Taxi y VTC, guerra entre dos bandos muy parecidos
El conflicto nace de una regulaci¨®n distinta para dos sectores que ofrecen servicios similares y se acrecienta por el factor especulativo de las licencias
Algo tan simple como viajar de un punto a otro de la ciudad. El servicio que demandan los clientes del taxi y de los veh¨ªculos de transporte concertado (VTC) casi no se diferencia. Pero dos actividades pr¨¢cticamente intercambiables est¨¢n reguladas de forma totalmente distinta. En la guerra que estos d¨ªas se libra en las calles de Madrid y Barcelona entre los conductores de uno y otro sector, a menudo se olvida que taxi y VTC comparten rasgos ¡ªun n¨²mero de licencias finito que fomenta la especulaci¨®n y ha provocado aut¨¦nticos pelotazos¡ª y se diferencian por regulaciones que, en la pr¨¢ctica, establecen normas sobre capacitaci¨®n, tarifas y descansos mucho m¨¢s altos para los taxistas que para los ch¨®feres de Uber, Cabify y similares.
Los taxistas de Barcelona arrancaron esta semana a la Generalitat y al Ayuntamiento una norma que obliga a reservar los servicios de VTC con una hora de antelaci¨®n. Oposici¨®n, autoridades de competencia y las plataformas afectadas han puesto el grito en el cielo por una concesi¨®n que, dicen, establece barreras artificiales que costar¨¢n miles de puestos de trabajo y empeorar¨¢n el servicio a los consumidores. Es posible que tengan raz¨®n. Pero el problema viene de antes.
Surge de tratar como distintas actividades que son muy parecidas. Y se ha hecho m¨¢s grande por el efecto perverso de la limitaci¨®n de licencias de actividad, cuya escasez ha disparado su valor: de costar en su origen tan solo unos euros de tasas administrativas han pasado a venderse en el mercado secundario por cientos de miles de euros (las del taxi) o decenas de miles (las de VTC). Pero los aut¨¦nticos pelotazos han llegado en este ¨²ltimo sector: un reducido grupo de empresarios ¡ªintegrantes de la beautiful people, como Rosauro Varo, o el expresidente de la Asociaci¨®n Gremial del Taxi, Jos¨¦ Antonio Parrondo, entre otros¡ª se ha hecho en pocos a?os con un elevado n¨²mero de autorizaciones. Las licencias de taxi est¨¢n mucho menos concentradas.
El conflicto trasciende las fronteras espa?olas. En todo el mundo surgen problemas parecidos, ante los que cada pa¨ªs adopta soluciones distintas. El modelo alem¨¢n resulta interesante porque una sentencia de 2016 oblig¨® a la equiparaci¨®n en la pr¨¢ctica de taxis y VTC. Sus conductores necesitan una licencia de transporte de pasajeros que certifique su capacitaci¨®n; y las empresas deben tener una concesi¨®n de taxi.
Necesidades del consumidor
Hace tiempo que la Comisi¨®n Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) reclama una soluci¨®n. ¡°La regulaci¨®n tiene que acompasarse a las necesidades del consumidor, y no al rev¨¦s¡±, pide Joaqu¨ªn L¨®pez Vall¨¦s, director de Promoci¨®n de Competencia. La CNMC critica los numerus clausus que benefician tanto a los taxistas con licencia como a las empresas que gestionan los permisos de VTC. ¡°No tienen sentido las barreras artificiales de uno y otro sector. No lo tiene que solo se pueda coger un Uber con una hora de antelaci¨®n como tampoco lo tiene que los taxis no puedan circular un determinado d¨ªa a la semana¡±, a?ade L¨®pez Vall¨¦s.
Jordi Dami¨¢, profesor de Estrategia de Empresa del EAE Business School, cree que en este conflicto la Administraci¨®n ha ido a la retaguardia de las innovaciones del mercado. Para buscar soluciones a este conflicto, que muy probablemente va a enconarse a¨²n m¨¢s, distingue dos fases. ¡°A corto plazo, habr¨¢ que compensar tanto a los taxistas que ven ahora desplomarse la cuantiosa inversi¨®n que hicieron en licencias como a los conductores de VTC que pueden quedarse sin trabajo. Pero a medio y largo plazo la ¨²nica soluci¨®n pasa por seducir a los clientes a los que ahora se han puesto en contra y ofrecerles plataformas tecnol¨®gicas y servicios acordes con los nuevos tiempos¡±, asegura.
En el sector del taxi protestan por lo que entienden que es una campa?a de comunicaci¨®n que han perdido. ¡°Los VTC han invertido mucho dinero en relaciones p¨²blicas. Pero no tiene sentido que a los taxistas se les exijan duras pruebas de destreza en la conducci¨®n y conocimiento del callejero y haya conductores de VTC que circulan con la L de pr¨¢cticas. Las autoridades deber¨ªan exigir los mismos requisitos a todos los servicios de transporte urbano¡±, aseguran fuentes jur¨ªdicas vinculadas al taxi. En esta guerra de argumentos y medidas de presi¨®n en las calles, los taxistas recuerdan que ofrecen precios tasados por los Ayuntamientos, y que los VTC pueden imponer tarifas m¨¢s altas cuando hay m¨¢s demanda. Pero olvidan que se han beneficiado de que, pese al aumento de la poblaci¨®n y del turismo, se ha ido reduciendo el n¨²mero de licencias de taxi: en enero hab¨ªa activas 65.657 ¡ªseg¨²n los datos de Fomento¡ª frente a las 72.000 de 1994, seg¨²n el INE.
¡°Ha habido una dejadez en todas las Administraciones, del Gobierno a los Ayuntamientos pasando por las comunidades aut¨®nomas, hasta que el problema se les ha ido de las manos¡±, sintetiza el profesor de Estrategia Digital Carlos Fargas.
La CNMC critica los obst¨¢culos en ambos lados
Competencia ve con malos ojos tanto las limitaciones a los VTC que acaban de acordar las autoridades catalanas ¡ªimponiendo un tiempo obligatorio de preaviso al pedir un conductor¡ª o las restricciones a no poder recoger pasajeros por la calle como las que obligan a los taxis a no circular un determinado d¨ªa a la semana. ¡°Hemos recurrido normativas del taxi y de los VTC. Y siempre con una misma idea fuerza: no tienen sentido las barreras artificiales que beneficien a un colectivo o a otro en detrimento de los consumidores¡±, asegura a este peri¨®dico Joaqu¨ªn L¨®pez Vall¨¦s, director de Promoci¨®n de la Competencia.
La CNMC critic¨® esta semana con dureza al decreto del Gobierno que traspasaba la normativa de los VTC a las comunidades aut¨®nomas. ¡°El decreto incide negativamente en la competencia y en el bienestar de los consumidores. Pretendemos ser constructivos y aportar soluciones¡±, a?ade L¨®pez Vall¨¦s.
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