Sinner explota en Australia a costa del fundido Medvedev
El joven italiano firma una magn¨ªfica remontada contra el ruso (3-6, 3-6, 6-4, 6-4 y 6-3, en 3h 44m) y celebra su primer grande en un desenlace de dos velocidades
He aqu¨ª una resurrecci¨®n. Y con ella, un aterrizaje definitivo en las alturas, donde Carlos Alcaraz encuentra un socio. Abran paso a Jannik Sinner, el chico que hace dos d¨ªas rindi¨® a Novak Djokovic y que acaba de completar una remontada monumental en Melbourne, testigo de un episodio excepcional: solo ocho veces se volte¨® un 0-2 en la final de un grande en la Era Abierta, a partir de 1968. Son casi las 12 de la noche y ¨¦l, coronado ya tras reducir magistralmente a Daniil Medvedev, primer major en la vitrina, se dirige a la grada de la Rod Laver Arena. Le falta rodaje en el parlamento, claro. Breve y directo. ¡°Hola a todos¡±, dice con el trofeo en las manos. ¡°Ya no s¨¦ qu¨¦ m¨¢s decir¡¡±, agrega con ingenuidad. El chico pelirrojo de pelo revuelto que amenazaba fuerte golpea (3-6, 3-6, 6-4, 6-4 y 6-3, en 3h 44m) y el gigant¨®n ruso, elegante, lo felicita y se consuela. Qu¨¦ remedio.
¡°Siempre duele, pero perder en la final es mejor que hacerlo antes. La pr¨®xima vez intentar¨¦ hacerlo mejor. Quiz¨¢ mi familia hoy haya apagado la tele¡±, expone optimista, viendo el vaso medio lleno porque, de lo contrario, ahogar¨ªa las penas. Razones tiene: seis desenlaces, cinco derrotas. Tercera en el de Australia. Cierra el viaje con 24 horas y 17 minutos sobre la pista, 31 sets. Una barbaridad. Fundido, no ha conseguido poner el lazo y Sinner, renacido, lo abrasa. ¡°Se est¨¢ mejor aqu¨ª, con el sol, que en Europa¡±, se expresa el campe¨®n, con 22 a?os, el m¨¢s joven en el major de las ant¨ªpodas desde Djokovic, 2008. Es tambi¨¦n el quinto tenista de su nacionalidad que hace cumbre en un gran escenario tras Pietrangelli, Panatta, Schiavone y Pennetta. Y simplifica: ¡°Intento mejorar cada d¨ªa¡±. Aqu¨ª est¨¢ Sinner, pues, el tirol¨¦s de San C¨¢ndido que este domingo sufre, rectifica y se levanta para darle la vuelta a la situaci¨®n.
De entrada, Medvedev tiene esa mirada sicaria de Medvedev, la de aquel que ha urdido meticulosamente el plan y lo ejecuta a sangre fr¨ªa, sin torcerse, met¨®dico, a su manera. A lo Daniil, marca registrada. Tal vez pueda parecer que su propuesta responda simplemente a la anarqu¨ªa, por eso de la heterodoxia y de esa extra?a forma de golpear y de moverse, que no haya orden ni control, pero las formas ocultan el fondo. El ruso es un ajedrecista disfrazado de tenista. Para esa mente compleja y estrat¨¦gicamente tan retorcida ¡ªen el buen sentido de la palabra¡ª, la pista son cuadraditos blancos y negros, tierra constante de oportunidades. Cada pelota es una ocasi¨®n para hacer da?o. Todo lo tiene en la cabeza y, consciente de los nervios del advenedizo, lo aborda por tierra, mar y aire, rev¨¦s va y derecha viene. Todo el arsenal. As¨ª abre brecha y as¨ª marca territorio: Ey, chaval, yo s¨ª s¨¦ de qu¨¦ va esto.
Sartenazos por doquier, bola profunda e intenci¨®n en todos y cada uno de los pelotazos. Rasea, que as¨ª multiplica el efecto; por muy joven que sea, 22 a?os de efervescencia, el rival terminar¨¢ con lumbago. Astuto ¨¦l siempre. ¡°Quiz¨¢ me ayude la experiencia¡±, dec¨ªa dos d¨ªas antes. Y tanto. Durante un buen rato prima. Le da adem¨¢s por delinear, abriendo ¨¢ngulos y explorando los l¨ªmites una y otra vez, y se gusta sobremanera con el servicio. Resuelve cada turno en un suspiro, mientras que Sinner renquea r¨¢pido y flaquea, se empieza a descolgar, como si se hubiera quedado en la semifinal del viernes contra Djokovic. Una final de un grande es otra historia y el italiano replica con timidez, agarrotado, hasta cierto punto acomplejado. ¡°Estoy muerto¡±, dir¨¢ en el tercer set. No se suelta ni a tiros. R¨¢pidamente cede y en la central hay murmullo porque se teme que la final pueda decidirse demasiado r¨¢pido. Se?or desequilibrio.
Los fantasmas de 2022
Poco m¨¢s de media hora dura el primer parcial, 36 minutos, y el segundo ofrece una pizca m¨¢s de debate en los peloteos, pero en el instante en el que el ruso confirma el break, 4-1 arriba ya, la sensaci¨®n es poco menos de que la final tiene un solo camino y una sola salida, porque ah¨ª est¨¢ el Medvedev resolutivo y majestuoso, el implacable, el feroz, ese que no admite discusi¨®n y que soluciona a tanta velocidad que parece tener prisa por ducharse e irse a casa. Daniil, el pr¨¢ctico. As¨ª es ¨¦l. Lo dilata algo m¨¢s, 49 minutos. Pero no perdona. Ni por esas se engancha Sinner al duelo, no todav¨ªa. Habr¨¢ giro despu¨¦s. S¨ª, esto es tenis. Su m¨¢quina no llega a entrar en calor, como si se hubiera quedado en la enso?aci¨®n, colgado del hist¨®rico triunfo contra Nole. La cita le est¨¢ viniendo grande, y el adversario todav¨ªa m¨¢s. Pero no deber¨ªa cantar victoria Medvedev. Ya se ver¨¢ por qu¨¦.
Desde la trinchera, su para¨ªso, sigue percutiendo sin tregua y a un costado se atusa la barba descuidada su preparador, buen tipo, singular, el franc¨¦s Gilles Cervara. No te f¨ªes, Daniil, le viene a decir con el gesto. No te f¨ªes, insiste otra vez con la mueca. Recuerda lo que pas¨® aqu¨ª. Ya sabes: 2022, dos sets arriba, ese 96%-4% que reflejaba la dichosa Inteligencia Artificial a su favor y¡ la pesadilla que nunca olvidar¨¢. A¨²n escuece esa herida, pero el relato es totalmente distinto esta vez, piensa quiz¨¢. Enfrente ya no est¨¢ un tal Rafael Nadal, sino un joven que se proyecta, escala y promete, pero que ante la nueva circunstancia pierde el punch y esa inalterabilidad tan suya, porque el nerviosismo anula su derecha y toda esa fiabilidad a la que acostumbrase se convierte en tensi¨®n e inseguridad, bola larga o a la red, deste?ido con el saque. Dos veces lo hab¨ªa perdido en el torneo, cuatro se lo birla Medvedev en hora y media.
Va derivando todo en un acto m¨¢s bien plano, rectil¨ªneo y sin emociones, como quiere el ruso. Puro cloroformo. Noche as¨¦ptica en Melbourne hasta que ¨¦l, confiado quiz¨¢, mal por no atender los gui?os encriptados de Cervara, reduce una marcha y ense?a la rendija. Esta vez no es lo de 2022, ese descentre y aquel enganch¨®n con el p¨²blico que acab¨® haci¨¦ndole trizas, no; en esta ocasi¨®n le penalizan las fuerzas. Se vac¨ªa, as¨ª de simple. Sin saber demasiado bien c¨®mo, Sinner se encuentra de repente ah¨ª, merced a dos bolas muy mal tocadas por el rival, y como esto del tenis es un estado de ¨¢nimo (en realidad, como casi todo en la vida) se reanima, se crece y demuestra que ya est¨¢ preparado para volar de verdad. Se puede, piensa, ?por qu¨¦ no? Incre¨ªblemente, hay final. Dos uno abajo, el tirol¨¦s exhibe la virtud de no desistir, de creer y de esperar. Ya no se trata de un mon¨®logo, sino de un t¨² a t¨² en toda regla.
Conforme avanza el reloj, a Medvedev empiezan a pesarle demasiado las horas invertidas en el trazado, seis m¨¢s; algo as¨ª como dos partidos extra. Llega tarde, flaquean esas dos piernas como alambres y se decolora el de Mosc¨², rodeado otra vez de fantasmas y rendido poco a poco en los peloteos por la bola pesada y metal¨²rgica de Sinner, transformado de nuevo en ese pegador impasible y letal que empuja, empuja y empuja sin parar. En ese modo, dif¨ªcilmente hay quien le pare. Arrolla y desborda hasta que al de enfrente no le queda escapatoria, de tortazo en tortazo. Tiene ese desempe?o algo del mism¨ªsimo Borg, el c¨ªborg de las tierras altas. Y aqu¨ª est¨¢ ahora ¨¦l, Jannik, el chico bueno, educado y aplicado que adem¨¢s juega como los ¨¢ngeles y habla bien. ?Qu¨¦ m¨¢s se puede pedir? Magn¨ªfico nuevo exponente para este deporte tan bonito y tan cruel. Que se lo pregunten a Medvedev. Ni un mal gesto esta vez, pero id¨¦ntico ep¨ªlogo: Australia y ¨¦l, una pesadilla. Gloria ya para Sinner.
FINALES EN LAS QUE SE LEVANT? UN 0-2
- 1975: Björn Borg a Manolo Orantes en Roland Garros.
- 1984: Ivan Lendl a John McEnroe en Roland Garros.
- 1999: Andre Agassi a Andrei Medvedev en Roland Garros.
- 2004: Gastón Gaudio a Guillermo Coria en Roland Garros.
- 2020: Dominic Thiem a Alexander Zverev en el US Open.
- 2021: Novak Djokovic a Stefanos Tsitsipas en Roland Garros.
- 2022: Rafael Nadal a Daniil Medvedev en Australia.
- 2024: Jannik Sinner a Daniil Medvedev en Australia.
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