"Prefer¨ªamos dar al ni?o siempre reci¨¦n nacido. Ninguno se nos hac¨ªa mayor"

Entre 1951 y 1970 fue la monja superiora de la casa cuna de Tenerife, un lugar que algunos ni?os que vivieron all¨ª describen como "la casa de los horrores". Hoy, a sus 96 a?os, sor Juana Alonso recuerda aquella etapa "con mucha ilusi¨®n y mucho cari?o". "Mientras estuve en Tenerife di a muchos ni?os en adopci¨®n, con todas las de la ley y todo el cari?o que Dios nos ha puesto en el alma. ?Est¨¢ claro?". Antes de que se le pregunte por el supuesto robo de ni?os que algunos de los acogidos en aquella casa cuna han denunciado, sor Juana responde: "?Que vend¨ªamos ni?os? All¨ª no cobr¨¢bamos nada. Yo pagaba hasta las partidas de nacimiento que hab¨ªa que sacarles luego. Pero de vender o traficar con ni?os nada de nada. No cobr¨¢bamos nada, si acaso nos daban unos pastelitos de regalo. ?Lo dem¨¢s son cuentos!".

Sor Juana, hermana de la Caridad, admite que ten¨ªa un acuerdo con la vasca Mercedes Herr¨¢n de Gras, fallecida en 2002, a la que varias mujeres acusan del robo de sus hijos. "Lo ten¨ªamos muy bien organizado. Yo he ido m¨¢s de una vez a Bilbao -donde Herr¨¢n de Gras ten¨ªa lo que las afectadas llaman pisos patera para madres solteras- a recoger a alg¨²n ni?o. Ella ten¨ªa madres que iban a dar a luz y de vez en cuando nos llamaba y nos dec¨ªa 'id preparando a los padres para que vayan a verlo'. Yo iba a Bilbao, los met¨ªa en el capazo y los tra¨ªa a Tenerife, de avi¨®n en avi¨®n. ?Qu¨¦ traj¨ªn! Do?a Mercedes tambi¨¦n me llamaba cuando ten¨ªa alg¨²n compromiso y nos ped¨ªa un ni?o, y a veces tambi¨¦n le dec¨ªamos: 'Mujer, d¨¦janos alguno', porque nosotras ten¨ªamos tambi¨¦n otra petici¨®n. Era una gran se?ora, muy buena cristiana, que trabajaba en la casa cuna de Bilbao. Ella misma hab¨ªa adoptado a su hijo. Lo hab¨ªa cogido de una mujer que le abandon¨®. Bueno, abandonar no se puede decir, pero mejor que abortarlo... Pero vamos, una gran se?ora. Los Herr¨¢n de Gras son muy famosos en Bilbao, en Espa?a y en todas partes".

En un momento de la conversaci¨®n, sor Juana asegura que no daban en adopci¨®n a ni?os menores de tres a?os. "Por ley no pod¨ªamos, porque la madre pod¨ªa reclamarlo. Ten¨ªan derecho a tenerlos tres a?os abandonados, que ya es decir, ?eh?, pero lo respet¨¢bamos. Desde que yo estuve all¨ª fue as¨ª la ley". Sin embargo, luego habla de reci¨¦n nacidos. "Prefer¨ªamos dar al ni?o siempre reci¨¦n nacido. Si las madres no ven¨ªan, como mucho a los pocos meses se daba el ni?o. Y como ten¨ªamos fama de darlos bien, ning¨²n ni?o se hac¨ªa mayor en nuestro centro. Se lo llevaban antes".

Sor Juana explica entusiasmada el proceso. "Llam¨¢bamos a los padres adoptivos y les dec¨ªamos: 'Miren, tenemos un reci¨¦n nacido, si os interesa pod¨¦is venir a verlo'. Y ellos ven¨ªan con los brazos abiertos y el capazo... Pod¨ªan escoger ni?o o ni?a. Generalmente eran personas muy educadas y muy buenas, y dec¨ªan: 'Nos da igual que sea ni?o o ni?a, porque si a m¨ª me lo diera Dios, yo aceptar¨ªa lo que fuera'. Solo recuerdo a un matrimonio que cuando le saqu¨¦ a una ni?a de mesecitos, que era bastante morenita, el marido me dijo: 'Yo la quer¨ªa rubia'. Y le respond¨ª: '?Pues v¨¢yase a un bazar y c¨®mprese una mu?eca!".

Sor Juana asegura que las religiosas examinaban a conciencia a los padres adoptivos. "Les exig¨ªamos muchos requisitos. Mir¨¢bamos que lo pudieran educar bien, que fueran buenos cristianos... Nos lo ped¨ªa nuestra conciencia. Y cuando un ni?o no estaba en condiciones, tampoco lo d¨¢bamos. Recuerdo una mong¨®lica que no la quer¨ªamos dar a nadie. Hab¨ªa una se?ora de Las Palmas, solterona, que la quer¨ªa y nosotras le dec¨ªamos: 'No se la lleve, no se la lleve, que no es normal'. Pero al final se empe?¨® tanto que se la dimos. La cr¨ªa la llev¨® por la calle de la amargura, pero ella quer¨ªa a su ni?a que daba gloria".

Preguntada por si avisaban a las madres biol¨®gicas antes de entregar a los ni?os, sor Juana responde: "?Pero si no las conoc¨ªamos! No se daban a conocer. Recuerdo una noche que yo estaba velando y son¨® el timbre del torno de la puerta. Cuando sal¨ª, vi que me hab¨ªan puesto un ni?o con un papelito que dec¨ªa que su madre no pod¨ªa tenerlo. Yo lo recog¨ª con el papelito, que est¨¢ guardado en su expediente. Lo recogimos y ya era nuestro".

La exsuperiora de la casa cuna de Tenerife durante 19 a?os niega la mayor cuando le mencionan el nombre de Liberia Hern¨¢ndez, que asegura que fue robada en esa instituci¨®n cuando ten¨ªa ocho a?os y ha relatado terribles malos tratos a las ni?as por parte de las monjas. "No me suena de nada. ?Eso es un cuento!"

Eso s¨ª, sor Juana no pone la mano en el fuego por lo que pas¨® tras su marcha. "Yo respondo por el tiempo que estuve all¨ª. Pero recuerdo perfectamente que do?a Mercedes coment¨® una vez: 'El jard¨ªn [de infancia, la casa cuna de Tenerife] no es el mismo desde que sor Juana y Don Bernardo [Acu?a, el administrador del centro] se han marchado'. Y s¨¦ que ella se despidi¨® de all¨ª porque aquello no le convenc¨ªa. Eso hay que hacerlo con mucho cari?o ?sabe? Y as¨ª lo hicimos, sino yo hoy no estar¨ªa tranquila".