El secreto mejor guardado de los escultores del Barroco sevillano se esconde en el interior de sus im¨¢genes
Descubren un documento aut¨®grafo con 400 a?os de antig¨¹edad dentro del Cristo Yacente del Santo Entierro que certifica la autor¨ªa de Juan de Mesa y que se suma a otros hallazgos similares recientes
El equipo de restauraci¨®n de la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla, fundada alrededor de 1570, trabajaba hace unos meses con su imagen titular, el Cristo Yacente, una joya del Barroco sevillano, cuando la escultura comenz¨® a hablar. ¡°Lo mov¨ªamos y sonaba algo en su interior¡±, recuerda el restaurador Jos¨¦ Joaqu¨ªn Fijo, encargado de los trabajos sobre la imagen junto a Almudena Fern¨¢ndez. Al poder introducir por una oquedad de la pieza una c¨¢mara endosc¨®pica, el hallazgo fue may¨²sculo: un documento original del siglo XVII, primorosamente escrito, de apenas unos nueve cent¨ªmetros de tama?o al haber sido plegado en ocho partes iguales, que otorga la autor¨ªa de la pieza al escultor cordob¨¦s Juan de Mesa, uno de los grandes imagineros que trabajaron en la fastuosa Sevilla de conventos, iglesias y palacios del siglo XVII.
Poco hab¨ªan advertido restauraciones anteriores, como la que realiz¨® en el siglo XIX el pintor Valeriano B¨¦cquer, hermano del poeta Gustavo Adolfo B¨¦cquer, en una ¨¦poca en la que a¨²n se elucubraba con la autor¨ªa de gran parte de las im¨¢genes devocionales de la Semana Santa de Sevilla (el catedr¨¢tico Jos¨¦ Hern¨¢ndez D¨ªaz fue el primero en atribuir esta escultura a Juan de Mesa ya bien entrado el siglo XX). Tampoco otras tecnolog¨ªas m¨¢s recientes, como las radiograf¨ªas practicadas a la talla durante las pruebas estructurales previas a su intervenci¨®n. ¡°El papel tiene muy poca densidad y no se pod¨ªa apreciar ah¨ª¡±, detalla el restaurador.
Finalmente, el documento, un bifolio caracter¨ªstico de la ¨¦poca, luce ahora desplegado y devuelto a su tama?o original gracias a la restauraci¨®n llevada a cabo en el Instituto Andaluz de Patrimonio Hist¨®rico (IAPH), dependiente de la Consejer¨ªa de Cultura de la Junta de Andaluc¨ªa, y seg¨²n los expertos consultados aporta ¡°datos hist¨®ricos muy relevantes¡±. La transcripci¨®n del manuscrito constata, en apenas veintid¨®s renglones, la autor¨ªa y la fecha de la talla del Cristo Yacente. ¡°H¨ªzola de escultura Juan de Mesa, vecino de esta ciudad y natural de la ciudad de C¨®rdoba, y encarnola Juan S¨¢nchez Cot¨¢n, alcalde de los pintores en esta ciudad. Acabose a 12 de marzo de mil y seiscientos y diez y nueve a?os¡±, puede leerse con asombrosa facilidad.
Igualmente, el documento coloca a la obra en un momento hist¨®rico muy determinado, mencionando al papa Paulo V, al rey Felipe de Austria ¡°con el sobrenombre de tercero¡± y Pedro Vaca de Castro y Qui?ones, entonces arzobispo de Sevilla, y se?ala el encargo de la imagen por la propia cofrad¨ªa del Santo Entierro, sufragada, apunta el escribano, con ¡°la limosna de muchos devotos¡±.
El manuscrito ha llegado hasta hoy gracias a que los papeles antiguos, realizados de manera artesanal con algod¨®n, lino y c¨¢?amo, ¡°son mucho mejores para su conservaci¨®n que los actuales¡±, que se fabrican con pasta de madera. ¡°Es un soporte de duraci¨®n centenaria¡±, explica con bata blanca y guantes de l¨¢tex en las manos la t¨¦cnica en conservaci¨®n preventiva del IAPH Mar¨ªa L¨®pez, que ha trabajado en la recuperaci¨®n del documento junto a la restauradora M¨®nica Santos y la historiadora Mar¨ªa Campoy. Como una preciada especie natural, una vez terminada su restauraci¨®n, el documento ser¨¢ devuelto a su h¨¢bitat original: el interior de la obra escult¨®rica donde fue hallado, ¡°plegado de nuevo siguiendo el esquema original y cubierto con una camisa de protecci¨®n en material de conservaci¨®n que no sea incompatible con el original y no acelere su envejecimiento¡±, explica Campoy.
Un acto de justicia
El descubrimiento de este papel impregnado de historia en el vientre de una imagen devocional de la Semana Santa sevillana se suma a otro caso reciente: el del Cristo de las Penas de la Hermandad de la Estrella, en Triana. Durante su restauraci¨®n en 1997, se encontr¨® un documento alojado en el interior de la peana de la imagen donde se databa la obra en 1655 y se mencionaba la autor¨ªa del escultor flamenco Jos¨¦ de Arce. 27 a?os despu¨¦s, este nuevo hallazgo confirma a los especialistas que ¡°deben existir much¨ªsimos casos m¨¢s, como una pr¨¢ctica habitual de la ¨¦poca¡±, que podr¨ªan dar un vuelco, o al menos aportar datos nuevos, a la historia de la imaginer¨ªa barroca en Sevilla.
El manuscrito encontrado ahora supone tambi¨¦n un acto de justicia y reparaci¨®n con el escultor Juan de Mesa, fallecido prematuramente a los 44 a?os v¨ªctima de una tuberculosis. ¡°Al haber sido disc¨ªpulo de Mart¨ªnez Monta?¨¦s, casi todas sus obras se atribuyeron al maestro¡±, sostiene Jos¨¦ Joaqu¨ªn Fijo, que relata que no es ¡°hasta los a?os 30 del siglo XX¡± cuando el nombre de Juan de Mesa comienza a salir a la luz como uno de los principales imagineros del Barroco andaluz. ¡°La trayectoria de Juan de Mesa est¨¢ todav¨ªa por descubrir, quedan muchas cosas en el aire¡±, sostiene el conservador.
Especialmente ejemplificador es el caso de la celeb¨¦rrima talla de Jes¨²s del Gran Poder, la imagen devocional por excelencia de la Semana Santa sevillana, ¡°largamente cre¨ªda obra de Juan Mart¨ªnez Monta?¨¦s en funci¨®n a la temprana muerte de Juan de Mesa y la falta de documentaci¨®n de la ¨¦poca que hiciera referencia a su genio por encima del de su maestro¡±, como reconoce la propia hermandad en su p¨¢gina web.
Pero a¨²n m¨¢s: el manuscrito es tambi¨¦n valioso por cuanto documenta la obra m¨¢s temprana de la que se conoce una autor¨ªa ¡ªpensemos que en el siglo XVII los escultores estaban considerados artesanos y no ten¨ªan la catalogaci¨®n de artistas que pudieran reivindicar su firma de creador¡ª. En 1619, Sevilla viv¨ªa una verdadera explosi¨®n art¨ªstica y devocional con el ¨¢nimo de consolar al pueblo de las hambrunas, epidemias e inundaciones que se un¨ªan a una crisis econ¨®mica que afectaba en realidad a todo el pa¨ªs. Este documento devuelve la imagen de una ciudad en la que a¨²n viv¨ªa y trabajaba Vel¨¢zquez, en la que un a?o antes hab¨ªa nacido Murillo y donde el arte religioso comenzaba a escalar cotas nunca antes conquistadas. La Iglesia Cat¨®lica, principal cliente de escultores y pintores, en plena expansi¨®n y lucha contra el enemigo protestante, inund¨® sus iglesias y conventos de estas piezas, un medio muy eficaz y directo para propagar la fe.
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