Espa?a se coloca a la cola en la defensa del euro
El Gobierno abandona sus grandes apuestas: eurobonos, presupuesto y ministro del euro. ?Omite hasta un nuevo FME!
La contribuci¨®n espa?ola al debate sobre c¨®mo profundizar en el euro que este diario desvel¨® el martes es la m¨¢s lamentable de cuantas haya producido un Gobierno espa?ol desde nuestro ingreso en la UE en 1986.
As¨ª que es tambi¨¦n la peor de las aportaciones al dise?o sobre la UEM (Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria) producida por un Gobierno de Mariano Rajoy. ?Y va para la reflexi¨®n previa a la cumbre de junio!
Se lo recordaremos a sus autores cuando vuelva otra Gran Crisis y carezcamos por culpa de su timidez (y de la alemana, y la n¨®rdica) de los instrumentos para hacerle frente. Cuando gracias a su timorata actitud el paro vuelva a multiplicarse.
Para comparar correctamente, conviene recordar que los dos documentos anteriores del marianismo fueron excelentes y as¨ª fueron recibidos desde estas p¨¢ginas.
El primero, de ?lvaro Nadal (Better governance in the euro area) propugnaba una total ¡°transferencia de la soberan¨ªa [nacional] sobre pol¨ªticas de gasto e ingresos¡± a la UE, un presupuesto espec¨ªfico para la eurozona y una Agencia de deuda com¨²n como instrumento de un Tesoro, gobernado por un ministro de Hacienda com¨²n, idea de Jean-Claude Trichet (hoy de Bruselas y de Emmanuel Macron). Como Un excelente plan espa?ol para la UE?(27 de mayo de 2015), la evalu¨¢bamos.
El segundo, de Luis de Guindos, (Spanish contribution to discussion about governance of the European Monetary Union) reclamaba una uni¨®n fiscal (presupuestaria) activa, con un fondo de riesgo cotidiano, un seguro de desempleo complementario europeo, la armonizaci¨®n de la legislaci¨®n bancaria, un objetivo fiscal para la eurozona de car¨¢cter agregado y la coordinaci¨®n efectiva de las reformas estructurales. En suma, alineaba a Los espa?oles, con Macron y con Merkel (14 de mayo de 2017).
El documento actual (Posici¨®n espa?ola sobre el fortalecimiento de la UEM, en la web del Ministerio de Econom¨ªa) traiciona la mayor¨ªa de esas proclamas, y se sit¨²a a la cola del europe¨ªsmo, en detrimento de Europa, de Espa?a y de los m¨¢s vulnerables. Sobre todo por tres razones:
Una. Donde se reclamaba una aut¨¦ntica potencialidad presupuestaria o l¨ªnea propia para la eurozona, se propugna ahora una minimalista capacidad fiscal. Esta se nutrir¨ªa de un et¨¦reo fondo acumulado por alg¨²n ahorrillo de los a?os de bonanza, sin cuantificaci¨®n alguna y del que ya se augura con gran valent¨ªa que ¡°su tama?o seguramente ser¨¢ insuficiente¡± (?pues vaya!).
Y se completar¨ªa con un ¡°nuevo instrumento de pr¨¦stamos del BEI¡± (Banco Europeo de Inversiones), tambi¨¦n sin cifras: bueno para los a?os 70, pero una tomadura de pelo tras la experiencia del desplome inversor procurado por la Gran Recesi¨®n.
Dos. Donde los documentos anteriores de Mariano, de la Comisi¨®n, de los cuatro presidentes (2012) y de los cinco (2015) auguraban una Agencia de Deuda (eurobonos), un Tesoro y un Ministerio de Finanzas com¨²n, el actual tira esas ideas a la papelera.
?Abandonar los eurobonos, cuando ser¨ªan la mejor herramienta (sobre todo para los pa¨ªses m¨¢s vulnerables, y Espa?a lo es) para mantener baja la carga de la deuda cuando suban los tipos de inter¨¦s!
?Abandonar de entrada los eurobonos, cuando ¡ªincluso introducidos por fases, cautela y prudencia frente al endeudamiento excesivo¡ª son la mejor receta para trabar un bloque compacto, como hizo el secretario Alexander Hamilton con los bonos del Tesoro de los EE UU en su ¨¦poca fundacional!
Tres. El documento es sangrante por su poquedad de ideas para otorgar dinamismo y nuevas funciones al fondo de rescate (Mecanismo Europeo de Estabilidad): tres p¨¢rrafos ast¨¦nicos y ret¨®ricos. Y para m¨¢s inri, nada dice de transformarlo en un aut¨¦ntico Fondo Monetario Europeo (FME).
En eso, el documento espa?ol es peor que los papeles alemanes (el de la CDU al Bundestag, de 17 de abril) y b¨¢lticos (el muy retr¨®grado de los ocho ministros, de 5 de marzo), que al menos abonan la idea del FME.
Aunque lo condicionan a rebajarlo, a no traspasarlo a la Comisi¨®n, a mantener su derecho individual al veto para los rescates (como en la crueldad con Grecia). Espa?a es peor: no alude, ni poco ni mucho, al FME. Lo ignora, lo descarta. Un esc¨¢ndalo.
Para sortear la depresi¨®n, rescatemos un ¨²nico apunte interesante: el de flexibilizar el recelo n¨®rdico al Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos bancarios europeos, a base de introducirlo por fases y con transiciones. Es una idea posibilista, pero no lleva contrapartida (por ejemplo, de cuant¨ªa del fondo).
Por eso es propia de un Gobierno sumiso.
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