Prometeo encadenado a su casa para evitar el desahucio: el teatro aborda la gentrificaci¨®n y la crisis de la vivienda
Coinciden en la cartelera espa?ola varios espect¨¢culos que ponen sobre las tablas los estragos emocionales derivados de la especulaci¨®n inmobiliaria, los alquileres imposibles o el turismo masivo

Un desahucio contado a trav¨¦s del mito de Prometeo. Un edificio de Lavapi¨¦s que enfrenta a dos familias. Una joven pareja que compra su casa en una urbanizaci¨®n fantasma. Una exposici¨®n sobre el concepto hogar en un edificio amenazado por la especulaci¨®n urban¨ªstica. Tres hermanas que han de decidir qu¨¦ hacen con la casa de campo en la que pasaron los veranos de su infancia. Una repartidora que lleva la comida a la inauguraci¨®n de la casa que fue de sus abuelos, hoy alquilada por otras personas. Un viejo defendiendo su casa ilegal, amenazada por el derribo. Vecinas y vecinos de barrios populares de Madrid, Par¨ªs y Bruselas combatiendo con memoria emocional la gentrificaci¨®n.
El teatro empieza a reflejar una de las cuestiones que m¨¢s preocupan a la poblaci¨®n en muchas partes del mundo. En Espa?a, la vivienda es un problema de primer orden, como se volver¨¢ a evidenciar en la manifestaci¨®n estatal convocada para el pr¨®ximo 5 de abril por los sindicatos de inquilinas y otras organizaciones. No es que los escenarios no se hayan ocupado de este tema antes, pero ahora coinciden algunas obras escritas en diversos idiomas en Madrid y Barcelona en las que, con un tratamiento po¨¦tico/dram¨¢tico m¨¢s que con formas de teatro urgente, se ponen sobre la mesa las consecuencias del turismo masivo, de las pol¨ªticas que incentivan la marca ciudad, la especulaci¨®n, la gentrificaci¨®n, la construcci¨®n en suburbios residenciales, el neo-nomadismo, los alquileres imposibles, la planificaci¨®n urban¨ªstica, el borrado de las particularidades de los barrios o la relaci¨®n entre lo urbano y lo rural.
Este febrero, el Teatro de La Abad¨ªa de Madrid y el colectivo Drift estrenaban Ya no queda nada de todo esto, la parte espa?ola del proyecto Interphono, una propuesta impulsada por la compa?¨ªa francesa Nonumo? para generar una serie de retratos sonoros de vecinas y vecinos de tres barrios populares en tres capitales europeas, con una doble dimensi¨®n expositiva y esc¨¦nica. En abril, el teatro La Tricoterie de Bruselas acoger¨¢ en un peque?o festival las tres obras surgidas del proyecto, comenzando por la que han elaborado ellos mismos, Interphono, a partir del trabajo de mediaci¨®n con los habitantes de la parte baja del barrio de Saint-Gilles, en la capital belga. Por su parte, De ma fen¨ºtre recoge la realidad del distrito Les Agnettes de la localidad de Gennevilliers, al norte de Par¨ªs; y la citada Ya no queda nada de todo esto, para la que In¨¦s Collado e Irene Doher, al frente del colectivo Drift, se acercaron a las diversas realidades de Tetu¨¢n, una peculiar ¨¢rea madrile?a dividida en dos realidades muy distintas, social y econ¨®micamente, por la calle Bravo Murillo.
¡°Sin abanderar directamente ninguna causa ¡ªexplica Collado¡ª, las causas y lo pol¨ªtico se cuelan cuando abordas lo emocional con estas personas, porque no solo lo personal es pol¨ªtico, sino que lo emocional es pol¨ªtico. Hemos tratado de dar un espacio para que la gente se pueda permitir creer en la posibilidad de construir una vida, un futuro¡±. El popular mercado de Maravillas, los problemas de la gentrificaci¨®n, la subida de los alquileres y la relaci¨®n entre vecinos de toda la vida y los nuevos llegados desde otros pa¨ªses y culturas centran las escenas recreadas en un escenario adornado con viejos luminosos de negocios que hoy solo viven en el recuerdo.

De Tetu¨¢n a Lavapi¨¦s, el Teatro del Barrio acoge los s¨¢bados de marzo una obra que se llama, precisamente, Lavapi¨¦s, en la que los herederos de dos familias se disputan un edificio entero en medio de desacuerdos hist¨®ricos insalvables. Elenco argentino para una obra que dirige Fernando Ferrer y donde, con un cierto aroma shakesperiano de fondo que remite, sin citarla, a Romeo y Julieta, se plantean conflictos que, adem¨¢s de la memoria antifranquista y los amores imposibles, remiten a la gentrificaci¨®n que vive este combativo barrio madrile?o. De ritmo fren¨¦tico y tensiones exacerbadas, hay frases que sueltan algunos personajes que dan una idea de lo que est¨¢ detr¨¢s de las paredes o escondido en viejos ba¨²les: ¡°No le vendamos a Fran, har¨¢ un edificio entero de Airbnb¡± o ¡°revoluci¨®n y cultura son cosas de otro tiempo¡±, a lo que otro personaje responde: ¡°La monarqu¨ªa tambi¨¦n¡±.
Sin salir de Lavapi¨¦s, el actor Rulo Pardo ha escrito y protagoniza Teo encadenado, que estar¨¢ en cartel en la sala Mirador del 7 al 23 de marzo. A diferencia del caso anterior, aqu¨ª no se disimula la inspiraci¨®n en el mito cl¨¢sico de Prometeo, convertido en la historia de un hombre encadenado al s¨®tano en el que vive acompa?ado de una perra, para evitar su desahucio inminente. V¨ªctima ¨¦l mismo hace unos a?os de un desalojo forzoso, cuando una empresa se hizo con la propiedad del edificio en el que viv¨ªa en Madrid, Rulo Pardo no renuncia a los mecanismos c¨®micos para enfrentar una historia muy dura: ¡°Es como La vida es bella [la pel¨ªcula sobre el holocausto de Roberto Benigni]. Todo en este hombre es poes¨ªa e ibuprofeno para sobrellevar el dolor de h¨ªgado, aunque no para de beber cervezas que salen de una lavadora. Es un poco quijotesco, pero ¨¦l s¨ª sabe que los gigantes son molinos. Es tan salvaje lo que dice que tenemos que aflojar para hacerlo soportable¡±.
Tambi¨¦n en Madrid se ha estrenado en Matadero Nerium Park (en cartel hasta el 23 de marzo, protagonizada por Susana Abaitua y F¨¦lix G¨®mez), una obra que Josep Maria Mir¨® escribi¨® en 2012 al calor de la crisis inmobiliaria. Sin ubicar concretamente el espacio de la acci¨®n, ya que podr¨ªa suceder en los suburbios residenciales de cualquier ciudad, cuenta la llegada de una joven pareja a la casa que se acaban de comprar en una urbanizaci¨®n de las afueras y c¨®mo, en apenas un a?o, la realidad fantasmag¨®rica de una promoci¨®n que se ha quedado a medias y donde no ha ido a vivir nadie m¨¢s termina haciendo mella en esa relaci¨®n y en sus sue?os de futuro. ¡°Vivir es un acto pol¨ªtico y las arquitecturas urbanas son estructuras que nos imponen modelos de vida, generan ideolog¨ªa, formas de pensamiento, de producci¨®n y de consumo¡±, comenta Mir¨®, que concreta en esta pieza la tesis del libro de Jorge Dioni La Espa?a de las piscinas, donde se explica c¨®mo la planificaci¨®n urban¨ªstica neoliberal abona las tendencias individualistas de las clases medias que desactivan los movimientos sociales.
Barcelona, por su parte, est¨¢ soportando como pocas ciudades los rigores de las pol¨ªticas urban¨ªsticas y el negocio inmobiliario vinculado al turismo. El dramaturgo Pau Mir¨® ya habl¨® hace 20 a?os, en la obra Llueve en Barcelona, de la larga estela de la resaca ol¨ªmpica y de las pol¨ªticas urban¨ªsticas agresivas. Ahora estrena Expulsi¨®n (Sala Beckett, desde este mi¨¦rcoles al 6 de abril) y el director del montaje, Toni Casares, que ya dirigi¨® el texto anterior dos d¨¦cadas atr¨¢s, explica que ¡°aquel espect¨¢culo reflejaba c¨®mo la reurbanizaci¨®n de Barcelona ignoraba a determinados niveles sociales del vecindario. Ahora ya no es que los ignore, es que los ha expulsado¡±. Una urbanista, quemada por la imposibilidad de hacer nada desde la instituci¨®n en favor de los ciudadanos, se queda sin trabajo y se refugia en la casa del campo donde pas¨® los veranos de la infancia, una casa que, muertos los padres, hay que decidir si se vende o no. Y para eso se re¨²nen all¨ª dos hermanas y un hermano y la hija de este, la joven que pondr¨¢ en cuesti¨®n todos los planteamientos de sus mayores. Los conceptos de nido, refugio, huida y salvaci¨®n atraviesan esta historia de aires chejovianos, aunque ya parece que no hay ni siquiera un Mosc¨² con el que so?ar.

La Beckett acog¨ªa tambi¨¦n, el pasado 25 de febrero, la lectura de una obra de la autora griega Alexandra K*: M¨¦todos revolucionarios para limpiar su piscina, una historia que parte de varios interrogantes: ?d¨®nde termina el Estado y d¨®nde empieza el ser humano?, ?d¨®nde la ideolog¨ªa y d¨®nde la supervivencia? Habla de la venta de un espacio protegido al norte de Corf¨², un ecosistema donde los que en otro tiempo levantaron casas ilegales hoy luchan frente a la especulaci¨®n que pretende construir 40.000 metros cuadrados de instalaciones hoteleras. Es evidente que el problema de la vivienda afecta a todo el mundo bajo el capitalismo acelerado (solo hay que ver los planes descabellados de Trump y Elon Musk para la arrasada franja de Gaza).
Hay dos dramaturgas que, tras participar en las residencias europeas auspiciadas por el Centro Dram¨¢tico Nacional, han escrito sendas piezas donde la cuesti¨®n del habitar es capital. La valenciana Eva Mir (1996) ha construido en Un cuerpo se desplaza (publicada por el propio CDN), un puzle en torno a diversas formas de relacionarse con las casas y con sus memorias, con las palabras y los recuerdos que las sostienen, y a c¨®mo las nuevas generaciones viven una suerte de neo nomadismo obligado por las circunstancias de precariedad econ¨®mica, que les impiden echar ra¨ªces o conservar el patrimonio inmaterial, sensorial y sentimental asociado a las casas en las que han vivido. Por su parte, la croata Vedrana Klepika (1986) ha escrito Sobre muros, vac¨ªos y otras vulgaridades, un proyecto que aborda la idea de hogar como concepto filos¨®fico y que re¨²ne materiales tanto de ficci¨®n como documentales para generar, seg¨²n palabras de la dramaturga, ¡°una metaobra sobre un grupo de profesionales creativos que prepara una gran exposici¨®n inmersiva sobre la idea hist¨®rico-pol¨ªtica de ¡®hogar¡¯. Parad¨®jicamente, esa exposici¨®n va a tener lugar en un edificio que est¨¢ a punto de ser v¨ªctima de un acuerdo pol¨ªtico-inmobiliario bastante turbio¡±.
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