La guerra no silencia a los poetas ucranios
Varios autores trasladan en verso sus sentimientos e impresiones ante la invasi¨®n rusa. El Gobierno ucranio crea una web para albergar textos nacidos en este contexto
La guerra en Ucrania, el estr¨¦pito de las bombas y las sirenas, la irrupci¨®n de la muerte m¨¢s cruel en su d¨ªa a d¨ªa, no ha acallado la voz de sus poetas. En el exilio, en refugios de ciudades devastadas, en sus habitaciones lejos del frente, temiendo la llegada de la barbarie, siguen escribiendo poemas de fe de vida, o rabia, o desamparo, resistencia de la palabra po¨¦tica a la de la propaganda, y los difunden por Facebook, Telegram, coloquios en Zoom, revistas digitales, traducidas por amigos sobre todo al ingl¨¦s para que lleguen al resto del mundo. Como estos versos escritos por Halyna Kruk (Lyiv, 1974), profesora de Historia Medieval: ¡°Llevamos a nuestros muertos como ni?os / los depositamos en la plaza y formamos un corro / en la escarcha la nieve desconcertada / como si ninguno de nosotros supiera todav¨ªa / que era tan f¨¢cil morir / todos esperan todav¨ªa / que yacer¨¢n all¨ª y luego se levantar¨¢n / qu¨¦ les diremos a sus madres / qu¨¦ decirles a sus hijos / qui¨¦n les dir¨¢ lo peor / alguien corre para encontrarse con una bala / con un escudo de madera / y un coraz¨®n caliente / y un casco de esqu¨ª / te?ido de sangre / mam¨¢, me puse el casco, grita en un tel¨¦fono muerto / mam¨¢, su casco es demasiado delgado, la bala silba¡±.
En esa misma sensibilidad, el Gobierno ucranio ha creado una p¨¢gina web bautizada como Poes¨ªa de los libres: un sitio para albergar versos y sentimientos nacidos en este tiempo feroz. Se presenta as¨ª: ¡°Nuestra poes¨ªa es un arma que inspira a quienes empu?an armas reales. Cada poema, cada l¨ªnea, cada palabra ya es parte de la historia de Ucrania. Despu¨¦s de nuestra victoria, las generaciones futuras deben recordar lo que pasamos e inspirarse en el coraje y la lucha heroica. S¨²mate al acervo cultural y suma tus obras, porque sabemos a ciencia cierta que las guerras terminaron y la poes¨ªa no¡±. Se puso en marcha el 20 de marzo y lleva ya m¨¢s de 15.000 obras publicadas.
Lyuba Yakimchuk (Pervomaisk, 1985) vive en Kiev. Su familia fue desplazada de la zona ocupada por los prorrusos (Lugansk y Donetsk) y ella fue elegida para leer un poema (Prayer) en la ¨²ltima gala de los premios Grammy. De factura realista, la guerra ha cambiado su lenguaje. En su reciente poema Descomposici¨®n, que publica en su p¨¢gina web, las palabras se fragmentan como se fragmenta su pa¨ªs, la palabra destrozada como sus vidas, a¨²n legible, con sonidos que completan el sentido, descompuesto incluso el nombre de la poeta, astillas, voces, cadencias que surgen de los escombros. ¡°(¡) no me hables de Lugansk / hace mucho que se convirti¨® en GANSK / LU hab¨ªa sido arrasada hasta los cimientos / al pavimento carmes¨ª / mis amigos son rehenes / y no pueDO, alcanzarlos, no puedo hacer NETSK / para sacarlos de los s¨®tanos / de debajo de los escombros / sin embargo, aqu¨ª est¨¢s, escribiendo poemas / poemas idealmente ingeniosos / poemas dorados altruistas / hermosos como un bordado / no hay poes¨ªa sobre la guerra / solo descomposici¨®n (¡)¡±.
Boris Khersonsky (Chernivtsi, 1950) vive en Odesa y daba clases psicolog¨ªa en ruso, pero ahora ha decidido hacerlas en ucranio. Adem¨¢s, es poeta y ha publicado en Facebook estos versos sobre la guerra: ¡°La gente lleva explosivos por la ciudad / en bolsas de pl¨¢stico y peque?as maletas / levantan adoquines, aprendemos sus secretos / para verificar solo al d¨ªa siguiente los hechos / cu¨¢ntas ventanas rotas cu¨¢ntos balcones derruidos / ?alguien muri¨® o todos siguen vivos?¡±. Y el poema sigue reflejando el temor a que ya nunca conozca la paz, el espanto a la intemperie de la indefensi¨®n: pues los enemigos ¡°eligen sus armas como el ladr¨®n la ganz¨²a de la cerradura, sin saber que la puerta ya est¨¢ abierta¡±.
Serhiy Zhadan (Starobilsk, 1974) creci¨® en Lugansk y estudi¨® en J¨¢rkov. Activista de izquierda radical, fue agredido durante el Maidan y lidera la banda de ska-punk Zhadan and the Dogs. El grupo de hip-hop TNMK acaba de musicar su poema Houses, inspirado en las deportaciones de los t¨¢rtaros de Crimea y en la ocupaci¨®n rusa, que ¨¦l cree extensible a todos los desterrados, migrantes y refugiados del planeta. Sus poemas no abordan solo la guerra, sino tambi¨¦n las preocupaciones f¨ªsicas y metaf¨ªsicas del ser humano, marcadas a menudo con un fuerte acento social. Como en este publicado en War of the Beasts and the Animals (MPT, 2017) dedicado a su amigo tatuador asesinado en un puesto de control y enterrado en una fosa com¨²n: ¡°Al perforar la capa exterior del cuerpo, / liberas gotas de sangre aterciopeladas. / Talla, talla alas de ¨¢ngel / sobre la sumisa superficie de la tierra / Talla, talla, tatuador, convocado a llenar este mundo / de sentido, de color. / Talla esta coraza, tatuador, / que oculta almas y enfermedad / por lo que vivimos, por lo que morimos¡±. Tambi¨¦n escribe delicados versos de lectura ambigua (v¨ªctima de la guerra o no) sobre las esperanzas, los cambios de los estados de ¨¢nimo acompasados por los cambios que las estaciones generan en la naturaleza y en los h¨¢bitos de los animales silvestres, la necesidad de hablar, el silencio m¨¢s significativo que las palabras dichas con pasi¨®n, la l¨®gica de los gestos c¨¢lidos o la memoria a trav¨¦s de la biograf¨ªa de la nieve¡
La guerra en Ucrania empez¨® en 2014 y en una guerra hay un enemigo y hay c¨®mplices. Myroslav Laiuk (Smodna, 1990) public¨® hace dos a?os Vozdukh, una palabra del antiguo eslavo eclesi¨¢stico (Aeris) que se apropiaron los rusos y que ahora ha perdido su significado original en el ucranio moderno. En su poes¨ªa hay cubismo de Gertrude Stein y surrealismo lorquiano, y tambi¨¦n dura s¨¢tira contra los rusos que repoblaron la zona minera del Donb¨¢s y los lugare?os que les apoyan: ¡°¡un d¨ªa puede que no tengan tiempo de lavarse / pues en cuanto salen de su mina / negros como los ratones / el zar de las ratas saldr¨¢ de la turba en los pantanos lejanos / y les dar¨¢ rifles de asalto¡±. Un zar que se alimenta del aire y la lengua que les quita.
Los poetas, pues, luchan una guerra que tambi¨¦n es cultural, de memoria y de identidad, resentimientos de los que es dif¨ªcil extraerse. La cultura aqu¨ª no une, sino que separa. Y en esta guerra contienden lectores que han le¨ªdo a los mismos autores y escuchado a los mismos m¨²sicos. Halyna Kruk vio con rabia c¨®mo la violencia liberadora de la revoluci¨®n del Maidan se convirti¨® en una violencia destructiva de vidas, ciudades, escuelas, hospitales, teatros, hogares, amistades. La gente era asesinada en sus jardines, en una estaci¨®n de tren o mientras hac¨ªa cola para comprar pan. Kruk reprocha en los comentarios a sus poemas en Agni Magazine de la Boston University la pasividad de los medios culturales europeos a la anexi¨®n de Crimea por Rusia y la guerra del Donb¨¢s, como las invitaciones a actos culturales al escritor Zajar Prilepin, ¡°el ide¨®logo de la agresi¨®n rusa¡±, o a la poeta Elena Zaslavskaya, ¡°el meg¨¢fono de una de las rep¨²blicas terroristas falsas¡±, autora de Bestia, en homenaje a los soldados rusos. Kruk alude a los manifestantes del ¡°No a la guerra¡±, cuyas ¡°pancartas tirar¨¢n a la papelera m¨¢s cercana / camino a casa despu¨¦s de la protesta, poeta ruso, / la guerra mata con las manos de los indiferentes / e incluso las manos de simpatizantes ociosos¡±.
Tambi¨¦n culpa de complicidad a la mayor¨ªa rusa que apoya los cr¨ªmenes y las violaciones que su ej¨¦rcito comete en Ucrania o se viste con camisetas con la Z grabada en su piel y habla de la figura del ¡°don nadie¡±, del ¡°hombrecillo¡±, tan presente en la literatura desde Pushkin a Dostoeivski, impotente y sumiso, genuflexo ante el poder, sometido a la duda que Rask¨®lnikov se plantea en Crimen y Castigo despu¨¦s de cometer su asesinato: ¡°?Soy un animal tembloroso o he hecho lo justo?¡±.
Olga Bragina (Kiev, 1982) recuerda la centenaria historia tr¨¢gica de Ucrania y se siente presa ¡°dentro de un programa de software que trabaja en ciclos y seguir¨¢ haci¨¦ndolo hasta que alg¨²n d¨ªa nuestro bando gane¡±. Otra poeta, Anastasia Dmitruk (Nihzin, 1991), se gan¨® las acusaciones de rus¨®foba por la lectura en YouTube de su poema Nunca seremos hermanos: ¡°La libertad te es ajena, inalcanzable; / desde tu ni?ez, has vivido encadenado. / En tu hogar rige el ¡®silencio es oro¡¯, / pero estamos alzando c¨®cteles Molotov. / En nuestros corazones, la sangre est¨¢ hirviendo, crepita. / ?Y t¨² eres familia? ?Ciegos, miserables? / No hay miedo en nuestros ojos; es natural / somos peligrosos incluso sin armas¡±. Contra estas simplificaciones del ¡°otro¡± se rebelan, sin embargo, la mayor¨ªa de poetas ucranios.
El reproche de Kruk y Dmitruk es compartido por intelectuales como Taras Tsymbal, soci¨®logo, que sostiene que ¡°no es la guerra de Putin, sino de dos Estados, Ucrania y Rusia¡±, y extiende las quejas a la alta cultura europea: ¡°Los pensadores cr¨ªticos han fracasado. No supieron reconocer la incipiente amenaza hasta que se hizo demasiado grande para contenerla. Y su fracaso no es un accidente. Proviene de una visi¨®n simplista del mundo compuesto por buenos o malos, donde lo malo se identifica con cualquier cosa que critican y lo bueno, con su opuesto. Esta visi¨®n binaria es una gran simplificaci¨®n del mundo globalizado con sus m¨²ltiples subniveles, nichos, lazos transversales y v¨ªnculos laterales. Sorprendentemente, la teor¨ªa cr¨ªtica es muy consciente de tales complejidades, pero de alguna manera no las ha aplicado adecuadamente a Rusia durante a?os. Trataron indiscriminadamente todas las ¡®cosas¡¯ al este de la UE como ¡®Rusia¡¯ y percibieron la voz rusa como la ¨²nica voz nativa de la misma, al ignorar y ridiculizar otras presencias en el terreno. Ucrania es castigada por haberse desviado del gran proyecto panesl¨¢vico de la Rusia autocr¨¢tica¡±.
Hay entre los poetas ucranios un profundo debate sobre el lenguaje de la poes¨ªa para constituirse como ant¨ªdoto de la propaganda patri¨®tica, del lenguaje militar o de la manipulaci¨®n de la palabra por los poderosos altavoces de la maquinaria pol¨ªtica y las simplificaciones period¨ªsticas. Julia Kolchinsky Dasbach (Dnipro, 1986), refugiada en EE UU desde 1993, se sirve de una cr¨®nica del New York Times para satirizarla o borra y recicla el discurso b¨¦lico de Putin para desplegar una constelaci¨®n de palabras rotas sobre la p¨¢gina en blanco y decir lo contrario que el dictador: Ucrania existe y la quiere en paz.
Ilya Kaminsky (Odesa, 1977) es un poeta de habla rusa trasladado a EE UU, afectado de sordera desde los cuatro a?os y que escribe en ingl¨¦s. Su libro Deaf republic ha sido comparado con una odisea contempor¨¢nea. Fue quien record¨®: ¡°Vivimos felices durante la guerra (¡) y cuando bombardeaban casas ajenas, nosotros / protestamos / pero no lo suficiente, nos opusimos pero no / lo suficiente¡±.
Kaminsky alerta contra el peligro que supone caer en la trampa del Gobierno de Kiev de alentar el conflicto entre la lengua ucraniana y la rusa, y la del Kremlin de justificar sus cr¨ªmenes alegando la ayuda humanitaria en defensa de su idioma: ¡°No hagamos una guerra en el territorio donde vivimos todos juntos. La invasi¨®n militar que est¨¢ ocurriendo ahora mismo es la cat¨¢strofe para todos. No perdamos la cabeza, no tengamos miedo de las amenazas inexistentes, cuando s¨ª hay una amenaza real: la invasi¨®n del ej¨¦rcito ruso. ?Es la lengua un lugar que puedes abandonar? ?Es la lengua un muro que puedes atravesar? ?Qu¨¦ hay al otro lado de ese muro? ?Qu¨¦ sucede con la lengua en tiempos de guerra?¡±. Kaminsky duda de si un poema puede cambiarnos o no, pero en todo caso sirve de sism¨®grafo, da testimonio de quienes somos.
Tal vez de poco o nada sirve la poes¨ªa para parar una guerra, reconoce el ir¨®nico Yuri Andrujovich (Ivano-Frankivsk, 1960), el escritor ucranio m¨¢s conocido en Espa?a, muy cr¨ªtico con el nacionalismo ucranio y sus sectores nazis. Citando a Zbigniew Herbert: ¡°No puedes pedir a un bar¨®metro que cambie el tiempo, aunque un bar¨®metro es un bar¨®metro y un poeta es un poeta¡±.
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