La revoluci¨®n interminable de la Comuna de Par¨ªs
Se cumplen 150 a?os de una revuelta, todav¨ªa objeto de debates y publicaciones, que cambi¨® la historia en solo 72 jornadas
El gran investigador franc¨¦s de las revoluciones, Fran?ois Furet, escribi¨® sobre la Comuna de Par¨ªs: ¡°Ning¨²n acontecimiento de la historia reciente de Francia, o de toda su historia, ha provocado un inter¨¦s tan exagerado en relaci¨®n con su brevedad¡±. Fueron solo 72 jornadas, desde el 18 de marzo hasta el 28 de mayo de 1871, cuando los ¨²ltimos focos de resistencia de los communards fueron aniquilados, en medio de una represi¨®n salvaje. Sin embargo, su eco resuena hasta nuestros d¨ªas. La conmemoraci¨®n de los 150 a?os de aquella revoluci¨®n sobre la que Marx escribi¨® que trat¨® de ¡°asaltar los cielos¡± no ha estado exenta de pol¨¦micas, pero tampoco de novedades literarias y actos oficiales.
Un ejemplo de que la Comuna se mantiene muy viva en la conciencia colectiva francesa es que un libro de 1.400 p¨¢ginas, titulado La Commune de Paris 1871: Les acteurs, l¡¯¨¦v¨¦nement, les lieux, coordinado por el historiador Michel Cordillot, se agot¨® en apenas unas semanas, convertido en un insospechado ¨¦xito de ventas. ¡°Su relevancia en la historia de Francia es enorme¡±, explica el investigador estadounidense John Merriman, autor de Masacre. Vida y muerte en la Comuna de Par¨ªs (Siglo XXI) y profesor de la Universidad de Yale. ¡°Sin embargo, resulta interesante que en Par¨ªs, m¨¢s all¨¢ del Muro de los Federados, en el cementerio del P¨¨re-Lachaise, pr¨¢cticamente no haya recuerdos de la Comuna¡±, se?ala en una conversaci¨®n por videoconferencia.
El Muro de los Federados es el lugar donde 147 communards fueron fusilados al final de la llamada Semana sangrienta, cuando las tropas del presidente Adolphe Thiers asesinaron a miles de ciudadanos acusados de haber apoyado la revoluci¨®n. ¡°La importancia de la represi¨®n no es solo por el n¨²mero de muertos, todav¨ªa objeto de debate [algunos historiadores hablan de 6.000, otros elevan la cifra hasta los 30.000]¡±, sostiene Merriman. ¡°Es relevante porque muchas personas fueron asesinadas solo por el hecho de existir. En mi libro cuento la historia de un obrero detenido por las tropas de Thiers. Le piden que ense?e las manos y cuando comprueban que pertenecen a un trabajador manual, le fusilan all¨ª mismo. Y se conocen muchos casos parecidos¡±.
A?o tras a?o, aquel pared¨®n centra los homenajes a la Comuna, que en este aniversario se ampliar¨¢n a otros lugares de la capital, con 50 eventos y exposiciones organizados por el Ayuntamiento de Par¨ªs, gobernado por la socialista Anne Hidalgo. La oposici¨®n ha criticado este despliegue, acusando al consistorio de instrumentalizar la conmemoraci¨®n por motivos electoralistas. La Comuna tiene, indudablemente, una enorme carga simb¨®lica para la izquierda, pero con el paso de los a?os el debate ha ido derivando desde la pol¨ªtica a la academia. De hecho, en noviembre de 2016 la Asamblea Nacional adopt¨® una resoluci¨®n para rehabilitar a las v¨ªctimas de la Semana Sangrienta, en la que adem¨¢s consideraba necesario ¡°conocer y difundir mejor los valores republicanos defendidos por los participantes en la Comuna¡±.
Sin embargo, el edificio m¨¢s visible de la Comuna, que parad¨®jicamente fue erigido por el r¨¦gimen que sofoc¨® brutalmente la revoluci¨®n, no ha sido todav¨ªa catalogado monumento nacional por falta de consenso pol¨ªtico. Se trata de ese pastel¨®n color merengue que desgraciadamente se ve desde casi todo Par¨ªs: el Sacr¨¦ Coeur. Pese a ser uno de los edificios ic¨®nicos de la capital, no es monumento nacional. El debate sobre su catalogaci¨®n estaba previsto para este a?o, pero ha sido aplazado hasta 2022 para tratar de llegar a un acuerdo. ¡°La historia de la Comuna, asociada durante mucho tiempo a una interpretaci¨®n decididamente militante, se ha renovado en Francia en los ¨²ltimos a?os¡±, explica la historiadora Laure Gaudineau, profesora en la Universidad Par¨ªs Norte y autora, entre otros ensayos, de La Commune expliqu¨¦e en images. ¡°Sin embargo, los recientes enfrentamientos en el Ayuntamiento de Par¨ªs entre la oposici¨®n y la mayor¨ªa han demostrado la r¨¢pida reactivaci¨®n de estas memorias enfrentadas. El tema parece menos controvertido, pero quiz¨¢s eso sea solo en la superficie. Aunque tampoco debemos exagerar la importancia de estas controversias¡±.
La Comuna de Par¨ªs estall¨® el 18 de marzo de 1871, tras la derrota francesa ante Prusia. La capital hab¨ªa padecido, bajo el asedio alem¨¢n, una hambruna tremenda, adem¨¢s de constantes bombardeos. Cuando las tropas francesas se rindieron, el pueblo tom¨® el poder. El 26 de marzo se celebraron elecciones, por las que se eligi¨® un gobierno popular. Su s¨ªmbolo fue una bandera roja, que inspir¨® la insignia del movimiento comunista. El 21 de mayo las tropas gubernamentales entraron en Par¨ªs desde Versalles y lanzaron una represi¨®n salvaje. Los communards cometieron tambi¨¦n crueldades, como el fusilamiento de sacerdotes y prisioneros, y quemaron muchos edificios p¨²blicos cuando se supieron derrotados. Como ocurrir¨ªa pocos a?os m¨¢s tarde con el caso Dreyfuss, la Comuna dividi¨® a la sociedad y a los intelectuales franceses. Curiosamente, uno de los cr¨ªticos m¨¢s encendidos del movimiento revolucionario fue ?mile Zola, quien luego se convertir¨ªa en un s¨ªmbolo de la lucha por la libertad.
Los communards decretaron el control de precios de la comida, expropiaron bienes, entregaron empresas a sus trabajadores¡ Merriman sostiene que uno de sus anclajes m¨¢s rotundos con la Francia actual es la reivindicaci¨®n de la lucha contra la exclusi¨®n social: ¡°Se ha hablado de la Comuna como la venganza de los expulsados, de los pobres echados del centro de Par¨ªs por los planes del bar¨®n Haussmann y la construcci¨®n de los grandes bulevares. Fueron obligados por un decreto imperial de 1852 a abandonar sus casas por una indemnizaci¨®n rid¨ªcula. Ahora se habla mucho del desaf¨ªo de la integraci¨®n al que se enfrenta Francia, y eso empez¨® en la Comuna¡±.
Otro perdurable legado de la Comuna fue su combate por la igualdad entre sexos: hasta entonces ninguna revoluci¨®n hab¨ªa puesto de una forma tan clara a las mujeres en el centro de la lucha. Estuvieron en las barricadas y en los comit¨¦s, en el frente y en la pol¨ªtica. Junto al escritor y pol¨ªtico Jules Vall¨¨s, el s¨ªmbolo m¨¢ximo de la revoluci¨®n fue la anarquista Louise Michel, una luchadora que se salv¨® de la represi¨®n, aunque no del exilio. Es raro que haya una manifestaci¨®n reivindicativa en Francia en la que no aparezca una pancarta con su rostro. De hecho, dio en 2020 el nombre a un barco de rescate de migrantes en el Mediterr¨¢neo, financiado por Bansky.
Sobre aquellas mujeres se abati¨® una leyenda negra: se convirtieron en las ¡°petroleras¡±, acusadas de haber prendido fuego a los edificios p¨²blicos. Sin embargo, no existe ninguna prueba de que participasen m¨¢s que los hombres en aquel aquelarre. Como explica Godineau: ¡°En una ¨¦poca en la que las mujeres estaban relegadas a la esfera privada, los contrarios a la Comuna denunciaron violentamente su presencia en este movimiento. Las petroleras son una consecuencia de aquello y por eso son representas como unas mujeres ¡®desnaturalizadas¡¯. Aunque se trata de una leyenda, la palabra petrolera ha pasado incluso a la lengua francesa para designar a una mujer progresista y reivindicativa¡±.
Libros para una revoluci¨®n
Desde su final, la Comuna produjo una enorme bibliograf¨ªa, sobre todo testimonial. De hecho, una obra que, en 2006, recog¨ªa todos los libros sobre aquella revoluci¨®n ocupaba 600 p¨¢ginas y ten¨ªa 5.000 entradas. Entre los primeros testimonios, destaca el de Prosper Olivier Lissagaray, uno de los dirigentes del movimiento, titulado Historia de la Comuna de Par¨ªs 1871, que acaba de editar Capit¨¢n Swing. Lissagaray logr¨® escapar a Londres, como otros dirigentes communards, y all¨ª mantuvo una larga relaci¨®n con Eleanor Marx, hija de Karl Marx, un gran admirador de la Comuna.
El libro de Merriman sobre la Comuna, Masacre, es el ¨²ltimo publicado en castellano sobre la revoluci¨®n, aunque este verano se edit¨® una novela policiaca ambientada en aquellas semanas, Bajo las llamas (Reservoir Books), de Herv¨¦ Le Corre. Pese a ser uno de los primeros grandes acontecimientos fotografiados, junto a la Guerra de Secesi¨®n estadounidense, es recordada tambi¨¦n por el cuadro de Maximilien Luce, Une rue de Paris en mai 1871, que muestra la represi¨®n versallesca, y por dos litograf¨ªas del impresionista E?douard Manet, tambi¨¦n centradas en la violencia pol¨ªtica. El gran relato de la Comuna es un tebeo de Jacques Tardi, basado en un libro de Jean Vautrin, El grito del pueblo (Norma Editorial), que refleja lo ocurrido con toda la precisi¨®n obsesiva del dibujante franc¨¦s.
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