Las porosas fronteras entre la realidad y la ficci¨®n: periodistas convertidos en novelistas
Tres profesionales de la informaci¨®n, In¨¦s Mart¨ªn Rodrigo, Toni Cruanyes y Christian Alarc¨®n, han ganado tres recientes premios literarios: as¨ª son las relaciones entre ambos g¨¦neros
Las relaciones entre el periodismo y la literatura, y entre las personas que los practican, son ¨ªntimas y tambi¨¦n complejas. Hay redactores que, adem¨¢s de ocuparse de lo que est¨¢ pasando, dejan fluir su escritura hacia otros ¨¢mbitos alejados de la fren¨¦tica actualidad. Prueba de ello son los dos ¨²ltimos premios de novela Nadal y Pla, ganados, respectivamente, por In¨¦s Mart¨ªn Rodrigo y Toni Cruanyes. Ambos son periodistas. Tambi¨¦n lo es el chileno Christian Alarc¨®n, que acaba de hacerse con el Premio Alfaguara.
¡°Siempre he considerado que, m¨¢s que pareja o matrimonio bien avenido, la literatura y el periodismo son hermanos, pues ambos proceden de la misma matriz: las palabras. No comparten lecho, pero s¨ª techo, y bajo ¨¦l escribo¡±, dice Mart¨ªn Rodrigo, autora de la novela galardonada Las formas del querer (que publica Destino este martes). Bajo ese techo, el de su escritorio, pas¨® la periodista del diario Abc los dos ¨²ltimos a?os escribiendo en r¨¦gimen de teletrabajo: en su mesa se barajaron como naipes los reportajes, las cr¨®nicas y los cap¨ªtulos de su novela.
Pese a compartir espacio, las trazas de la ficci¨®n no contaminaron el periodismo (ni viceversa). ¡°No son dos personas distintas las que escriben, pero s¨ª dos autoras bien diferentes¡±, a?ade. La escritora fue pasional con sus personajes, se dej¨® llevar por la emoci¨®n y busc¨® las grandes respuestas que nunca se encuentran. La periodista, en cambio, tuvo clara la distancia con el texto y sus protagonistas, trat¨® de ser fiel a los hechos.
A falta de estad¨ªsticas oficiales podr¨ªamos aventurar que solo un peque?o porcentaje de los periodistas profesionales escribe eso que llamamos literatura (que, ojo, tambi¨¦n puede ser periodismo). A la inversa es diferente: el porcentaje de escritores de ¨¦xito que publican en peri¨®dicos es alto. De hecho, una forma de medir el ¨¦xito de un autor, adem¨¢s de en premios y ventas, es por el peso de su voz en el debate p¨²blico, normalmente en forma de columna de opini¨®n (que es, adem¨¢s, una buena y com¨²n fuente de ingresos).
La ficci¨®n y la realidad, que es la materia prima del periodismo, muestran en los ¨²ltimos tiempos fronteras porosas, y de ah¨ª salen novelas de no ficci¨®n, novelas ensay¨ªsticas, autoficciones y c¨®cteles de periodismo que cosechan notable ¨¦xito en el mercado editorial (Emmanuel Carr¨¨re, pope de la no ficci¨®n en primera persona, es el ¨²ltimo premio Princesa de Asturias de las Letras): es ¨¦poca del auge del yo, tal y como se promueve en las redes sociales, y hay gran inter¨¦s por lo que pasa en el mundo a toda escala, debido a la hiperconectividad global y la vida en el instante.
Quien ya no se considera periodista, sino m¨¢s bien ¡°predicador en peri¨®dicos¡±, es Sergio del Molino, que publica habitualmente en EL PA?S, ha cultivado algunos de esos g¨¦neros (por ejemplo, en la novela La piel, publicado por Alfaguara) y ha observado las diferencias entre lo period¨ªstico y lo literario, que tanto se rozan. ¡°Creo que el periodismo tiene una dimensi¨®n p¨²blica de la que la literatura puede prescindir¡±, indica el autor, ¡°el columnista sabe que ocupa una tribuna p¨²blica. En cierta forma, est¨¢ gritando en la plaza, vendiendo su mercanc¨ªa como cualquier verdulero, y eso le exige un decoro y unos c¨®digos que no rigen en un libro¡±.
Mientras que la literatura requiere tiempo, silencio, intimidad y un pacto t¨¢cito con el lector, el periodismo m¨¢s bien va persiguiendo su atenci¨®n en mitad del ajetreo diario. El columnismo tiene que resultar ¨²til, no tanto la literatura, opina Del Molino: ¡°Para m¨ª, tan err¨®neo es escribir columnas solipsistas como libros que quieran ser ¨²tiles, y he ca¨ªdo en ambos errores, pero mis columnas m¨¢s solipsistas nunca han perdido de vista que funcionan en un espacio p¨²blico, y mis libros m¨¢s ¡®¨²tiles¡¯ siempre han reivindicado su inutilidad literaria¡±.
Las relaciones entre ambos g¨¦neros est¨¢n grabadas a fuego en la historia de las letras. Por ejemplo, en la famosa novela de no ficci¨®n A sangre fr¨ªa, de Truman Capote, o en las obras de los autores del llamado Nuevo Periodismo (Tom Wolfe, Normal Mailer, Joan Didion...), que quisieron introducir las herramientas narrativas de la novela en sus cr¨®nicas y reportajes; aunque las interacciones entre ambas orillas ya se hab¨ªan visto en autores como Jonathan Swift, Edgar Allan Poe, ?mile Zola o George Orwell, entre otros. Pero es que es casi imposible que ambas vertientes no se contagien, sobre todo si las ejerce la misma persona. ¡°El periodismo ha condicionado mi escritura¡±, declara Karina Sainz Borgo, autora de la novela El Tercer Pa¨ªs (Lumen) y de art¨ªculos para Abc. ¡°Tengo el s¨ªndrome del tiempo de lectura: yo s¨¦ que me la juego en los primeros dos p¨¢rrafos, y por eso intento no desperdiciar la atenci¨®n del lector con ejercicios estil¨ªsticos personales. Lo mismo procuro hacer en las novelas¡±. Cuando empez¨® a ejercer el periodismo, cuenta la escritora venezolana, se med¨ªan los textos en cent¨ªmetros, porque todav¨ªa se pensaba en papel y no en caracteres: ¡°Eso me ense?¨® a escribir cosas hermosas y potentes con recursos muy magros. Eso forma parte de mi pensamiento narrativo¡±.
Hay quien se marcha a hacer periodismo y vuelve con una novela. Es el caso de Antonio Lucas, redactor de El Mundo, que embarc¨® en un pesquero hacia el caladero de Gran Sol, en el Atl¨¢ntico Norte, y, adem¨¢s de unos reportajes sobre la dura vida de los marineros gallegos que all¨ª faenan, se trajo la novela Buena mar (Alfaguara).
¡°El periodismo me dio el suelo y lo dem¨¢s lo despleg¨® la literatura¡±, se?ala Lucas, cuya aplaudida trayectoria po¨¦tica tambi¨¦n ha hecho pie, con cierta frecuencia, en su faceta period¨ªstica. ¡°Como lector, adem¨¢s, creo que el periodismo puede ser una de las Bellas Artes, y no solo en el art¨ªculo o cr¨®nica literaria, sino en la pura informaci¨®n. Hay quien lo borda en las cr¨®nicas de sucesos, de tribunales o en las informaciones deportivas¡±. Un ejemplo curioso: los poemas/reportaje de Jos¨¦ Hierro.
Aunque el periodismo caduca ma?ana, hay periodismo que no caduca nunca. Adem¨¢s de los redactores que escriben ficci¨®n, algunas editoriales al alza, como C¨ªrculo de Tiza o Libros del K.O., se dedican, precisamente, a publicar un periodismo con af¨¢n de trascendencia: que sea literatura, que se materialice en forma de libro, donde los reporteros sean escritores, si es que no lo son todos los d¨ªas.
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