Cannes aplaude la 'mutaci¨®n' de Almod¨®var hacia el horror
'La piel que habito' inaugura un nuevo registro en la obra del director espa?ol
Aparece Pedro Almod¨®var al encuentro con la prensa espa?ola, justo despu¨¦s de la primera proyecci¨®n de la pel¨ªcula con p¨²blico y de su primera conferencia de prensa. Y pide impresiones. Est¨¢ un poco perdido -necesitado de reacciones con las que confrontar sus sensaciones- aunque parlanch¨ªn. A sus espaldas, sin que ¨¦l se d¨¦ cuenta, su hermano Agust¨ªn -productor de sus pel¨ªculas y ahora, por primera vez, coguionista- va sonriendo seg¨²n abre y cierra cr¨ªticas en la web. Lee las primeras impresiones positivas de The Playlist, The Guardian, The Hollywood Reporter, Time out o Screen International, algo m¨¢s tibia la de Variety. "Me encanta eso que me dec¨ªs, que ha habido aplausos, porque la prensa es m¨¢s dura. Por la noche son m¨¢s educados", dice Almod¨®var. Tambi¨¦n ha habido risas en momentos en que este thriller devenido en una muestra de horror fr¨ªo deber¨ªa dejar acongojado en la butaca al espectador. "La risa es un elemento que sirve para defenderse de las atrocidades que est¨¢s viendo. A¨²n me acuerdo de ?Qu¨¦ he hecho yo para merecer esto?, cuando Carmen Maura descubri¨® que la gente se re¨ªa en alg¨²n momento dram¨¢tico. Y a m¨ª me parec¨ªa que estaba bien, que se liberaban. La piel que habito, obviamente, no va por ah¨ª, y si tiene humor, ser¨¢ negro. Pero para m¨ª una reacci¨®n de risas es siempre bienvenida. Cada p¨²blico es diferente. Me desconciertan las risas de los espectadores estadounidenses, que se lo pasan mejor que los espa?oles".
"Hay algo intangible que la ciencia no llegar¨¢ a cambiar", asegur¨®
En Cannes Almod¨®var habl¨® ayer de referentes como Prometeo, el tit¨¢n que rob¨® la luz a los dioses o de Los ojos sin rostro (1960), de Georges Franju. Tambi¨¦n, de Frankenstein, de Fritz Lang -se plante¨® rodar el filme en blanco y negro y mudo-, de Mary Shelley... En definitiva, de mitos que tienen que ver con los creadores y la creaci¨®n, un doble concepto que albergan en su interior casi todos los personajes de la trama. "Un director de cine es lo m¨¢s parecido a Dios, con todo un equipo a sus ¨®rdenes", hab¨ªa dicho minutos antes, y ahond¨® en la frase.
"Est¨¢n todos condenados a la fatalidad, porque como en Frankenstein, roban a Dios la capacidad de dar vida. Hasta el personaje de Elena Anaya, obra del cirujano que encarna Banderas, fabrica mu?ecos a la manera de Louise Bourgeois. En realidad, hablan de la creaci¨®n de vida -y no de la art¨ªstica, en la que yo estoy m¨¢s involucrado-, y mientras yo escrib¨ªa los cient¨ªficos han ido adelant¨¢ndome con el descubrimiento de la c¨¦lula que da vida y sus incursiones en la transg¨¦nesis. Y cuando la ciencia llegue a ese momento, ?ya veremos qu¨¦ lugar ocupan las religiones, que se habr¨¢n quedado completamente atr¨¢s!".
La piel que habito es una mutaci¨®n: "S¨ª, s¨¦ que en alguna cosa he cambiado de mis filmes anteriores. Por ejemplo, no le recomendar¨ªa a ning¨²n transexual que fuera a verla, porque en esta ocasi¨®n la uso como arma de venganza, yo que creo en la defensa de sus derechos. Creo que mi pel¨ªcula habla de un gran tema, el de alguien con enorme poder que est¨¢ tratando de cambiarte de identidad, y en el fondo, no lo consigue. Hay algo intangible, ll¨¢malo alma, esp¨ªritu, que la ciencia no llegar¨¢ a cambiar". En cuanto al secretismo que rode¨® a la pel¨ªcula, el director coment¨® que le apetece que la gente la vea "virgen". "Adem¨¢s era muy atractivo hacer el estreno mundial absoluto aqu¨ª". Sobre los posibles roces con Antonio Banderas ech¨® tierra: "Es un rumor absurdo". El actor apoy¨® la respuesta: "No me dej¨® hacer casi nada, dobleg¨® mi actuaci¨®n hacia la sobriedad y la aton¨ªa actoral. Cuando vi el filme, entend¨ª lo que quer¨ªa, porque mi personaje es como el sonido de una de esas trompetas tibetanas, sordo, grave, continuo. Otra cosa es que el proceso fuera duro, que lo fue".
Almod¨®var "necesitaba" el horror fr¨ªo "para hablar de un psic¨®pata". "Al no poder ponerse [el personaje de Banderas] en la piel de otro no entiende el dolor que produce. Y porque necesitaba cambiar. Hoy necesito narraciones as¨¦pticas. ?Ya me pas¨¦ todo lo que ten¨ªa que pasarme en los ochenta! Y sobreviv¨ª, lo cual es un milagro".
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