La Fundaci¨®n March recupera una perla olvidada de la ¨®pera c¨®mica
¡®Grilletta e Porsugnacco¡¯, de Johann Adolph Hasse, fue quiz¨¢ la primera del g¨¦nero en incursionar en Espa?a, cuando aterriz¨® en la Corte de Madrid en la d¨¦cada de 1740 con Farinelli
El inicio de la temporada musical de la Fundaci¨®n March, con su ya tradicional arranque de teatro musical, ha proporcionado una grata sorpresa, la recuperaci¨®n de una ¨®pera c¨®mica del momento fundacional del g¨¦nero, Grilletta e Porsugnacco, del compositor alem¨¢n Johann Adolph Hasse.
Es un t¨ªtulo de enorme inter¨¦s est¨¦tico e hist¨®rico y en varios aspectos, adem¨¢s. En primer lugar, est¨¢ la figura de Hasse, uno de los compositores m¨¢s destacados del siglo XVIII en la ¨®pera italiana. De hecho, su popularidad fue tan grande que rechina el olvido posterior. Se dice que sus partituras no contaron con el menor cuidado. Pero este olvido no es ajeno, desde luego al colapso de la ¨®pera seria, con sus tem¨¢ticas pronto demasiado estereotipadas, sus castrati y su largo historial de excesos. Si consideramos los enormes esfuerzos realizados a¨²n hoy d¨ªa para hacer viables las magnas producciones de un Haendel (casi contempor¨¢neo de Hasse y alem¨¢n internacional como ¨¦l), y numerosas ¨®peras de grandes como Telemann, o Vivaldi, por citar solo algunos de los grandes de su ¨¦poca lastimosamente olvidadas, y no ahora, sino ya a finales del siglo XVIII, la verdad es que no resulta extra?o este olvido; por m¨¢s que Hasse fuera el compositor con una colaboraci¨®n m¨¢s fecunda e intensa con el poeta y libretista Pietro Metastasio otro gigante del siglo XVIII.
Pero hay m¨¢s, Hasse vivi¨® mucho (1699-1783), desde Bach hasta Mozart, y residi¨® en varias de las m¨¢s fecundas ciudades y Cortes del momento. Y, para centrarnos en lo que ahora nos incumbe, Hasse dio sus primeros pasos en la inigualable Corte de N¨¢poles en el periodo en que la m¨²sica reinaba con nombres como Alessandro Scarlatti (que brind¨® consejos y lanz¨® al ruedo a Hasse) y los j¨®venes cachorros surgidos en manadas de sus m¨ªticos conservatorios, entre los que es obligado mencionar a Pergolesi.
Y fue en N¨¢poles donde los intermezzi se convirtieron en esa maravilla que dio origen a todo un g¨¦nero, la ¨®pera c¨®mica. Se trataba de piezas cortas y sencillas que se intercalaban entre los actos p¨¦treos de la ¨®pera seria. El intermezzo que marc¨® una ¨¦poca y que se convirti¨® en estandarte de la guerra de los bufones, en la que Rousseau atiz¨® a la ¨®pera francesa con su apreciada superioridad de la italiana fue La serva padrona, de un jovenc¨ªsimo Pergolesi, nacido en 1710 y que falleci¨® en 1736, solo tres a?os despu¨¦s del estreno de su maravilla c¨®mica, embutida en la ¨®pera nodriza Il prigioner superbo. A esta ¨®pera seria que acog¨ªa el intermezzo se la ha tragado la historia, pero La serva padrona sigue siendo la referencia esencial del inicio del g¨¦nero c¨®mico.
Pues bien, en esa misma Napoles se estren¨® tambi¨¦n Grilletta e Porsugnacco en 1727, es decir, seis a?os antes que La serva padrona. La filiaci¨®n argumental recurre a los mismos tipos dram¨¢ticos: la criada que se seduce al patr¨®n y adquiere un nuevo rango con el deseado matrimonio. Las dotes seductoras de la criada y sus p¨ªcaras acciones parecen entroncarse con los tipos de la comedia del arte; pero la pieza de Hasse nos da m¨¢s pistas, ya que el alem¨¢n parte de una pieza de Moliere presentada medio siglo antes. De pronto, estamos ante una red mucho m¨¢s elaborada a la hora de proporcionar la partida de nacimiento de un g¨¦nero.
Pero, hay m¨¢s datos de inter¨¦s en el t¨ªtulo que brinda la Fundaci¨®n March. La operita de Hasse aterriz¨® en la Corte de Madrid en los a?os cuarenta del mismo siglo, y lleg¨® de la mano del m¨¢s c¨¦lebre castrado de la historia, Farinelli, que ejerc¨ªa de organizador de la vida musical de la Corte durante parte del reinado de Felipe V y, m¨¢s tarde, de Fernando VI. Esto la convierte en lo que quiz¨¢ sea la primera incursi¨®n de este g¨¦nero en Espa?a. As¨ª pues, la Fundaci¨®n March y sus socios de producci¨®n, el Teatro de la Zarzuela, se convierten en los primeros en recuperar una pieza hist¨®rica de la historia de la ¨®pera en nuestro pa¨ªs.
Esto en lo que concierne al inter¨¦s de la producci¨®n. Hablemos ahora de los resultados. El equipo art¨ªstico de esta producci¨®n es excelente, rozando lo espectacular. Empecemos por la m¨²sica. La orquesta barroca Nereydas, de la mano de su l¨ªder Javier Ulises Ill¨¢n, es un aut¨¦ntico lujo. Sus siete instrumentistas nos dan una ilusi¨®n de una potente orquesta, dentro de los ¨¢mbitos de lo barroco, naturalmente, e interpreta la propuesta del mago alem¨¢n, Johann Adolph Hasse, con soltura y pasi¨®n. Con esta base todo se hace m¨¢s f¨¢cil. Los dos cantantes, la soprano Natalia Labourdette y el bar¨ªtono David Men¨¦ndez, dan vida a la inevitable pareja con tanta soltura teatral como seguridad vocal. David Men¨¦ndez est¨¢ perfecto en su papel y, sobre todo, en su peripecia vocal. En cuanto a Natalia Labourdette, posee una vis c¨®mica formidable y un registro vocal adecuado, si no fuera por alguna destemplanza en los agudos, aunque, eso s¨ª, sus recitativos en la zona base de su registro son conmovedores. Ambos cantantes est¨¢n muy bien ayudados por un actor como Aar¨®n Mart¨ªn que engrasa la mayor parte de los gags c¨®micos y les proporciona un ritmo casi como de cine mudo.
La ¨®pera c¨®mica eran piezas cortas y sencillas que se intercalaban entre los actos p¨¦treos de la ¨®pera seria¡±.
Toda la parte teatral est¨¢ muy bien articulada por la directora Rita Cosentino que, no en vano, se inici¨® en la direcci¨®n oper¨ªstica hace 25 a?os con una Serva padrona. Cosentino se atreve con lo que constituye la mayor debilidad del libreto, y de la ¨®pera, un tercer acto que no estaba en la propuesta de Moliere y en el que la pareja, ya casada, se transforma en un matrimonio gru?¨®n y que, s¨²bitamente y sin transici¨®n, se reconcilia, casi m¨¢s porque parece que hab¨ªa que acabar la ¨®pera que por alguna l¨®gica dramat¨²rgica. Cosentino traslada a la pareja a una ¨¦poca cercana a la actual, saltando tres siglos. Es una aguda percepci¨®n del problema, pero no llega a solucionar del todo lo que, a la postre, no deja de ser un pegote en el que no incurri¨® la pieza de Pergolesi, La serva padrona, que no deja de hacer sombra a este t¨ªtulo anterior.
Con todo, se agradece esta recuperaci¨®n y se disfruta, tanto por lo agradable de ver y o¨ªr que resulta como por la importancia de poner un importante cromo en nuestra colecci¨®n de ¨®pera en los a?os en que se estaba definiendo el g¨¦nero.
Ficha t¨¦cnica
Grilletta e Porsugnacco. Intermezzo en tres actos de Johann Adolph Hasse (1727). Primera interpretación en tiempos modernos. Dirección musical, Javier Ulises Illán. Dirección de escena, Rita Cosentino. Reparto: Natalia Labourdette, soprano; David Menéndez, barítono; Aarón Martín, personaje mudo. Orquesta barroca Nereydas. Fundación Juan March. 24, 27, 30 de septiembre; 1 de octubre.
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