Steven Berkoff: ¡°Putin es el villano de nuestros tiempos, pero no es lo suficientemente inteligente para que resulte fascinante¡±
¡®Decadencia¡¯, la farsa sobre la alta sociedad del dramaturgo brit¨¢nico, se representa en el Teatro de la Abad¨ªa del 19 de enero al 5 de febrero
Steven Berkoff (Londres, 1937) se encuentra en una habitaci¨®n recubierta por un papel de pared salpicado de ocas y flores rocambolescas que proyecta una luz verdosa cuando aparece en la videollamada. A sus 85 a?os, el rostro de este actor, dramaturgo y director brit¨¢nico todav¨ªa trae a la memoria a esos malos muy malos que ha interpretado en el cine de Hollywood. Fue el villano sovi¨¦tico de la segunda parte de Rambo y el de Octopussy (1983), una de las pel¨ªculas de la saga de James Bond, pero adem¨¢s actu¨® en algunos de los filmes m¨¢s famosos de Stanley Kubrick, como La naranja mec¨¢nica o Barry Lyndon. Tambi¨¦n volc¨® su fascinaci¨®n por las sombras en un mon¨®logo teatral en el que concentra a todos los antagonistas de Shakespeare, Villanos.
A pesar de que la fama se la ha dado el cine, Berkoff confiesa que su verdadera pasi¨®n es y ha sido el teatro. Tampoco le ha ido mal en esa disciplina. Los cr¨ªticos han tomado prestado su nombre para hablar de un teatro f¨ªsico con elementos expresionistas: berkoviano. Aparte de sus trabajos como actor en la exigente escena brit¨¢nica, es tambi¨¦n director y autor de varias obras, entre ellas Decadencia, la pieza que llevan un a?o interpretando por Espa?a los actores Maru Valdivielso y Pedro Casablanc, bajo la direcci¨®n de este ¨²ltimo. Del 19 de enero al 5 de febrero se ver¨¢ en el Teatro de la Abad¨ªa de Madrid y despu¨¦s proseguir¨¢ su gira nacional.
Escrita en 1981 y llevada por el propio Berkoff primero a las tablas y despu¨¦s al cine, en una pel¨ªcula estrenada en 1994, Decadencia es una farsa sobre los excesos y los vicios de las ¨¦lites, ¡°una obra c¨¢ustica y provocadora¡±, en palabras del escritor Benjam¨ªn Prado, que firma la versi¨®n que interpretan Valdivielso y Casablanc. Los dos actores asumen sus cuatro personajes: por una parte, el matrimonio formado por Sibila y Esteban y, por otra, la amante de Esteban y Estanis, el detective privado ¡ª¡°private dick en ingl¨¦s¡±, apunta Berkoff, que literalmente significa ¡°polla privada¡±¡ª que Sibila contrata para espiar a su marido, a la vez que ella misma mantiene una relaci¨®n con el investigador. Es, seg¨²n su autor, una exploraci¨®n de los siete pecados capitales: la avaricia, la autocompasi¨®n, la crueldad, la vanidad, la indulgencia, el alcoholismo y la lujuria. ¡°Es una obra que no caduca, porque trata de los vicios que a¨²n existen¡±, explica.
Pregunta. En casi todos los papeles que ha hecho era el villano. ?De d¨®nde le viene esa fascinaci¨®n por los malos?
Respuesta. No estoy seguro. En la mayor¨ªa de las obras el villano es la bater¨ªa que hace girar las tuercas de la historia. ?Qu¨¦ ser¨ªa Otelo sin Yago? La historia encantadora y aburrida de la apacible vida de un hombre del norte de ?frica en Venecia con su mujer. El villano tiene que ser muy listo, porque tiene una agenda secreta que nace de su envidia y de su amargura, y eso es lo que lo hace tan ingenioso y fascinante.
P. En entrevistas pasadas, usted ha confesado que cuando era adolescente rob¨® una bicicleta y que por ello pas¨® unos meses en un reformatorio. ?Fue usted un villano?
R. No, yo no era un villano para nada. Era un joven t¨ªmido e hipersensible, muy nervioso, asustado. As¨ª que pens¨¦ que ten¨ªa que deshacerme de mi actitud, ser m¨¢s audaz, arriesgar m¨¢s. Pero mis emociones siempre pudieron m¨¢s que yo.
P. ?Qui¨¦n dir¨ªa que es el villano de nuestros tiempos?
R. Por supuesto, el villano que encabeza la lista es Vlad¨ªmir Putin. Es el m¨¢ximo, el peor de todos los villanos. Pero no es lo suficientemente inteligente para ser fascinante. Hay algo muy banal en la forma que tiene de hablar sobre sus enemigos o la oposici¨®n. Seg¨²n ¨¦l, todo el mundo es un nazi. Este villano ¡°jefe¡± va seguido de muy cerca del villano loco y encantador que es Donald Trump, que es un villano perfecto, porque es un hip¨®crita, tanto que hasta se cree su propia filosof¨ªa distorsionada. En Brasil est¨¢ Bolsonaro, que perdi¨® las elecciones y sigue la estela de Trump, con sus seguidores invadiendo el Congreso. Netanyahu en Israel abarca la ideolog¨ªa demagoga y fascista que se supone que representa la filosof¨ªa moral de la gente hebrea. Es terrible. Hay demasiados.
P. Ha dedicado toda su vida al teatro. ?C¨®mo naci¨® su pasi¨®n por ¨¦l?
R. De peque?o solo vi un par de obras y me parecieron bastante aburridas. Las pel¨ªculas eran para m¨ª mucho m¨¢s apasionantes, as¨ª que al principio quise ser actor de cine. Pero para ello ten¨ªa que aprender a actuar. Consegu¨ª una beca para estudiar teatro a tiempo completo. Fue fant¨¢stico. Despu¨¦s aprend¨ª mimo, a manejar mi cuerpo y a dirigir.
P. ?Y qu¨¦ pas¨® con el cine? ?No le interes¨® dedicarle m¨¢s tiempo?
R. Oh, s¨ª, me encanta el cine. Era como un sue?o para m¨ª, un pobre chaval del East End, ir a los estudios de Londres o de Warner Brothers en Hollywood. Durante el rodaje de la primera pel¨ªcula en la que actu¨¦ en Estados Unidos, me qued¨¦ en la casa de Bugsy Siegel, el famoso g¨¢nster. Un d¨ªa mir¨¦ por la ventana y vi a lo lejos las letras de Hollywood y flaque¨¦, pens¨¦ que eso no era para m¨ª. As¨ª que volv¨ª al teatro.
P. ?C¨®mo ve el teatro hoy en d¨ªa?
R. No pienso mucho en eso. En Londres es muy repetitivo. Sol¨ªa haber un equilibrio entre lo comercial y lo art¨ªstico, pero ¨²ltimamente hay cada vez m¨¢s obras comerciales y menos art¨ªsticas. Hay una infinita cantidad de musicales y de comedias. Los teatros est¨¢n cada vez m¨¢s contaminados y son menos din¨¢micos. El tipo de teatro que me interesa es cada vez m¨¢s escaso. Es una pena. Voy muy poco al teatro. Hay muy buenos actores, pero el cine los absorbe r¨¢pidamente.
P. ?Entonces cree que una obra que es comercial no puede ser art¨ªstica?
R. Puede serlo, si la historia y la forma en la que est¨¢ contada son ingeniosas. Uno de los raros ejemplos es el de Julie Taymor, directora del musical El rey le¨®n. Es una obra maravillosa y muy comercial, que se representa en centenares de ciudades.
P. ?En qu¨¦ se inspir¨® cuando escribi¨® Decadencia en los ochenta?
R. Mi ¨²nica motivaci¨®n era crear un papel fant¨¢stico para m¨ª y para la mujer protagonista. Algo complejo, detallado, din¨¢mico, con car¨¢cter. En esa ¨¦poca estaba un poco frustrado porque hab¨ªa escrito y dirigido una obra, Greek, que estaba de gira por Inglaterra, pero yo no actuaba en ella. Y decid¨ª utilizar el m¨¦todo del garabato, que consiste en empezar a garabatear hasta que las l¨ªneas que se forman pulsan una tecla y de esa tecla sale una imagen. Por otra parte, estaba leyendo mucho sobre Vlad¨ªmir Nabokov y me enter¨¦ de que ¨¦l escrib¨ªa en tarjetas de notas, y pens¨¦: ¡®?Me gusta!¡¯. Fui a una papeler¨ªa y me compr¨¦ unas cuantas. Eran muy bonitas, as¨ª que me dije que ten¨ªa que empezar con algo elegante. As¨ª salieron los primeros versos de la obra, y a partir de ah¨ª el texto cobr¨® vida propia.
P. ?Hay algo de su vida personal en ella?
R. Bueno, mi vida personal s¨ª que impact¨® algo en la obra, porque en ese momento me sent¨ªa un poco traicionado en una relaci¨®n, aunque quiz¨¢ esa palabra sea demasiado fuerte. As¨ª que llam¨¦ a la amante Helen, como se llamaba mi pareja de entonces, y al marido de clase alta Steve, un derivado de mi nombre. Mientras que al detective privado, Les, que es de clase trabajadora, lo bautic¨¦ a partir de mi nombre de nacimiento (mi madre me dio el nombre de Leslie Steven). A m¨ª nunca me gust¨® ese primer nombre porque me parec¨ªa muy blando. A los 15 a?os emprend¨ª una metamorfosis total. ¡°Leslie¡± representaba mi yo m¨¢s ordinario, as¨ª que lo cambi¨¦ por Steven [lo pronuncia con una voz grave y solemne], que suena mucho m¨¢s potente.
P. Tambi¨¦n cambi¨® su apellido de Berks a Berkoff.
R. S¨ª, eso fue para recuperar parte de mi herencia jud¨ªa, algo no muy popular actualmente. Cuando mis abuelos paternos llegaron a Inglaterra desde Rumania simplificaron su nombre para encontrar trabajo m¨¢s f¨¢cilmente. Muchos jud¨ªos modificaban sus nombres para que sonaran m¨¢s ingleses. Mi apellido original era Berkowitz. ¡°Leslie Berks¡± suena horrible, como a nombre de contable.
P. En la ¨²ltima escena, los personajes de Steve y Helen retoman una conversaci¨®n tan mundana como la de la primera escena. Siguen siendo dos privilegiados de clase alta. ?Los malos no son castigados?
R. Exacto. Ellos dos se ven sobrepasados por el poder carism¨¢tico del lujo y del f¨¢cil acceso a los privilegios. Tienen un momento de lucidez en el que se dan cuenta de ello. Se sumen en la decadencia, en un ambiente muy deprimente, sin valores, sin un grado de espiritualidad, solo buscan pasar del restaurante al pr¨®ximo lugar, emborracharse e irse de caza, ?yuju! Nadie gana, excepto la envidia, la amargura, el remordimiento... En la obra intent¨¦ transmitir que todo depende del entorno de donde venimos. Si tienes la suerte de tener padres adinerados, podr¨¢s estudiar y gozar de buena salud. Pero si naces en una zona mala, no tendr¨¢s los mismos privilegios. Aunque seas exactamente la misma persona. De ah¨ª viene la idea de que los dos mismos actores que interpretan a Helen y Steven tambi¨¦n encarnen a Sybil y Les. Creo que es muy simb¨®lico.
P. ?Usted creci¨® en un entorno adinerado?
R. Crec¨ª en la zona del East End de Londres [un barrio muy pobre en los a?os treinta]. Durante la Segunda Guerra Mundial los alemanes nos bombardearon y destruyeron muchas partes del barrio, as¨ª que fuimos evacuados al campo por un tiempo, pero por alguna raz¨®n volvimos. Mi padre, que era sastre, no ten¨ªa mucha fuerza de voluntad, as¨ª que tuvimos que vivir en un apartamento de una sola pieza. Pero a m¨ª me gustaba, tuve una buena educaci¨®n y entend¨ªa que formaba parte de ese entorno de clase trabajadora. Ahora, al mirar atr¨¢s, me doy cuenta de que fue una experiencia muy valiosa, porque entend¨ª que ten¨ªa que trabajar para conseguirlo todo y no aguantar las mierdas de nadie. Me ense?¨® a tener esas agallas de la clase trabajadora [pronuncia ¡°agallas¡±, ¡°grit¡±, marcando mucho la erre].
P. Pero entonces s¨ª que pas¨® de ser pobre a ser de clase alta.
R. Bueno, ahora s¨ª, pero durante un tiempo ofrec¨ªa mis obras, o mi trabajo de director a muchos productores y nadie los quer¨ªa. As¨ª aprend¨ª que es mejor hacer las cosas t¨² mismo, a tu manera.
Babelia
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