sobre unas tablas, y la incineraron. Cuando todo aquello se enfri¨®, los familiares volvieron y dispusieron en la tumba un peque?o ajuar compuesto principalmente por productos de est¨¦tica. Todos esos materiales salieron a la luz hace dos d¨¦cadas, pero ha sido hace pocos a?os cuando se les ha prestado atenci¨®n. Y ha sido todo un descubrimiento. Ah¨ª apareci¨® la concha de una vieira, perfectamente conservada, que fue manipulada para convertirla en un estuche de maquillaje. Y en su interior, un secreto de belleza de hace 2.000 a?os, una bolita blanda y untuosa que ha resultado ser una especie de colorete de color rosa chicle.
Macarena Bustamante ?lvarez, arque¨®loga e investigadora de la Universidad de Granada, ha sido una de las cinco personas que han estudiado el contenido de la tumba. Todo un ajuar del que se han rescatado ¨ªntegros algunos frascos para perfumes y ung¨¹entos y varias jarras y botellas. Y la concha de vieira. Ninguno de los frascos, explica la investigadora, ten¨ªa restos de su contenido. Solo la vieira alojaba a¨²n lo que su due?a meti¨® ah¨ª veinte siglos atr¨¢s. El hecho de que todos los elementos est¨¦n relacionados con la belleza apunta, seg¨²n los investigadores, a una mujer con un fuerte inter¨¦s en asuntos est¨¦ticos. Bien podr¨ªa ser una mujer de profesi¨®n similar a lo que hoy ser¨ªa una esteticista.
En la ¨¦poca en la que incineraron a la mujer investigada era frecuente un polvo, de cristal triturado, de color gris azulado. Pero a la se?ora incinerada en la fosa A6 de Augusta Emerita le tiraba m¨¢s el rosa. Para guardarlo se hizo con una concha de vieira oportunamente manipulada. Para su nuevo uso, alguien convirti¨® la vieira en un estuche haci¨¦ndole sendos orificios en la zona plana de cada una de las valvas.
Bustamante, que ha publicado su an¨¢lisis en la revista Saguntum, explica que en la ¨¦poca de la mujer de la fosa A6, la preocupaci¨®n est¨¦tica era fuerte y los tratamientos cosm¨¦ticos ¡°ten¨ªan un papel de vital importancia en la conformaci¨®n de la imagen femenina¡±. Como ahora, adem¨¢s, hab¨ªa dos l¨ªneas de ataque: ¡°Kosm¨ºtikon, para frenar o mitigar el paso de la edad, y komm?tikon, para embellecer y generar facciones artificiales¡±, explica la publicaci¨®n de Bustamante y sus compa?eros de investigaci¨®n del Consorcio Ciudad Monumental Hist¨®rico-art¨ªstica y Arqueol¨®gica de M¨¦rida y del Instituto de Patrimonio Cultural de Espa?a.
Y tambi¨¦n como ahora, no era un desvelo solo de las mujeres. Seg¨²n Bustamante, ¡°hombres y mujeres ten¨ªan mucha preocupaci¨®n por ejemplo con el cabello. Los hombres especialmente con la p¨¦rdida capilar¡±. Surgieron los postizos y los poderosos, cuenta; buscaban peinados rebuscados y ostentosos que marcaran su posici¨®n social. Tambi¨¦n la depilaci¨®n tuvo su auge, en ambos sexos. Hab¨ªa, de hecho, individuos dedicados en exclusiva a la depilaci¨®n y esta no deb¨ªa de ser muy placentera: Augusto, explica la investigaci¨®n de Bustamante, se depilaba ¡°usando una c¨¢scara de nuez ardiendo¡±. Para las cejas y pesta?as, antimonio o stibium (tizne), aplicado con un palito impregnado en aceite o agua. Y como en casi todo, la lucha de clases apareci¨® en la est¨¦tica. Los cosm¨¦ticos buenos resultaban caros y, cuenta la investigaci¨®n de Bustamante, hubo que lanzar ¡°l¨ªneas de productos con precios m¨¢s econ¨®micos y asequibles para el pueblo¡±.
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