Alcanzar a pie el Polo Sur: m¨¢s terrible que disputar ocho Tour seguidos
M¨¢s de un siglo despu¨¦s de la muerte de Scott, el reto fisiol¨®gico necesario para imitar a los pioneros sigue siendo tan misterioso como complejo de llevar a cabo
Robert Falcon Scott es el Poulidor de la conquista del Polo Sur. As¨ª lo recuerda la historia, que no le perdona que muriese en el empe?o, que sus hombres lo hiciesen igualmente, arrastrados por ¨¦l en 1912. Sus cr¨ªticos a?aden que la planificaci¨®n de su viaje ant¨¢rtico fue desastrosa, y lo que deb¨ªa haber sido un motivo de orgullo para Inglaterra deriv¨® en un sorprendente ¨¦xito noruego: Roald Amundsen, sin desearlo, destap¨® todas las carencias del equipo de Scott. Sin embargo, visto desde la perspectiva actual de dos fisi¨®logos e investigadores, dos incondicionales del estudio del metabolismo, Adri¨¢n Castillo y Aitor Viribay, lo que hizo Scott y su equipo es posiblemente la gesta fisiol¨®gica m¨¢s grande jam¨¢s llevada a cabo. Y eso que Scott fue muchas cosas, pero no un deportista en el sentido moderno del t¨¦rmino. Viribay, que se encarga de la nutrici¨®n de los ciclistas del equipo INEOS, se felicita si un ciclista logra acabar el Tour de Francia con el mismo peso con el que la empez¨®. Scott, que no era un ser con sobrepeso, perdi¨® 40 kilos durante los cinco meses que dur¨® su viaje de ida y vuelta al Polo Sur. As¨ª que la analog¨ªa puede ser acertada: el viaje de Scott result¨® mucho m¨¢s exigente que disputar ocho Tours seguidos sin ning¨²n d¨ªa de descanso. ?Por qu¨¦?
¡°Existen condicionantes que hacen de esta expedici¨®n algo ¨²nico, sobre todo si las comparamos con gestas de rendimiento deportivo como puede ser el Tour. Actualmente, la mayor¨ªa de los cient¨ªficos enfocados en el ¨¢mbito de los l¨ªmites del metabolismo se?alan la prueba francesa como el paradigma de gasto energ¨¦tico m¨¢ximo que puede sostener el ser humano durante muchos d¨ªas. Hablamos de entre 6.000-7.000 kcal diarias, algunos incluso m¨¢s, llegando a las 10.000, durante 21 d¨ªas. La diferencia es que los ciclistas consumen una gran cantidad de calor¨ªas antes, durante y despu¨¦s de cada etapa. De hecho, y en eso Viribay es experto a nivel mundial, una de las grandes diferencias que se est¨¢n viendo en el rendimiento de los ciclistas es que el l¨ªmite de cu¨¢nto se puede comer se est¨¢ estirando. Ellos recuperan cada d¨ªa el gasto que les ha supuesto cada etapa. Adem¨¢s, descansan unas 14 o 16?horas entre etapas, en hoteles, con todo el confort y en una temperatura que no pone en riesgo su vida¡±, explica Adri¨¢n Castillo. Los exploradores de principios de siglo XX soportaron temperaturas de hasta 40 grados bajo cero, vientos catab¨¢ticos terribles, am¨¦n de caminar sobre un desierto helado. Los ingleses vest¨ªan trajes de lana, menos eficaces que las pieles que vest¨ªan los noruegos, imitadas de las que adoptaron los esquimales.
En la expedici¨®n Terra Nova, Scott y su equipo arrastraban ellos mismos todo el material y la comida que deb¨ªan ingerir, es decir, tiraban de trineos de unos 100 kilos. En cambio, el equipo de Amundsen se desplazaba sobre esqu¨ªs y dispon¨ªa de eficaces perros para mover las cargas. Scott escogi¨® caballos y una suerte de trineos motorizados: los animales se hund¨ªan sin remedio en la nieve y pronto murieron, mientras que la tracci¨®n mec¨¢nica dej¨® de funcionar r¨¢pidamente, obligando al equipo a avanzar a pie y cargado como mulas. ¡°Como calcularon mal la cantidad de comida, tuvieron d¨¦ficits diarios de entre 1.500 y 2.400 kcal. Gastaban mucho m¨¢s de lo que com¨ªan. Eso en un entorno ¨²nico. La Ant¨¢rtida es el continente m¨¢s elevado del planeta. La meseta Ant¨¢rtica tiene 3.000 metros de media con picos de 4.000. Esta hipoxia es a la que se someten los ciclistas, por ejemplo, en sus campamentos de preparaci¨®n, que duran una o dos semanas. En esta altitud, las demandas energ¨¦ticas se multiplican. El cuerpo se consume. Scott y su equipo necesit¨® ?cinco meses para recorrer cerca de 2.500 kil¨®metros! Pero, sobre todo, les afectaba el fr¨ªo extremo, al que nunca se adapta el ser humano y que te hace gastar muchas calor¨ªas. Fr¨ªo extremo, altitud y d¨¦ficit energ¨¦tico hacen que el organismo poco a poco vaya consumi¨¦ndose¡±, resume Castillo. En conjunto, la eficiencia energ¨¦tica de los noruegos fue superior. Scott y sus hombres se vieron sometidos a una espiral diab¨®lica: un ciclista hubiera abandonado, pero los exploradores siguieron avanzando en una brutal huida hacia adelante¡ sin considerar fr¨ªamente que una vez alcanzado el Polo Sur deb¨ªan regresar¡ ¡°Es la pescadilla que se muerde la cola. Te tienes que mover para no morir de fr¨ªo, para ello necesitas comer mucho, y para comer mucho necesitas llevar trineos muy pesados, y para llevar trineos muy pesados, tienes que quemar¡ una angustia¡±, resume Viribay.
Scott y sus cuatro hombres alcanzaron el Polo Sur el 17 de enero de 1912, para comprobar que Amundsen lo hab¨ªa logrado cinco semanas antes. Justo un mes despu¨¦s, durante el viaje de regreso que Scott vaticin¨® ser¨ªa ¡°terriblemente agotador y mon¨®tono¡±, Edgar Evans falleci¨®. Su organismo se apag¨®. Lawrence Oates aguant¨® un mes m¨¢s, pero cuando ya no pudo caminar, afectado por una vieja herida de guerra, sali¨® de la tienda y se alej¨® lo suficiente como para dejarse morir de fr¨ªo. Sus ¨²ltimas palabras fueron estas: ¡°Voy a salir fuera y puede que por alg¨²n tiempo¡±. Scott, Henry Bowers y Edward Wilson a¨²n lograr¨ªan avanzar 30 kil¨®metros m¨¢s hasta situarse apenas a 20 kil¨®metros de un dep¨®sito de comida. A esas alturas, deber¨ªan haber recibido el socorro de un equipo ingl¨¦s que deb¨ªa traer trineos con perros y comida desde la costa. Nunca lleg¨® a producirse tal encuentro, debido a un nuevo error de intendencia.
Ocho meses despu¨¦s, hallaron los tres cuerpos en la tienda. Se presume que Scott fue el ¨²ltimo en morir. Su cuerpo se hab¨ªa consumido hasta apagarse. ¡°Nuestro cerebro es el ¨®rgano encargado de distribuir las reservas energ¨¦ticas. Si podemos comer lo suficiente y existe un equilibrio entre ingesta y gasto, el cerebro distribuye la energ¨ªa a todos los ¨®rganos, manteniendo lo que se conoce como equilibrio fisiol¨®gico u homeostasis. El problema radica cuando el gasto energ¨¦tico (en el caso de Scott derivado de la actividad f¨ªsica, el fr¨ªo y la altitud) es tan desmesurado que no llegamos a la cantidad suficiente de comida necesaria para satisfacer las demandas energ¨¦ticas que necesitan los ¨®rganos para cumplir con las funciones vitales. El cerebro distribuye esta energ¨ªa, y cuando ve que va quedando poca, comienza a apagar sistemas con el fin de ahorrar energ¨ªa. Un mecanismo de defensa. Aunque queramos aumentar la actividad, el cerebro pone trabas porque estima que, si aumenta el gasto, es posible que la energ¨ªa que queda no sea suficiente para mantener con vida al cuerpo. Es un efecto domin¨®. El cuerpo entra en una especie de estado de hibernaci¨®n: a medida que pierde peso, los ¨®rganos dejan de funcionar poco a poco. Se consume a s¨ª mismo¡±, explica Castillo.
La raci¨®n diaria de los ingleses en la Ant¨¢rtida se basaba en Pemmican (una especie de las actuales barritas compuestas de bayas desecadas, carne seca pulverizada y grasas), mantequilla, galletas, az¨²car, chocolate, cereales, pasas y cacao (unas 4.200 kcal) pero aportaba una proporci¨®n de prote¨ªna mayor de la necesaria: ¡°En el caso de Scott, seguramente un reajuste en los macronutrientes, con un aumento de los hidratos y las grasas, aumentando las calor¨ªas, podr¨ªa haber frenado el declive. No obstante, los l¨ªmites de ingesta energ¨¦tica tambi¨¦n parecen poner un freno (todav¨ªa no sabemos muy bien cu¨¢l) a la capacidad de comer de forma muy elevada durante tanto tiempo. ?Es posible comer m¨¢s de 6.000 calor¨ªas todos los d¨ªas? Todav¨ªa hoy no sabemos la respuesta, pero s¨ª parece haber un tope alimentario¡±, apunta Viribay.
En la Race Across America, los corredores atraviesan Estados Unidos, desde California hasta Washington D.C., corriendo el equivalente a 6 maratones a la semana durante aproximadamente 20 semanas: ¡°Este desaf¨ªo muestra c¨®mo el gasto energ¨¦tico se reajusta ante demandas prolongadas. Un estudio que midi¨® a estos deportistas vio que al principio de la carrera los corredores gastaban cerca de 6.200 kcal diarias. Sin embargo, hacia el final de las 20 semanas, este gasto disminuy¨® a unas 5.300 kcal diarias. No pod¨ªan mantener un gasto tan elevado durante tanto tiempo. Aun habiendo disponibilidad energ¨¦tica, parece que el organismo se reajusta para reducir su tasa metab¨®lica. El ser humano no puede gastar energ¨ªa de forma ilimitada¡±, explica Adri¨¢n Castillo.
M¨¢s de un siglo despu¨¦s de la muerte de Scott y de sus hombres, alcanzar a pie el Polo Sur y regresar con vida sigue siendo un reto terrible, una gesta deportiva y fisiol¨®gica de tal magnitud que correr el Tour o escalar el Everest, parecen, en comparaci¨®n, un mero entretenimiento.
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